Ni museos ni galer¨ªas: dos colectivos de arte en Bogot¨¢ triunfan en un edificio abandonado y en casas por demoler
La exposici¨®n Null en la vieja sede Telecom y la nueva sede del proyecto LaVamoATumb¨¢ llaman la atenci¨®n de un p¨²blico joven que busca espacios no convencionales de arte
William Contreras enciende el interruptor de una de las oficinas del piso seis del abandonado edificio de Telecom en el centro de Bogot¨¢ y, de repente, lo que parece ser una habitaci¨®n en la que olvidaron viejos trozos de puertas y ventanas se convierte en una obra de arte. La intervenci¨®n se llama Divisi¨®n de sistematizaci¨®n y est¨¢ hecha con luces de ne¨®n de color azul y partes originales de la edificaci¨®n, algunas de ellas con los logos de la extinta empresa estatal de telecomunicaciones. Esta fue una de las 38 piezas de Null, una exposici¨®n en la que una veintena de artistas dieron rienda suelta a crear, inspirados en la historia de un edificio en desuso desde 2003. ¡°La ruina es hermosa y los espacios abandonados siempre han sido interesantes¡±, afirma Contreras quien, tras haber expuesto en museos y galer¨ªas, dice que ha disfrutado m¨¢s de ver a los artistas explorar en espacios no convencionales. ¡°Estamos un poco agotados de pensar que tiene que haber un cubo blanco, una galer¨ªa, un espacio tradicional para hacer y exhibir arte¡±, agrega el cocurador de Null.
Unos 10 kil¨®metros m¨¢s al norte, en el barrio antes conocido como Antiguo Country y cada vez m¨¢s llamado El Virrey por un parque vecino, algo similar dice el artista Jes¨²s Bedoya. M¨¢s conocido como Chucho Candela, es el director de LaVamoATumb¨¢. En la Autopista Norte con calle 87, alquil¨® con su socio Hern¨¢n Jim¨¦nez una casa de dos pisos que antes funcionaba como sede de un centro de salud, la intervinieron con m¨¢s de 130 artistas y la abrieron al p¨²blico. All¨ª estar¨¢n hasta abril, cuando la devolver¨¢n a los propietarios para que la demuelan. ¡°Quisimos crear un espacio que estuviera entre esas grietas del museo, la galer¨ªa y la calle. Es un punto intermedio que genera una nueva forma de ver y entender el arte¡±, afirma Candela, que lleva 10 a?os con este proyecto.
Desde 2015, han pasado por una casa en el exclusivo barrio de Rosales, un restaurante chino abandonado, una vivienda en la bohemia La Macarena, y otra m¨¢s en el Antiguo Country y hasta por una vieja droguer¨ªa en la calle 85. A todas ¨Dexcepto a la casa de La Macarena¨D les han cantado y bailado la chirim¨ªa La vamo¡¯ a tumb¨¢, de Grupo Saboreo, que inspira el nombre del proyecto: ¡°Esta casa la hice yo / Con amor y sacrificio / En el barrio est¨¢ de fiesta / He invitado a mis amigos / Hoy la vamo¡¯ a tumb¨¢¡±. Hoy, Candela y Jim¨¦nez celebran que Magma, la ¨²ltima casa haya sido el proyecto m¨¢s exitoso. El primer fin de semana llegaron 1.500 personas.
Contreras y Candela, desde sus distintas disciplinas y visiones, aplauden la posibilidad de crear fuera de las galer¨ªas tradicionales. Les va bien. En una ciudad que suma m¨¢s de 60 museos y una oferta cultural para todos los gustos, los dos proyectos autogestionados e independientes han captado la atenci¨®n, y aparecen una y otra vez en TikTok e Instagram. El proyecto en Telecom, que se financi¨® con la beca estadounidense Apexart, tuvo entre 250 y 300 visitantes diarios mientras estuvo activa en octubre. Esa cifra oblig¨® al equipo a contratar ocho mediadores para manejar un inesperado flujo de p¨²blico en una zona del centro de la ciudad cruzada por el trabajo sexual, los oficios de reciclaje y el tr¨¢fico y consumo de drogas. Magma ha tenido unos 3.000 espectadores desde su inauguraci¨®n a mediados de septiembre.
