La m¨¢scara de Macron
Como en el caso del presidente franc¨¦s, las resistencias de Alberto Fern¨¢ndez parecen coartadas. ?l no quiere abandonar la Presidencia, la semana que viene, abrazado a la bandera de la liberalizaci¨®n comercial
Emmanuel Macron se despoj¨® de la m¨¢scara que ven¨ªa utilizando desde hace a?os. Desde Dub¨¢i, despu¨¦s de reunirse con su amigo y colega brasile?o, Luiz Inacio Lula da Silva, declar¨® su negativa a que se firme el Tratado de Libre Comercio que se viene negociando desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas entre el Mercosur y la Uni¨®n Europea. La sinceridad sorprendi¨® mucho m¨¢s que el rechazo. Macron est¨¢ expuesto a una amplia mayor¨ªa que defiende el proteccionismo agrario Asamblea Nacional francesa.
Por supuesto, el presidente de Francia no admiti¨® ser proteccionista. Ser¨ªa incomod¨ªsimo para un defensor de la libertad econ¨®mica, como ¨¦l. Se respald¨® en argumentos ambientales: ¡°El acuerdo es antiguo porque no contempla el cuidado ambiental y la biodiversidad. No le conviene a nadie¡± dijo desde la cumbre clim¨¢tica que se celebraba junto al Golfo P¨¦rsico. Es verdad que los ¨²ltimos acuerdos negociados por la Uni¨®n Europea, con Nueva Zelanda y Chile, por ejemplo, contienen cap¨ªtulos sobre sustentabilidad que se refieren no solo a la preservaci¨®n del medio ambiente, sino tambi¨¦n a los derechos laborales. Sin embargo, desde la mesa de los pa¨ªses sudamericanos se manifiesta que el n¨²cleo del conflicto est¨¢ en los cupos que Francia pretende establecer para productos que compiten con los de su propio sector agropecuario.
Macron podr¨ªa haberse ahorrado esa manifestaci¨®n de resistencia. Alberto Fern¨¢ndez, el a¨²n presidente de Argentina, ya le hab¨ªa adelantado a Lula que ¨¦l no firmar¨ªa el acuerdo, como estaba previsto que suceder¨ªa esta semana, en la cumbre de cancilleres y jefes de Estado del Mercosur que se celebra en R¨ªo de Janeiro. Los negociadores argentinos trabaron las negociaciones alrededor de dos cuestiones. La m¨¢s relevante: la dimensi¨®n del fondo que se crear¨¢ para asistir a los sectores que deben adaptarse a los rigores que promete la creaci¨®n de un mercado m¨¢s competitivo. Esos funcionarios pretend¨ªan de 10.000 a 12.000 millones de d¨®lares. Pero los europeos no estaban dispuestos a conceder m¨¢s de 2.000. La otra raz¨®n de la discordia fue la velocidad en la apertura del comercio de autom¨®viles el¨¦ctricos.
Como en el caso de Macron, las resistencias de Fern¨¢ndez parecen coartadas. ?l no quiere abandonar la Presidencia, la semana que viene, abrazado a la bandera de la liberalizaci¨®n comercial. Lo que es m¨¢s importante, tampoco lo quiere su vicepresidenta, Cristina Kirchner. El proteccionismo y la defensa de la sustituci¨®n de importaciones como camino al desarrollo seguir¨¢ siendo un dogma del peronismo, mucho m¨¢s ahora, cuando esa fuerza est¨¢ llamada a polarizar con el liberalismo a ultranza de Javier Milei.
La cerraz¨®n de Fern¨¢ndez ha dejado caer una gota de desaz¨®n en su camarader¨ªa con Pedro S¨¢nchez. El presidente del Gobierno de Espa?a so?¨® en alg¨²n momento que el tratado con el Mercosur se cerrara estando ¨¦l al frente de Europa. Pronto deber¨¢ dejar esa posici¨®n. De todos modos, el desencanto provocado por Fern¨¢ndez es casi imperceptible. No impide, ni mucho menos, que S¨¢nchez mantenga el compromiso de asegurar un empleo de asesor a su amigo argentino, apenas este deje la jefatura del Estado.
