Los presos que mueren de hambre en la prisi¨®n que fue parte de la opulenta hacienda de Pablo Escobar
Los familiares de las personas privadas de la libertad la llaman ¡°la c¨¢rcel de la muerte¡±. 15 internos han muerto en los ¨²ltimos 18 meses por enfermedades vinculadas a desnutrici¨®n, condici¨®n que en 2023 lleg¨® a afectar al 26% de los reclusos
La c¨¢rcel de Puerto Triunfo, Antioquia, se llama El Pesebre. Est¨¢ rodeada de hipop¨®tamos, tigres, elefantes, jaguares, cebras, leones y otros 1.400 animales que viven en la Hacienda N¨¢poles, el predio m¨¢s ic¨®nico y costoso que dej¨® Pablo Escobar en Colombia. En la entrada recibe un letrero que dice ¡°Bienvenidos a la verdadera aventura salvaje¡±. De fondo, dos placas m¨¢s: a la derecha, una que indica el camino a la Hacienda, y a la izquierda, uno del Instituto Nacional Penitenciario de Colombia (INPEC) que marca la ruta hacia la prisi¨®n donde los reclusos denuncian que se est¨¢n muriendo de hambre. Van 15 fallecidos en los ¨²ltimos 18 meses por enfermedades asociadas a la desnutrici¨®n.
¡°Le llaman la c¨¢rcel de la muerte¡±, cuenta Jorge Carmona, un veedor penitenciario que ha asumido la vocer¨ªa de las familias de las personas privadas de la libertad recluidas all¨ª. ¡°Es la prisi¨®n de la muerte porque saben que si su familiar llega a caer ah¨ª, es probable que no salga vivo¡±, dice v¨ªa telef¨®nica a este diario. En octubre pasado, en su momento m¨¢s cr¨ªtico, El Pesebre lleg¨® a sumar 460 hombres (de 1.612 en total) en estado de desnutrici¨®n o delgadez extrema y con alto riesgo de desarrollar enfermedades por ello. Era el 26% de ellos, uno de cada cuatro. Luz Dary Estupi?¨¢n, subdirectora de Salud del INPEC, explica en entrevista con este diario que el a?o pasado identificaron 66 casos de tuberculosis y 14 de varicela, enfermedades que se extienden f¨¢cilmente entre poblaciones encerradas. Comenta que han mitigado los brotes, y que quedan ocho personas con tuberculosis y dos con varicela.
La mayor¨ªa de entidades atribuyen la desnutrici¨®n de los presos al consumo de sustancias psicoactivas que hay en esa prisi¨®n. Un recluso que habl¨® con EL PA?S bajo la reserva de su identidad, cuenta que en El Pesebre se consigue desde un cacho (cigarrillo) de marihuana, hasta tusi y fentanilo, una droga sint¨¦tica que ha dejado 30 muertos en una d¨¦cada en Colombia. ¡°Muchos llegan a cambiar comida por droga, porque prefieren drogarse para no vivir con hambre¡±, escribe. Los trueques tienen precio, explica: un ¡°pase¡± de coca¨ªna, una sola inhalaci¨®n, cuesta 6.000 pesos (1,5 d¨®lares) o un plato de comida. Lo que tengan entre las manos.
Eso lo refuta el veedor Carmona, quien dice que, a su juicio, la desnutrici¨®n no est¨¢ relacionada con el consumo de drogas sino con la mala alimentaci¨®n. Y explica que cuando hacen veedur¨ªas, ese d¨ªa sirven banquetes a los presos. ¡°Ellos sacan las manos por las rejas y me agarran la pierna dici¨¦ndome que vaya m¨¢s seguido, que vaya todos los d¨ªas porque el d¨ªa que anunciamos visita, ese d¨ªa sirven fr¨ªjoles y carne¡±, menciona.
