Luzmila Carpio abre sus alas en Bogot¨¢
La cantante replica el mensaje de los p¨¢jaros y las plantas en su lengua madre, el quechua. Su concierto en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella abre la puerta a la cosmogon¨ªa de los pueblos originarios de los Andes
En la noche del pasado s¨¢bado 10 de agosto, en la primera de sus tres despedidas frente a un p¨²blico que se negaba a dejarla ir, la artista boliviana Luzmila Carpio introdujo su canci¨®n Ofrenda de los p¨¢jaros, de su ¨¢lbum Inti Watana - El Retorno del Sol (2023). Explic¨® que desde ni?a aprendi¨® a escuchar los mensajes de las aves, a entender el canto con el que piden lluvia, avisan cuando viene una visita, se burlan de unas trenzas mal hechas o nos animan a que sigamos cuando estamos haciendo algo bien.
La artista hab¨ªa aterrizado en Bogot¨¢ como parte del segundo encuentro de pueblos originarios Abya Yala, que tuvo lugar en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella entre el 8 y el 11 de agosto. Parada en la mitad del escenario de la Sala Delia Zapata, con una luz que enfocaba el lugar desde donde interpret¨® sus canciones y que solo abandon¨® por momentos para bailar o agradecer, explic¨®:
El p¨¢jaro de nombre Chhullupia canta en ¨¦poca de sequ¨ªa pidiendo lluvia. Canta en quechua: ¡°Tutii 0o ooo¡tutii 0o ooo¡.Taitay amuy Parachiy parachiy¡±, que significa ¡°Padre gran Universo, haz que llueva, haz que llueva¡±.
Su falda y camisa negra con bordados se complementaba con un tejido que cubr¨ªa su espalda y sus hombros ¨Cel cual cambi¨® durante la presentaci¨®n¨C y un sombrero sobre su cabello negro, largo y trenzado, que el tiempo no se ha atrevido a encanecer a sus 75 a?os de vida. Invit¨® a escuchar la naturaleza y a guardar un respeto profundo por ella. Y cuando la m¨²sica empez¨® a sonar, sigui¨® entonando los sonidos y mensajes de los p¨¢jaros.
Ssss sss¡Ssss sss¡Wakichikuy wasiyuq..Wakichikuy wasiyuq¡
Con la guitarra del productor argentino Leonardo Martinelli (a.k.a. Tremor), el viol¨ªn del ruso-argentino Alex Musatov, la percusi¨®n del hispanoargentino Camilo Carabajal y el charango del boliviano Melian Sangueza, la m¨²sica se encarg¨® de construir un paisaje sonoro que ya pocos escuchan. M¨¢s que una canci¨®n, se o¨ªa el gorjeo que recorre los Andes.
SSS..SSS..SSS...Ese s¨ª, ese s¨ª, ese s¨ª¡
La m¨²sica gan¨® intensidad y con la reverberaci¨®n de la voz de Luzmila se dibuj¨® ante el p¨²blico el territorio que la vio nacer. Con su registro de voz amplio y matizado en los tonos medios, al final de la pieza encumbr¨® un grito agudo de ave, inveros¨ªmil, al tiempo que extendi¨® los brazos hacia los lados y empin¨® ligeramente sus pies. Fue la transfiguraci¨®n de Luzmila en ¡°el ruise?or del altiplano¡±, ¡°el p¨¢jaro cantor andino¡±, como la han apodado en su larga vida como cantante.
Escuchar y cantar
Luzmila Carpio naci¨® en la comunidad de Qala Qala, Ayllu Panacachi, situada en el Departamento de Potos¨ª, en el seno de una comunidad quechua-aymara. El Ayllu es una forma tradicional de comunidad de la regi¨®n andina, un modelo de gobierno local autosustentable basado en la vida comunitaria y el derecho colectivo a la tierra. Su funci¨®n principal es resolver problemas de subsistencia y de convivencia: ¡°Las personas son todos t¨ªas y t¨ªos. A todos debemos saludar: ¡®Buen d¨ªa, t¨ªa; buenas tardes, t¨ªo¡¯, porque somos hijas e hijos del lugar. Cuando no est¨¢ nuestra familia, todo el pueblo nos cuida¡±, explic¨® la cantante en una conversaci¨®n previa al concierto.
