Serran¨ªa de Manacac¨ªas: el ¡°acuerdo social¡± detr¨¢s del m¨¢s reciente parque nacional natural de Colombia
Lograr la declaratoria para conservar 68.000 hect¨¢reas en las llanuras del Meta fue una labor conjunta del Estado, empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil y la comunidad. Hoy es un referente de construcci¨®n de confianza por medio del di¨¢logo y la transparencia
Entre diciembre de 2023 y enero de este a?o, los principales medios nacionales ¨Dy algunos internacionales como The New York Times¨D dedicaron sus plataformas a un hecho tan importante como inusual: ocho familias de larga tradici¨®n ganadera acordaron vender sus tierras al Estado colombiano para crear el Parque Nacional Natural n¨²mero 61 de Colombia. Se llama Serran¨ªa de Manacac¨ªas, a seis horas del centro poblado m¨¢s cercano, San Mart¨ªn, en el Meta.
Un logro importante porque, como explica Thomas Walschburger, asesor senior de Ciencias para The Nature Conservancy (TNC) en Colombia, con 68.030 hect¨¢reas, Manacac¨ªas es ¡°una serran¨ªa absolutamente ¨²nica dentro del contexto de los llanos orientales y desde el punto de vista bi¨®tico y biogeogr¨¢fico¡±, tanto por sus vastas sabanas onduladas, entre otros 11 ecosistemas estrat¨¦gicos, como por su rol como puente natural entre la Amazon¨ªa, los Llanos y los Andes.
Un logro inusual porque, de acuerdo con William Zorro, director del ¨¢rea protegida, Manacac¨ªas es posiblemente uno de los ¨²ltimos parques nacionales de su categor¨ªa, la m¨¢s estricta en temas de conservaci¨®n, pues ¡°en el territorio nacional ya no hay tantas zonas con bald¨ªos; hoy es necesario hacer unos procesos muy grandes de concertaci¨®n con la comunidad y compensar la tierra que se va a apropiar para avanzar con la conservaci¨®n. Aqu¨ª fue posible porque se alinearon los intereses y las voluntades de todos los actores para poder hacer un acuerdo social que permitiera esa declaratoria¡±.
Es que, aparte de las ocho familias que aceptaron vender sus tierras y arrear su ganado ceb¨² hacia otros hatos, en los procesos de delimitaci¨®n, caracterizaci¨®n, negociaci¨®n y financiamiento participaron ONG como TNC, los institutos Alexander von Humboldt y de Ciencias de la Universidad Nacional, la Alianza para la Conservaci¨®n de la Biodiversidad, el Territorio y la Cultura ¨Cconformada por Parques Nacionales Naturales (PNN), las fundaciones Santo Domingo y Grupo Argos, Wildlife Conservation Society y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF)¨C, entidades como Cormacarena y el Municipio de San Mart¨ªn, as¨ª como empresas petroleras con pol¨ªgonos en la zona.
Entre ellos, los primeros jugadores clave en semejante epopeya fueron Juan Carlos Clavijo, actual director del PNN Chingaza, y Edimer Hern¨¢ndez, funcionario de parques que falleci¨® hace dos a?os. Ellos fueron los encargados, a finales de 2017, y con base a estudios realizados desde 2013, de iniciar el proceso de creaci¨®n del parque. ¡°Es una ruta t¨¦cnica con 10 actividades y con una serie de criterios biof¨ªsicos y socioecon¨®micos para declarar un ¨¢rea protegida. Lo que no tiene la ruta t¨¦cnica fue el trabajo que estuvimos adelantando en Manacac¨ªas: un tema de buena gobernanza, porque cuando se busca declarar un ¨¢rea protegida, lo primero que le genera a la gente es resistencia institucional¡±, cuenta Clavijo.
