Un c¨®nclave y cinco preguntas para 2025
Cualquier Gobierno en su recta final debe comprender que de sus promesas pendientes tendr¨¢ que escoger una o dos para dedicarles todo su esfuerzo
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Esta semana los funcionarios del Gobierno de Gustavo Petro se reunieron para definir una hoja de ruta estrat¨¦gica para los 18 meses restantes de su mandato. La principal conclusi¨®n que el pa¨ªs conoci¨® tras el final del encuentro es el cambio de enfoque en las acciones del Gobierno en la segunda mitad de su periodo constitucional. Los ministros han recibido la instrucci¨®n de que la consigna ser¨¢, en adelante, hacer.
Son varias las preguntas que quedan a prop¨®sito de esta conclusi¨®n, que en cualquier otra coyuntura se entender¨ªa como algo apenas natural entre los deberes de un Gobierno a partir de su primer d¨ªa en el poder. Sin embargo, esta vez las prioridades parecen haber estado en otros campos, como el de las discusiones narrativas y el posicionamiento de agendas como la transici¨®n energ¨¦tica y la paz total que, si bien han sido banderas del Gobierno, es poco lo que se ha logrado en materia de pol¨ªticas p¨²blicas desde esos frentes. Si la conclusi¨®n del encuentro de ministros es que luego de m¨¢s de dos a?os en el poder deben ponerse en la tarea de construir, queda una profunda duda de fondo: ?cu¨¢l fue la premisa durante los dos a?os que pasaron?
Despu¨¦s del desmedido optimismo de las cerca de 15 grandes reformas que el Pacto Hist¨®rico propuso en la campa?a de 2022, se debe traer a la mesa una necesaria dosis de realismo mientras los meses restantes en el poder son cada vez menos. El objetivo de hacer y ejecutar, manifestado en el c¨®nclave del Gobierno, tendr¨¢ como primer obst¨¢culo la situaci¨®n de desfinanciaci¨®n que enfrenta el pa¨ªs, as¨ª como las ya conocidas limitaciones que han definido a la Administraci¨®n actual en la implementaci¨®n de sus pol¨ªticas. Indudablemente, llegar¨¢ el punto en que el Gobierno tendr¨¢ que priorizar una o dos reformas para dedicar todo su capital pol¨ªtico y, ojal¨¢, construir sobre lo que ya funciona en los sistemas anteriores.
Por eso, una pregunta clave ahora que el Gobierno ha decidido destinar su atenci¨®n a la ejecuci¨®n es cu¨¢les de sus proyectos ser¨¢n prioritarios y cu¨¢les otros quedar¨¢n en pausa de manera estrat¨¦gica. Los tiempos se agotan y cualquier Gobierno en su recta final debe comprender que, de sus promesas pendientes de reformar el sistema pol¨ªtico, el modelo de salud, la instituci¨®n de la educaci¨®n, el esquema de tributaci¨®n, entre tantas otras, tendr¨¢ que escoger una o dos para dedicarles todo su esfuerzo. El presidente sabe que, por m¨¢s que conserve la emoci¨®n de algunos de sus electores desde peleas diarias y discusiones narrativas, la historia lo medir¨¢ por su legado y sus resultados, y es en ese campo donde su Gobierno menos tiene para mostrar.
Para hacer y ejecutar es crucial contar con aliados en diferentes arenas, como el Congreso y los partidos pol¨ªticos, en los cuales reposa la decisi¨®n de acompa?ar o rechazar las iniciativas del Ejecutivo. Del di¨¢logo interinstitucional depende en gran parte el futuro de las reformas y el Gobierno deber¨ªa dedicar un amplio cap¨ªtulo de su nuevo enfoque de planeaci¨®n estrat¨¦gica a la inclusi¨®n de algunas de las perspectivas de otros partidos dentro de sus propuestas. En este punto debemos preguntarle al Gobierno c¨®mo busca reparar de manera efectiva los puentes con sectores clave para el futuro de su agenda, muchos de los cuales han recibido a diario la furia y las etiquetas de corruptos, fascistas y enemigos del pueblo de parte del presidente.
Pero adem¨¢s de alcanzar consensos con los partidos y establecer alianzas s¨®lidas, tambi¨¦n es necesario conquistar la confianza de nuevos sectores de la ciudadan¨ªa, en vez de crear todos los d¨ªas nuevas rivalidades con actores con los que hasta hace poco se conviv¨ªa en paz. A estas alturas, en que la premisa es construir y ejecutar, debemos preguntarle al presidente y sus ministros si continuar¨¢n apost¨¢ndole a la divisiva estrategia digital de las llamadas bodegas que tanto han rebajado el debate p¨²blico y que, lejos de conquistar nuevos apoyos, han radicalizado los ¨¢nimos de todas las discusiones desde el purismo y el encierro ideol¨®gico. Una estrategia de comunicaciones construida desde la consigna de hacer no puede ser coherente con la ca¨®tica ruta de los cientos de insultos y agravios cotidianos de parte de tantos furiosos radicales del petrismo, liderados por el propio presidente.
Finalmente, hay que preguntar si el enfoque asumido en el reciente c¨®nclave es tambi¨¦n un gesto de autocr¨ªtica y un reconocimiento de todo el tiempo valioso que se ha perdido en medio de la divagaci¨®n, la desgastante pelea diaria con todos los sectores en el debate p¨²blico y la presentaci¨®n de propuestas que no llegan a nada, como la idea de la Constituyente que dividi¨® al pa¨ªs y se qued¨® en un anuncio.
Deja muchas inquietudes que el primer Gobierno de izquierda en d¨¦cadas en Colombia ¨Daunque no el primero en la historia¨D se haya permitido desperdiciar el tiempo y el capital pol¨ªtico de una manera tan desmedida, en medio de discusiones desgastantes que no llevaron a nada. Ahora que el presidente Petro siente en serio el peso de las horas restantes de su periodo constitucional, ha dicho que la consigna por fin ser¨¢ hacer y ejecutar. Pero la experiencia de instituciones como Ecopetrol y el sistema de salud, ambas agonizantes por cuenta de las decisiones del Gobierno, recuerda que lo m¨¢s urgente a estas alturas no solamente es hacer, sino, sobre todo, dejar de destruir.
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