Juan Pablo Raba: ¡°El patriarcado ha afectado a los hombres de formas casi que incomprensibles¡±
El actor colombiano incursiona en el universo del podcast con ¡®Los hombres s¨ª lloran¡¯, un espacio con invitados diversos en el que habla de salud mental masculina en medio de su propia crisis de mediana edad
Cuando Juan Pablo Raba recibi¨® en sus brazos a Josefina, su hija reci¨¦n nacida, dijo: ¡°Soy un imb¨¦cil¡±. Ten¨ªa 42 a?os y, hasta entonces, hab¨ªa sido un actor exitoso, atractivo, reconocido, sin mayores dudas ni grandes problemas. Pero, en ese momento, una operaci¨®n matem¨¢tica sacudi¨® los cimientos de esa estabilidad. ¡°Si yo tengo 42, cuando ella tenga 20, yo tendr¨¦ 62. ?C¨®mo se me ocurre? ?Yo en qu¨¦ carajos estaba pensando?¡±. La crisis que vino despu¨¦s ha llevado, entre otras cosas, a que Raba (Bogot¨¢, 47 a?os) repensara el desd¨¦n con el que miraba la salud mental y la depresi¨®n, y se diera cuenta de que arrojar luz sobre ellas puede cambiar y salvar vidas. Por eso, ahora, aparte de actor, es el anfitri¨®n de Los hombres s¨ª lloran, un podcast en el que habla sobre salud mental masculina con invitados diversos y que ha alcanzado el ¨¦xito en muy pocos cap¨ªtulos.
El primer episodio del podcast fue publicado el pasado 19 de junio. En ¨¦l, Raba convers¨® con el periodista Juan Carlos Rinc¨®n, autor del libro La depresi¨®n no existe. Desde entonces, han pasado por ese mismo asiento la escritora Amalia Andrade, el actor Andr¨¦s Parra, el m¨²sico Daniel ?lvarez, el comediante Alejandro Ria?o o el motociclista Tat¨¢n Mej¨ªa. Incluso estuvo presente Mar¨ªa Antonieta Sol¨®rzano, la actual terapeuta de Raba. En cada uno de esos cap¨ªtulos, el actor no solo pregunta y dirige, tambi¨¦n reflexiona, y se crea una suerte de correspondencia con el oyente, a quien cada idea comentada se le presenta como una puerta: algunas ser¨¢n indiferentes, en otras ser¨¢ inevitable entrar. La depresi¨®n, los traumas, los dolores, las angustias se empiezan a asomar en cada di¨¢logo, en las bocas de personas famosas y exitosas, con la vida en apariencia resuelta.
Para hablar del podcast, Raba se sienta en un sill¨®n mullido en el sal¨®n de su casa, en el nororiente de Bogot¨¢. Dos gatos pasar¨¢n de vez en cuando con la marcha de quienes saben que son los due?os del mundo. Hijo de argentino, ceba mate, y comprueba que la temperatura del agua sea la adecuada. Cruza los pies descalzos, busca las palabras y empieza a recordar c¨®mo era su vida antes del quiebre del nacimiento de su hija menor: ¡°Todo era buen¨ªsimo. Todo era energ¨ªa, optimismo, vida. Mi pap¨¢ era una persona muy divertida, muy simp¨¢tica y muy pragm¨¢tica. Para bien y para mal. Para ¨¦l, el hambre agudizaba el ingenio, el aburrimiento era falta de oficio, y tal cosa como la depresi¨®n no exist¨ªa. Yo crec¨ª un poco con eso, con esa idea de ¡®Yo todo lo puedo, yo todo lo hago¡±.
La primera vez que se cuestion¨® ese discurso que hab¨ªa heredado de su padre fue cuando trabaj¨® en Six, una serie estadounidense sobre militares. All¨ª tuvo contacto con el mundo de los llamados Seal Team Six, las fuerzas especiales formadas con m¨¦todos espartanos para enfrentar dificultades inimaginables en cualquier misi¨®n que se les asignara. Al involucrarse, conoci¨® tambi¨¦n informaci¨®n sobre fundaciones de ayuda a los militares. Una de ellas se dedicaba a respaldar a las familias de antiguos oficiales que se hab¨ªan suicidado. ¡°El promedio me pareci¨® asustador: est¨¢ en 21 al d¨ªa. Eso es mucho. Luego empiezo a pensar: ¡®Espera un momento: si estos son los individuos m¨¢s entrenados del mundo, ?qu¨¦ es lo que no cuadra ac¨¢?¡±. Sigui¨® adelante con su carrera, pero el nacimiento de Josefina lo oblig¨® a detener su marcha.
