La sequ¨ªa no es la ¨²nica amenaza que acecha a los delfines del Amazonas
Los conflictos con pescadores, las represas y la contaminaci¨®n tambi¨¦n amenazan al cet¨¢ceo. Una veterinaria advierte que si se repiten anualmente la muertes que se han visto en Brasil, la especie podr¨ªa desaparecer en una d¨¦cada en Sudam¨¦rica
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El primero en verlo fue don Segundo Pe?a, pescador del r¨ªo Amazonas. Lo identific¨® lejos, por Caballo Cocha, un pueblo peruano al que se llega cruzando el r¨ªo desde Colombia. ¡°Esta ma?ana vi un delf¨ªn muerto¡±, les dijo en Puerto Nari?o a los veterinarios de la Fundaci¨®n Omacha. ¡°Era de los rosados Y no ten¨ªa marca de malla¡±. Los segundos en verlo lo supieron desde la distancia. No fue por el tama?o o por el olor, sino porque, casi seis d¨ªas despu¨¦s de muerto, lo rodeaban insaciables gallinazos. ¡°Si no es por eso, podr¨ªamos haber pensado que era una roca¡±.
El delf¨ªn del que habla esta historia no tuvo una muerte asociada a la sequ¨ªa, como sucedi¨® con los m¨¢s de 150 cet¨¢ceos que aparecieron recientemente sin vida en el lago Tef¨¦, en Brasil. Las sospechas apuntan a que a este lo mataron. ¡°La declinaci¨®n en la poblaci¨®n de peces est¨¢ llevando a que los pescadores y los delfines compitan muy fuerte, que se enfrenten¡±, comenta Jimena Valderrama, m¨¦dica veterinaria de Omacha, despu¨¦s de tomar unas muestras del animal que ya empieza a descomponerse. As¨ª no solo podr¨¢ saber su subespecie, sino tambi¨¦n ver el nivel de mercurio que arrastraba en su cuerpo.
En su astucia e inteligencia, los delfines han aprendido c¨®mo romper las mallas de los pescadores para quedarse con los peces, generando un conflicto con los humanos que se ha sumado a sus m¨²ltiples amenazas. No solo es que los maten. Tambi¨¦n est¨¢, claro, la sequ¨ªa. Aqu¨ª, en el lado colombiano del r¨ªo Amazonas, este y sus tributarios permanecen con aguas bajas a pesar de que, seg¨²n la comunidad, los caudales ya deber¨ªan estar subiendo desde octubre. Pero hay otros factores que mantienen en vilo su supervivencia, como la contaminaci¨®n por mercurio dejada atr¨¢s por la miner¨ªa. Valderrama, quien ha medido el nivel de este elemento a unos cuantos delfines, asegura que ha encontrado que tienen dep¨®sitos de hasta 36 miligramos por kilogramo (mg/kg) cuando el l¨ªmite aceptado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ¨C para tener una referencia- es de 0,5 (mg/kg).
Luego est¨¢n los derrames de petr¨®leo, que los obliga a nadar en ambientes t¨®xicos, la deforestaci¨®n, que altera todo su ecosistema, y la construcci¨®n de represas, que a¨ªsla a sus poblaciones. Para 2022, un estudio publicado en la revista Conservartion Science and Practice encontr¨® que, a lo largo de la cuenca amaz¨®nica regional, ya se hab¨ªan construido o estaban en construcci¨®n 434 represas, mientras que 463 m¨¢s estaban en distintas fases de planificaci¨®n. ¡°El aislamiento de subpoblaciones de delfines de r¨ªo tambi¨¦n puede causar la extinci¨®n de la especie a nivel local en cuencas afectadas por presas, ya que la conectividad a trav¨¦s de porciones de su ¨¢rea de distribuci¨®n es importante para el intercambio gen¨¦tico¡±, dice la investigaci¨®n.
Sumado a otros factores, esto ha llevado a los expertos a advertir que su poblaci¨®n podr¨ªa empezar a perderse. Los dos delfines de r¨ªo que nadan por Sudam¨¦rica - los grises (Sotalia fluviatilis) y los rosados (Inia geoffrensis)- est¨¢n clasificadas como ¡°en peligro¡± en en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). Saber cu¨¢ntos quedan no es una cifra f¨¢cil de saber. Los delfines a veces apenas se dejan ver. Pero lo cierto, como dice Valderrama, es que ¡°si se repite lo del lago Tef¨¦ anualmente, podemos perder en diez a?os a los delfines de r¨ªo de Suram¨¦rica¡±.
