Jairo Bonilla y Aly Dom¨ªnguez, los primeros ambientalistas asesinados en 2023
Los hondure?os defend¨ªan el r¨ªo Guapinol de una minera y hab¨ªan sufrido amenazas. Son los primeros nombres registrados en la lista de ecologistas asesinados en el mundo este a?o
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Cuando el pasado s¨¢bado varios hombres asesinaron a tiros a Jairo Bonilla y Aly Dom¨ªnguez en la aldea La Concepci¨®n, en la costa hondure?a, a nadie de su entorno le sorprendi¨®. Ni siquiera a Reynaldo Dom¨ªnguez, que se define como ¡°hermano de sangre de Aly y hermano de lucha de Jairo¡±. Ambos eran defensores del Parque Nacional Monta?a de Botaderos Carlos Escaleras, y de los r¨ªos Guapinol y San Pedro. Junto a otra treintena de l¨ªderes ambientales, hab¨ªan denunciado amenazas de la empresa minera Inversiones Los Pinares del Grupo Emco Holding. Aly incluso hab¨ªa esado preso tras una denuncia de la firma. ¡°Iban a por nosotros desde hace a?os. Todos lo sab¨ªan¡±, cuenta quebrantado Reynaldo. ¡°S¨¦ que esto me apunta a m¨ª directamente¡±, cuenta el activista, quien hace apenas un mes que lleg¨® de estar 35 d¨ªas de gira por Europa denunciando la situaci¨®n que sufren. Estos son los primeros asesinatos a ambientalistas registrados en 2023, de acuerdo a Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch. Juan L¨®pez, compa?ero y presidente del Comit¨¦ Municipal en Defensa de los Bienes Comunes y P¨²blicos de Tocoa, es claro: ¡°No vamos a parar. Y sabemos que eso puede acarrear nuestra muerte, pero la contaminaci¨®n de nuestros r¨ªos por culpa de esta empresa tambi¨¦n. O morimos asesinados o afectados¡±.
Todo sucedi¨® el 7 de enero cerca de las 3.30 de la tarde, mientras las v¨ªctimas iban en motocicleta a recibir unos cobros. A Bonilla, de 28 a?os y padre de una ni?a de dos, le dispararon tres veces. A Dom¨ªnguez, de 38 a?os y padre de cuatro hijos, cuatro. El ¨²ltimo tiro para los dos fue en la sien. El mismo d¨ªa de los homicidios, la Polic¨ªa achac¨® el crimen a un robo. El portavoz de la Polic¨ªa Nacional en Col¨®n, el suboficial ?ngel Herrera, asegur¨® a medios locales que ¡°descartaba que el crimen tuviera que ver con temas ambientales¡±.
Sin embargo, seg¨²n confirma su hermano, quien acudi¨® a la escena del crimen pocos minutos despu¨¦s, tanto la moto, como los celulares y el dinero recolectado, segu¨ªan ah¨ª. ¡°No aceptaremos jam¨¢s esa hip¨®tesis. Los mataron porque cumplieron con la promesa de sus amenazas¡±. El activista ha recibido siete amenazas de muerte desde 2019 con mensajes en los que se le¨ªa: ¡®Hay que mantenerles a raya para que nos dejen trabajar¡¯ o ¡®los vamos a exterminar¡¯¡±. La empresa Inversiones Los Pinares no ha respondido a las preguntas de Am¨¦rica Futura ni ha hecho declaraciones al respecto en ning¨²n medio.
Hasta el momento, no ha habido ninguna detenci¨®n ni se ha creado un ¨®rgano independiente de investigaci¨®n como exigen los familiares y compa?eros. ¡°No queremos que esta Polic¨ªa ni este Ministerio P¨²blico investigue lo sucedido¡±, coinciden. ¡°Queremos que el Gobierno forme una comisi¨®n de alto nivel para darle seguimiento¡±. Unas esperanzas que ya le hab¨ªan hecho llegar a la presidenta Xiomara Castro, quien lleg¨® al poder con la promesa de defender los derechos humanos en el pa¨ªs centroamericano. En 2019, se produjeron dos asesinatos m¨¢s en Guapinol, Roberto Argueta Tejada y Arnold Moraz¨¢n Erazo, tambi¨¦n guardianes del territorio, cuyos casos nunca se investigaron. ¡°Lamentablemente, la impunidad hoy en d¨ªa es ley¡±, zanja C¨¦sar Mu?oz, director de la delegaci¨®n americana de Human Rights Watch. ¡°El mecanismo estatal de protecci¨®n sufre graves falencias estructurales y operativas, por lo que es necesario dirigir importantes esfuerzos a reformarlo¡±.
