Cuatro vicepresidencias
La instituci¨®n de la Presidencia debe cambiar, sum¨¢ndole un nivel ejecutivo poderoso, dotado del mejor talento, y que multiplique la capacidad de la c¨²spide hacia abajo
No sabemos qui¨¦n ser¨¢ el presidente a partir de 2026, pero s¨ª debemos anticipar lo m¨ªnimo necesario para que de veras gobierne. Es decir, preocuparnos ya por el qu¨¦ y el c¨®mo, antes que por el qui¨¦n.
La Colombia actual no es gobernable. La raz¨®n no es solamente el caos y la corrupci¨®n que ha socavado ¨¢mbitos como la seguridad, la contrataci¨®n, y las entidades nacionales, departamentales y municipales. Hay al menos dos tipos de desorden. Uno va del centro-para-las-regiones. Otro va de las regiones-para-el-centro. Ambos vienen de tiempo atr¨¢s. No han sido creados por el actual Gobierno, pero se han acentuado por su incompetencia e inexperiencia.
El desorden que baja de la c¨²spide gubernamental empieza por la Presidencia de la Rep¨²blica. No conozco ninguna cabeza organizacional tan ofuscada, d¨¦bil e ineficaz. La agenda presidencial est¨¢ llena de actos protocolarios y viajes insulsos que absorben mucho tiempo y energ¨ªa. En un pa¨ªs con innumerables y descomunales problemas, donde se necesita l¨ªnea de la cabeza del Estado, y que se involucre a diario en entender, debatir y decidir, sucede lo contrario. El se?or est¨¢ copado por sinn¨²mero de formalidades definidas por sus subalternos, consistentes en viajes al exterior o internos, y pasa m¨¢s tiempo oyendo himnos y saludando mandos militares y autoridades regionales, que usando su escaso y valioso tiempo en actuaciones efectivas de gobierno.
El Palacio de Gobierno y los ministerios carecen de inteligencia, capacidad estrat¨¦gica y de gesti¨®n. No hay disciplina doctrinaria sobre lo que se quiere lograr, con lo cual los ministros devienen en ruedas sueltas que definen sus doctrinas particulares y se la cuentan al presidente. Esa falta de estrategia unificada y disciplina se vuelve una carga insoportable para el Gobierno. Adem¨¢s, no se atrae un talento con profundidad y experiencia que hagan cre¨ªble y coherente la labor de los ministerios.
Si falla el talento, la estrategia y la disciplina, falla el Gobierno. Est¨¢ condenado al fracaso. Sorprende que a nadie parece importarle. Cada cuatro a?os los candidatos hablan de planes y programas, pero ni ellos ni sus asesores parecen percatarse de que el instrumento para lograrlos no funciona. El Gobierno no funciona. Prometen llevar al pa¨ªs a muchos lugares y no hablan de que el carro est¨¢ varado.
Es como si el fracaso estuviera pre-dise?ado, y no reflexionaran y actuaran para evitarlo y corregir el funcionamiento pr¨¢ctico del Estado. Parecen preocupados s¨®lo por ser presidentes, a pesar de que poco presidencian; y tener ministros que en realidad poco ministerean; y dirigir un gobierno que poco gobierna. Mois¨¦s Naim lo estudi¨® en un libro llamado El Fin del Poder. El poder ya no puede.
Ha habido dos intentos serios de ordenar ese desorden: la reforma constitucional de 1968, de Carlos Lleras Restrepo, y la nueva Constituci¨®n de 1991, de C¨¦sar Gaviria. En los a?os sesenta y los noventas el pa¨ªs no era gobernable, cosa que se repite hoy. La instituci¨®n de la Presidencia debe cambiar, sum¨¢ndole un nivel ejecutivo poderoso, dotado del mejor talento, y que multiplique la capacidad de la c¨²spide hacia abajo; de igual manera, hay que desbogotanizar y descentralizar el actuar del Gobierno, localizando a los ministerios en las regiones. Con eso se recupera el ¡°sistema nervioso central del Estado¡±, hoy atrofiado, que impide que se transmita el dolor y se responda r¨¢pido para remediarlo.
Colombia sucede en Colombia y no en Bogot¨¢. Si no ponemos al Gobierno a transformar a Colombia en Colombia, pronto se har¨¢ evidente la separaci¨®n de cuerpo y cabeza que hemos creado a trav¨¦s de los a?os.
