Luis Felipe Arrubla, un ejecutivo que le apuesta al pa¨ªs
Adem¨¢s de aportar y apostarle al pa¨ªs como presidente de Valorem, este bogotano fue una de las fichas clave para que D1 sea hoy un negocio mayoritariamente colombiano, con tiendas en 28 de los 32 departamentos y m¨¢s de 20.500 empleos directos
El 23 de diciembre de 2014, Luis Felipe Arrubla pospuso sus fiestas de fin de a?o luego de una llamada con la que comenz¨® la verdadera colombianizaci¨®n de D1. Las tiendas hab¨ªan surgido cinco a?os atr¨¢s y al holding de la familia Santo Domingo s¨®lo le pertenec¨ªa un 20% de la compa?¨ªa, cuyo creador es el empresario chileno Michel Olmi. Lo que Arrubla se dispon¨ªa a hacer, en calidad de vicepresidente de planeaci¨®n, era ajustarlo todo para poder cerrar el negocio que llevar¨ªa a Valorem a apropiarse de un 60% del negocio.
Bastar¨ªa con saber que un fondo de pensiones de Canad¨¢ invirti¨® unos 334.000.000 de d¨®lares para tener una participaci¨®n del 19,3% ¡ªel otro 20% le pertenece a Ihag, fondo de banca privada familiar suizo¡ª para entender que la inversi¨®n no era menor. Pero fue la visi¨®n a largo plazo de este bogotano lo que llev¨® a D1 a convertirse literalmente en el ¡®pan de cada d¨ªa¡¯ para cualquier colombiano, sin importar estrato socioecon¨®mico o posici¨®n social.
Y es, precisamente, esa visi¨®n la que le permite afirmar que, aunque la transici¨®n pol¨ªtica que vive el pa¨ªs genera un cambio, ¡°no tenemos por qu¨¦ volvernos negativos y detener nuestros planes¡±. Arrubla est¨¢ convencido de que se puede seguir generando empleo digno, invirtiendo y haciendo crecer al pa¨ªs por medio de la econom¨ªa libre, la propiedad privada y la competencia. ¡°Hay que seguir pedaleando. Y si se pone duro, pues pedalear m¨¢s duro¡±.
La palabra ¡®defecto¡¯ no existe en el l¨¦xico de este ingeniero civil de 48 a?os, quien prefiere hablar de ¡°oportunidades de mejora¡± al referirse a la concentraci¨®n hacia un resultado y a la disciplina. ¡°Tenemos que aprender a canalizar mejor todo el esfuerzo hacia agregar valor a un negocio y trazar una ruta m¨¢s ambiciosa. Por ejemplo, si vendo un software, qu¨¦ otro servicio de mantenimiento o herramientas premium puedo ofrecer despu¨¦s para mejorar la experiencia del usuario¡±.
Ser optimista, sin embargo, no significa ser ingenuo o evadir la realidad. ¡°Lo malo hay que capotearlo y lo bueno hay que potenciarlo¡±. Por eso Arrubla se define como una persona pragm¨¢tica, disciplinada y persistente, siendo esto ¨²ltimo algo que considera una cualidad muy t¨ªpica del colombiano en el trabajo: ¡°Le ponemos empe?o a las cosas, nos comprometemos, damos esa milla adicional¡±.
Por supuesto que la falta de equidad en t¨¦rminos de oportunidades y de educaci¨®n es un obst¨¢culo evidente, pero zanjar esa brecha en una econom¨ªa en desarrollo ¡°no se da de la noche a la ma?ana¡±. Arrubla tiene la mentalidad liberal de que la inversi¨®n y el dinamismo de la econom¨ªa capitalista hacen que una sociedad se mueva lentamente hacia esa igualdad de oportunidades.
