Am¨¦rica Latina no es lugar para mujeres en bicicleta
La pandemia incentiv¨® su uso, pero la gran brecha de g¨¦nero y las infraestructuras insuficientes alejan a las ciclistas de la v¨ªa. Hay grandes diferencias entre ciudades: Bogot¨¢ y Santiago de Chile son referentes
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Cuarenta y cinco minutos antes de recorrer en su bicicleta plegable los 4,4 kil¨®metros que la separan de su oficina, Carolina Guevara se maquilla. Viste formal, como cada d¨ªa, y carga una peque?a mochila con documentos y su computadora personal. Cada ma?ana, pedalea durante 30 minutos por una larga ciclorruta hasta llegar a su trabajo, en el centro de Bogot¨¢. Lo hace a paso calmado ¡±contando flores¡±, dice, para no sudar m¨¢s de la cuenta, y demora exactamente lo mismo que el bus de transporte p¨²blico. Es en la noche cuando siente la diferencia: ¡°Al salir del trabajo, si tomo un bus puedo demorarme una hora y media o incluso m¨¢s. En cambio, en bici, hago los 30 minutos de siempre y llego a casa mucho m¨¢s relajada¡±, cuenta Carolina, quien hace cinco a?os que utiliza la bicicleta para ir y volver del trabajo.
En sus viajes diarios, Carolina ve a cientos de mujeres y hombres surcar la ciclorruta, y se sorprende al conocer que en Latinoam¨¦rica apenas una cuarta parte de los viajes en bicicleta son realizados por mujeres. ¡°Entiendo que hay un tema de percepci¨®n de inseguridad que puede ahuyentar a las mujeres de la bicicleta, pero en zonas donde existen ciclorrutas, creo que la cosa se vuelve mucho m¨¢s pareja¡±, comenta.
Para Shila Alvarado, artista pl¨¢stica de Lima, Per¨², en cambio, manejar bicicleta en su ciudad es un deporte de alto riesgo, sobre todo para las mujeres. ¡°Yo voy siempre a la defensiva, porque no solo es cuesti¨®n de cuidarte del tr¨¢fico y del resto de ciclistas, que muchas veces manejan irresponsablemente, sino tambi¨¦n de los peatones, de los conductores y de las ciclov¨ªas, muchas de las cuales est¨¢n en un estado lamentable¡±, explica. Seg¨²n cuenta, a estas dificultades hay que sumar el machismo y el prejuicio.
¡°Veo a muchas chicas que van en la bicicleta con aud¨ªfonos enormes, y cuando les pregunto, me dicen que es para no escuchar las cochinadas que les gritan¡±, refiere Shila, quien cree que este tipo de problemas desincentiva a que m¨¢s mujeres se suban a una bicicleta. ¡°Nos recortan la ciudad. Porque ya no solo tienes que preocuparte por los autos y los peatones, sino por qu¨¦ ropa te vas a poner o qu¨¦ te van a decir; entonces pasa que muchas prefieren no utilizar la bici. Es una mezcla de falta de educaci¨®n, machismo y mil cosas m¨¢s que hacen que una se sienta impotente¡±.
Mientras para Carolina, los trayectos hacia y desde su oficina en bicicleta suponen un importante ahorro de tiempo y dinero, y una opci¨®n m¨¢s c¨®moda y segura de movilizarse por Bogot¨¢, para Shila la determinaci¨®n de transportarse en bicicleta es un riesgo que asume con algo de terquedad y resignaci¨®n.
Esta divergencia de opiniones puede tener que ver con las diferencias propias de cada ciudad y su pol¨ªtica de movilidad. Por un lado, Bogot¨¢ es, de acuerdo al ¨ªndice INRIX, la octava ciudad del mundo con mayor congesti¨®n vehicular y, al mismo tiempo, es considerada la capital de las bicicletas en Am¨¦rica Latina, con m¨¢s de 600 kil¨®metros de infraestructura exclusiva para bicicletas y un promedio de 880.000 viajes diarios en bicicleta. De acuerdo con el m¨¢s reciente estudio en Bogot¨¢ realizado por la Secretar¨ªa de Movilidad en 2019, las mujeres realizan el 34% de los viajes diarios en bicicleta en la ciudad.
Por su parte, la capital de Per¨² cuenta con apenas 200 kil¨®metros de ciclorrutas, la mayor¨ªa de las cuales est¨¢n fragmentadas y no llevan a ninguna parte. Adem¨¢s, la ciudad no cuenta con un sistema de transporte p¨²blico masivo integrado y, seg¨²n un estudio de la Fundaci¨®n Thomson Reuters de 2019, Lima es la metr¨®poli m¨¢s insegura para las mujeres en Latinoam¨¦rica, y la quinta en el mundo. Realidades diferentes que muestran c¨®mo la cultura ciclista en la regi¨®n es dispar y obedece a diversos factores sociales y urban¨ªsticos.
Ciclorrutas para cerrar la brecha de g¨¦nero
Para Elizabeth A?a?os, arquitecta y exviceministra de Vivienda y Urbanismo de Per¨², las diferencias entre Bogot¨¢ y Lima en cuanto a la madurez de la cultura ciclista es evidente. ¡°En Bogot¨¢ se hizo un sistema de movilidad integrado y se prioriz¨® la periferia, donde la ciclorruta era el transporte principal. En Lima, en cambio, no existe un sistema de transporte masivo ordenado e integrado ni una infraestructura ciclista que conecte a la ciudad¡±, refiere A?a?os.