Vivi¨® sus primeros a?os a m¨¢s de 4.000 metros de altura, entre los cerros que vigila el c¨®ndor de los Andes. Creci¨® en la adoraci¨®n a la madre tierra, la Pachamama: ¡°cuando uno se levantaba en la ma?ana daba gracias a nuestros p¨¢jaros. Qala Qala est¨¢ situado a la salida de Tata Inti, el padre sol. Las abuelas, las mam¨¢s nos ense?aban que lo primero que hac¨ªamos en el d¨ªa era abrir nuestra puerta en silencio, mirar los destellos y escuchar¡±.
Luzmila fue criada por su madre, su abuela y la comunidad. Su mam¨¢, Fermina Sang¨¹esa, trabaj¨® desde muy peque?a en las minas de oro y de esta?o del Potos¨ª para criar a sus hijos ¨Cexplotaci¨®n que ha ido transformando y afectando este territorio¨C. Marginada por no hablar espa?ol, le dec¨ªa a Luzmila que de haber aprendido a escribir habr¨ªa plasmado en un libro la exclusi¨®n que la persigui¨®. La cantante recuerda que de ni?a se preguntaba: ¡°?Por qu¨¦ nos hacen esto? ?Qu¨¦ hemos hecho de mal para ser tan aborrecidos?¡±.
Fermina le mostraba a su hija c¨®mo nac¨ªan las plantas y, caminando entre los sembrados, le dec¨ªa: ¡°C¨¢ntale a esa florcita, hijita, c¨¢ntale, vas a ver que se va avergonzar¡±. Luzmila le hac¨ªa caso y ve¨ªa como la flor se cerraba con el sonido de su voz. Luego, le ped¨ªa que escuchara un p¨¢jaro y que lo imitara: ¡°Yo corr¨ªa como una cabrita hacia una colina y ah¨ª empezaba a cantar igual que el pajarito¡±, recuerda la m¨²sica.
Fue as¨ª como empezaron a crecer sus primeras composiciones, caminando cada d¨ªa por caminos de herradura durante m¨¢s de una hora y media para llegar a la escuela. Pensaba entonces que alg¨²n d¨ªa iba a contar de su pueblo, de su cultura y cosmogon¨ªa. Cuando compraban az¨²car, Luzmila desenvolv¨ªa el papel peri¨®dico que la conten¨ªa, lo alisaba y se repet¨ªa: ¡°Yo tengo que salir de aqu¨ª, yo tengo que salir de aqu¨ª¡±, presagiando que esos peri¨®dicos escribir¨ªan sobre ella.
Apropi¨¢ndose del conocimiento
Esa noche, en Bogot¨¢, Luzmila se tom¨® el tiempo de explicar el origen de cada canci¨®n, fiel a su compromiso por narrar su territorio.
Cuando llega el mes en el que los cerros se visten de verdor, de muchas flores y las cascadas caen de las monta?as, es toda una alegr¨ªa. Es la ¨¦poca de las primeras cosechas de nuestros sembradillos. Entonces, todos nos ponemos lo m¨¢s elegante posible y tratamos de sacar las primeras cosechas de la papa y el ma¨ªz. Las cargamos en estos aguayos, tejidos especialmente para este momento, y los usamos como mochila mientras bailamos de alegr¨ªa.
Mientras hablaba sobre el escenario, Luzmila se puso un aguayo de colores vivos y empez¨® a dar peque?os saltos de lado a lado, dando inicio a la canci¨®n Pachamamata Tikanchasun, de su ¨¢lbum Arawi: The spirit of the Andes (2015). En este caso estuvo acompa?ada solo por el charango de Melian Sangueza, oriundo de su misma regi¨®n y quien la ha acompa?ado en gran parte de su recorrido.