¡ª?Y ahora qu¨¦ pasaba por la cabeza de Juan Pablo Raba?
¡ªEmpiezas a cuestionarte tu pasado y tu presente porque tienes tanta angustia del futuro... Cuando m¨¢s me golpeaba era cuando manejaba por Sunset Boulevard, que es ese s¨ªmbolo de ¡°Ok, llegaste¡±. Y ten¨ªa d¨ªas en los que simplemente empezaba a llorar. Yo he sido sensible: soy artista, est¨¢ bien. Pero era otro tipo de llanto, con dolor, con angustia. Hasta que un d¨ªa eso termin¨® en el siguiente pensamiento: ¡°Tal vez, si yo no estoy, sea m¨¢s f¨¢cil¡±. Y eso me asust¨®. Porque siempre hab¨ªa sido todo lo contrario.
¡ªY ah¨ª est¨¢ el drama de ver que, aunque la vida est¨¢ resuelta, se est¨¢ sintiendo mal.
¡ªHay mucho drama en eso, porque el sentido com¨²n te dice que no te puedes sentir as¨ª, que no tienes derecho, cuando hay tanta gente en el mundo que la est¨¢ pasando tan mal. No tienes derecho a levantar la mano, no tienes derecho pr¨¢cticamente ni a llorar. Y si lloras, calladito, porque no tienes justificaci¨®n. O sea, ?de qu¨¦ est¨¢s hablando? Dos hijos sanos, una esposa fant¨¢stica. Los ?ngeles, Hollywood. Y empiezo a preguntarme qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando. No, esto no tiene ning¨²n sentido. Justamente me parec¨ªa tan absurdo... o sea, ?c¨®mo se me ocurre? Depresi¨®n posparto¡ ?c¨®mo puedo ser tan ego¨ªsta? ?C¨®mo puedo estar sinti¨¦ndome as¨ª con mi esposa que acaba de dar a la luz? ?Qu¨¦ me pasa? Y lo que uno hace es darse palo, palo, palo... y lo que hace el palo es meterte m¨¢s en el hueco.
Fue entonces cuando Raba supo que ten¨ªa que levantar la mano porque no se encontraba bien. Lo hizo con su esposa. ¡°Que es una persona muy inteligente, muy pr¨¢ctica, y que tuvo la gracia de dejar un poquito de lado c¨®mo se sent¨ªa ella de estar reci¨¦n parida para decir: ¡®Bueno, claramente lo que est¨¢ pasando ac¨¢ tiene su gravedad, porque este es un Juan Pablo que desconoc¨ªa, entonces vamos a pararle bolas¡¯. Y ah¨ª empieza el camino, que no ha parado¡±, dice. Tambi¨¦n en ese momento fue consciente de que algo en la concepci¨®n de su propia vida hab¨ªa cambiado: ¡°Empiezas a aceptar que hay algo en ti que no est¨¢ cancionando igual, hay algo en ti que ha cambiado, pero eso no lo puedes hacer desde el ruido, lo tienes que hacer un poquito desde el silencio¡±.
¡ªCon la crisis de la mediana edad ¨Da?ade Raba, con el mate en las manos¨D pasa que, como venimos de generaciones que nos han ense?ado que tenemos que hacer, producir, facturar, trabajar... tenemos que seguir adelante. Lo que se hace en la mayor¨ªa de momentos de crisis es: ¡°Ya, hay que hacer, tengo que seguir. Me siento mal en mi casa, mi esposa no me entiende, me siento mal en mi matrimonio... cambiemos¡±. Cambiamos porque yo tengo que ser feliz, ?no? Y empieza esta vor¨¢gine...
¡ªQue es una huida, a la larga.
¡ªExactamente, pero est¨¢s huyendo de ti, del silencio, de la quietud, porque asusta, pensar asusta, parar asusta, darte cuenta que llegaste a la mitad de tu vida asusta. Y eso es para m¨ª la crisis de la mediana edad: darte cuenta de que llegaste con todo tu esfuerzo, con todas sus herramientas, con lo bueno, con lo malo. Llegaste... ?y ahora? Y lo que pasa es que realmente todo lo que conseguiste no importa, porque todav¨ªa tienes que ver qu¨¦ hacer con la otra mitad.
