Betto Sosa, el peluquero de los m¨²sicos argentinos, apuesta por formar a los excluidos
El estilista de 41 a?os ha capacitado de manera gratuita en los ¨²ltimos seis a?os a m¨¢s de 600 mujeres y hombres de los barrios m¨¢s humildes de Buenos Aires. ¡°Salgan a cambiar el mundo¡±, les dice
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Es tiempo de despedidas en el barrio porte?o de Belgrano. El calendario marca un lunes de octubre, pero no es un lunes cualquiera en la historia de Gladys, Lautaro, Gabriel, Carlos, Pedro, Celeste, Guadalupe, Ana, Nicol¨¢s, Marcos, Juan, Micaela, Eliana, Angela y Alejandro. Es el ¨²ltimo d¨ªa del curso de peluquer¨ªa en el que se capacitaron gratuitamente durante tres horas semanales a lo largo de cuatro meses. Lograron su diploma y se olvidaron por un rato del desempleo, los bolsillos flacos, las adicciones y los paradores y la calle como hogar. Ahora tienen una llave capaz de abrir puertas adonde vayan: han aprendido a cortar el pelo. Ya pueden tener un oficio. Ya no son los mismos.
En semic¨ªrculo, escuchan con emoci¨®n y admiraci¨®n al profesor Betto Sosa, de 41 a?os, creador de Prana, una de los peluquer¨ªas de dise?o m¨¢s importantes de la Argentina. El hombre de los m¨¢s de cien tatuajes y la cresta al cielo pintada de verde sonr¨ªe con la mirada y los felicita. ¡°Este es solo el principio. Rompieron la barrera. Se llevan el ABC de las t¨¦cnicas que aprend¨ª a lo largo de m¨¢s de 20 a?os. Con ganas, pasi¨®n y disciplina, no tienen techo. Si yo pude, ustedes tambi¨¦n van a poder. Salgan a cambiar el mundo¡±, los desaf¨ªa con ternura y convicci¨®n.
Enfrente, pero en la misma vereda emocional, se imponen mensajes de agradecimiento. ¡°Gracias por tu profesionalismo y la paciencia que nos tuviste. Por explicarnos todo mil veces. Por hacernos sentir que, m¨¢s all¨¢ de nuestros problemas, podemos ser parte de algo mejor¡±, coinciden sus alumnas y sus alumnos.
En el aire, sobrevuela la movilizante estela de la misi¨®n cumplida. Y el partido reci¨¦n empieza. ¡°No dejen que esta chispa que encendieron se apague. Alim¨¦ntenla todos los d¨ªas¡±, aconseja Betto. ¡°En poco tiempo, se viene el curso gratuito de colorista. Adem¨¢s, las y los vamos a seguir convocando a eventos para que corten el pelo. Muchos de ustedes ya brillaron en el show de Floricienta, por ejemplo. En enero, es posible que vayamos a trabajar a Brasil¡±, alienta.
Resistir, creer y seguir. Con el objetivo de plantar ¡°la semilla sagrada del emprendedor¡±, el hombre de los tatuajes y la cresta ya capacit¨® en los ¨²ltimos seis a?os a m¨¢s de 600 mujeres y hombres de los barrios m¨¢s humildes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense (barrio 31, Zabaleta, Bajo flores, Barracas, Fuerte apache y Bernal, entre otros). Las aulas fueron las instalaciones de su peluquer¨ªa de la avenida Cr¨¢mer, pero tambi¨¦n centros sociales y culturales y hasta la misma calle, entre decenas de sillas y elementos b¨¢sicos de corte y peinado. Decenas de personas llegan al taller con la certeza de que est¨¢n ca¨ªdos del sistema y sepultan esa certeza al irse. Se dan cuenta que pueden.
Culto al origen
Cada curso, cuenta Betto, lo regresa a sus or¨ªgenes. Desde peque?o, ¨¦l tambi¨¦n estuvo afuera de todo hasta descubrir su pasi¨®n. Vivi¨® con su familia hasta la adolescencia en una pensi¨®n en donde muchas veces no ten¨ªan nada para comer. A los 13 a?os vio a Marilyn Manson en la televisi¨®n y fue la primera gran se?al de cambio. Como un espejo, se vio en su reflejo. Punk. En esas cuatro letras estaba la clave de su camino.