Bien lo saben personas como ?scar Rey, nieto de uno de los primeros colonos que llegaron a hacer vida en ese territorio, hace al menos 70 a?os. ¡°Mi abuelo Alejandrino Rey lleg¨® con su hermano Mariano y crearon desde cero el hato Palmeras, que ten¨ªa 11.700 hect¨¢reas. Toda la vida nos llevaron a la finca y ah¨ª aprendimos a trabajar. Siempre estuvimos en esas tierras, cuid¨¢ndolas¡±, recuerda. Cuando ellos envejecieron, las repartieron entre los ocho hijos del primero y los tres del segundo: 1.000 hect¨¢reas para cada uno. Como los Rey, hab¨ªa casi una decena de familias y tres generaciones de arraigo a la tierra que se encontraban con la propuesta, tambi¨¦n inusual, de dialogar para venderlo todo y empezar de nuevo en otra parte.
De acuerdo con el asesor Walschburger, ¡°Parques Nacionales pod¨ªa decir, ¡®esta zona es absolutamente importante, la puedo declarar¡¯ y despu¨¦s negociar con la comunidad y las empresas, como pas¨® con muchos parques en Colombia en el pasado¡±. Por eso resulta clave lo que hicieron Clavijo y Hern¨¢ndez: durante a?o y medio se fueron a vivir al territorio, a compartir con cada familia y cruzar lo que ¨¦l llama la ¡°palabra dulce¡±: hablar con transparencia y construir confianza hasta llegar a un acuerdo.
¡°Rompimos con ese esquema de llegar a hacer reuniones y talleres, y nos acercamos a la gente para comprender su racionalidad y para lograr entender esas sabanas, porque nadie las entiende mejor que los due?os de los hatos, no solamente desde lo biof¨ªsico, sino desde lo social y cultural¡±, explica Clavijo.
Lo que los funcionarios de PNN entendieron, confirma Rey, es que los habitantes de Manacac¨ªas prefer¨ªan que la zona se convirtiera en una reserva a perpetuidad a que tuviera otro uso. ¡°Es dif¨ªcil dejar un hogar, pero siempre estuvimos abiertos a que se siguiera conservando. Mis t¨ªos ya tienen casi 70 a?os y la mayor¨ªa de mis primos se fue a la ciudad. Lo mejor era dar un paso al costado y que el Estado siguiera conservando¡±, explica Rey.
El director Zorro, que cerr¨® el proceso de negociaci¨®n con comunidades y privados, comenta que a la conversaci¨®n con las petroleras ¨Cque solo hab¨ªan hecho estudios s¨ªsmicos¨C se unieron la Agencia Nacional de Hidrocarburos y la de Licencias Ambientales, que aceptaron que la compra de los predios contara como parte de las compensaciones que dichas empresas deben hacer al pa¨ªs por la presi¨®n que genera su actividad sobre los ecosistemas. ¡°Fue un ejemplo de voluntad. Deber¨ªamos poder decir con m¨¢s frecuencia que los privados se ponen la mano en el coraz¨®n y que los p¨²blicos permiten avanzar en procesos de acuerdos¡±, se?ala Zorro.
Eso no significa que el trabajo est¨¦ completo. El director explica que se ha adquirido el 50% de la tierra, quedan varios pagos por hacer y bastante terreno por explorar: ¡°Hay que hacer el plan de manejo, la zonificaci¨®n de los programas de monitoreo, los planes de investigaci¨®n y el de ordenamiento ecotur¨ªstico, una serie de herramientas que nos van a permitir, adem¨¢s de manejar bien el ¨¢rea, salir a buscar m¨¢s recursos para su sostenibilidad, para cumplir nuestra palabra¡±.
Son tareas que emocionan a Rey, de 45 a?os, quien decidi¨® estudiar Vigilancia Ambiental para quedarse en el territorio como guardaparques. ¡°Da nostalgia no ver el ganado, pero tambi¨¦n da alegr¨ªa pensar que la finca que era de la familia hoy es sede para hacer nuestro trabajo. Llegar es sentarse debajo del ¨¢rbol de mango, recordar la ni?ez y saber que todo se va a conservar¡±.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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