Lula y Milei, del conflicto al contraste
El presidente de Argentina aprovecha los desencuentros de su hom¨®logo brasile?o sobre la guerra en Gaza para proponerse a Washington como un aliado incondicional
El Mercosur est¨¢ tensionado por una simetr¨ªa de obsesiva precisi¨®n. Lula da Silva y Milei mantienen una distancia muy dif¨ªcil de encontrar en la historia de la relaci¨®n entre Brasil y la Argentina. Lo que fue rivalidad abierta ahora es, por razones de prudencia, un contraste que se ha profundizado en las ¨²ltimas semanas en el plano de la pol¨ªtica exterior. Lula y Milei, que comparten la aspiraci¨®n de ser vistos como actores globales, radicalizaron sus definiciones frente al conflicto entre Israel y Palestina. Ese contrapunto se proyecta sobre la escena dom¨¦stica de cada pa¨ªs, que est¨¢ atravesada, en ambos casos, por factores religiosos.
La discordia entre el presidente brasile?o y su colega argentino se aliment¨® durante el a?o pasado. En su acelerada carrera hacia el poder, Milei exhibi¨® sin inhibiciones su amistad con el m¨¢ximo enemigo de Lula, Jair Bolsonaro. Y Lula no s¨®lo recibi¨® en Brasilia al rival de Milei, Sergio Massa, sino que puso a su servicio a su propio equipo de campa?a electoral. Milei calific¨® a Lula de ¡°corrupto¡± y ¡°comunista furioso¡±. Y Lula advirti¨® a Joe Biden que en la Argentina estaba en peligro el sistema democr¨¢tico. Ese peligro, no necesito aclararlo, estaba representado por Milei.
El presidente de Brasil, contrariando una tradici¨®n invariable, no asisti¨® a la asunci¨®n de su colega en Buenos Aires. S¨ª estuvo Bolsonaro, agasajado como una estrella. Pero Milei dej¨® de hablar de Lula. Ha tenido expresiones peyorativas hacia el chileno Gabriel Boric o el colombiano Gustavo Petro. Pero, al menos hasta ahora, excluy¨® al brasile?o de su infierno. El calendario del Mercosur obliga a Lula y Milei a verse, en junio, cara a cara. Las canciller¨ªas procuran evitar un entredicho.
La contradicci¨®n se mantiene, pero se volvi¨® indirecta. El 8 de febrero, el argentino estuvo en Israel. Fue m¨¢s que una visita diplom¨¢tica. Tuvo el tono de una peregrinaci¨®n espiritual que alcanz¨® su cl¨ªmax cuando, abrazado a su rabino, director espiritual y embajador en Tel Aviv, Axel Wahnish, Milei se derrumb¨® en un llanto acongojado frente al Muro de los Lamentos. En ese viaje volvi¨® a asegurar, siguiendo los pasos de Donald Trump, e incluso de una promesa incumplida de Bolsonaro, que trasladar¨¢ la representaci¨®n del pa¨ªs a Jerusal¨¦n.
Estas opciones geopol¨ªticas hacen juego con un proceso subjetivo. Milei parece estar convirti¨¦ndose al juda¨ªsmo. E interpreta su lugar en la pol¨ªtica con categor¨ªas asociadas a esa fe. Por ejemplo, se presenta a s¨ª mismo como Aar¨®n, quien divulgaba las ense?anzas de Mois¨¦s: ¡°Yo soy Aar¨®n ¨Cdice¡ª, pero el l¨ªder es mi hermana, Karina, que tiene las virtudes de Mois¨¦s¡±. Tambi¨¦n suele explicar que, ¡°as¨ª como Mois¨¦s tard¨® 40 a?os en llevar al pueblo elegido a la tierra prometida, la democracia argentina me estuvo esperando a m¨ª 40 a?os¡±.
Dos semanas despu¨¦s de la llegada de Milei a Israel, en una cumbre africana, Lula dijo que ese pa¨ªs estaba cometiendo en Gaza un genocidio similar al que ejecut¨® Adolf Hitler contra los jud¨ªos. De inmediato el gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu lo declar¨® ¡°persona non grata¡±.
La adopci¨®n por parte del presidente de Brasil de posiciones cada vez m¨¢s categ¨®ricas llevan a muchos observadores a hablar de un ¡°tercer Lula¡±, mucho m¨¢s ideologizado, o mucho menos pragm¨¢tico, que los otros dos, el del primer y el del segundo mandato presidencial. Hay una creencia generalizada en que el estilo de este nuevo Lula obedece a la influencia de Celso Amorim, su asesor personal en pol¨ªtica exterior y, sobre todo, a Ros?ngela, ¡°Janja¡±, su esposa. Ambos giran alrededor de una premisa pol¨ªtica determinante: la animadversi¨®n hacia los Estados Unidos.
