La mexicana Yuliana Bedolla gana el prestigioso premio Whitley por proteger a las aves del Pac¨ªfico

EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Am¨¦rica Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.

¡°Nunca me hubiera imaginado que me dar¨ªan un premio por hacer lo que m¨¢s me gusta¡±, reconoce Yuliana Bedolla (Guanajuato, 38 a?os), quien recibi¨® el mi¨¦rcoles el galard¨®n Whitley 2023, uno de los m¨¢s importantes en el ¨¢mbito de la conservaci¨®n. Con ella, solo cuatro mexicanos han recibido este reconocimiento de la Whitley Fund for Nature (WFN), la prestigiosa organizaci¨®n brit¨¢nica que este a?o ha decido laurear el trabajo de la bi¨®loga: m¨¢s de una d¨¦cada dedicada a proteger colonias de aves marinas de los mam¨ªferos invasores en las islas del Pac¨ªfico. Este corredor de tierras insulares frente a la pen¨ªnsula de Baja California alberga una quinta parte de las especies totales de aves marinas que existen en el planeta.

¡°De las 386 registradas en todo el mundo, M¨¦xico concentra un tercio de ellas. Somos el tercer pa¨ªs en diversidad y el segundo en cantidad de especies end¨¦micas: aquellas que se reproducen exclusivamente aqu¨ª¡±, se?ala en entrevista con Am¨¦rica Futura Bedolla, responsable del Grupo de Ecolog¨ªa y Conservaci¨®n de Islas, el equipo que ha logrado que un conjunto de islas del Golfo de California sean proclamadas un santuario ornitol¨®gico.

El trabajo de conservaci¨®n dirigido por la bi¨®loga ha hecho posible que los gorjeos del pa¨ª?o negro, en peligro de extinci¨®n, y el de tantas otras aves, vuelvan a resonar como ecos de los paisajes del Pac¨ªfico Norte, donde el canto de muchas especies costeras ¨²nicas dej¨® de escucharse.

¡°La introducci¨®n de fauna ex¨®tica estaba acabando con ellas. En el a?o 2000, hab¨ªan eliminado 27 poblaciones¡±, explica la l¨ªder de un programa pionero que en menos de una d¨¦cada logr¨® restablecer hasta 21 de esas colonias y ponerlas a salvo de la depredaci¨®n mam¨ªfera m¨¢s despiadada: ¡°Los gatos pueden llegar a tener un instinto cazador muy voraz. No s¨®lo atacan los huevos y los polluelos, sino que matan a los adultos. Los ratones y los conejos tambi¨¦n estaban haciendo mucho da?o a las poblaciones de aves¡±.

Adem¨¢s de crear ¨¢reas protegidas y erradicar a la fauna introducida en las islas por los humanos, el equipo de bi¨®logos y ocean¨®logos llev¨® a cabo la restauraci¨®n activa de colonias mediante t¨¦cnicas de atracci¨®n para que las aves volvieran a su h¨¢bitat original, as¨ª como un monitoreo a largo plazo.

Muchas de estas especies son end¨¦micas de M¨¦xico y se reproducen en apenas unos pocos atolones, como la pardela negra, clasificada como casi amenazada por la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). ¡°Mientras que el 90% de su poblaci¨®n reproductora mundial est¨¢ en la isla de Natividad, el archipi¨¦lago de San Benito es la colonia m¨¢s importante del pa¨ª?o negro¡±, cuenta la cient¨ªfica. En la actualidad, estas dos islas se encuentran entre las ocho del Pac¨ªfico libres de mam¨ªferos invasores, introducidos de forma accidental por las comunidades de pescadores de la isla hace unos 80 a?os.

¡°Aunque ya eliminamos esa amenaza, siempre existe el riesgo de reintroducci¨®n de animales for¨¢neos que vuelvan a afectar a las colonias. En estas islas existe un gran flujo de embarcaciones con equipos y materiales que viajan entre el continente y las islas, poniendo en riesgo a las aves¡±, aclara Bedela.

Con los fondos obtenidos por el prestigioso premio que junto a otros cinco ambientalistas acaba de recibir, unos 900.000 pesos [unos 50.000 d¨®lares] para cada uno de los galardonados, la mexicana fortalecer¨¢ las medidas para mantener el exitoso equilibrio de poblaciones de aves marinas logrado despu¨¦s de m¨¢s de una d¨¦cada de esfuerzos. Y lo har¨¢ de la mano de los propios isle?os, l¨ªderes comunitarios que se encargar¨¢n de brindar apoyo en la detecci¨®n temprana de mam¨ªferos invasores en la isla de Natividad y de San Benito, as¨ª como de la prevenci¨®n de reintroducci¨®n de roedores en los lugares de desembarque.

¡°Las cooperativas pesqueras que viven en las islas, dedicadas a la langosta y el abul¨®n, fueron un gran apoyo al proyecto desde el principio¡±, apunta la ambientalista, quien adem¨¢s de implementar los protocolos de bioseguridad, brindar¨¢ capacitaci¨®n adicional a las mujeres de estas comunidades. ¡°Cuando hicimos un llamado del problema, ellas fueron las primeras en querer participar en el proyecto. Desde el principio nos recibieron con los brazos abiertos y construimos una relaci¨®n muy bonita¡±, cuenta la bi¨®loga, para quien el papel de ellas es fundamental en el monitoreo de aves y el fomento de la educaci¨®n ambiental.

¡°Si queremos que la conservaci¨®n tenga ¨¦xito, las comunidades locales deben estar empoderadas como administradores de sus tierras y recursos¡±, asegura la ganadora del Whitley, todav¨ªa abrumada por el evento que tuvo lugar hace dos d¨ªas en el hist¨®rico edificio londinense de la Royal Geographical Society. ¡°El momento m¨¢s m¨¢gico de toda la ceremonia fue cuando la princesa Ana, del Reino Unido, me entreg¨® el premio¡±, confiesa. La mexicana vuelve orgullosa con ese galard¨®n a su pa¨ªs, honrada ya en todo el mundo por dedicar su vida a una pasi¨®n: volver a hacer de las Islas del Pac¨ªfico un ed¨¦n para las aves marinas.