Petro y Rodolfo
Sea lo que fuere, con Petro o con Rodolfo, Colombia necesita un grito vagabundo por la justicia
Ambos ganadores. Ambos populistas. Ambos representan ¡°el cambio¡±. Ambos provincianos. Ambos seguros de s¨ª mismos.
Petro porque tiene una carrera pol¨ªtica exitosa, ya fue candidato presidencial y Alcalde de Bogot¨¢; encabez¨® la preferencia para ganar la presidencia en las encuestas hasta la segunda vuelta en la que est¨¢ empatada la contienda.
Rodolfo, el ingeniero, as¨ª lo conoce la gente, porque es un profesional victorioso. Hizo fortuna con base en el esfuerzo personal arrancando de cero. Ha sido concejal y Alcalde de Bucaramanga, original y controvertido. Usa un lenguaje popular con groser¨ªa incluida y lleg¨® a la segunda vuelta desde atr¨¢s como en las carreras de caballos en que la sorpresa paga m¨¢s fuerte que el favorito. En poco tiempo ascendi¨® en las encuestas por su rechazo a la clase pol¨ªtica, se?al¨¢ndolos de responsables del estado de corrupci¨®n que afecta a la administraci¨®n p¨²blica. El 28% de la opini¨®n se sinti¨® identificada con el ingeniero en una elecci¨®n en la que la participaci¨®n ciudadana fue la m¨¢s alta de los ¨²ltimos 20 a?os. Al pasar a la segunda vuelta, los posibles electores se dividieron por mitades. Ambos son ganadores aunque uno de los dos tenga que perder el pr¨®ximo domingo.
Petro, solo los cercanos lo llaman Gustavo, parec¨ªa tener asegurada la presidencia, s¨ª se perfeccionaba la carrera electoral con el segundo en la encuesta, Fico Guti¨¦rrez. Al aparecer Rodolfo, (outsider) su resultado opac¨® el triunfo de Petro, quien hab¨ªa sacado el 40% de la votaci¨®n. Los analistas sugirieron al barajar el resultado que los votos por Fico emigrar¨ªan a Rodolfo y la encuesta se empat¨®.
La propuesta petrista tiene programas de fondo, bien elaborados, se trata de un cambio del modelo pol¨ªtico y econ¨®mico; m¨¢s dif¨ªcil de explicar.
El programa rodolfista es m¨¢s sencillo. Todo contra la corrupci¨®n de la clase pol¨ªtica ¡°que se roba todo¡± y su sistem¨¢tica repetici¨®n. Sus iniciativas conducen siempre a la persecuci¨®n de los corruptos.
Petro asegura que su inter¨¦s es armar un pacto por la vida, por la paz, un pacto hist¨®rico que incluye la lucha contra la corrupci¨®n. Hubo un momento en el que se quej¨® con sus asesores de haber permitido que uno de sus competidores, Rodolfo, se estuviera apropiando de la guerra contra la corrupci¨®n.
El problema de Petro es que algunos, el famoso caricaturista y escritor Lorenzo Madrigal, para citar al m¨¢s insistente, lo ven de ¡°corte comunista¡± y de ¨¢nimo perpetuador en el poder.
El problema de Rodolfo es su ¡°tonito¡±, ¡°falta de modales y desfachatez¡±. Inexperiencia; La alcald¨ªa de Bucaramanga no le alcanza y una sobredosis de denuncias judiciales. Para continuar con Lorenzo: ¡°si el triunfador (77 a?os) es el viejito, ay, las miradas estar¨¢n suspendidas como cuando alguien est¨¢ a punto de precipitarse desde un balc¨®n o desde una cornisa en altura, con el credo en la boca¡±.
El Estado colombiano est¨¢ lleno de normas para luchar contra la corrupci¨®n. Recientemente, un exfiscal de renombre, Alfonso G¨®mez M¨¦ndez, demostr¨® que el dolor de la corrupci¨®n no estaba en la ley. Hay material suficiente para ganar la batalla. Se necesita aplicarlas. El problema es la justicia, ¡°est¨²pido¡±.
Sea lo que fuere, con Petro o con Rodolfo, Colombia necesita un grito vagabundo por la justicia. El castigo de los delincuentes. Sistemas de investigaci¨®n que eliminen el subterfugio de la falta de pruebas que conduce al fen¨®meno desmoralizante de la p¨¦rdida de la fe en la justicia. Eliminar la impunidad deber¨ªa ser la prioridad del nuevo gobierno. Solo los jueces tienen la capacidad de establecer la verdad. Los medios de comunicaci¨®n y las redes sociales tienen que someterse a la verdad judicial.
Colombia tiene otro obst¨¢culo angustioso; acumulaci¨®n de hechos de corrupci¨®n en el Congreso tienen al poder legislativo contra las cuerdas. Uno de sus miembros est¨¢ recientemente acusado de manipular contratos por un monto de 43.000 millones. Es el ¨²ltimo, pero no el ¨²nico episodio que compromete el prestigio del parlamento colombiano. Sin justicia y sin Congreso, ni Rodolfo ni Petro podr¨¢n gobernar.
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