Una red de orquestas barriales da pelea a la violencia y a la droga en Argentina
Trabajan para transformar la existencia de los chicos que crecen en territorios hostiles y para rearmar el entramado social. Los promotores narran historias en las que la m¨²sica salva vidas
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En una tarde soleada del invierno que agoniza en el cono sur, un grupo de ni?os y ni?as irrumpen como una tromba en el parque educativo municipal donde ensaya la orquesta barrial de Campo de La Ribera, un vecindario popular de la ciudad de C¨®rdoba, en Argentina. All¨ª funcion¨® un centro clandestino de detenci¨®n durante la ¨²ltima dictadura militar y, all¨ª, actualmente, habitan unas 4.500 personas, muchas en situaci¨®n de vulnerabilidad.
La agrupaci¨®n musical forma parte de la Red de Orquestas Barriales, una organizaci¨®n que trabaja en la formaci¨®n de conjuntos orquestales para garantizar el acceso a la cultura y colaborar en la restituci¨®n del tejido comunitario en sectores de la periferia urbana, asolados por la violencia, el narcotr¨¢fico y la marginalidad.
Maite Jara tiene 11 a?os, es aprendiz de violinista y sue?a con acompa?ar en el escenario a alg¨²n artista famoso. ¡°Quiero tocar como la se?o [Renata Bonamici, la directora de orquesta] cuando est¨¢ afinando los violines que le sale hermoso. Un d¨ªa voy a ser as¨ª, voy a tocar como ella¡±, cuenta.
Su mam¨¢, Ver¨®nica Rodr¨ªguez, dice que le gustar¨ªa que tocara en la banda de La Mona Jim¨¦nez, el artista de cuarteto m¨¢s popular de C¨®rdoba, pero sobre todo quiere que permanezca en la orquesta. Ella es jefa de hogar, tiene tres hijas, vive sola con Maite y es empleada en una empresa de limpieza. No se queja del barrio en el que vive hace 24 a?os porque cree que tiene los mismos problemas de inseguridad que otros. ¡°Mi sue?o es que Maite llegue bien lejos¡±, se ilusiona.
La idea de las orquestas barriales naci¨® en 2005 como un programa gubernamental en escuelas de vecindarios donde la pobreza se siente fuerte. Despu¨¦s, se expandi¨®. No son las ¨²nicas que funcionan en la ciudad, ni en otros puntos del pa¨ªs y de Am¨¦rica Latina. Pero tienen su propia impronta, en alianza con organizaciones sociales.
La historia empez¨® en el patio de la humilde escuela primaria p¨²blica Arzobispo Castellano cuando el m¨²sico de orquesta, Guillermo Zurita, toc¨® el viol¨ªn frente a la mirada curiosa de decenas de alumnos que jam¨¢s hab¨ªan visto ese instrumento. Poco despu¨¦s el colegio tuvo su propia orquesta, que caus¨® gran impacto en la comunidad.
El m¨²sico recuerda el d¨ªa en que el padre de un ni?o, que se ganaba la vida juntando cartones en un carro tracci¨®n a sangre, cort¨® la cola de su caballo para entregarle las cerdas para fabricar violines. ¡°Esas cosas me marcaron mucho¡±, asegura.
Zurita es el coordinador de esta red que trabaja para transformar la vida de los ni?os y adolescentes que crecen en territorios hostiles y para rearmar el entramado social a trav¨¦s del arte compartido. ¡°Tenemos distintas realidades en las barriadas, situaciones donde los pibes est¨¢n muy expuestos¡±, explica.
De acuerdo con el ¨²ltimo relevamiento del Registro Nacional de Barrios Populares (2019), en la provincia de C¨®rdoba hay 172 asentamientos: 133 de ellos est¨¢n ubicados en el Gran C¨®rdoba y en los alrededores de la capital. All¨ª viven unas 17.000 familias.
¡°Las comunidades a las que asistimos est¨¢n muy signadas por las violencias urbanas, por los consumos de sustancias, la carencia econ¨®mica, por situaciones de marginalidad. Son sitios donde los derechos b¨¢sicos no est¨¢n. Muchas de nuestras barriadas han sido expulsadas a las periferias¡±, detalla Zurita.
En las orquestas no hay restricciones de edad: el que quiere tocar, aprende. Tambi¨¦n hay una b¨²squeda activa de chicos. Los profesores, incluso, anuncian las convocatorias casa por casa.
La violonchelista Renata Bonamici, compositora, directora de la orquesta de Campo de La Ribera y docente en otras, describe al vecindario como un ¡°territorio dif¨ªcil¡± y algo deteriorado. ¡°Son todas familias laburantes [trabajadoras], con pocos recursos y algo olvidadas por el entorno cordob¨¦s¡±, dice. ¡°Parte de la situaci¨®n de estos chicos tiene que ver con que no hay una mirada puesta en estos barrios¡±.
Los miembros de la red consideran que las pol¨ªticas p¨²blicas con una mirada sociocomunitaria son una deuda en estos sectores. ¡°La red es muy exitosa en lo art¨ªstico y en lo humano (...) pero creemos que es insuficiente porque hay mucha necesidad y carencia en derredor¡±, plantea Zurita. Opina que si la creaci¨®n de orquestas fuera una pol¨ªtica de Estado, los resultados ser¨ªan ¡°m¨¢s potentes¡±.
