Un acuerdo exige moderaci¨®n
No basta con que el presidente Petro diga una vez a la semana que busca un gran acuerdo nacional si los otros seis d¨ªas sus discursos est¨¢n marcados por los agravios contra sus contendores pol¨ªticos, los empresarios o los medios de comunicaci¨®n
Una vez a la semana, como m¨ªnimo, el presidente Gustavo Petro recuerda en sus discursos que quiso construir un gran acuerdo nacional. La puerta, en principio, no est¨¢ cerrada del todo. Sin embargo, el mayor obst¨¢culo no est¨¢ en la ausencia de espacios de concertaci¨®n ni en la falta de disposici¨®n de otros sectores ante la posibilidad de un di¨¢logo, sino en la propia narrativa del Gobierno, que un d¨ªa propone acercamientos y luego ataca con furia a todos los que percibe como contrarios.
En las semanas recientes, el pa¨ªs entero ha sido testigo de la forma en que el Gobierno ha subido el tono contra todos sus cr¨ªticos y contrincantes en la prensa, la sociedad civil, la econom¨ªa y la arena pol¨ªtica. Y si bien sus m¨¢s comprometidos defensores aplauden este camino de encierro ideol¨®gico del presidente, la verdad es que nadie gana cuando un gobernante se radicaliza. Entre m¨¢s agravioso o intimidante se hace el discurso que viene del poder, m¨¢s se esfuma cualquier posibilidad de alcanzar acuerdos en beneficio de todo el pa¨ªs.
A lo largo de sus dos a?os de mandato, el presidente Petro ha mostrado que prefiere la arena de la pelea, la confrontaci¨®n y la incertidumbre por encima de la construcci¨®n de un ambiente de confianza para todos los sectores de la naci¨®n. Es as¨ª como casi a diario lo vemos llamar ¡®fascistas¡¯ a sus contendores de la pol¨ªtica, a pesar de que muchos est¨¦n lejos de serlo, comparar al periodismo cr¨ªtico con las oscuras teor¨ªas de Goebbels desde la ligereza m¨¢s desconcertante, y tildar de ¡®esclavistas¡¯ a los empresarios y de ¡®defensores del capital¡¯ a los medios de comunicaci¨®n. No basta con decir una vez a la semana que se busca un gran acuerdo nacional si los otros seis d¨ªas los discursos est¨¢n definidos por los agravios y los ataques desde las generalizaciones: ?con qui¨¦nes debe construir un acuerdo el Gobierno si no es con los sectores a los que se ha acostumbrado a ofender a diario?
Llegar a acuerdos intersectoriales en medio de las profundas diferencias de la pol¨ªtica ocurre pocas veces en la historia, y exige que los gobernantes ofrezcan una inusual moderaci¨®n en sus tesis y demuestren verdadero respeto por todos sus contrincantes. Tal vez lo m¨¢s importante que alguien tendr¨ªa que recordarle al presidente Petro es que no puede pretender, como parece hacerlo, que la agenda de un acuerdo nacional sea construida sobre sus propias tesis program¨¢ticas. Esperar que los partidos y los sectores de la ciudadan¨ªa cedan en todas sus miradas y suscriban las tesis planteadas por el Gobierno no solo no es factible: tampoco es una pretensi¨®n propia de dem¨®cratas que el acuerdo de toda una naci¨®n sea sobre sus ideas y su discurso. Y aqu¨ª es cuando m¨¢s me pregunto ¨Cy lo digo porque en ning¨²n momento el presidente ni su equipo han mostrado se?al alguna de claridad al respecto¨C si el Gobierno tambi¨¦n est¨¢ dispuesto en ceder un mil¨ªmetro en sus premisas a cambio de construir ese gran pacto.
Un acuerdo debe trazar una hoja de ruta com¨²n en temas esenciales como la profundizaci¨®n del acceso a la salud, el cierre de brechas en la educaci¨®n y la garant¨ªa de condiciones para el desarrollo del modelo econ¨®mico, pero jam¨¢s podr¨ªa significar unanimidad, ni el final de debates esenciales. Tampoco puede esperarse que un punto de encuentro intersectorial sobre esos temas sea equivalente a que los partidos y los sectores de la sociedad civil terminen siendo conducidos a suscribir las reformas propuestas por el gobierno Petro en esos frentes. En eso no habr¨ªa nada de acuerdo nacional y esto es algo que deben tener claro el mandatario y sus ministros, y tambi¨¦n sus principales cr¨ªticos.
Sin embargo, el mayor obst¨¢culo para cualquier di¨¢logo sigue siendo la propia actitud del Ejecutivo. ¡°Les ofrecimos un Acuerdo Nacional y nos respondieron con una pu?alada trapera¡±, dijo el presidente a comienzos de septiembre desde Florencia, en el departamento del Caquet¨¢. Y ese es precisamente el problema: que m¨¢s que interesarle construir un acuerdo que beneficie al pa¨ªs y su futuro, el presidente Petro parece creer que le traer¨¢ mejores resultados decir que busc¨® hacerlo posible pero que las ¨¦lites, la oligarqu¨ªa y tantos otros comodines de su ret¨®rica lo torpedearon.
Sigo creyendo que a¨²n no es tarde para llegar a acuerdos sobre el futuro del pa¨ªs, pero para eso el primer paso ser¨¢ una moderaci¨®n de la que hasta ahora no tenemos pista alguna.
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