?Qu¨¦ saber sobre el oropouche, un poco conocido virus que ahora llama la atenci¨®n de Latinoam¨¦rica?
La OPS ha emitido varias alertas por el aumento de casos reportados, especialmente en Brasil. Transmitido principalmente por un mosquito y con s¨ªntomas similares al dengue, se estudian posibles muertes y su relaci¨®n con la p¨¦rdida de vegetaci¨®n
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La Amazonia de Brasil fue el primer lugar en donde se alert¨® sobre el incremento de casos de oropouche, un virus que genera s¨ªntomas muy similares al dengue. ¡°Aunque desde los a?os 80 en la regi¨®n se han dado estos brotes, fue aproximadamente a finales de 2023 cuando notamos que, hasta ahora, no hab¨ªamos tenido uno tan grande¡±, explica Marcus Lacerda, m¨¦dico e investigador en enfermedades infecciosas de la Fundaci¨®n Oswaldo Cruz (Friocruz), instituci¨®n cient¨ªfica adjunta al Ministerio de Salud de Brasil.
En Manaos, lugar en el que el instituto siempre le ha seguido el rastro a este virus, los casos positivos empezaron a incrementar y, con el tiempo y tras la alerta dada por los expertos, tambi¨¦n aumentaron en Presidente Figueiredo, Mau¨¦s, Tef¨¦ y Manacapuru. ¡°El oroupuche usualmente se ha reportado en el Amazonas y en zonas rurales, pero desde el a?o pasado tambi¨¦n se han visto casos en ciudades¡±, agrega el experto.
A pesar de que hasta hace poco el oropouche se hab¨ªa mantenido por fuera de la esfera p¨²blica, se trata de un virus que se identific¨® en 1955 en Trinidad y Tobago, en una villa por la que se le otorg¨® su nombre. Con s¨ªntomas que generalmente son leves, como fiebre, n¨¢useas, erupci¨®n y dolor de cabeza, el virus suele ser transmitido al humano por medio del mosquito Culicoides paraensis, tambi¨¦n conocido como jej¨¦n en algunas partes de Am¨¦rica Latina y Centroam¨¦rica. Su foco, hasta ahora, hab¨ªa sido el Amazonas, zona en donde, seg¨²n la Organizaci¨®n Panamericana de Salud (OPS), se han dado la mayor¨ªa de los casi 30 brotes que se han vivido en la regi¨®n. Episodios, todos, que se hab¨ªan vivido sin mayor atenci¨®n.
¡°Los brotes de oropouche suelen pasar muy r¨¢pido, en dos o tres meses¡±, calcula Lacerda. Y como se entend¨ªa que este virus causaba una fiebre que no era ni com¨²n ni letal, eran pocos los ojos tratando de entender su comportamiento. Sin embargo, entre 2023 y 2024, la situaci¨®n cambi¨®. El aviso que se dio desde Manaos gener¨® que otras regiones e, incluso pa¨ªses, fortalecieran su vigilancia y lo empezaran a rastrear, llevando a que la OPS emitiera varias alertas epidemiol¨®gicas sobre el tema a lo largo de este a?o. En la m¨¢s reciente ¨Cdel 2 de agosto ¨C se explica que, hasta finales de julio, se hab¨ªan reportado 8.078 casos confirmados: 7.284 en Brasil, 356 en Bolivia, 290 en Per¨², 74 en Colombia y 74 en Cuba, pa¨ªs que lo report¨® por primera vez este a?o, lo que respald¨® no solo la hip¨®tesis de que hay un reciente aumento de casos, sino de que el virus est¨¢ siendo identificado en nuevas ¨¢reas.
Para tener una referencia de por qu¨¦ la alerta sobre el aumento de casos reportados, sirven dos datos. En Brasil, durante lo que va del 2024, hay ocho veces m¨¢s registros que todo lo reportado durante 2023. En Colombia, seg¨²n datos dados por el Instituto Nacional de Salud, solo 87 pruebas dieron positivo en un estudio sobre oropouche que se hizo a lo largo de 2019 y 2020.
Pero la OPS tambi¨¦n ha lanzado otras alertas. El 18 de julio comunic¨® que se hab¨ªan identificado posibles casos de transmisi¨®n maternoinfantil del virus oropouche a¨²n bajo investigaci¨®n en el estado de Pernambuco (Brasil), detonando en abortos espont¨¢neos. El 25 de julio comunic¨® que las autoridades brasile?as reportaron dos muertes por fiebre de oropouche en Bahia, algo sobre lo que no exist¨ªan informes en la literatura m¨¦dica a nivel mundial.
Son datos, sin embargo, que hay que analizar con pinzas, advierte Lacerda. El aumento de casos reportados de oropouche, por ejemplo, no solo se explica por que el virus se estar¨ªa transmitiendo m¨¢s, sino porque una vez la OPS alerta sobre su vigilancia, los pa¨ªses empiezan a hacer m¨¢s pruebas para detectarlo. Cuando una persona llega con fiebre a los centros de salud en regiones amaz¨®nicas, lo usual es primero confirmar si se trata de dengue. Si la persona da negativo para dengue, es cuando se explora si lo que puede tener es oropouche a trav¨¦s de una prueba de laboratorio. Con la alerta de la OPS, esa toma de pruebas creci¨® y por, ende, tambi¨¦n lo hizo el reporte de casos.