Para la arquitecta, m¨¢s all¨¢ de los esfuerzos de alcaldes y autoridades de las ciudades latinoamericanas, y de casos emblem¨¢ticos como el de Bogot¨¢ y Santiago de Chile, existen grandes dificultades estructurales que impiden que el uso de la bicicleta, impulsado desde hace una d¨¦cada por los gobiernos y acelerado por la pandemia, se consolide como una real opci¨®n de movilidad para gran parte de la poblaci¨®n de la regi¨®n.
¡°Para que pueda funcionar la bicicleta en una ciudad, tiene primero que funcionar todo el sistema de transporte. No se puede ver un solo tipo de movilidad en forma aislada, porque en los recorridos que hace por la ciudad, un ciudadano deber¨ªa poder utilizar diferentes tipos de transporte¡±, explica A?a?os, quien cree que en las ciudades de Latinoam¨¦rica existen temas que deben atenderse primero para poder masificar el uso de la bicicleta. ¡°Estamos muy rezagados en la construcci¨®n de espacio p¨²blico, que est¨¢ completamente relacionado con la movilidad¡±, explica la exviceministra peruana, quien sospecha que las grandes brechas de uso de bicicleta entre hombres y mujeres tiene mucho que ver la infraestructura disponible y las pol¨ªticas de planificaci¨®n urbana.
¡°Los patrones de viaje de los hombres son pendulares, de la casa al trabajo, del trabajo a la casa. En cambio, los patrones de las mujeres son encadenados. De la casa a la tienda, de la tienda a llevar a los ni?os, de los ni?os al trabajo, y as¨ª. M¨¢s viajes, pero m¨¢s cortos. Si t¨² te imaginas esos viajes m¨ªnimos en Lima en bicicleta, con un sistema de transporte peligroso, en donde tienes que llevar al hijo o donde tienes que llevar bultos, pues es muy probable que no elijas la opci¨®n de un sistema de movilidad como la bicicleta, porque tienes un sistema de infraestructura vial que no est¨¢ completo y que no se adapta a tus desplazamientos¡±, explica A?a?os.
El caso de Buenos Aires
Para Germ¨¢n Bussi, exsecretario de planificaci¨®n del transporte de la Rep¨²blica Argentina, la poca participaci¨®n de mujeres en la movilidad en bicicleta est¨¢ asociada a la creaci¨®n de infraestructura ciclista. ¡°Cuando todav¨ªa no existe infraestructura adecuada o no se observa un gran desarrollo de la movilidad ciclista, el perfil de los usuarios de la bicicleta suele venir de la actividad m¨¢s deportiva, y esto produce un sesgo hacia la poblaci¨®n m¨¢s joven y una mayor tendencia de varones. Sin embargo, en la medida que la bicicleta se va convirtiendo en un modo de movilidad urbano para actividades cotidianas, el perfil cambia y se van incorporando mujeres y personas mayores, que son m¨¢s prudentes y tienen mayor aversi¨®n al riesgo¡±, refiere el experto en movilidad.
Bussi pone como ejemplo el proceso que vivi¨® la ciudad de Buenos Aires. ¡°En el a?o 2008 ten¨ªamos alrededor del 1% de los viajes urbanos en bicicleta, de los cuales apenas el 7% eran realizados por mujeres. Poco a poco, a medida que fue creciendo la cantidad de ciclistas, tambi¨¦n se increment¨® el porcentaje de mujeres, que lleg¨® alrededor de un 22%. Eso quiere decir que, si bien en algo m¨¢s de 10 a?os se triplicaron los ciclistas en la ciudad, en el caso de las mujeres esta cifra creci¨® much¨ªsimo m¨¢s, de forma exponencial. En esa l¨ªnea, tambi¨¦n aument¨® el promedio de edad de los ciclistas¡±.
Sin embargo, Bussi explica que, aunque nuestras ciudades necesitan de inversi¨®n en infraestructura ciclista, esta debe ser funcional y adaptada a los usos de la poblaci¨®n. ¡°El cambio cultural empieza por cambios objetivos, materiales. Se necesita infraestructura adaptada y profesional para que por lo menos el 80% del desplazamiento de los usuarios en bicicleta sea sobre infraestructura protegida. Lamentablemente, en las ciudades latinoamericanas vemos mucha infraestructura ciclista construida por compromiso o por seguir una agenda, pero no necesariamente en una mirada que asuma el desaf¨ªo de quitarle espacio al estacionamiento de veh¨ªculos para crear un nuevo espacio que sirva para la movilidad¡±, comenta Bussi.
Aunque queda claro que la regi¨®n est¨¢ lejos de ver a la bicicleta como un medio de movilidad masiva, tambi¨¦n es cierto que existen avances importantes en la materia. De acuerdo con el estudio Cycling Across the World de 2022 de Ipsos, los pa¨ªses latinoamericanos registran cifras cercanas al promedio mundial de personas que utilizan la bicicleta como principal medio de transporte para distancias de aproximadamente 2 kil¨®metros (14%). El estudio destaca a Colombia como el l¨ªder de la regi¨®n en este apartado, con un 16%. Le siguen Argentina y Per¨² (13%), Chile (12%), M¨¦xico (11%) y Brasil (10%).
Cifras que marcan un primer asomo de c¨®mo la bicicleta podr¨ªa llegar a ser una real opci¨®n de movilidad en la regi¨®n. Mientras tanto, Carolina seguir¨¢ surcando Bogot¨¢ en su bicicleta plegable cada ma?ana, y Shila continuar¨¢ tomando los recaudos necesarios para que la voraz Lima y su todav¨ªa incipiente cultura ciclista no terminen por engullirla.
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