El delicado equilibrio econ¨®mico
Cuando se anuncia una tercera reforma tributaria en cuatro a?os, a sabiendas de que la anterior o se cay¨® en las Cortes, o se cay¨® con las magras utilidades de las empresas, el ministro se debe preguntar si el palo est¨¢ para cucharas
Hay ministros de Hacienda que se sienten manejando una retro-excavadora en una operaci¨®n minera. Para ellos, la econom¨ªa se asimila a una tierra inerme a la cual la DIAN le puede extraer cuanto mineral valioso quiera el ministro, echarla en la volqueta del presupuesto nacional y llevarlo a los ministerios y agencias del estado para gastar.
Ese tipo de ministros de repente un d¨ªa reconocen que no est¨¢n sentados en una retro-excavadora en la que con mover ciertas palancas mec¨¢nicas activan fuerzas hidr¨¢ulicas que producen resultados predecibles de recaudo tributario y gasto fiscal. Descubren que la econom¨ªa sobre la cual est¨¢n montados es realmente un potro brioso, sensible a la rienda y asustadizo frente a la pericia del jinete, que puede encabritase ante el fuete, relinchar y querer quitarse de encima al chal¨¢n, o salir desbocado por un camino lleno de curvas y precipicios.
Resulta que cada peso que el ministro de Hacienda y el presidente quieren quitar a los padres de familia, los profesionales y las empresas, fue trabajado en jornadas laborales o empresariales de sol a sol, y de lunes a s¨¢bado o a domingo. Nadie que tenga que sostener una familia o salvar una empresa para de trabajar, sudar, devanarse los sesos, aguantarse un mal jefe, pagar proveedores y deudas, atender a clientes, competir con rivales, etc¨¦tera.
El ingreso de cada persona o empresa es la recompensa por un esfuerzo que cuesta trabajo, mucho trabajo. Esa l¨®gica no funciona muchas veces en las entidades del Estado. All¨ª sienten que ¡°la econom¨ªa¡±, o ¡°el PIB¡± es una cosa que existe, como el mineral en una mina; que los economistas la conocen, y est¨¢ ah¨ª para usufructuarse de ella. Es muy distinto. La econom¨ªa no existe, se crea y se recrea con cada nueva transacci¨®n, cada orden de compra, cada entrega de pedido, cada idea innovadora llevada a la pr¨¢ctica, cada empleado contratado para trabajar en equipo y producir un resultado valioso, por el que alguien quiere pagar en un mercado. La econom¨ªa late; tiene cerebro, coraz¨®n e intestinos con los que decide. La econom¨ªa se puede desanimar y enfermar, se puede asustar y descontrolar.
Las personas y las empresas pierden la certidumbre cuando no hay una forma racional de hacer c¨¢lculos de costos, ingresos y rendimientos. Si la incertidumbre cunde y es profunda, deja de ser claro para un empresario cu¨¢nto va a vender en 2025. Pues los planes de 2024 no se cumplieron. Mucho producto no sali¨® y se qued¨® en los estantes; eso cuesta. Toc¨® ir a los bancos, que no estaban dispuestos a prestar, pues tambi¨¦n se asustaron y varios dan p¨¦rdidas. Aquel banco que prest¨® lo hizo a una tasa de inter¨¦s alta, pues hay mucho riesgo. Los clientes no pagaron a tiempo, pues ellos tambi¨¦n est¨¢n apretados de caja, y lo que antes era una cartera a treinta se volvi¨® a noventa d¨ªas, o si era a noventa se volvi¨® a ciento ochenta, si es que esa pl¨¢tica no se perdi¨®. Los proveedores piden que les paguen, y as¨ª sucesivamente.
365 d¨ªas de angustia, eso es la econom¨ªa real. No es una mina en la que se excave, ni tampoco un potro que se monte. Es un delicado equilibrio de millones de decisiones y acciones concatenadas en muchas dimensiones, en un sistema complej¨ªsimo que cada segundo alimenta, arropa, calma la sed, el hambre, el fr¨ªo, transporta, ilumina, energiza, educa, sana, atiende, construye, planta y recoge, procesa y factura todo lo imaginable para la vida de 52 millones de personas.
La econom¨ªa es un sistema de voluntades. Cada voluntad necesita no solamente una motivaci¨®n sino la capacidad de previsi¨®n sobre qu¨¦ va a pasar, pues el c¨¢lculo racional de insumos-coordinaci¨®n-esfuerzos-productos-entregas-ventas-facturaci¨®n-recaudo-pago de salarios, deudas y rendimientos se puede alterar gravemente antes de que llegue el pago de impuestos.
As¨ª las cosas, cuando se anuncia una tercera reforma tributaria en cuatro a?os, a sabiendas de que la anterior o se cay¨® en las Cortes, o se cay¨® con las magras utilidades de las empresas, el ministro se debe preguntar si el palo est¨¢ para cucharas. El delicado equilibrio econ¨®mico est¨¢ alterado, se?or ministro. La gente ya no sabe qu¨¦ esperar de 2025. Usted lo sabe ministro, pues sus ingresos tributarios resultaron mucho menores de lo esperado.
Eso es muy revelador, y usted y su presidente parecen no entenderlo. Esquizofr¨¦nicamente siguen creyendo que manejan una retro-excavadora en una mina (con lo que les molesta la miner¨ªa). A esa econom¨ªa la est¨¢n entendiendo mal y la est¨¢n liderando mal. No les va a dar los resultados esperados. El Estado, que ustedes tienen a cargo, tambi¨¦n tiene deudas que honrar, salarios por pagar, mesadas pensionales que cubrir, subsidios familiares que transferir, vigencias futuras de concesiones y contratos que cumplir. Ustedes tambi¨¦n se ven a gatas, y acuden a los bancos y compradores de bonos a ver si les prestan plata. Ellos ven los riesgos de Colombia, igual que todos nosotros, se asustan y cobran m¨¢s.
Si se cree que la econom¨ªa es una reserva minera, la retro-excavadora se puede quedar sin di¨¦sel. Si se la toma por un corcel brioso y se la muele a fuete, puede tumbar al jinete. Pero si al fin se entiende que la econom¨ªa sucede en el estado de ¨¢nimo de la gente, en su capacidad de previsi¨®n, c¨¢lculo racional, toma de riesgos, creatividad, templanza y empuje, se advierte que hay que ser a¨²n m¨¢s cuidadoso. No es tiempo de tributarias, ministro. No se equivoque.
Colombia ya no es la que era, y todo el mundo lo sabe. S¨®lo ustedes creen que no. S¨®lo ustedes creen que el PIB existe, no importa qu¨¦. Creen que los abusos, el mal manejo, matoneo y deterioro institucional al que la han sometido no iban a tener consecuencias. Creen que la manipulaci¨®n de precios de combustibles y energ¨ªa, el SOAT y los peajes, el desmoronamiento de la salud, la incertidumbre sobre ICETEX, las vigencias futuras y las tasas impositivas no iban a pasar factura. Que no iban a asustar a nadie.
Ha sido al rev¨¦s. Al presente nadie sabe el rumbo que llevamos. Ni siquiera sus correligionarios, activistas y bodegueros, que est¨¢n dedicados a usufructuar al Estado. Nadie goza con los bandazos que est¨¢n dando. Menos a¨²n los contribuyentes a los que nos quieren volver a meter la mano en el bolsillo. Bienvenidos al presente.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.