Seg¨²n ¨¦l, no se trata ¨²nicamente de una preferencia. Dice que algunos prefieren la droga porque la comida no llega ni en las mejores condiciones ni en las porciones adecuadas. Este viernes, por ejemplo, el almuerzo fue un caldo sin prote¨ªna o verdura, un plato con arroz y una presa de pollo a medio cocinar. ¡°Este es el almuerzo que nos acaban de servir. El caldo es pura agua porque los pedazos de pollo se los dan a los ¡®plumas¡¯ del patio o a los que pagan por algo m¨¢s¡±, dice v¨ªa WhatsApp, y comparte una fotograf¨ªa a modo de prueba mientras esconde el celular de los guardianes. ¡°Si me lo decomisan me toca pagarlo, porque este tel¨¦fono es alquilado¡±, env¨ªa.
Los ¡°plumas¡± es como le llaman en Colombia a los presos que se convierten en jefes de los patios y suelen ejercer actividades delictivas. Son los intocables. Regulan qui¨¦n duerme d¨®nde, qui¨¦n entra qu¨¦, cu¨¢nto vale usar un celular o comprar droga. ¡°Si uno le debe plata a un j¨ªbaro [expendedor de droga], le decomisan la comida y no vuelve a probar bocado hasta que pague lo que debe¡±, cuenta en otro mensaje. Tambi¨¦n explica que, el que quiera comer mejor, debe comprar otros alimentos en el expendio, la tienda oficial del INPEC en las prisiones. ¡°Si uno tiene plata puede mejorar un poquito la comida comprando un tomate, una presa de pollo asado o un huevo. Todo se soluciona con dinero¡±.
La entidad responsable de la alimentaci¨®n de la poblaci¨®n privada de la libertad es la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), un organismo que tiene v¨ªa libre para contratar con privados ese servicio y la atenci¨®n en salud. Estupi?¨¢n, del INPEC, reconoce que han identificado problemas con los alimentos que llegan hasta las celdas. ¡°Eso lo hemos reportado en unos comit¨¦s¡±, dice sin profundizar. Los que s¨ª entregan detalles son los reclusos, que han documentado en celulares el estado en el que llegan los alimentos a sus platos. Tienen fotos de comida con gusanos, otras de platos donde escasamente hay un bocado de prote¨ªna y unos m¨¢s en los que las porciones no logran llenar ni un cuarto del plato.
Otro de los problemas que reconoce el INPEC es que los encargados de distribuir los alimentos que llegan en ollas a los patios son, con frecuencia, los mismos internos. Eso le da poder a los plumas. ¡°Una de las estrategias que estamos implementando es que, a partir de ahora, se les entregue servida la comida para asegurarse de que todos reciban la misma cantidad¡±, explica Estupi?¨¢n, y dice que para los que est¨¢n en desnutrici¨®n o delgadez extrema tienen una ¡°dieta especial¡±. Para mitigarlo, asegura que han tenido que encargar a algunos guardianes para que, adem¨¢s de hacer la ronda de seguridad, vigilen que los presos coman. ¡°Los hemos obligado literalmente a comer. Hay casi que vigilarlos, pero nos faltan guardianes para todos¡±, explica la subdirectora.
La emergencia tambi¨¦n se ha intensificado porque en la zona, cerca al r¨ªo Magdalena que baja de los Andes al Caribe, la temperatura ha llegado a los 41¡ãC y en El Pesebre no hay agua potable. Los problemas del acueducto hacen que el agua llegue cada dos o tres d¨ªas, cargada de barro y tierra. Las entidades penitenciarias le atribuyen la responsabilidad a la Gobernaci¨®n de Antioquia y la Alcald¨ªa de Puerto Triunfo, que son las entidades encargadas de prestar los servicios p¨²blicos en esa zona de la c¨¢rcel y el adyacente Parque Tem¨¢tico (que tiene lagos, piscinas y varios hoteles con agua potable). Lo que s¨ª reconoce Estupi?¨¢n es que en ninguno de los contratos de alimentaci¨®n est¨¢ contemplado el suministro de botellas de agua potable para aliviar la situaci¨®n. ¡°Si quieren agua de botella, pueden comprarla en el expendio¡±, contesta. El problema es que para eso los presos deben tener dinero. ¡°Casi todos tienen para una o dos botellas¡±, asegura.
