El sue?o roto de regresar de Colombia a Venezuela: ¡°Pasamos de risas y fiesta a llanto y depresi¨®n¡±
Migrantes en Bogot¨¢ relatan la desilusi¨®n que los embarga tras las elecciones presidenciales en su pa¨ªs natal
¡°?Pana, la oposici¨®n gan¨®, Maduro hizo fraude!¡±, grita Alex Johan Guill¨¦n Parra, de 25 a?os, mientras escucha una de las alocuciones de la l¨ªder opositora Mar¨ªa Corina Machado y el candidato Edmundo Gonz¨¢lez en un tel¨¦fono m¨®vil conectado a un parlante. Era lunes, el d¨ªa siguiente a las elecciones presidenciales en su natal Venezuela. Estaba reunido con cuatro migrantes m¨¢s en el local de venta de pollo apanado donde trabaja como vendedor. Naci¨® y vivi¨® en M¨¦rida, en la zona andina de Venezuela, hasta hace un a?o y medio. Entonces, cuando perdi¨® la esperanza de un futuro, dej¨® atr¨¢s a sus padres y a sus tres hermanas. ¡°A Bogot¨¢ le dicen ¡®la nevera¡¯; algunos por el fr¨ªo, otros porque abre sus puertas y da de comer a m¨¢s de uno¡±, comenta sobre su decisi¨®n de establecerse en la capital colombiana.
En la ciudad viven poco m¨¢s de 600.000 venezolanos, seg¨²n las cifras oficiales, algo as¨ª como el 7% de todos sus habitantes ¡ªy eso sin contar a otras decenas o cientos de miles de colombianos que han retornado en la ¨²ltima d¨¦cada de la que fue su segunda patria¡ª. Aunque una fracci¨®n m¨ªnima de ellos estaba habilitada para votar, por los obst¨¢culos al registro electoral entre los venezolanos en el exterior, los abrumadores resultados reflejan la posici¨®n de todos los consultados. Gonz¨¢lez arras¨® con 1.211 votos frente a apenas 32 por el actual presidente, Nicol¨¢s Maduro. Esa tendencia, y la ilusi¨®n de un cambio en el Gobierno venezolano, llev¨® a varios a festejar por adelantado en el parque Alfonso L¨®pez. Guill¨¦n era uno de ellos.
El vendedor cuenta que, por a?os, su familia estuvo pol¨ªticamente dividida, con su madre de izquierda y su padre m¨¢s liberal o de derecha. Pero esta vez, cuenta, fue diferente. El domingo en la noche escuch¨® a Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral, dar como ganador a Nicol¨¢s Maduro. De inmediato se comunic¨® por videollamada con su madre, quien le coment¨® que compart¨ªa su desilusi¨®n. ¡°Esta vez me opuse al Gobierno porque el Gobierno me quit¨® a mi hijo¡±, recuerda Alex que le dijo. Ese fue, para ¨¦l, un peque?o alivio en medio de su decepci¨®n. Para ¨¦l, como para tantos venezolanos, la expectativa era el triunfo de Gonz¨¢lez y el final de 25 a?os de chavismo. ¡°Sab¨ªamos que iba a ganar la oposici¨®n, lo que ocurri¨® nos tom¨® por sorpresa. Pasamos de risas y fiesta a llanto y depresi¨®n¡± dice.
Pero no todos cre¨ªan lo mismo. Jonathan P¨¦rez, de 23 a?os y quien trabaja como administrador en el mismo local de venta de pollo apanado, dice que los resultados no lo sorprendieron. ¡°Es un Gobierno dictatorial, se iban a robar las elecciones¡±, afirma con resignaci¨®n. Proveniente de Isla Margarita, lleg¨® a Bogot¨¢ hace un a?o buscando oportunidades, convencido de que ¡°estudiar en Venezuela es una p¨¦rdida de tiempo¡±.
