Petro cumple la mitad de su mandato con m¨¢s cambios simb¨®licos que concretos
Las cr¨ªticas al capitalismo desde el poder han sido novedosas, pero los cambios tangibles han sido peque?os
¡°Quiero decirles a todos los colombianos y todas las colombianas que me est¨¢n escuchando en esta Plaza de Bol¨ªvar, en los alrededores, en toda Colombia y en el exterior, que hoy empieza nuestra segunda oportunidad. Nos la hemos ganado. Se la han ganado. Su esfuerzo vali¨® y valdr¨¢ la pena. Es la hora del cambio¡±. Con esa promesa de cambio, que ya hab¨ªa abundado en su campa?a presidencial, inici¨® Gustavo Petro su gobierno. Un mandato con ribetes hist¨®ricos, el de un antiguo guerrillero que se hab¨ªa elegido bajo un claro programa de izquierda y por fuera del bipartidismo que domin¨® la pol¨ªtica colombiana por 150 a?os, y del que ven¨ªan directa o indirectamente sus antecesores. Su elecci¨®n fue, en s¨ª misma, un cambio neto en la pol¨ªtica colombiana; la ampliaci¨®n de lo que es posible sigue estando vigente. Sus primeros dos a?os de Gobierno, sin embargo, han mostrado m¨¢s continuidades que ajustes, por lo menos en el terreno de lo pr¨¢ctico.
La promesa de campa?a del cambio se mantiene viva, y muy presente, en el discurso de un presidente que ha logrado concentrar alrededor suyo buena parte de la agenda del debate p¨²blico, gracias tanto a su locuacidad en X como a su producci¨®n permanente de propuestas, ideas y anuncios, enmarcadas por una cr¨ªtica permanente al capitalismo que contrasta con los presidentes de la Colombia contempor¨¢nea. Ese cambio incluye ideas de alcance global, como la reiterada propuesta de descriminalizar las drogas o sus cr¨ªticas a la matriz energ¨¦tica sustentada en el consumo de hidrocarburos. Pero se mantiene hasta asuntos mucho m¨¢s espec¨ªficos, como la idea que present¨® este martes en X de reemplazar los sistemas de transporte masivo sustentados en buses con v¨ªas propias, conocidos como BRT, por tranv¨ªas. Es una propuesta permanente de mejoras sociales, en lo que el senador opositor David Luna llama ¡°un discurso de cambios leg¨ªtimo¡±.
Esa visi¨®n de cambio se sostiene, sobre todo, en una postura m¨¢s propia de un pensador que entrega a la sociedad ideas o planteamientos que de un administrador que gestiona una burocracia inmensa y compleja, con reglas enmara?adas y un equipo de trabajo que suele tener diferencias y requiere organizaci¨®n. Eso, justamente, lleva el cambio a un espacio m¨¢s conceptual que a uno pr¨¢ctico. Como dijo el analista Ricardo ?vila en una reciente presentaci¨®n, el presidente ¡°no ha resultado ser el que esperaban sus partidarios, ni el que tem¨ªan sus opositores¡±. No ha logrado la gran mayor¨ªa de reformas que ha propuesto, y lo que ha salido adelante, como la reforma pensional, result¨® menos extremo que lo planteado por el Gobierno. Incluso avances m¨¢s administrativos y en sus manos, como la reiterada idea de convertir a los militares y a las juntas de acci¨®n comunal en la punta de lanza de un gran programa de infraestructura, siguen en pendiente.
Eso no quiere decir que no haya habido avances: una reforma tributaria ambiciosa, la reducci¨®n del ritmo de la deforestaci¨®n, una menor tasa de homicidios, la reactivaci¨®n de las relaciones con Venezuela. El presidente le dijo al diario franc¨¦s Le Monde hace pocos d¨ªas que su mayor logro ha sido sacar 1,6 millones de personas de la pobreza, el resultado de comparar los datos de 2023 con 2022. Seg¨²n explic¨® Petro, el logro se debe a sus pol¨ªticas, especialmente la pol¨ªtica agraria, el aumento del salario m¨ªnimo y la reducci¨®n del precio de los alimentos. Pero no solo hay debate ¡ªcomo siempre¡ª sobre las causas de la reducci¨®n, en este caso porque en 2022 la econom¨ªa segu¨ªa impactada por la pandemia, sino que se trata de mejoras incrementales, m¨¢s que de hondos y fuertes cambios a la estructura social, pol¨ªtica y econ¨®mica, como las que avizoraba la elecci¨®n.