El recluso con el que habl¨® este diario v¨ªa WhatsApp afirm¨® que completaba tres d¨ªas sin tomar agua. Dice que intenta beber solo en momentos extremos, cuando el sofoco de dormir con siete personas en una celda de tres metros cuadrados comienza a enfermarlo. ¡°Cada vez que tomo esa agua sucia que sale de las llaves me da diarrea y dolor de est¨®mago, pero el calor es insoportable¡±. Este viernes, mientras escrib¨ªa esos mensajes, explicaba que no ten¨ªa para comprar una botella con agua.
EL PA?S conoci¨® un informe reservado e interno del INPEC, producto de varias visitas de funcionarios a El Pesebre. Fechado en marzo de este a?o, advierte que las personas privadas de la libertad tienen ¡°color amarillento en la piel¡± o palidez permanente, y asegura que el agua llega ¡°con color amarillo y con part¨ªculas micro org¨¢nicas visibles¡±. El problema ha sido tan visible, que ni la USPEC ni el INPEC niegan que hay una crisis por la desnutrici¨®n de los presos.
La Unidad le cuenta a este diario que este a?o abri¨® una investigaci¨®n para determinar si sus contratistas est¨¢n incumpliendo con los est¨¢ndares de calidad de los alimentos, pero a¨²n no han entregado resultados. ¡°Este proceso se hace a trav¨¦s de la interventor¨ªa Consorcio Interalimentos 2024¡å. Es decir, otro contratista privado se encarga de revisar y documentar si hay anomal¨ªas en la alimentaci¨®n de las 128 prisiones que hay en el pa¨ªs. Tambi¨¦n dicen que vienen adelantando mesas de seguimiento y que ¡°en caso de encontrar variables que afectan las condiciones nutricionales de la poblaci¨®n privada de la libertad, se ir¨¢n tomando los respectivos correctivos para mitigar la emergencia¡±.
Pero mientras los correctivos llegan, no hay quien abogue por los presos. El INPEC dice que est¨¢ liderando una ¡°comunidad terap¨¦utica¡±, el nombre que da a los programas de atenci¨®n y prevenci¨®n de consumo de sustancias psicoactivas. Sin embargo, reconoce que el trabajo se ha interrumpido. Los contratistas a cargo los servicios de salud, elegidos por la USPEC, no han dado continuidad a los procesos, afirman. Este mes, cuando cambiaba el contratista que presta servicios de salud, el penal estuvo 21 d¨ªas sin un solo medicamento para atender a los reclusos. ¡°El contratista saliente se llev¨® todos los medicamentos que hab¨ªa en la c¨¢rcel. Nos dejaron sin nada, sin una sola pastilla hasta que lleg¨® el nuevo operador¡±, y reconoce que la responsabilidad de hacer seguimiento a estos contratos es de la Fiduciaria Central, una entidad privada que vela por los recursos de salud de los presos.
Adem¨¢s, el personal m¨¦dico no da abasto para atender los casos. Apenas hay dos m¨¦dicos en cada turno de 12 horas, a cargo de los 1.612 reclusos. En los 21 d¨ªas que dur¨® la c¨¢rcel sin operadores de salud, un solo m¨¦dico estaba a cargo de los presos, en un turno de 24 horas una vez a la semana. Mientras las familias suman quejas ante los entes de control, varias entidades se han sumado a hacer tamizajes de la situaci¨®n de salud de los internos. La pr¨®xima comenzar¨¢ este lunes 2 de septiembre. Estupi?¨¢n, la subdirectora de Salud, concluye su entrevista con este diario leyendo las cifras y datos que tiene impresos en varias hojas de papel. ¡°Son 15 fallecidos por enfermedades asociadas a desnutrici¨®n del 2023 a hoy¡±, acepta con franqueza. ¡°De ellos, el 90% ha fallecido en hospitales. O sea que les hemos garantizado el acceso al servicio de salud¡±, afirma.
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