La relaci¨®n de Lula con Joe Biden promet¨ªa ser mucho m¨¢s amigable de lo que es. El papel del gobierno norteamericano en la defensa del Estado de Derecho brasile?o frente a los ataques de Bolsonaro, queda cada vez m¨¢s claro a medida que avanza la investigaci¨®n judicial. El 28 de julio de 2022, en plena disputa electoral, el secretario de Defensa de Biden, Lloyd Austin, declar¨® en Brasilia que lo que une a toda Am¨¦rica es el amor por la democracia. Ahora se sabe que esas manifestaciones ocurrieron 23 d¨ªas despu¨¦s de que Bolsonaro presidiera una reuni¨®n de gabinete en la que inst¨®, con un lenguaje cr¨ªptico, a llevar adelante acciones que impidan el triunfo de Lula. Es una inc¨®gnita inquietante el efecto que podr¨ªa tener sobre Milei un eventual encarcelamiento de su amigo Bolsonaro.
Sin embargo, el respaldo de Washington al proceso electoral que lo devolver¨ªa al poder, no ha logrado sofocar la fobia anti-norteamericana de Lula y de su entorno. Esa alergia se expresa en estos d¨ªas en las diferencias relacionadas con las acciones militares de Israel en Gaza. Hace dos semanas, cuando el secretario de Estado Antony Blinken visit¨® Brasilia, sus voceros se apresuraron en informar los desacuerdos acerca de esos ataques, que para Lula son equivalentes al holocausto producido por los nazis.
Milei aprovecha estos desencuentros del vecino para proponerse a Washington como un aliado incondicional. As¨ª se expresa una convicci¨®n pol¨ªtica, pero tambi¨¦n un inter¨¦s coyuntural: el gobierno argentino necesita del padrinazgo estadounidense en el Fondo Monetario Internacional. Pronto el ministro de Econom¨ªa, Luis Caputo, estar¨¢ discutiendo con ese organismo un nuevo programa de estabilizaci¨®n.
La posici¨®n de Lula en relaci¨®n con el conflicto entre Israel y Ham¨¢s ha impactado en sus niveles de popularidad. Las encuestas indican una ca¨ªda que es m¨¢s pronunciada entre los evang¨¦licos. En esa comunidad religiosa, poderos¨ªsima en Brasil, el presidente ha perdido encanto como consecuencia de su tensi¨®n con Israel o, para ponerlo en t¨¦rminos confesionales, con Tierra Santa. Bolsonaro, que ha tenido siempre una base muy amplia entre los evang¨¦licos, encabez¨® una marcha bastante caudalosa en San Pablo, a la que sus simpatizantes concurrieron agitando banderas de Israel.
A medida que pasan los d¨ªas, la simetr¨ªa Lula-Milei se despliega tambi¨¦n en este campo, pol¨ªtico-religioso. El gobierno argentino est¨¢ revisando por completo el modo en que la ayuda del Estado llega a los m¨¢s pobres. Es una cuesti¨®n principal, en una econom¨ªa corro¨ªda por la inflaci¨®n y en la que m¨¢s del 42% de las personas no satisfacen sus necesidades b¨¢sicas. Como parte de esa reforma, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, resolvi¨® sellar una alianza con las organizaciones evang¨¦licas para canalizar parte de los recursos destinados a la asistencia social. El sector dominante de esas organizaciones est¨¢ representado por pastores brasile?os que, en su pa¨ªs, est¨¢n ligados a Bolsonaro.
Ser¨ªa un error reducir a un plano instrumental esta combinaci¨®n entre proselitismo electoral y entramado religioso. El soci¨®logo Pablo Sem¨¢n, en su libro ¡°Est¨¢ entre nosotros¡±, uno de los mejores ensayos sobre los procesos de profundidad que contribuyeron al crecimiento de Milei, ha radiografiado la cultura pol¨ªtica que hace juego con el movimiento evang¨¦lico. Como si fuera un eco de esos trabajos, el periodista Celso Ming acaba de publicar en O Estado de S?o Paulo, un art¨ªculo defendiendo la tesis de que el evangelismo brasile?o canaliza una visi¨®n del mundo individualista, emprendedora, de competencia casi darwiniana, tan ajena al trabalhismo brasile?o como al peronismo, que encuentra modulaciones muy familiares en las consignas de Bolsonaro. Y que, en la Argentina, ofrece un relato muy adecuado al liderazgo libertario de Milei.
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