¡ª?Ah¨ª salen las sirenas de la canci¨®n de la que habla en el podcast?
¡ªLas sirenas son de una canci¨®n de Pearl Jam que se llama Sirens. Yo soy muy fan de Pearl Jam, y esa canci¨®n no la conoc¨ªa. Y cuando suena y le empiezo a parar bolas, digo: ¡°Esto es lo que me est¨¢ pasando¡±. Ah¨ª est¨¢n las sirenas, ya te est¨¢n llamando, compadre. ?Qu¨¦ vas a hacer? Entonces la pregunta es: ?Qui¨¦n soy? ?Qui¨¦n soy para m¨ª? ?Y para los dem¨¢s? Para mi esposa, para mis hijos, para mi hija, ?qu¨¦ voy a hacer? ?Me tapo, y digo ?S¨ª, todo, pa¡¯ lante y me boto... o freno, me desarmo? Entonces vamos a desarmarnos, y duele, porque llevas 40 a?os de tu vida armando ese caparaz¨®n, una gran armadura para sobrevivir. Pero d¨¦jame quitarme todo y ver qu¨¦ es lo que me sirve a m¨ª. Porque en ese momento, esos 42 a?os, esa persona no me iba a servir a m¨ª, ni a mi familia, ni a mi trabajo, ni a mis amigos, y ah¨ª arranca el camino donde empiezas a mirar para todas partes, pero sobre todo para adentro.
¡ªEso suena f¨¢cil...
¡ªLa teor¨ªa es f¨¢cil de entender, pero la pr¨¢ctica no es f¨¢cil. Como dec¨ªa el cap¨ªtulo de Andr¨¦s Parra, tenemos que aprender y entender que no somos nuestros pensamientos. Que sea lo que sea esta persona que pensamos que somos y que todo el mundo piensa que somos, de todas formas no somos. Hay algo mucho m¨¢s elevado, algo mucho m¨¢s real y creo que finalmente la b¨²squeda es esa uni¨®n, porque todo esto es ego. Pero la b¨²squeda es c¨®mo callamos todo esto para acercarnos a lo que realmente somos. Y es una co?acera con el ego todos los d¨ªas, a cada minuto.
¡ªHablando de ese cambio de percepci¨®n, ?en qu¨¦ cree que ha cambiado la concepci¨®n de la masculinidad en Colombia, en Am¨¦rica Latina, en el mundo del espect¨¢culo, en los ¨²ltimos a?os?
¡ªHace poco habl¨¦ con mi terapeuta, Mar¨ªa Antonieta Sol¨®rzano, sobre el patriarcado. Llevamos muchos a?os sosteniendo la idea de que el patriarcado ha afectado casi exclusivamente a las mujeres. Y muchas personas pensamos que, si bien hist¨®ricamente las ha afectado much¨ªsimo, a los hombres nos ha afectado de formas casi que incomprensibles. Porque las mujeres suelen hablar de sus dolores y de c¨®mo ese patriarcado las ha lastimado. Nosotros hasta ahora estamos entendiendo que hemos sido muy lastimados y muy afectados por ese patriarcado, por ese juego de normas, de c¨®mo supuestamente debe comportarse y ser un hombre.
Con las llamadas ¡°nuevas masculinidades¡±, explica Raba, se va en contra de lo que significa ser hombre en el patriarcado. ¡°Pero la gran pregunta es: ?qu¨¦ es el hombre en esencia? ?Qu¨¦ es realmente la masculinidad?¡±, dice. Y recuerda que en una entrevista reciente le comentaban, con algo de sorpresa debido a los temas que trata en el podcast, que siempre lo hab¨ªan visto como un tipo rudo. ¡°Yo soy un tipo rudo, pero eso no quiere decir que no pueda ser sensible ni mostrar mi vulnerabilidad. Creo que la clave es c¨®mo podemos ser vulnerables sin que eso nos haga sentir a los hombres que perdemos masculinidad¡±. Tambi¨¦n, a?ade, siente necesario que las mujeres que lo rodean tengan una definici¨®n de lo que para ellas es ser un hombre, porque, si no, se llega una vez m¨¢s a las definiciones del patriarcado.