El reemplazo de Fern¨¢ndez por Milei promete un impacto parad¨®jico en la ecuaci¨®n del Mercosur. La futura canciller de la Argentina, Diana Mondino, visit¨® Brasilia la semana pasada para entrevistarse con quien ser¨¢ su colega, Mauro Vieira. La entrevista ten¨ªa un prop¨®sito principal: emitir una se?al de concordia entre vecinos que est¨¢n condenados a coordinar buena parte de sus vidas. La fervorosa afinidad de Milei con Jair Bolsonaro es un inconveniente para el v¨ªnculo con Lula da Silva. Despu¨¦s de la movilizaci¨®n del 8 de enero pasado Bolsonaro es, para el Gobierno brasile?o, la encarnaci¨®n del golpismo. A Milei ese encuadre parece resultarle indiferente. Invit¨® a su ceremonia de asunci¨®n a Bolsonaro antes que a Lula. Hasta ahora el presidente brasile?o no asistir¨ªa a la toma del mando. Se rompe as¨ª una tradici¨®n hist¨®rica.
Mondino, que intent¨® suavizar el v¨ªnculo pol¨ªtico, no encontr¨® dificultades en alcanzar coincidencias en el plano del comercio. En una conferencia conjunta con Vieira ella declar¨® su adhesi¨®n no solo a la firma de un acuerdo con Europa; tambi¨¦n auspici¨® buscar otros socios econ¨®micos. La nueva orientaci¨®n del Gobierno argentino facilitar¨ªa la jugada brasile?a: firmar el acuerdo con Europa durante los pr¨®ximos tres meses. Es decir, antes de que las elecciones europeas provoquen la ca¨ªda de otras m¨¢scaras. Nadie sabe si Macron no tendr¨¢ seguidores en su repudio a la apertura del sector agropecuario.
El reemplazo de Espa?a por B¨¦lgica en la presidencia europea tambi¨¦n podr¨ªa introducir un clima menos favorable en la negociaci¨®n. Los valones, muy ligados al negocio de los alimentos, no quieren favorecer la importaci¨®n de productos que compiten con los de ellos. Mercosur tambi¨¦n cambiar¨¢ su presidencia rotativa, que pasar¨¢ de Brasil a Paraguay. Pero el presidente de este pa¨ªs, Santiago Pe?a, es un librecambista.
M¨¢s all¨¢ de estos pormenores, quien est¨¢ al frente de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, que es la responsable directa por las negociaciones internacionales, sigue entusiasmada con alcanzar un entendimiento. As¨ª se lo manifest¨® a Lula da Silva, con quien se entrevist¨® en Dub¨¢i. Van der Leyden no solo tiene en cuenta que, en pocos meses, en Europa pueden soplar vientos adversos. Como muchos otros l¨ªderes de su regi¨®n, ella observa un tablero m¨¢s amplio en el ajedrez del comercio. All¨ª aparece China, que aspira a seguir ampliando su influencia econ¨®mica, sobre todo en una parte del planeta decisiva, como el Mercosur, donde est¨¢n radicados grandes productores de alimentos.
El Gobierno de Brasil tambi¨¦n mira este fen¨®meno. Los chinos han desnudado la intenci¨®n de abrir el Mercosur presionando sobre un eslab¨®n estrat¨¦gico: el Gobierno de Uruguay, a cargo de un liberal como Luis Lacalle Pou. Milei, receloso ante Lula, ya se abraz¨® con Lacalle Pou. Es un juego que en Brasilia se toma muy en serio. Firmar el demorad¨ªsimo acuerdo con Europa tambi¨¦n es una manera de calmar aspiraciones liberalizantes que pueden ser menos tolerables para el empresariado brasile?o.
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