La banca y los empresarios unen fuerzas contra la propuesta fantasma de inversiones forzosas de Petro
El prop¨®sito del Gobierno es agilizar la reactivaci¨®n econ¨®mica con m¨¢s cr¨¦ditos dirigidos hacia ciertos sectores como la agroindustria o el turismo sostenible
La cuesti¨®n de las inversiones forzosas se ha convertido en uno de los terrenos m¨¢s pantanosos en Colombia. El presidente Gustavo Petro ha decidido apostar por una iniciativa de corte dirigista cuyo objetivo, a¨²n carente de contenido concreto, busca agilizar la concesi¨®n de cr¨¦ditos desde la banca privada hacia sectores econ¨®micos determinados por el Gobierno. El ministro de Hacienda, ...
La cuesti¨®n de las inversiones forzosas se ha convertido en uno de los terrenos m¨¢s pantanosos en Colombia. El presidente Gustavo Petro ha decidido apostar por una iniciativa de corte dirigista cuyo objetivo, a¨²n carente de contenido concreto, busca agilizar la concesi¨®n de cr¨¦ditos desde la banca privada hacia sectores econ¨®micos determinados por el Gobierno. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha enlistado la agroindustria, el turismo sostenible o la vivienda, entre otros, como posibles beneficiarios del plan para estimular el crecimiento. No obstante, son pocos los analistas capaces de ponderar los efectos hipot¨¦ticos de profundizar un esquema que ya funciona en Colombia desde hace cinco d¨¦cadas, de forma marginal y parcialmente exitosa, en el sector agrario. La gran mayor¨ªa descree de la gesti¨®n estatal y anticipa una distorsi¨®n en los servicios y tasas de un sistema financiero que se ver¨ªa abocado a orientar un porcentaje de sus reservas para ofrecer cr¨¦ditos m¨¢s baratos.
El presidente y varios miembros del Gobierno se reunieron con los presidentes de 30 bancos y representantes del gremio el 20 de agosto para barajar alternativas a un proyecto que, en teor¨ªa, ir¨¢ incluido en el proyecto de ley de financiamiento que cocina el Ejecutivo para redondear el presupuesto que requiere en 2025. Como se desconocen, por lo pronto, los montos exactos, su destino concreto, los mecanismos de asignaci¨®n de los gastos y las garant¨ªas para los bancos y los ahorradores, buena parte del debate se ha desarrollado como un duelo contra una idea fantasma. En todo caso, ha despertado las peores aprehensiones de una industria financiera desacostumbrada, desde la liberalizaci¨®n de los a?os noventa, a propuestas tan sensibles provenientes de la esfera p¨²blica.
Se trata de un campo abonado para que opositores como el expresidente conservador Iv¨¢n Duque atizaran la discusi¨®n con anuncios de ¡°expropiaci¨®n¡±, a pesar de que ¨¦l tambi¨¦n utiliz¨® las inversiones dirigidas para atender la emergencia sanitaria y paliar las urgencias de 12 millones de deudores. Otros han empu?ado el concepto de ¡°nacionalizaci¨®n¡±. Una serie de afirmaciones que solo han servido para agudizar el sentimiento de indefensi¨®n en millones de ahorradores.
Los discursos pol¨ªticos por estos d¨ªas han sido incapaces de aportar sustancia al n¨²cleo del debate y explicar que el esquema no afecta las reservas m¨ªnimas que las entidades deben guardar para los retiros diarios de los colombianos. O que en el peor escenario podr¨ªa intervenir el Fondo de Garant¨ªas de Instituciones Financieras (FOGAF?N), una entidad estatal que funciona como ¨²ltimo parachoques en caso de que las inversiones resulten defectuosas y deriven en la quiebra de una o varias empresas.
Los ahorros individuales o dep¨®sitos de los colombianos est¨¢n asegurados por Fogaf¨ªn hasta un tope de 50 millones de pesos por cada cuenta. Pero dibujar escenarios hipot¨¦ticos solo ha funcionado como p¨®lvora pol¨ªtica.
El sistema financiero, adem¨¢s, establece topes estrictos al porcentaje de dinero p¨²blico que la banca privada puede inyectar por canales como el que aparentemente propone el Ejecutivo. Su modificaci¨®n tendr¨ªa que superar el debate parlamentario.
Desde 1973, cuando se habilitara por primera vez la figura en Colombia, con resultados discretos, los clientes no han dejado de contar un solo d¨ªa con sus dep¨®sitos disponibles en las sucursales bancarias y cajeros. ¡°El tema de la expropiaci¨®n no es v¨¢lido porque existe una garant¨ªa del Gobierno con el ahorro de los depositantes y bonistas y porque su mandato los obliga a responder a sus aportantes so pena de entrar directamente en un proceso de quiebra. Tienen que cumplir s¨ª o s¨ª¡±, zanja Andr¨¦s Duarte, director financiero del centro de pensamiento Corficolombiana.