¡ªEn el podcast menciona el t¨¦rmino ¡°andropausia¡± y su propio tr¨¢nsito en ella, y habla de que puede causar depresi¨®n o ansiedad. Pero creo que se habla poco de que tambi¨¦n puede impactar en la vida sexual. ?Cree que todav¨ªa hay un tab¨² al respecto?
¡ªAbsolutamente. Yo ca¨ª en ese tab¨², despu¨¦s de una entrevista en que el titular era como ¡°Actor colombiano sufre la andropausia¡±. Y yo recul¨¦ y dije, ¡°No, esp¨¦rate¡±. Pero despu¨¦s me puse a pensar: ¡°Puede que s¨ª lo est¨¦s pasando¡±. Mi esposa dice que desde hace rato. Y eso se ve en los cambios de humor, en la irascibilidad, la falta de sue?o, la sudoraci¨®n, el apetito sexual, por supuesto que cambia. Queremos creernos el cuento del macho, y creo que ya no estamos para eso. La vida cambia y, entre eso, tambi¨¦n el deseo sexual. Y qu¨¦ maravilla que seguramente muchos hombres puedan con mucha calma hacerse esa pregunta: ?ser¨¢ que estoy pasando por eso? Resulta que con la edad vienen cambios hormonales. ?Por qu¨¦ no estamos hablando m¨¢s de eso?
M¨®nica Fonseca, la esposa de Raba, se ha sentado hace un rato a la mesa del comedor, desde donde domina el resto del espacio, a trabajar en su computador. En un momento interrumpe su oficio y entra en la conversaci¨®n: ¡°Voy a hacer una analog¨ªa de c¨®mo veo a Juan Pablo con una de nuestras pel¨ªculas favoritas, Forrest Gump, cuando el protagonista sale a correr. Tiene esa necesidad de salir a correr, no sabemos por qu¨¦. El man corre hasta que se cansa porque encontr¨® respuesta. Juampa es as¨ª: estaba buscando su respuesta, y se va a alimentando de todo lo que ve. Es muy personal el viaje. S¨ª siente que va acompa?ado en el camino, pero creo que es un viaje muy personal, as¨ª sea muy p¨²blico, y es bonito. Creo que lo que va a pasar es eso: va a llegar a un punto donde dejar¨¢ de correr, pero dej¨® sembradas semillas¡±.
¡ª?Se puede concluir que la raz¨®n del podcast es que, al escuchar a personas que en apariencia tienen la vida resuelta poner su vulnerabilidad sobre la mesa, hay cierta validaci¨®n de que, si esto les pasa a ustedes, por qu¨¦ no le va a pasar al resto del mundo?
¡ªExactamente ¡ªasiente el actor¡ª. Empezando por m¨ª, por esa figura de ese actor que est¨¢ en Hollywood, que tiene una mujer maravillosa, hijos sanos, un hobby superch¨¦vere, un trabajo que lo hace viajar por el mundo. Busco en mis invitados no necesariamente que sean personas con fama, pero s¨ª que cumplan con ese imaginario colectivo de lo que supuestamente es ser exitoso y tener la vida resuelta, porque si nosotros podemos levantar la mano y mostrarnos vulnerables, usted tambi¨¦n puede. Tal vez ese es el prop¨®sito m¨¢s grande de este espacio.
¡ª?Y lo han criticado por eso?
¡ªClaro, sobre todo en el primer episodio. Mucha gente dijo de todo, ¡°?De qu¨¦ se quejan? Problemas de ricos, la depresi¨®n es para los ricos, esa conversaci¨®n es para la gente que puede¡±. Yo, como el mismo Alejandro Ria?o dice, hablo de una posici¨®n de privilegio, a m¨ª las necesidades b¨¢sicas nunca me faltaron. Hay una frase fant¨¢stica que dice: tenemos que cambiar esa concepci¨®n de que todos estamos en el mismo barco. Estamos todos en una tormenta, pero unos est¨¢n en yate y otros en chalupa o en flotador. Hay unos que ni siquiera tienen flotador. Creo que desde ah¨ª podemos dar un lugar un poquito m¨¢s emp¨¢tico a todos.
¡ª?Y ahora qu¨¦ sigue para el podcast, tiene un plazo fijo?
¡ªNo tengo la menor idea. Por ahora seguir, seguir a pesar de mi propia cabeza.
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