La noche del domingo se qued¨® hasta la madrugada en el parque Alfonso L¨®pez, donde se concentraron cientos de venezolanos en son de fiesta. Se dedic¨® a vender pollo, trabajo por el que gana 60.000 pesos diarios (14 d¨®lares), y a departir con sus compatriotas. ¡°Vi a mucha gente de mi ciudad. Fue un d¨ªa muy lindo hasta que nos dieron ese golpe de realidad¡±, comenta con tristeza. Recuerda la videollamada que hizo con sus padres en la madrugada del domingo. Ellos ten¨ªan la esperanza de que ganara la oposici¨®n y su hijo regresara a casa lo antes posible. Ahora, dice, esa idea se ve inviable.
Retornar a Venezuela tambi¨¦n parece imposible para Grecia Balz¨¢n Carrascal, una maracucha (nacida en Maracaibo) de 19 a?os. Mientras decora las u?as de una clienta, expresa con indignaci¨®n que sus planes de regresar en diciembre a casa y ver a su madre, su padrastro y sus dos hermanas han quedado en nada tras los resultados del domingo.
Lleg¨® a Bogot¨¢ hace menos de un a?o, buscando oportunidades tras abandonar su sue?o de estudiar psicolog¨ªa debido a la falta de dinero. En la capital colombiana realiz¨® un curso certificado de arreglo de u?as que le cost¨® 400.000 pesos colombianos (unos 100 d¨®lares) y comenz¨® a trabajar en un sal¨®n de belleza en Palermo, un tradicional barrio de clase media alta del oriente de Bogot¨¢.
¡°Era un sentimiento nacional; la gente gritaba, lloraba y se abrazaba tras ver los resultados¡±, dice Balz¨¢n. Ella no cree en las cifras que present¨® el CNE. ¡°Es como si les hubieran pasado los resultados en una servilleta¡±, afirma indignada. La joven estilista hace gestos de desaprobaci¨®n al escuchar en un celular de un compa?ero de trabajo un fragmento de una alocuci¨®n de Nicol¨¢s Maduro en la que pide ¡°respeto a la voluntad popular¡±. ¡°?Dictador!¡±, le grita. ¡°Todo venezolano lejos de casa llor¨® el domingo con los resultados¡±, dice. Y aclara que esa identidad, la de estar lejos de casa o ser migrante, se va convirtiendo en parte de ella: no ve un camino diferente a seguir en el mundo de la belleza y enviar d¨®lares a sus familiares.
Augusto Rodr¨ªguez lleva m¨¢s tiempo con esa realidad como parte de su identidad. De 57 a?os y originario de Barquisimeto, tuvo una barber¨ªa propia en esa ciudad del este de Venezuela durante m¨¢s de 10 a?os. Lleg¨® a Bogot¨¢ hace siete a?os, antes de la pandemia. ¡°En Venezuela no hab¨ªa comida, nos robaban el internet, no hab¨ªa respeto por las personas, no hab¨ªa acceso a nada¡±. Ya no tiene su propio negocio, pero logr¨® trabajar en lo que sabe, en una barber¨ªa. Aunque suene a algo sencillo, no fue f¨¢cil. ¡°Me dec¨ªan que fuera a robar a otra parte, solo por ser venezolano¡±, relata sobre sus primeros meses en una ciudad que empezaba a recibir a decenas de miles de migrantes, que hu¨ªan de la gran crisis econ¨®mica.
Rodr¨ªguez fue uno de los muchos que esperaron los resultados en el parque Alfonso L¨®pez. Como tantos otros, se reuni¨® con amigos para celebrar anticipadamente un triunfo que nunca lleg¨®. Dos d¨ªas despu¨¦s, los seis venezolanos que trabajan en la barber¨ªa, la mitad de la plantilla, discuten los disturbios que han sacudido su pa¨ªs tras las elecciones. Comparten sus celulares para mostrarse videos y piden silencio para escuchar en vivo a Mar¨ªa Corina Machado y Edmundo Gonz¨¢lez afirmar que tienen las actas que probar¨ªan su triunfo.
Eso revive la esperanza de Rodr¨ªguez, quien afirma que en Colombia siempre se sentir¨¢ ajeno y que sue?a con regresar si hay un cambio de Gobierno. ¡°Yo quiero morir en mi Venezuela¡±, sentencia.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.