Sobre la transmisi¨®n maternoinfantil y las muertes por oropouche, el experto tambi¨¦n aclara que ¡°todav¨ªa es muy pronto para sacar conclusiones¡±. La causa relaci¨®n, por as¨ª decirlo, todav¨ªa est¨¢ siendo estudiada y lo que est¨¢n haciendo estas alertas es decirles a los sistemas de salud de la regi¨®n que es momento de vigilar: no solo los casos de oropouche, sino a las mujeres embarazadas en zonas donde est¨¢ el brote. ¡°El riesgo ac¨¢ es no darle su debida importancia, porque no queremos que se repita la historia del zika¡±, recuerda.
¡°Las alertas que da la OPS son para que la gente se prepare para estos brotes, para que seamos m¨¢s los que estemos estudiando el oropouche porque as¨ª tendremos respuestas m¨¢s r¨¢pido¡±. Las alertas, insiste, son para evitar que los sistemas de salud colapsen, pues as¨ª el oropouche no sea ¨C hasta donde se sabe ¨C un virus letal, s¨ª empez¨® a emerger paralelamente al gran brote de dengue que se vivi¨® en Latinoam¨¦rica. Es decir, se trata de dos enfermedades febriles que requieren sistemas de salud robustos.
Los virus y la p¨¦rdida de naturaleza
El doctor Daniel Romero-?lvarez, epidemi¨®logo y ec¨®logo de enfermedades infecciosas de la Carrera de Ciencias Biom¨¦dicas de la Universidad Internacional SEK, Quito, Ecuador, empieza la conversaci¨®n con un dato contundente: ¡°el 70% de las enfermedades infecciosas vienen del ecosistema¡±, dice. Por esto le interes¨® concentrarse en este campo. Por eso lleg¨® a investigar sobre el oropouche.
En 2016, junto a otro colega y aprovechando que Cusco, Per¨², estaba viviendo un brote de oropouche, busc¨® explorar una hip¨®tesis que hab¨ªan arrojado varios cient¨ªficos: que la modificaci¨®n del paisaje era un motor para la aparici¨®n de la fiebre de oropouche. Cruzaron datos satelitales de p¨¦rdida de vegetaci¨®n con los mapas donde se estaban presentando los casos y as¨ª notaron que ¡°potencialmente la p¨¦rdida de vegetaci¨®n se relaciona con la presencia de casos humanos de oropouche¡±.
Al igual que Lacerda, Romero-?lvarez es precavido al elegir las palabras con las que explica los hallazgos de su investigaci¨®n. Como cient¨ªficos, saben que encontrar la relaci¨®n causal de algo necesita datos, evidencia y tiempo. El oroupouche se ha estudiado tan poco que el camino para llegar all¨ª es todav¨ªa lejano. ¡°Pero s¨ª hay una posible relaci¨®n con la deforestaci¨®n¡±, insiste. No solo lo vio en el brote de Per¨² en 2016, sino en 35 brotes que han ocurrido en Suram¨¦rica entre 2000 y 2019, incluyendo uno en Argentina. En este ¨²ltimo estudio, que public¨® en 2023, tambi¨¦n advierte que ¡°los modelos estiman que hasta 5 millones de personas corren riesgo de exposici¨®n al oropouche en Latinoam¨¦rica¡±.
¡°Al mosquito que transmite el virus, que tambi¨¦n se le conoce como arenilla, le encanta vivir en c¨¢scaras de cacao y banano. Entonces, muchas veces, cuando se deforesta se hace para poner plantaciones de estos productos que son ideales para el mosquito¡±, explica.
Pero la p¨¦rdida de vegetaci¨®n no es el ¨²nico factor que podr¨ªa estar permitiendo el desarrollo del mosquito. Desde el INS de Colombia tambi¨¦n hablan de otros dos elementos que relacionan al oropouche con la p¨¦rdida de la naturaleza. El primero, es que el virus se mantiene en reservorios con los que cada vez estar¨ªamos teniendo m¨¢s contacto al destruirles el h¨¢bitat, como los primates no humanos, los monos, las ratas de monte, los osos perezosos y algunos p¨¢jaros. Lo segundo, es que el cambio clim¨¢tico ha favorecido al vector o mosquito que transporta los virus, evidencia que ya se ha visto en enfermedades como la malaria y el dengue.
¡°A los pat¨®genos se les deber¨ªa estudiar antes de que llegaran al humano, como organismos en s¨ª mismos¡±, dice Romero-?lvarez. ¡°Pero como hay poco dinero en prevenci¨®n, no estamos estudiando desde antes cu¨¢les son esos pat¨®genos con potencial de afectaci¨®n¡±. Algo que parece estar pasando con el oropouche que, hasta ahora, se est¨¢ conociendo m¨¢s all¨¢ del Amazonas.
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