El doctor en Econom¨ªa de la Universidad Nacional ?lvaro Zerda enfatiza que los bancos seguir¨¢n funcionando con normalidad: ¡°Sin un texto a la mano se pueden hacer todo tipo de conjeturas. Pero lo que la propuesta de ley debe resolver cuanto antes es la forma como el Estado asumir¨¢ el diferencial que se generar¨ªa con las tasas de inter¨¦s preferenciales destinadas a los sectores seleccionados¡±. Mientras tanto, agrega, las entidades seguir¨¢n cumpliendo con una regulaci¨®n que garantiza el cuidado de sus reservas y la liquidez de sus clientes: ¡°Y en caso de que se desencajen, se endeudan con el Banco de la Rep¨²blica, hoy igual que hace tres d¨¦cadas¡±.
La legislaci¨®n fij¨® en 1993 que los operadores privados deb¨ªan descargar entre el 1% y el 3% de sus inversiones hacia los denominados T¨ªtulos de Desarrollo Agropecuario (TDA), productos crediticios con tasas ventajosas que gestiona una entidad p¨²blica como el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (FINAGRO).
Los resultados, a grandes rasgos, han sido dispares: ¡°El mayor n¨²mero de operaciones financiadas bajo este esquema¡±, precisa Daniel Osorio, viceministro de Hacienda hasta hace unas semanas, ¡°se ha transferido a peque?os productores. Eso es algo bueno y es una fuente fundamental. Pero en t¨¦rmino de montos, el grueso lo han absorbido los grandes. A¨²n falta una evaluaci¨®n profunda para ver si se ha cumplido con el objetivo¡±.
Choque de visiones
Los gremios bancarios no est¨¢n dispuestos a ceder. Y han detectado m¨¢s de una curva riesgosa en la posibilidad de expandir el modelo a m¨¢s sectores y con porcentajes mayores. Asobancaria, el m¨¢s influyente del medio, ha se?alado que para beneficiar a los renglones escogidos por el Gobierno, los operadores financieros tendr¨ªan que elevar las tasas de inter¨¦s para el resto de sus clientes. Daniel Osorio coincide: ¡°Si obligamos a los bancos a prestarle barato a unos sectores focalizados, tendr¨¢n que imponer tasas m¨¢s altas a los dem¨¢s ahorradores o deudores. Yo no creo que ese sea el camino m¨¢s deseable¡±.
Gustavo Petro ha se?alado que a la banca privada no solo le cabe la responsabilidad de cuidar los ahorros de empresas y familias, sino adem¨¢s cumplir con una misi¨®n en la reactivaci¨®n econ¨®mica: ¡°El pago del Estado al banco es mucho m¨¢s sano y menos riesgoso¡±, dijo el presidente a finales de junio durante la clausura de la convenci¨®n anual de banqueros en Cartagena de Indias.
Buena parte del nudo en esta historia pasa por la diferencia abismal entre dos enfoques de pol¨ªtica bancaria. Y a los privados, centrados en el manejo de sus rentables tareas de intermediaci¨®n, queda claro que no les gusta que nadie decida por ellos c¨®mo manejar la cartera de inversiones ni los recursos de los clientes.
Menos a¨²n si se trata de un novel Gobierno de izquierdas que, por loables que sean sus intenciones, atraviesa m¨¢s de una tormenta para normalizar una econom¨ªa a¨²n maltrecha: ¡°Para los bancos representa una p¨¦rdida de entrada porque altera su estructura. Se est¨¢ fondeando a una tasa y luego la est¨¢ invirtiendo a una menor¡±, reconoce Andr¨¦s Duarte, de Corficolombiana. Recuerda, adem¨¢s, que la rentabilidad de los establecimientos de cr¨¦dito hoy no es holgada. ¡°Hay varias entidades que tienen p¨¦rdidas acumuladas en el a?o¡±, afirma.
Por el camino han surgido alternativas. La directora del Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE), Laura Sarabia, anunci¨® que durante la primera reuni¨®n con la banca se sonde¨® la opci¨®n de un pacto para que las entidades financieras inyecten 50 billones de pesos, en un lapso por clarificar, en sectores prioritarios a trav¨¦s de otros mecanismos, sin tener que verse abocados a un m¨¦todo cuyo solo nombre produce espanto. Daniel Osorio pone sobre la mesa canalizar el proyecto a trav¨¦s de la banca p¨²blica de desarrollo: ¡°El Banco Agrario cerr¨® 2023 como el m¨¢s rentable del pa¨ªs. Tiene una capilaridad gigantesca. Est¨¢ en muchos municipios. Tiene informaci¨®n de los negocios agropecuarios. Tiene capital inutilizado. Tiene rentabilidad¡±.
El problema es que la situaci¨®n fiscal del Ejecutivo despierta m¨¢s interrogantes que certezas. Este martes se celebrar¨¢ una segunda reuni¨®n entre las partes involucradas. La misi¨®n no se anticipa sencilla: catalizar caminos viables entre dos sectores con m¨¢s desencuentros que coincidencias. Negociar recursos billonarios en un pa¨ªs con un sistema productivo estancado, donde la inversi¨®n privada no funciona y ha dejado de fluir a trav¨¦s del aparato sangu¨ªneo de la econom¨ªa. ¡°Incluso si el Gobierno retira el proyecto¡±, remata Osorio, ¡°es una buena oportunidad para entender una preocupaci¨®n v¨¢lida y es que los cr¨¦ditos hacia sectores clave como las energ¨ªas renovables, las pymes, la agroindustria o el turismo sostenible no est¨¢n fluyendo¡±.
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