Apuestas ambiciosas, como la llamada paz total ¡ªlograr acuerdos con todos los grupos armados del pa¨ªs a la vez¡ª, una transici¨®n energ¨¦tica en el corto plazo, la postergada reforma agraria o la reindustrializaci¨®n del pa¨ªs, han avanzado poco o nada. Justamente, las dificultades para convertir las ideas en proyectos, y los proyectos en planes de trabajo, han afectado las realizaciones tangibles. Eso pese a que ha demostrado tener una faceta pragm¨¢tica, que encarna en su vers¨¢til n¨²mero dos, Laura Sarabia, o en su ortodoxa decisi¨®n de eliminar los subsidios a la gasolina.
Una reciente encuesta de Invamer revela que el 62% de las personas han percibido un cambio en el pa¨ªs desde que se inici¨® el cuatrienio, pero m¨¢s de la mitad de estos lo se?alan como un cambio negativo. Solo el 28,4% indicaba que era un cambio positivo, un porcentaje similar al 34,6% de aprobaci¨®n a su gesti¨®n, seg¨²n la misma encuesta. Ese apoyo, que ronda el 35% seg¨²n la mayor¨ªa de sondeos, es a su vez parecido al 40% de apoyo que recogi¨® Petro en mayo de 2022, en la primera vuelta presidencial, aunque un poco menor. En otras palabras, las cifras indican que quienes siguen confiando en el cambio son los sectores m¨¢s fieles a su visi¨®n.
Sin embargo, ese apoyo se ha ido deteriorando entre los m¨¢s j¨®venes quienes, como recuerda el fil¨®sofo y consultor Andr¨¦s Mej¨ªa, son los m¨¢s sensibles a promesas de cambio. M¨¢s cuando entre ellas estaba la de hacer una pol¨ªtica m¨¢s limpia y varias personas del primer c¨ªrculo del presidente ¡ªsu hijo, su hermano, su mano derecha¡ª han terminado envueltos en esc¨¢ndalos con ribetes penales. Ese cambio, que en Colombia se ha reclamado por d¨¦cadas como una mejora de las costumbres pol¨ªticas, como dec¨ªa el asesinado Luis Carlos Gal¨¢n, no lleg¨® con Petro, o no en sus primeros dos a?os.
En los dos que quedan, dice Mej¨ªa, Petro parece enfrentar un aterrizaje forzoso, un choque de realidad. Aunque ha tomado medidas que parecen radicalizar su Gobierno, como el fin del Gabinete con figuras de centro en marzo de 2023 o los coqueteos con una reforma constitucional, el analista cree que las circunstancias lo obligan al carril de lo institucional. Es la ¨²nica forma, argumenta, en la que pueden sacar adelante m¨¢s reformas que asienten un legado de cambio. Lo que finalmente ocurra en Venezuela, que dir¨¢ si Petro termina siendo visto en Colombia como uno de quienes ayudaron a sacar a Nicol¨¢s Maduro o uno de quienes lo ayudaron a atornillarse, puede ser un parteaguas.
Detr¨¢s vienen m¨¢s pujas que definir¨¢n hasta d¨®nde cumple la promesa de cambio. Sobre la mesa est¨¢n propuestas legislativas, desde la cr¨ªtica reforma al sistema de salud hasta la laboral o la de servicios p¨²blicos, y posibles decisiones administrativas, como la intervenci¨®n de m¨¢s empresas de salud o los ajustes a las tarifas de la energ¨ªa. Pero, sobre todo, decisiones que definir¨¢n los balances de poder en los dos a?os siguientes, y m¨¢s all¨¢. En lo econ¨®mico, suena especialmente la composici¨®n de la junta del Banco de la Rep¨²blica, un ¨®rgano independiente en el que podr¨¢ cambiar a dos de sus cinco miembros de dedicaci¨®n exclusiva en enero. En lo pol¨ªtico, la definici¨®n de la cabeza de la poderosa Procuradur¨ªa General, que ya est¨¢ en marcha y se debe hacer en lo que resta de 2024. Y en lo legal, con consecuencias en los dem¨¢s campos, con la elecci¨®n de cuatro de los nueve magistrados de la Corte Constitucional cuyos periodos vencen entre febrero y septiembre de 2025.
En ello se jugar¨¢ la resonancia que pueda tener el argumento de que el cambio es m¨¢s un camino que un destino, o por lo menos una ruta larga que apenas inicia. Una frase que acu?¨® el propio presidente hace un a?o, el 7 de agosto de 2023, se ha convertido en un eslogan para algunos de sus seguidores: ¡°Nadie dijo que ser¨ªa f¨¢cil¡±. Los dos a?os que le quedan, y las elecciones de 2026, prometen demostrar lo acertado de la frase.
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