Para empezar a resolver la calidad y eficacia de Gobierno en las dos direcciones (del centro a las regiones y viceversa), hay que llevar a los ministerios a trabajar directo y presencialmente donde est¨¢n los problemas y donde se necesitan las soluciones. El ministro de Agricultura nada tiene que hacer en Bogot¨¢, cuando el futuro agr¨ªcola est¨¢ en llanos orientales, los valles del Magdalena y la Costa Caribe y el occidente. El ministro debe vivir (para mi gusto) en Villavicencio, y sus viceministros, uno en el Caribe, otro en Ibagu¨¦ y otro en Cali. Deben adelantar una agenda concreta de desarrollo log¨ªstico, comercial y redireccionamiento productivo. Deben dejar de pensar en si ¡°Colombia es competitiva en X productos¡±, y hacer que ¡°Colombia sea competitiva en X productos¡±, relevantes en las regiones y demandados en el mundo y el pa¨ªs.
El ministro de Defensa debe vivir en Popay¨¢n hasta tanto no resuelva, con 40.000 efectivos nuevos de la reserva, sumados a los actuales desplegados en el Pac¨ªfico sur, el desgobierno militar de Cauca, Nari?o y el Valle del Cauca. Sus vices debieran vivir y despechar en Arauca, C¨²cuta, Monter¨ªa y Florencia. Deber¨¢n responder por la pacificaci¨®n de cada regi¨®n, apoyados por los comandantes de las Fuerzas Armadas, todos viviendo en esos teatros de actuaci¨®n log¨ªstica y defensa.
Algo similar ocurrir¨ªa con los ministerios de Infraestructura, Justicia, Minas y Energ¨ªa, Educaci¨®n, Salud, Trabajo, etc¨¦tera. Deben migrar a ser solucionadores de problemas donde est¨¢n los problemas; dejar de actuar a larga distancia, desde el fr¨ªo, como sucede hoy. Claro est¨¢, eso es solamente el comienzo, pues ah¨ª no est¨¢ a¨²n el talento, la estrategia y la disciplina. Simplemente es poner las fichas para darles eficacia y hacer que respondan por resultados concretos. Esto no requiere ninguna reforma constitucional. Es pura log¨ªstica.
Hay que cambiar la c¨²spide. De un presidente agobiado por una agenda insulsa, sin real capacidad de pensar, decidir, delegar, hacer seguimiento, corregir y constatar en avance, se debe pasar a una c¨²pula conformada por ella o ¨¦l, y cuatro vicepresidentes actuantes y no de pastillaje. Para mi gusto, son esenciales vicepresidencias de: 1) Seguridad, 2) Econom¨ªa, 3) Social, y 4) ?tica y Cumplimiento. La instituci¨®n de la Presidencia se transformar¨ªa en el trabajo de ese grupo de cinco personas orientadas a resultados y no a cumplir agendas protocolarias.
La de econom¨ªa se dirigir¨¢ a desandar los desequilibrios creados desde los a?os sesenta, en que se sacrific¨® las regiones claves del pa¨ªs, y se cre¨® el desbalance actual (a explicar en otra columna). Nuestras actuales debilidades ser¨¢n nuestras futuras fortalezas. Tenemos 17 millones de personas sin mucho que hacer y con baj¨ªsima productividad. Esa ser¨¢ nuestra fortaleza: ponerlas a trabajar y poner plata en sus bolsillos. Para eso hay que rodearlas de capital, log¨ªstica y mercados. Qu¨¦ hacer, c¨®mo y para qui¨¦n, vendr¨¢ de nuevas ideas y capacidades, que el mundo demanda con urgencia y Colombia puede aportar para resolver.
El ejemplo es M¨¦xico y su relaci¨®n con Estados Unidos. Debemos volvernos el M¨¦xico de M¨¦xico; y por ah¨ª derecho, de lo que requieran los grandes centros econ¨®micos, EE UU, Asia y Europa. Brasil lo ha hecho, Chile tambi¨¦n, los africanos y los asi¨¢ticos; igual lo debemos hacer en Colombia. Dejar de mirarnos el ombligo, y depender de los empresarios que ya est¨¢n aqu¨ª, que son claves y valiosos; pero que necesitan un contingente de nuevos empresarios que los duplique, para duplicar el tama?o de la econom¨ªa. Cualquier cosa menor es insuficiente para los problemas que tenemos. No es en m¨¢s impuestos donde est¨¢ la soluci¨®n, sino en duplicar el tama?o de la econom¨ªa, de hecho, con menos impuestos.
Afortunadamente, las capacidades de comunicaci¨®n actual, y las pr¨¢cticas de trabajo remoto heredadas de la pandemia hacen que este esquema descentralizado de gobierno sea realista. Ser¨¢ un Gobierno del siglo XXI para arreglar el desorden descomunal que experimentamos al final del primer cuarto del siglo.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.