Es as¨ª como el D1 ha contribuido con el desarrollo del pa¨ªs, en la medida en que el 94% de las familias colombianas est¨¢n ahorrando plata de su presupuesto para mercado, que luego pueden invertir o gastar en otras cosas. ¡°Me atrever¨ªa a decir que la inflaci¨®n se ha contenido gracias a que generamos un diferencial de precios tan grande con los otros supermercados, que incluso los de m¨¢s alta gama ajustaron sus precios e introdujeron productos econ¨®micos que pudieran competir con los precios bajos de D1¡å.
M¨¢s all¨¢ de las cifras, una de las consecuencias m¨¢s evidentes es la democratizaci¨®n de ciertos productos que antes eran considerados de lujo para la gran mayor¨ªa de los colombianos y que hoy pueden comprar a precios accesibles: aceite de oliva, jam¨®n serrano, quesos maduros locales como el paipa, aceitunas, nueces y granolas, entre otros, hacen parte de esta oferta que zanja poco a poco la brecha entre la manera que se alimentan pobres y ricos en el pa¨ªs.
Los art¨ªculos de venta hoy en d¨ªa ascienden a 1.000 referencias, entre productos b¨¢sicos de la canasta familiar y productos complementarios, muchos de ellos hechos directamente por D1 con proveedores y mano de obra colombiana.
No s¨®lo son los consumidores los que se han beneficiado de este negocio revolucionario cuyos productos de marca propia han sido acogidos por los colombianos sin necesidad de publicidad y a punta de pura calidad. Entre las personas u organizaciones que se ven involucradas (lo que los expertos llaman stakeholders) est¨¢n proveedores, arrendatarios, municipios, fisco nacional y, muy importantes, empleados. ¡°Este a?o generamos 1.500 empleos nuevos y el a?o pasado 2.750 en zonas de muy bajo acceso en donde no hay muchas oportunidades: Arauca, Choc¨®, La Guajira, Guaviare¡±.
Y si de equidad se trata, hay otra cifra muy positiva en cuanto a la proporci¨®n de mujeres y hombres que trabajan para D1. ¡°De los 20.500 empleados que tenemos, aproximadamente el 53% son mujeres. El 35% de ellas son cabezas de hogar¡±. Y aunque el ¨²ltimo de la fila entre los stakeholders es Valorem, Arrubla asegura que D1 no es una fundaci¨®n de caridad, ni mucho menos. Sus presupuestos se est¨¢n cumpliendo, a pesar de que la inflaci¨®n que dej¨® la pandemia en el mundo entero afecte el negocio. ¡°Esto se debe en gran parte a Christian Babler, que es nuestra cabeza en D1 y que trabaj¨® m¨¢s de dos d¨¦cadas en Aldi, la cadena de supermercados alemana que invent¨® este modelo de negocio en la posguerra para reactivar la econom¨ªa¡±.
Que D1 es un monstruo que arrasa con las tiendas de barrio, dicen algunos. ¡°Falso¡±, contesta Arrubla. ¡°La participaci¨®n de las tiendas del barrio en el mercado sigue siendo del orden del 40-50%, tal y como estaba antes de la llegada de D1. Aparte, muchos tenderos se han visto beneficiados tambi¨¦n, porque nos compran a nosotros a muy buen precio para surtir sus tiendas. Nosotros no competimos con ellos ni pretendemos reemplazar lo irremplazable. Ellos tienen su nicho. Nosotros somos un complemento¡±. Para hablar sobre la llegada de otras tiendas de gran descuento, como Ara o ?simo, Arrubla vuelve al punto central de la conversaci¨®n: ¡°Una econom¨ªa abierta a la competencia crece y obliga a tener mayores eficiencias. Por eso le damos la bienvenida a la competencia. Todo lo que nos obligue a ser mejores siempre ser¨¢ positivo¡±.
¡®El D1¡ä ¡ªcomo lo llamamos los colombianos¡ª es un muy buen ejemplo de c¨®mo el liderazgo de los grandes conglomerados no es necesariamente una amenaza monopolizadora. D1 ha ido desarrollando productos propios de calidad hechos por manos colombianas y es un negocio que genera prosperidad en todos los niveles. Bien reza el dicho: mientras unos lloran, otros venden pa?uelos.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundaci¨®n Corona.
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