Para Erika Guevara Rosas, directora para las Am¨¦ricas de Amnist¨ªa Internacional, ¡°es negligente e imprudente que se se?ale como ¨²nico m¨®vil el robo. Son estas acciones las que han alimentado el clima de impunidad que existe en relaci¨®n a la violencia que enfrentan personas defensoras y ambientalistas en Honduras¡±. Guevara tambi¨¦n coindice en que es necesario un organismo independiente que investigue los homicidios: ¡°Esta demanda se basa en la experiencia de criminalizaci¨®n, el uso indebido del sistema de justicia para silenciar a las personas defensoras, y la participaci¨®n de autoridades vinculadas a los intereses, incluidas empresas, que los violentan¡±.
La batalla entre esta comunidad y la empresa minera, presidida por el empresario Lenir P¨¦rez, tiene m¨¢s de un lustro de historia. En 2018, el pueblo de Guapinol, ubicado en el norte del pa¨ªs y de unos 2.800 habitantes, empez¨® una movilizaci¨®n en contra de las concesiones que se le dieron a la firma para extraer ¨®xido de hierro de un espacio protegido, en el que nacen 34 fuentes de agua. ¡°El propio Congreso cambi¨® las coordenadas de la zona protegida que ellos mismos hab¨ªan delimitado, apenas un a?o antes. Y meses despu¨¦s, Inversiones Los Pinares tuvieron carta blanca para operar¡±, narra L¨®pez.
Desde entonces, decenas de vecinos han visto c¨®mo los r¨ªos manten¨ªan un aspecto aceitoso, presumiblemente de los materiales que se usan en la actividad minera y que son vertidos al agua sin tratar. Cuentan que varias personas que usaron el agua como hac¨ªan anta?o presentaron picazones y ronchas en el rostro. ¡°Pero nunca nadie lo asoci¨®¡±, dice Dom¨ªnguez. ¡°Ahora es que estamos mandando a hacer informes¡±.
Hartos de los o¨ªdos sordos de las instituciones, de la empresa y de ver sus r¨ªos ¡°llenos de lodo y altamente contaminados¡±, 450 vecinos decidieron acampar, primero en el edificio municipal y luego en la sede metal¨²rgica en se?al de protesta. 88 d¨ªas despu¨¦s, el 27 de octubre de 2018, fueron desalojados ¡°brutalmente¡± en un operativo de 1.500 oficiales. Tras dos denuncias, juzgan a 32 personas por usurpaci¨®n e incendio agravado. Siete de ellas pasaron 914 d¨ªas entre rejas durante la detenci¨®n judicial y otro, 468 d¨ªas. Finalmente, las seis personas condenadas fueron liberadas al d¨ªa siguiente porque se tild¨® la detenci¨®n como ¡°arbitraria¡±. Juan y Aly, que estuvieron un mes presos, coincidieron en la c¨¢rcel. ¡°Siempre sospechamos que esto pod¨ªa pasar. Recuerdo que ¨¦l cogi¨® mucho miedo a salir de la c¨¢rcel, tem¨ªa que le tocara a ¨¦l. Pero sigui¨® defendiendo la causa. Nuestro amor por estas tierras y estas aguas es m¨¢s grande que el miedo¡±, explica L¨®pez.
A pesar de las intimidaciones a varios defensores de los r¨ªos, no recibieron protecci¨®n del Gobierno, m¨¢s all¨¢ de un analista de riesgos que hac¨ªa balances de vez en cuando. ¡°Se baraj¨® la idea de que nos pusieran un esquema de seguridad¡±, narra L¨®pez. ¡°Pero los mismos que nos metieron en la c¨¢rcel son los que nos mandaron esas cartas y los que ordenaron que dispararan. Son parte del mismo grupo. ?C¨®mo crees que nos ¨ªbamos a sentir protegidos?¡±, se pregunta. La protecci¨®n para ellos era estar pendientes los unos de los otros. Reynaldo, dice, est¨¢ a ¡°expensas de Dios¡±.
Defender la biodiversidad en el mundo cuesta la vida. Sobre todo en Am¨¦rica Latina, la regi¨®n del mundo m¨¢s mort¨ªfera para los l¨ªderes ambientales, seg¨²n Global Witness. El a?o pasado en todo el globo, al menos 312 activistas fueron asesinados por ir en contra de proyectos mineros. ¡°Es fundamental que en Am¨¦rica Latina haya mejor protecci¨®n de defensores ambientales para evitar cr¨ªmenes contra ellos, justicia cuando estos ocurren y un abordaje integral para resolver los problemas subyacentes que dan lugar a los conflictos sobre el medio ambiente¡±, a?ade Mu?oz, de Human Rights Watch.
En una poes¨ªa que escribi¨® Juan L¨®pez, dos d¨ªas despu¨¦s de los asesinatos, los versos los recuerdan y lanzan tambi¨¦n un mensaje contundente: ¡°No vivimos para destruir, la palabra tierna, libre y verdadera pretende liberar y humanizar, incomodando a los demonios, que se revuelcan en el suelo. (¡) Llegaremos al nuevo d¨ªa, jugando con el agua que corre en los senderos¡±. As¨ª quiere recordar tambi¨¦n Reynaldo a su hermano peque?o: ¡°Chapoteando en los r¨ªos y ri¨¦ndose, ri¨¦ndose mucho¡±.
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