Derecho a la cultura
La red est¨¢ compuesta por las Orquestas Sinf¨®nica y T¨ªpica en Chingolo que toca tango y m¨²sica ciudadana, la Orquesta Marqu¨¦s Anexo, la Orquesta Barrial y Taller de Luther¨ªa en M¨¹ller y Maldonado, la de Villa El Libertador, Villa Bustos, Campo La Ribera, Yapey¨² y la Orquesta Central que ensaya en el Cabildo, en pleno centro de C¨®rdoba.
Integra a chicos y chicas de m¨¢s 400 familias, a profesores y directores de orquesta y a trabajadores comunitarios. Aspira a que los chicos puedan ¡°pensarse art¨ªsticamente¡± a trav¨¦s de adquirir lenguaje musical y que eso provoque un di¨¢logo personal, m¨¢s all¨¢ de lo que pase afuera.
M¨¢s m¨²sica, menos calle
Los barrios populares de la periferia de C¨®rdoba est¨¢n muy alejados del centro de la ciudad, de las instituciones culturales y de las escuelas de arte. ¡°Hoy el colectivo [bus] sale a 900 pesos, es casi un d¨®lar. Es muy dif¨ªcil ganar un d¨®lar en Argentina, hay sueldos que no llegan a los 150 d¨®lares¡±, continua Zurita. La orquesta no va al vecindario, los vecinos no van hacia la orquesta.
¡°Si no estuviera en el barrio no podr¨ªa llevarla¡±, confirma Micaela Sarr¨ªa, la mam¨¢ de Ema, de ocho a?os, que toca el viol¨ªn y la flauta. ¡°Me encanta verla tocar, que aprenda y se emocione¡±, asegura.
¡°El que hace esto en lugares emergentes y prioritarios es porque siente que hay una necesidad. Eso es lo que identifica a la red de orquestas¡±, piensa Zurita. Los resultados son tan palpables que cada vez m¨¢s gente pide la apertura de orquestas en sus barrios.
¡°Eso hace diez a?os era impensable, porque no hab¨ªa en el com¨²n de la gente una idea de qu¨¦ representa una orquesta¡±, indica Zurita. Hoy ya se sabe: m¨¢s m¨²sica y menos chicos en la calle.
Bonamici est¨¢ convencida de que la m¨²sica salva. Cuenta el caso de un adolescente que era v¨ªctima de la pr¨¢ctica policial de detenci¨®n o interrogatorio por ¡°portaci¨®n de rostro¡±, que presupone el origen social de una persona. ¡°Uno de los chicos de Chingolo dec¨ªa que antes la Polic¨ªa lo frenaba en ciertos lugares y ahora, gracias a que tiene un estuche de viol¨ªn, no lo hacen. El viol¨ªn es un pasaporte de salida del barrio. Es tan simple y tan real¡±, relata.
En la misma l¨ªnea, Zurita cuenta sobre la experiencia de un joven integrante de la orquesta que era ¡°perro de los narcos¡± [se dedicaba al menudeo]. ¡°Nos dijo que no sab¨ªa que exist¨ªa este mundo y que quer¨ªa dedicarse a esto. Que eso ocurra nos halaga¡±, dice.
Otro logro es que los chicos crezcan con la orquesta y se proyecten m¨¢s all¨¢ del entorno. Es el caso de Diego Tulian Lobato, de 23 a?os, que toca el contrabajo y es estudiante del Conservatorio Provincial de M¨²sica. Comenz¨® como integrante de la orquesta del humilde barrio Yapey¨² hace dos a?os y ahora es ayudante de alumnos. De alg¨²n modo, tambi¨¦n siente que la m¨²sica le salv¨® la vida. ¡°La orquesta es un lugar para que los chicos est¨¦n afuera de las calles, aunque no se logre del todo¡±, opina.
Lorena Ar¨¢oz es la mam¨¢ de Giovanna Tapia, de diez a?os, alumna de la orquesta. Cuenta que a su hija le entusiasma m¨¢s el viol¨ªn que el colegio. ¡°Hay muchos ni?os del barrio que est¨¢n vulnerables a todo lo que pasa, como la droga y todo eso. Ac¨¢ aprenden otro tipo de cosas, les ense?an a ser, los quieren, los ayudan, los valoran¡±.
Giovanna sue?a con tener su propia orquesta y tocar con el reconocido cantante argentino Abel Pintos. ¡°Con el viol¨ªn, ella se siente importante¡±, asegura la madre.
La red est¨¢ en proceso de expansi¨®n y pronto se constituir¨¢ en la Fundaci¨®n Tocar para Vivir. Por ahora, subsiste con donaciones y con aportes discontinuos de distintos estamentos del Estado.
El actual Gobierno nacional del presidente ultraderechista, Javier Milei, no ha enviado ayuda hasta el momento. ¡°No sabemos c¨®mo va a continuar por las caracter¨ªsticas que tiene esta administraci¨®n de no habilitar nada que tenga que ver con lo cultural a nivel masivo¡±, refiere Zurita.
Los aportes de particulares son fundamentales. En una ocasi¨®n recibieron 5.000 d¨®lares para comprar un bandone¨®n, que se utiliza en la orquesta t¨ªpica de Chingolo. ¡°Si hay gente que aporta de esa forma es porque est¨¢ viendo el trabajo que se est¨¢ haciendo. Cuando gan¨¢s un lugar en las barriadas tambi¨¦n est¨¢s quit¨¢ndole un ¡®perro¡¯ a los narcos o un elemento que aporte a la violencia. Est¨¢ bueno pensarnos como un lugar donde un chico no est¨¢ suelto por la calle¡±, concluye Zurita.
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