Colombia rompe con su tradici¨®n de evitar a los militares en el Ministerio de Defensa
Uno de los grandes cambios que trajo la Constituci¨®n de 1991 fue el acuerdo no escrito de mantener la cartera de Defensa en manos civiles

¡°Yo nomino como ministro de Defensa de la Colombia, potencia mundial de la vida, a quien salv¨® la vida, al lado de los ind¨ªgenas y la selva, a ni?os y ni?as ind¨ªgenas que hoy corren alegres y libres (...) El general Pedro S¨¢nchez nos ayudar¨¢ a llevar a Colombia a la paz¡±. Con esas palabras, el presidente Gustavo Petro, que interven¨ªa en el encuentro de gobernadores, dio fin a una tradici¨®n de 35 a?os: la de tener a un civil en cabeza del Ministerio de Defensa, un cambio que se dio al tiempo con la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n de 1991.
Colombia, que bajo su anterior Carta Pol¨ªtica vivi¨® casi permanentemente bajo estados de excepci¨®n, evit¨® las largas dictaduras militares de casi toda Am¨¦rica del Sur (vivi¨® una, breve y conocida entonces como dictablanda, entre 1953 y 1957). A cambio de evitar que los militares entraran en las aguas de la pol¨ªtica y la administraci¨®n p¨²blica, los entonces todopoderosos partidos Liberal y Conservador no solo acordaron repartirse el poder para superar una guerra civil no declarada que enlut¨® al pa¨ªs en los a?os 40 y 50. Tambi¨¦n aceptaron entregar el manejo de la seguridad, y del Ministerio del ramo, a los militares.
Ese acuerdo qued¨® sellado en un discurso que dio el entonces presidente electo Alberto Lleras Camargo a la c¨²pula de oficiales en mayo de 1958, tras una intentona golpista. ¡°Yo no quiero que las Fuerzas Armadas decidan c¨®mo se debe gobernar a la Naci¨®n, en vez de que lo decida el pueblo; pero no quiero, en manera alguna, que los pol¨ªticos decidan c¨®mo se deben manejar las Fuerzas Armadas en su funci¨®n, su disciplina, en sus reglamentos, en su personal¡°, dijo el l¨ªder liberal, el primer presidente electo tras el mandato del general Gustavo Rojas Pinilla.
En los siguientes 33 a?os, 14 generales ocuparon el Ministerio de Defensa. Eran a la vez comandantes de las Fuerzas Militares y el uniformado con mayor antig¨¹edad en activo. Ver a un militar sentado en los consejos de ministros se hizo usual, parte de un statu quo que r¨¢pidamente, y sobre todo desde los a?os 70, empez¨® a ser cuestionado por la izquierda. El excluyente Frente Nacional de liberales y conservadores se entremezclaba con la militarizaci¨®n de los asuntos de seguridad, y un reclamo constante fue el de devolver el control de los civiles sobre la cartera, con lo que ello implicaba.
El gran cambio se dio entre 1990 y 1991. La desmovilizaci¨®n de varias guerrillas, incluyendo al M-19, en el que Petro milit¨® en su juventud, y especialmente la Asamblea Nacional Constituyente impulsada por un movimiento estudiantil y los gobiernos liberales de Virgilio Barco (1986-1990) y C¨¦sar Gaviria (1990-1994), dio un nuevo aire al pa¨ªs entero. Si bien la Constituci¨®n no modific¨® formalmente la relaci¨®n entre civiles y militares, su esp¨ªritu era otro. Y Gaviria actu¨® en concordancia.
Tan solo un mes despu¨¦s de la firma de la nueva Constituci¨®n, el entonces presidente acept¨® el retiro de ?scar Botero, quien era ministro desde 1989. En lugar de elegir a alguno de los militares m¨¢s veteranos, nombr¨® al economista Rafael Pardo, quien a sus 38 a?os hab¨ªa sido negociador con el M-19, consejero para la Paz de Barco, y de Seguridad Nacional de Gaviria.
Esa decisi¨®n, bienvenida por la izquierda y por el liberalismo, no dej¨® de tener cr¨ªticos. Entre los conservadores, el senador Roberto Gerlein fue uno de los m¨¢s vocales de la molestia. ¡°Gaviria siempre se ha sentido inc¨®modo con los militares y ahora se inventa la figura de la responsabilidad pol¨ªtica de los ministros para acabar con la instituci¨®n del ministro de Defensa militar¡±, dijo entonces al diario El Tiempo. ¡°Esta medida es absolutamente inconveniente, sobre todo en un momento en que se recrudece la lucha armada¡±. Tambi¨¦n se quejaron los militares en retiro, pero todo fue en vano.
Desde entonces, los gobiernos de todo tipo mantuvieron el Ministerio en cabeza de civiles. Incluso el derechista ?lvaro Uribe, muy cercano a las Fuerzas Armadas, tuvo a cinco civiles durante sus ocho a?os de mandato; lo m¨¢s cerca que estuvo de designar a un militar fueron los casi cinco meses de mando interino del general Fredy Padilla de Le¨®n, para eventualmente nombrar a un civil, Gabriel Silva Luj¨¢n. Tampoco Iv¨¢n Duque, afecto a los militares y pupilo de Uribe, nombr¨® a un uniformado. Lo hace Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda de estas d¨¦cadas, con la particularidad de que el elegido, el general de aviaci¨®n Pedro S¨¢nchez, ha anunciado que renunciar¨¢ a su carrera para asumir el Ministerio como un civil.
Ninguno de los antecesores, sin embargo, era un militar en retiro, y mucho menos uno elegido por un presidente cuando estaba en ejercicio.
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