Verde y digital, la simbiosis del futuro

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Hoy en d¨ªa todo el mundo quiere ser verde y digital. Lejos quedan los tiempos en que la discusi¨®n sobre sostenibilidad medioambiental iba por un carril y la de productividad y digitalizaci¨®n por otro. Ahora, organizaciones internacionales, gobiernos y empresas tienen entre ceja y ceja (algunos m¨¢s estrat¨¦gicamente que otros) a la sostenibilidad y al desarrollo tecnol¨®gico. Pero el hecho de que no todos lo entiendan como algo indivisible y complementario puede llegar a restarles un valor competitivo muy valioso en el advenimiento de la Cuarta Revoluci¨®n Industrial.

Las voces que abogan por fusionar, o al menos articular, lo verde y lo digital son cada vez m¨¢s notorias. Por ejemplo, la ¨²ltima edici¨®n del Latin American Economic Outlook, liderado por la OCDE, CAF, CEPAL y la UE, hace un llamado a una transici¨®n gemela digital y ecologista. El trabajo de UNESCO en inteligencia artificial tambi¨¦n tiene un cap¨ªtulo exclusivo sobre su impacto en la agenda medioambiental, no solo para medir su huella sino para desarrollar herramientas que ayuden a preservar la biodiversidad y luchar contra el cambio clim¨¢tico.

Por su parte, los bancos de desarrollo est¨¢n revisando su cartera con estas ¡°nuevas¡± prioridades. Recientemente, CAF logr¨® una importante recapitalizaci¨®n con el objetivo de ser el banco verde de Am¨¦rica Latina y el Caribe. El brazo privado del BID, el BID Invest, lleva a?os innovando en la materia con bonos. Estas herramientas financiaras se han convertido en una importante y creciente fuente de financiaci¨®n en los mercados internacionales. Los bonos GSSS (verdes, sociales, sostenibles o relacionados con la sostenibilidad) representan ya un tercio de las emisiones de Am¨¦rica Latina, ascendiendo a 18.000 millones de d¨®lares anuales.

A esta hoja de ruta se le otorga una elevada prioridad. En Espa?a, por ejemplo, la responsabilidad de las pol¨ªticas digitales y de transici¨®n ecol¨®gica recaen sobre vicepresidencias del ejecutivo.

La simbiosis tambi¨¦n se refleja de forma evidente en las pol¨ªticas empresariales (hasta ahora principalmente las de grandes empresas) respecto al enfoque ESG (environment, social and governance por sus siglas en ingl¨¦s), quienes a pesar de los vaivenes de los mercados y de algunas cr¨ªticas recibidas, est¨¢n reforzando la sostenibilidad de sus operaciones a?adiendo el componente digital.

La evidencia adem¨¢s muestra que las pol¨ªticas de descarbonizaci¨®n no conllevan necesariamente desaceleraci¨®n econ¨®mica en el corto plazo (sin mencionar que solo matrices energ¨¦ticas m¨¢s limpias asegurar¨¢n el crecimiento econ¨®mico sostenible en el largo plazo). Desde el punto de vista macroecon¨®mico, utilizando la base de datos de OurWoldInData, la mayor¨ªa de pa¨ªses (101 de los 154 pa¨ªses cubiertos) mostraron un crecimiento del PIB superior al de las emisiones de CO2 entre 1990 y 2020 (+241% en tama?o de sus econom¨ªas frente a un +43% de emisiones de CO2).

Es m¨¢s, 38 pa¨ªses registraron crecimiento econ¨®mico (+158% comparando el PIB de 2020 con el de 1990) a la vez que redujeron las emisiones en t¨¦rminos absolutos (-25% en el mismo periodo). Desde luego, hay diferencias sustanciales entre pa¨ªses, y muchas variables adicionales que analizar, pero queda claro que el argumento de que tenemos que elegir entre el crecimiento o la sostenibilidad medioambiental ha quedado totalmente obsoleto, aunque todav¨ªa resuenen algunos ecos en ciertos sectores.

Es clave avanzar en las iniciativas de mayor impacto. Y entender que, por ejemplo, la instalaci¨®n de infraestructuras de telecomunicaciones (desde antenas y torres a la propia movilidad de los trabajadores) no es verde per se, por lo que es fundamental que la necesaria expansi¨®n de estas obras vaya acompa?ada de estrategias de neutralidad de carbono certificadas. Adem¨¢s, algunos desarrollos tecnol¨®gicos probablemente a¨²n no compensen (como la certificaci¨®n blockchain para emisiones de CO2), lo que exige evaluaciones coste-beneficio previas. Esto aplica tambi¨¦n a desarrollos de inteligencia artificial, en los cuales ser¨ªa necesario dedicar m¨¢s tiempo para asegurar su necesidad e impacto antes de entrenar a los modelos con el uso de datos y energ¨ªa que implica. Por no mencionar algunas actividades que precisan una mayor regulaci¨®n, clara y efectiva, como las criptomonedas.

El desarrollo de Internet de las Cosas (IoT) para la gesti¨®n urbana, movilidad de personas, uso de energ¨ªa, reciclaje de residuos y gesti¨®n de complejos industriales es una de las apuestas seguras de esa mezcla. El uso de Big Data y datos en la nube para monitorear la temperatura de los oc¨¦anos es tambi¨¦n, sin duda, un avance sobresaliente. Hay que poner al servicio de la protecci¨®n de la biodiversidad el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial o el uso de 5G y sensores para captar informaci¨®n de zonas remotas en riesgo y georreferenciar en tiempo real como se hace con los aviones, la maquinaria pesada permitiendo tener informaci¨®n de qui¨¦n y c¨®mo usan estos equipos en la Amazon¨ªa y en otros lugares a preservar. O inspirarse en la propia naturaleza para lanzar nuevos desarrollos tecnol¨®gicos son ¨¢reas muy prometedoras. La simbiosis entre lo verde y lo digital puede y debe ir junta. Construy¨¢mosla bien.