Hijo de Mario, un sobreviviente de la Guerra de Malvinas y de Carmen, una empleada dom¨¦stica todoterreno, Betto hab¨ªa seguido estrictamente todos los mandatos hasta que se rebel¨®. Sus padres deseaban que hiciera una carrera universitaria. ?l, el ¡°raro¡± para su entorno, quer¨ªa ser peluquero.
Empez¨® por s¨ª mismo. Se rap¨® los costados y transform¨® su flequillo acortinado en una cresta que ti?¨® de blanco sobre su original negro azabache. Se pint¨® los ojos a lo The Cure. Se tatu¨® en el cuello el ojo de Osiris. Despu¨¦s, con sus escasos ahorros, se anot¨® en un taller de peluquer¨ªa. As¨ª le dijo adi¨®s para siempre al ni?o t¨ªmido, callado y obediente.
¡°Nunca me voy a olvidar de las palabras de una profesora del curso: ¡®Dedicate a la peluquer¨ªa que te va a salvar la vida¡¯, me aconsej¨®, y as¨ª fue¡±, recuerda el estilista. En su escalera de crecimiento profesional, empez¨® reemplazando a otros peluqueros en una fiesta tributo a The Cure. Le pagaron con dos cervezas. M¨¢s tarde, se meti¨® en una cadena grande de peluquer¨ªas, pero lo tradicional no era lo suyo. Con un amigo que hoy es su socio, crearon Prana, una palabra en s¨¢nscrito que significa ¡°energ¨ªa vital que impregna y pone en conexi¨®n todo lo que hay en el universo¡±.
Abrieron el primer local min¨²sculo lleno de grafitis y luces de ne¨®n en enero de 2004. No fue f¨¢cil pero, de a poco, la peluquer¨ªa se volvi¨® un espacio de culto, en especial para los artistas. De tener un cliente por d¨ªa, la voz empez¨® a correrse. ¡°El rumor era el mismo: Buenos Aires ten¨ªa una peluquer¨ªa propia del Soho de Nueva York¡±, rememora Betto. El primer m¨²sico famoso que cruz¨® la puerta fue Santiago ¡®Chano¡¯ Moreno Charpentier, el cantante de Tan Bi¨®nica, junto a su hermano ¡®Bambi¡¯. Desde ese primer abrazo y corte, nunca abandonaron a Betto. Hoy es el estilista cabecera de la banda. Creen en ¨¦l como un Dios.
Disruptivos, los cortes a medida y los colores locos, llegaron tambi¨¦n a las cabezas de Bizarrap, La Mala Rodr¨ªguez, Tan Bi¨®nica, Duki, Piso 21, Muerdo, Trueno, Wos, Ysya, Lit Killah y Red Hot Chilli Peppers, en una lista interminable. Prana tiene sello propio. Betto y su equipo ¡ªmuchos de ellos exalumnos de sus cursos¡ª son convocados a trabajar en el local y a festivales alternativos, megaeventos y shows masivos.
Todo vuelve
Pero, ?qu¨¦ hace que una persona como ¨¦l, consagrada en su profesi¨®n, no se quede con el ¨¦xito y busque atravesar otras barreras sin esperar nada a cambio? ¡°Quiero devolverle a la vida lo que la vida me dio. Cada vez que puedo, hago algo por los dem¨¢s. Estoy muy agradecido¡±, responde Betto.
Por eso, asegura, pone gran parte de su energ¨ªa en los cursos gratuitos de peluquer¨ªa. Tambi¨¦n, colabora con la asociaci¨®n Madres V¨ªctimas de Trata y da charlas TDEx y otras motivacionales en universidades, fundaciones y empresas. All¨ª habla de la resiliencia, del poder arrasador de los deseos y de encontrar una oportunidad donde no la hay.
A veces, por las noches, sale con su hijo Dante, de 15 a?os, a repartir comida y ropa por calles, paradores y plazas. ¡°Es muy importante para m¨ª que ¨¦l sepa que hay gente que sufre mucho. No podemos hacernos los distra¨ªdos¡±, remarca el peluquero de an¨®nimos y famosos, en el equilibrio que forj¨® y desde el cual est¨¢ tallando su propia cima.
Rupturista y liberado de todos los estigmas, nunca se detiene. Lo hace guiado por su frase de cabecera, tatuada en el cuerpo como un mantra: ¡°Siempre que deseo lo mejor, lo consigo y sigo¡±. Quiz¨¢ ah¨ª radique su f¨®rmula. Se propuso cambiar su mundo y el mundo y lo logr¨®.
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