Todos, todas y todes a la calle
Intrigante insistencia del presidente en que la gente se manifieste en la calle. ?Temor de un golpe o, de golpe, susto por la fragilidad de su gesti¨®n?

La calle es un escenario muy exigente. Parece f¨¢cil tom¨¢rsela y darle uso de herramienta para lograr transformaciones sociales. Pero hay que saber manejar las herramientas, porque las hay de todo tipo: las de medici¨®n (como las que usa el ELN para saber cu¨¢nto aceite le queda al gobierno antes de que se le desgasten los pistones y comiencen las fallas en el encendido), las de trazado (como las que la delincuencia emplea para demarcar sus territorios en tiempos de paz total e impunidad), las de sujeci¨®n (como el alicate con que la delincuencia nos aprieta, al cuello, el alambre de la extorsi¨®n), las de golpe (?el mazo lo sentimos los colombianos a diario!), las de corte (porque aqu¨ª todo funciona con ¡°serrucho¡±) y las digitales (que de manera tan eficiente, y con dineros oficiales, funcionan para acabar la honra de la gente que se atreve a cuestionar a los heraldos del progresismo).
Aunque la calle siempre debe estar a disposici¨®n de quien quiera expresarse, podr¨ªa pensarse que resultar¨ªa m¨¢s efectiva para exigir, de quien detenta el poder, resultados. Un uso adicional, muy popular en la Colombia de los ¨²ltimos dos a?os, es a manera de aplauso. V¨¢lido. La calle es amplia y all¨ª encuentran acomodo la vanidad, la egolatr¨ªa y el envanecimiento (esta ¨²ltima, palabreja ex¨®tica, que podr¨ªa reemplazarse por el m¨¢s popular concepto de endiosamiento).
En otras latitudes y momentos hist¨®ricos, la calle ha servido para que se respete la democracia y el Estado de Derecho, cuando hay amenazas: para deponer tiranos o socavar administraciones desdibujadas que devoraron la institucionalidad.
A estas alturas del gobierno progresista, y en momentos de intranquilidad institucional, militancia en los puestos t¨¦cnicos claves del Estado, enemistades evidentes entre los ministros y otros funcionarios y, en general, manifiesta incapacidad para ejecutar y administrar, no se entiende cu¨¢l es la esencia del llamado a las calles¡ ?exigirle al petrismo los resultados que no ha podido dar o que la gente le reclame seguir en la senda de los paup¨¦rrimos resultados?
Lo primero tendr¨ªa toda la l¨®gica del caso: presidente, usted gan¨® en las urnas, y tiene las maneras legales y constitucionales, en respeto de los dem¨¢s poderes y la arquitectura jur¨ªdica, de gobernar. Entonces, por favor act¨²e, porque la salud va hacia las profundidades abisales, el empresariado est¨¢ arrinconado, la delincuencia opera a sus anchas, la transformaci¨®n educativa es una promesa, la vivienda es un espejismo, el gas y la energ¨ªa pronto ser¨¢n pasado, los recursos futuros del Estado est¨¢n en riesgo y gobernar civilizadamente con los opositores ser¨¢ una quimera.
En ese mismo sentido, ?saldr¨¢ la gente a la calle a aplaudir la parsimonia, la inefectividad y el incumplimiento? ?Veremos carteles que digan ¡°?s¨ª al retrovisor, que a¨²n es tiempo de usarlo, presidente!¡±? ?Oiremos arengas del tipo ¡°se vive se siente, gabinete disidente¡±? En ¨²ltimas: ?cu¨¢l es el porcentaje real de quienes votaron por Petro, y est¨¢n lo suficientemente satisfechos con su tarea, como para salir a alabarlo en la calle? Y, en otro sentido, ?qu¨¦ porcentaje lo ve rajado en ejecuciones y, a pesar de la lluvia de subsidios que se nos viene, preferir¨¢ evaluar otras propuestas para el pr¨®ximo periodo?
A estas alturas, usted ya se ley¨® la columna, pero hay un eje central que vale la pena recalcar. Lo dejo aqu¨ª en forma de pregunta. Un presidente en ejercicio que reclama calle todos los d¨ªas, ?es porque est¨¢ seguro de que lo ha hecho divinamente o porque duda de que su gesti¨®n le gane sucesor? Resp¨®ndase, h¨¢game el favor.
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