Con m¨¢s de 25 discos grabados, Luzmila ha creado con m¨²sicos de jazz, de m¨²sica cl¨¢sica y hasta de heavy metal: en 2017 se junt¨® con la banda boliviana Alcoholika La Christo para entonar Warmikuna Yupay-Chasqapuni Kasunchik ¨C¡±Mujeres, debemos ser tomadas en cuenta¡±¨C, un atronador llamado a la igualdad. En los ¨²ltimos a?os ha incursionado en la electr¨®nica de la mano del ZZK, sello que desde 2008 abandera una exploraci¨®n que, entre otras cosas, consolid¨® un beat propio de Sudam¨¦rica, con artistas como Nicola Cruz, Ghetto Kumb¨¦ o Chancha V¨ªa Circuito. ¡°Ustedes se sorprender¨¢n porque me he vuelto muy moderna¡±, dijo burlesca en el concierto.
Recorri¨® un largo camino para llegar a ello. A principios de la d¨¦cada del 90 Luzmila hizo parte de Yuyay Jap¡¯ina ¨C¡±apropi¨¢ndose del conocimiento¡±¨C, un programa de alfabetizaci¨®n en quechua y aymara impulsado por UNICEF, y dirigido a mujeres ind¨ªgenas de las ¨¢reas rurales de Potos¨ª y Cochabamba, Bolivia. Con peque?os aparatos reproductores que cargaron al hombro, fueron repartiendo cuatro casetes con las composiciones de Luzmila. En estas, la cantante interpretaba las tonalidades, los sonidos e instrumentos de la regi¨®n, mostrando la diversidad de las culturas de esta zona. Cantaba sobre sus creencias, sobre la emancipaci¨®n de la mujer, la resistencia contra las injusticias y la segregaci¨®n racial que sufr¨ªa una mayor¨ªa silenciada.
Recuerda Luzmila que lleg¨® a una comunidad y se encontr¨® con varias mujeres sentadas en c¨ªrculo. Mientras se acercaba, escuch¨® que una de ellas pregunt¨®, ¡°?qui¨¦n es ella?¡±, a lo que le respondieron al o¨ªdo: ¡°Es la que canta a la Pachamama¡±. De oreja en oreja estas palabras se fueron repitiendo, y vio c¨®mo una sonrisa iba iluminando las caras: ¡°Me sent¨ª halagada, me sent¨ª premiada. Me abri¨® tanto el coraz¨®n¡±, cuenta tres d¨¦cadas mas tarde.
Los casetes se transformaron en un manifiesto de resistencia cultural: ¡°Nosotros hemos sido casi aplastados. Siempre han querido que ocultemos lo que sabemos¡±, afirma Luzmila. Cuenta que sus mensajes contribuyeron a que las mujeres levantaran la frente y sintieran que ya no se ten¨ªan que ocultar: ¡°Pienso que desde 1992 se comenz¨® a abrir todo¡±. Quiz¨¢, sin saberlo, con su voz contribuy¨® a ese punto de inflexi¨®n en la construcci¨®n de lo que, desde 2010, se consolid¨® bajo el nombre oficial del Estado Plurinacional de Bolivia.
En 2014, un par de productores franceses encontraron estos casetes en youtube y los remasterizaron con el sello Almost-Musique y el t¨ªtulo Yuyay Jap¡¯ina Tapes. Un a?o despu¨¦s, ZZK hizo remixes con artistas sudamericanos para dar vida al disco Luzmila Carpio Meets ZZK: un pieza de texturas ambientales, ritmos programados e instrumentos tradicionales de todo el mundo. ¡°Cuando me mostraron eso por primera vez yo dije ¡®esto me encanta¡¯, porque pude dialogar con una juventud que debe escuchar las ra¨ªces de otros pueblos¡±, afirma la cantante. La revista Rolling Stone incluy¨® ambos ¨¢lbumes en el top 10 de ¨¢lbumes latinos de sus respectivos a?os.