Por eso es tan grave lo que sucedi¨® en Brasil y lo que podr¨ªa llegar a suceder en Colombia. ¡°No se trata de los delfines de aqu¨ª o de all¨¢, ellos se mueven y no podemos separar sus amenazas¡±, explica Silvia Vejarano, especialista en Conservaci¨®n de WWF Colombia. Desde 2017, organizaciones de Bolivia, Per¨², Brasil, Venezuela y Colombia, entre las que est¨¢ la suya, se han unido para proteger a los delfines de r¨ªo bajo la Iniciativa de Delfines de R¨ªo de Suram¨¦rica (SARDI, por su sigla en ingl¨¦s). Adem¨¢s, el pr¨®ximo martes 24 de octubre tambi¨¦n se dar¨¢ la firma de una Declaraci¨®n Mundial sobre los Delfines de R¨ªo en Bogot¨¢, Colombia.
¡°Estos animales est¨¢n en el tope de la cadena tr¨®fica, lo que quiere decir que, si hay delfines, hay un buen ecosistema¡±, afirma Valderrama d¨¢ndole la raz¨®n a la emoci¨®n que sienten los turistas y pobladores de Puerto Nari?o cada vez que ven asomar del agua una aleta.
Otro verano cr¨ªtico para el Amazonas
Cuando las personas hablan sobre lo que sol¨ªa ser el Amazonas parecer¨ªa que estuvieran hablando de algo que sucedi¨® hace mucho m¨¢s tiempo. Pero las cosas ¨²ltimamente han cambiado mucho por aqu¨ª. ¡°Hace m¨¢s de diez u once a?os que no hab¨ªa un verano as¨ª de fuerte¡±, comenta en el puerto Lilia Java, l¨ªder de la comunidad del resguardo ind¨ªgena Ticoya. El Loretoyacu, un r¨ªo tributario del Amazonas y que casi parecer¨ªa que rodea a Puerto Nari?o, se ha visto m¨¢s seco de lo normal. ¡°A veces los pescadores no han podido entrar a pescar e incluso han disminuido las subiendas de peces¡±.
Hace 20 a?os, tambi¨¦n recuerda Vejarano, cuando ella estuvo aqu¨ª para hacer su tesis, a lo largo del r¨ªo Amazonas no se ve¨ªan las extensas playas como sucede hoy. ¡°Nunca, ni en aguas bajas. Solo hab¨ªa unas partes en Per¨², ya identificadas, donde esto suced¨ªa¡±, explica. Pero ahora, el Amazonas tiene ¡°unas playas enormes, hasta con pasto, lo que indica que la playa ya lleva ah¨ª hasta un mes o m¨¢s¡±. De este lado del Amazonas, y aunque menos dr¨¢stico que en Brasil, el verano extremo tambi¨¦n se est¨¢ sintiendo.
Llevaba un mes sin llover, dicen. Y apenas cay¨® agua hace ocho d¨ªas, haciendo que el ca?o del r¨ªo Loretoyacu se tornara peligroso. M¨¢s adentro, hacia el Lago Tarapoto, la comunidad de Santa Clara, la ¨²nica que est¨¢ dentro de este sitio que fue declarado como Ramsar en el 2017 ¨Cuna figura internacional que naci¨® en principio para proteger humedales¨C sufri¨® bastante por la escasez de agua. La que beben y usan para la comida solo viene de la lluvia, as¨ª que deb¨ªan ir hasta Puerto Nari?o para traer unos 20 litros que les duraban unos tres o cuatro d¨ªas. Pero seg¨²n cuenta Gentil Gomez Ahue, autoridad de la comunidad desde hace cuatro a?os, no era una traves¨ªa f¨¢cil.
Por lo bajo que estaban los r¨ªos no pod¨ªa ir sino una persona, pues el peso de m¨¢s har¨ªa que el bote se estancara. Tambi¨¦n ten¨ªan que caminar y salir a empujarlo. ¡°Si en aguas altas nos demoramos 40 minutos hasta Puerto Nari?o, as¨ª, en este verano, nos dan dos horas¡±, cuenta. Cuatro horas de ida y vuelta por agua para solo cuatro d¨ªas. ¡°Que lloviera hace ocho d¨ªas fue una bendici¨®n¡±, agrega. Mientras, por coincidencia, un trueno suena en el aire. Minutos despu¨¦s, en Puerto Nari?o vuelve a llover y su gente espera que suceda m¨¢s seguido.
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