Bogot¨¢ ya ha visto ideas similares pero pocos proyectos independientes consiguen permanecer, por la dificultad de conseguir financiamiento y visibilidad. Uno de los pocos referentes es la Galer¨ªa Al Cuadrado que, entre 2003 y 2009, se dedic¨® a exhibiciones en lugares en abandono o no convencionales. Estuvo en el Centro Cultural Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n, el antiguo hotel Hilton y en la vieja sede de cervecer¨ªa Andina, pero cerr¨® poco despu¨¦s de la muerte de Juan Gallo, uno de sus fundadores. Tambi¨¦n ha habido proyectos m¨¢s peque?os. William Contreras cur¨®, junto a Carolina Cer¨®n, una muestra en la olvidada f¨¢brica de Pastas El Gallo, en 2019, y este a?o la galer¨ªa SGR celebr¨® sus 10 a?os fuera de su sede habitual, en la Casa Rosa, una vivienda de los a?os 30 en ruinas.
No es sencillo conseguir las locaciones. Null pudo instalarse en Telecom porque Linda Pongut¨¢, la cocuradora, ha frecuentado el edificio durante 14 a?os y consigui¨® que el due?o les arrendara. Desde que estudiaba Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, iba all¨ª para adentrarse en un episodio de la historia de las telecomunicaciones y del trabajo en Colombia. ¡°Quer¨ªa entender un poco m¨¢s de Bogot¨¢ y alejarme de los lugares cerrados, los cubo blanco desde donde se piensa y se hace el arte la mayor¨ªa de las veces¡±, cuenta. En su tesis de grado explor¨® materiales y archivos del edificio, y ahora vive el sue?o de ¡°detonar otras lecturas desde el arte¡± a partir la historia del Telecom. Null, por ejemplo, tuvo piezas como Vocalizaciones urbanas, una instalaci¨®n sonora de la artista Luisa Roa que utiliza los cantos de las aves que viven en los alrededores del edificio.
Una vez se consiguen los lugares, hay algo que encuentran mucho mejor que un lienzo en blanco: una ruina o los muros de una casa por demoler. ¡°Da muchas libertades. Podemos abrir una pared, quitar puertas, recoger cosas del piso. Una galer¨ªa impoluta que tienes que cuidar demasiado a veces estorba¡±, describe Contreras. Trabajar a partir de la historia les ha servido para conectar con un p¨²blico diverso. A Null llegaron vecinos del barrio, adultos y mayores que recordaban el esplendor de Telecom. Tambi¨¦n exempleados que quer¨ªan volver a recorrer sus pasillos, a revivir su pasado.
Los creadores de LaVamoATumb¨¢ tambi¨¦n han disfrutado de los lugares. ¡°En cada proyecto, les decimos a los artistas que la casa tambi¨¦n es de ellos. Los invitamos a experimentar. El objetivo es que se vuelva un centro cultural donde pasa de todo¡±, afirma Jim¨¦nez. En Magma hay muros, suelos y techos intervenidos por artistas urbanos de renombre como DjLu, Sapo Perra y Ledania; un ascensor empapelado por Peregrino, un especialista en serigraf¨ªa y cartelismo; y hasta un enorme agujero en una de las paredes hecho por Estey Ducuara para la obra Asalto.
Tanto fascinan estos viejos espacios, que los artistas a veces deciden quedarse. As¨ª lo har¨¢n Contreras y Pongut¨¢, que instalar¨¢n su taller en el piso nueve del Telecom y, desde all¨ª, esperan ofrecer nuevas exposiciones. Su meta es ofrecer becas o residencias art¨ªsticas para que j¨®venes artistas puedan crear desde el Telecom. Chucho Candela a¨²n conserva la casa de La Macarena, que ahora funciona como un coworking en el que hay dos talleres de pintura, una escuela de cer¨¢mica y un estudio de arquitectura. La actual galer¨ªa, Magma, la vieja sede de servicios de salud, s¨ª la van a tumbar.
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