En el concierto, la cantante repas¨® brevemente esta historia. Narr¨® que, en 1992, cant¨® en una anticelebraci¨®n del V Centenario en Espa?a, respondiendo con su voz a una colonizaci¨®n que no les dej¨® dialogar. Luego agarr¨® su charango e interpret¨® Yanapariwayku, ¡°Ay¨²denme a cantar¡±:
Mujeres, hombres y ni?os / Charango jilguero m¨ªo / Ay¨²denme y cantemos / Juntos pidamos justicia y exijamos / Respeto a nuestros pueblos / Rompamos este silencio que vivimos / Siempre valientes y dignos / Cantos al sol
Luzmila se march¨® de su comunidad a los nueve a?os, rumbo a Oruro, la capital y ciudad m¨¢s poblada del departamento que lleva el mismo nombre. All¨ª particip¨® en una audici¨®n que una radio le hizo a ni?os y ni?as, y lo hizo con una canci¨®n en quechua: ¡°?Eso lo cantan los indios! ?vuelve cuando sepas cantar en castellano!¡±, le grit¨® el encargado. Ella abandon¨® el lugar entre l¨¢grimas, aunque decidida a seguir intent¨¢ndolo.
Ocho d¨ªas despu¨¦s, una amiga la llev¨® a la radio de la Universidad T¨¦cnica de Oruro. Esta vez, cant¨® en espa?ol. Pero el pianista, el potosino Ricardo Cort¨¦s, la fren¨® y en quechua le pidi¨® que cantara en su lengua materna. Ella interpret¨® la misma tonada que le hab¨ªan silenciado. ¡°Hijita, un d¨ªa vas a cantar esas tonaditas, pero por ahora no. Yo te voy a ense?ar cancioncitas en castellano, hasta que te hagas conocer¡±, le dijo el pianista.
Luzmila grab¨® en 1969 sus primeras canciones, con la convicci¨®n de que no ser¨ªa una v¨ªctima m¨¢s, que nunca se cortar¨ªa sus dos largas trenzas negras, que no renunciar¨ªa a lucir la ropa t¨ªpica de su regi¨®n, que defender¨ªa su identidad y que cantar¨ªa en su lengua: ¡°Ah¨ª est¨¢n nuestras ra¨ªces, all¨ª est¨¢ el sentimiento de un pueblo. Cuando alguien me habla en quechua, inmediatamente se abre mi coraz¨®n. Mi madre me dio la leche quechua¡±, explica.
En 1971, fue coronada como ?usta ¨Cprincesa¨C del Festival Nacional de la Canci¨®n Boliviana. El premio deriv¨® en una extensa gira por su pa¨ªs, un caminar que cogi¨® vuelo hasta aterrizar, en 1983, en Par¨ªs. All¨¢ lleg¨® Luzmila, con sus canciones como pasaporte y con la ambici¨®n de seguir proyectando su lengua, su cultura y la diversidad de los pueblos originarios que a¨²n hoy se sigue ignorando. Se convirti¨® en una defensora de los derechos ind¨ªgenas y fue condecorada con la Orden Nacional del M¨¦rito de Francia. En abril de 2006, el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, la design¨® como embajadora en Francia. No le gusta hablar de esa misi¨®n, que duro cuatro a?os: ¡°Prefiero no, yo soy una cantante¡±, responde al ser preguntada por ella.
En su presentaci¨®n en Bogot¨¢ cant¨® canciones de varios discos, aunque puso especial acento en ¨¢lbum Inti Watana ¨C El Retorno del Sol, un disco que lleg¨® durante el equinoccio de septiembre de 2023 a trav¨¦s de ZZK, marcado por los tambores andinos y las quenas, complementados con sintetizadores atmosf¨¦ricos.
Quise cantarle a Tata Inti, el padre sol. Mi madre, al final de la tarde, cuando ¨¦l quer¨ªa irse tras la monta?a, me dec¨ªa que ten¨ªa que verlo. Me ped¨ªa que tuviera buenos pensamientos para que regresara ma?ana y que le cantara. Yo me inventaba melod¨ªas ¡°Tata Inti, vuelve, vuelve. Queremos amarrarte para que no te vayas¡±, le cantaba.
Como muchos lugares del mundo, Bolivia es v¨ªctima del cambio clim¨¢tico, que ha provocado calor extremo y escasez de agua. La m¨²sica de Luzmila cobra especial importancia en esta crisis, cuando el reencuentro con las m¨²ltiples ra¨ªces que han resistido en la historia ofrecen una reconexi¨®n con el planeta que se dej¨® de contemplar.
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