Robar destruyendo
Mientras Israel contin¨²a con su genocidio en Gaza y desestabiliza la regi¨®n bombardeando al L¨ªbano, acelera el robo de tierras palestinas poniendo en peligro un Patrimonio de la Humanidad
Israel no detiene su genocidio en Gaza; en septiembre continu¨® bombardeado las ¡°zonas seguras¡± como el colegio Al Jaouni de Nuseirat, donde asesin¨® 18 civiles y a 6 trabajadores de la UNRWA, la agencia de las Nacionales Unidas para los refugiados de Palestina. Tambi¨¦n sigue desestabilizando la regi¨®n con su bombardeo al L¨ªbano, donde ha masacrado a cientos de civiles y los heridos se cuentan por miles. Entre tanto, en Cisjordania anota en el prontuario de sus cr¨ªmenes otro m¨¢s de los que lleva 76 a?os cometiendo con total impunidad: robar tierras palestinas.
Sobre la cima de una de las colinas de Hebr¨®n, que recorren Palestina de Norte a Sur en paralelo al Mediterr¨¢neo, al oeste en la gobernaci¨®n de Bel¨¦n, reposa el pueblo de Battir como el guardi¨¢n silencioso de un paisaje cultural milenario. A sus pies, una serie de valles que descienden en extensas terrazas agr¨ªcolas irrigadas por manantiales de agua pura -a trav¨¦s de una red de acequias que data de la ¨¦poca romana-, salpicados por torres de vigilancia agr¨ªcola construidas en piedra, senderos y prensas para la extracci¨®n de aceite de oliva, forman un paisaje alucinante. Considerada la huerta de Jerusal¨¦n, Battir, a solo 7 kil¨®metros, est¨¢ habitado por familias campesinas palestinas cuya forma de trabajar la tierra da fe de la sostenibilidad de un sistema que lleva 4.000 a?os en funcionamiento. Con una solicitud de urgencia, en 2014 Palestina busc¨® evitar los planes de Israel de atravesar la zona con su muro del apartheid -punta de lanza de su estrategia de robo de tierras en Cisjordania-, y la UNESCO elev¨® el Paisaje cultural del sur de Jerusal¨¦n, Battir a Patrimonio de la Humanidad, agreg¨¢ndolo a la lista de patrimonios en peligro.
Pero ni la declaratoria, ni el hecho de que los asentamientos son considerados ilegales por las leyes internacionales, detienen a los gobernantes de Israel ¡ªahora envalentonados por la carte blanche de las potencias de Occidente para el genocidio que cometen en Gaza¡ª, pues han acelerado el robo de tierra y el asesinato de civiles en Cisjordania; una manera de crear hechos cumplidos sobre el terreno para hacer inviable la creaci¨®n de un Estado Palestino. Seg¨²n la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios, en 2023 fueron asesinados por Israel 502 palestinos en la Rivera Occidental, entre ellos 120 ni?os y ni?as. ¡°Miles de palestinos y palestinas han sido detenidos y torturados arbitrariamente, sometidos a la violencia implacable de los colonos, a graves restricciones a la circulaci¨®n y expresi¨®n, a la destrucci¨®n o confiscaci¨®n de sus viviendas y propiedades y a desplazamientos forzosos¡±, afirm¨® Ravina Shamdasani, portavoz de Derechos Humanos de la ONU.
Este tornado de violencia y destrucci¨®n del proyecto colonial sionista ha tocado tierra en el ¨¢rea objeto de la declaratoria de la UNESCO, en donde Israel pretende construir el asentamiento de Nahal Heletz, seg¨²n anunci¨® el ministro de Finanzas israel¨ª, Bezalel Smotrich, el 14 de agosto. Smotrich, ¨¦l mismo un colono ilegal y quien controla el ¨®rgano del Ministerio de Defensa encargado de los asuntos civiles en Cisjordania, ha incitado abiertamente a la violencia contra los palestinos y el robo de tierra utilizando como avanzada a los colonos. Extremistas religiosos armados y financiados por entidades del Estado, los colonos acosan y despojan a los palestinos de sus tierras en las que construyen puestos de avanzada, como se denomina en el lenguaje colonial los asentamientos provisionales que pueden ser desde una caravana hasta fincas. Sus ataques contra la poblaci¨®n palestina, documentados por el Centro de Informaci¨®n Israel¨ª para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, B¡¯tselem, incluyen entre muchos otros: el asesinato, las agresiones f¨ªsicas, el acoso sexual, la destrucci¨®n de sembrados, la tala de ¨¢rboles de olivo centenarios, la quema de animales de cr¨ªa y la expulsi¨®n de familias enteras.
La ilegalidad que arropa esta pr¨¢ctica en la legislaci¨®n israel¨ª no es m¨¢s que un sutil distractor pues en la pr¨¢ctica la construcci¨®n de los puestos de avanzada es apoyada directamente por las autoridades coloniales como una manera r¨¢pida de apoderarse de grandes extensiones de tierra que con el paso de los a?os terminan legalizando. 191 de estos puestos y 146 asentamientos oficiales socaban la continuidad territorial de Cisjordania, seg¨²n la ONG israel¨ª PeaceNow. Esa misma organizaci¨®n ha denunciado que el puesto de Nahal Heletz tendr¨¢ un ¨¢rea de 60 hect¨¢reas en tierras del pueblo de Battir, adyacentes a las casas de sus residentes y dentro del ¨¢rea declarada patrimonio, que abarca en total 11 kil¨®metros cuadrados, entre las aldeas de Battir y Husan al oeste y la ciudad de Beit Jala al este. Es precisamente en la parte que corresponde a ¨¦sta ciudad cristiana a donde han llegado los primeros colonos.
En el extremo occidental de Beit Jala se encuentra Al-Makhrour, un valle que por siglos ha pertenecido a familias cristianas quienes han construido en ¨¦l sus viviendas y desarrollado la siembra de vi?edos, olivos, y todo tipo de hortalizas y ¨¢rboles frutales. All¨ª, el pasado mes de julio, lleg¨® una horda de colonos a instalar un puesto de avanzada en la propiedad de la familia Kisiya. Vestidos de civil pero armados con fusiles de asalto, cerraron la propiedad con un port¨®n y lanzaron a la calle sus pertenencias. Bajo la protecci¨®n del ej¨¦rcito, que declar¨® la zona como ¡°militar¡±, la casa de los Kisiya fue demolida. La incursi¨®n ilegal -como denuncia en un video publicado en su cuenta de Instagram Alice Kisiya- busca robar las tierras de Al-Makhrour para incluirlas en el nuevo asentamiento de Nahal Heletz mientras ¡°todos los ojos est¨¢n puestos en Gaza¡±. La joven palestina, quien ha ganado notoriedad por su valent¨ªa, es la imagen de una campa?a de resistencia pac¨ªfica interreligiosa que busca el retorno de las familias cristianas desarraigadas por el proyecto colonial sionista.
Preguntado por el medio CNBC, a prop¨®sito del sangriento ataque de los ¨²ltimos d¨ªas, si el objetivo final de Israel es reocupar el sur del L¨ªbano, el presidente de Israel, Isaac Herzog, lo neg¨®. ¡°La posici¨®n del gobierno de Israel es clara, y yo lo reitero todo el tiempo, no tenemos expectativas territoriales o ambici¨®n alguna en el L¨ªbano o en otra parte¡±. La evidencia demuestra lo contrario.
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