Milei y un elogio de la traici¨®n
El presidente cuenta con pocos m¨¢s recursos que la fuerza de su carisma para seducir a una amplia franja de argentinos
Hace ya 35 a?os Denis Jeambar e Yves Raucaute publicaron su provocativo Elogio de la traici¨®n. All¨ª afirmaban que una de las condiciones del ¨¦xito de un pol¨ªtico era la flexibilidad que tuviera para modificar sus ideas y promesas con el fin de adaptarlas a las limitaciones de la realidad. El nuevo presidente argentino. Javier Milei, es un seguidor estricto de esos dos franceses aunque, es muy probable, jam¨¢s les haya le¨ªdo.
La primera semana de Milei al frente del Estado ofrece infinidad de evidencias sobre su capacidad para modificar los postulados y promesas que sostuvieron su campa?a electoral. Esa plasticidad es muy llamativa por tratarse de alguien que no s¨®lo expresar sus criterio con mucha vehemencia, sino que adem¨¢s les concede una superioridad moral.
La necesidad de ajustar su plataforma conceptual con una seguidilla de ¡°traiciones¡± obedece, entre otras razones, a un problema objetivo de Milei. Sus declaraciones m¨¢s altisonantes, sus programas m¨¢s audaces, se elaboraron con la hip¨®tesis de que La Libertad Avanza, su partido, no tendr¨ªa que hacerse cargo del Gobierno. Todo ese bagaje de ideas y proyectos respond¨ªan a la hip¨®tesis de que la candidatura presidencial de Milei no superar¨ªa, en las elecciones primarias del 13 de agosto, m¨¢s del 20% de los votos. Sin embargo, en esas primarias sali¨® primero. La posibilidad de acceder al poder comenz¨® a volverse veros¨ªmil. Y el discurso proselitista debi¨® moderarse a toda velocidad. Es posible que, si le hubieran dicho que le estaba esperando la jefatura del Estado, Milei habr¨ªa realizado una campa?a mucho m¨¢s moderada. Pero tambi¨¦n es posible que esa campa?a no le habr¨ªa dado la victoria.
La inauguraci¨®n del mandato de Milei podr¨ªa ser puesta bajo la consigna La Realidad Avanza. Uno de los dogmas del nuevo presidente fue siempre que cada vez que el Estado interviene en un mercado, la calidad de la econom¨ªa empeora. Sin embargo, el flamante presidente design¨® como ministro de Econom¨ªa a Luis Caputo. Fue uno de los titulares del Banco Central durante el per¨ªodo de Mauricio Macri. Debi¨® abandonar ese cargo por una sugerencia del Fondo Monetario Internacional, que no autorizaba que Caputo fijase el precio del d¨®lar a trav¨¦s de intervenciones financiadas con recursos de ese organismo multilateral.
Milei hab¨ªa prometido, mientras buscaba el voto, que cerrar¨ªa el Banco Central. Seg¨²n ¨¦l, esa instituci¨®n tiene un rol nefasto debido a que est¨¢ sometida a los caprichos de los pol¨ªticos, que le quitan independencia t¨¦cnica. Sin embargo, instalado en la Presidencia, aquel candidato design¨® al frente del Banco Central a Santiago Bausili, que es el socio de Caputo en la consultora Anker Latinoam¨¦rica. La primera medida de Bausili fue fijar una nueva paridad entre el peso y el d¨®lar, prometiendo mantenerla, aunque con una devaluaci¨®n mensual del 2%.
Milei jur¨® cientos de veces que antes de subir un impuesto se cortar¨ªa un brazo. Sin embargo, el plan fiscal que present¨® el martes de la semana pasada el ministro Caputo est¨¢ basado en una suba de la presi¨®n tributaria. No s¨®lo se incrementa el impuesto a la compra de divisas. Tambi¨¦n subi¨® la al¨ªcuota de las retenciones que se aplican a las exportaciones. El primer presidente liberal-libertario de la historia, como le gusta definirse a s¨ª mismo, inaugur¨® su reinado aumentando la carga tributaria del Estado sobre los contribuyentes.
Durante la campa?a, el nuevo presidente hab¨ªa definido en reiteradas oportunidades a la justicia social como un delito a trav¨¦s del cual el Estado se apropia del fruto del trabajo de algunos ciudadanos para derramar recursos sobre otros que no trabajan. El ide¨®logo de esa supuesta perversidad era, para ¨¦l, el papa Francisco, a quien conden¨® por avalar ¡°gobiernos comunistas¡±. Sin embargo, ahora que se hizo cargo del gobierno, Milei design¨® al frente de la secretar¨ªa de Acci¨®n Social, encargada de cubrir las necesidades de los m¨¢s vulnerables, a Pablo De la Torre, un funcionario muy cercano a la Iglesia. Tambi¨¦n de ese sector proviene Horacio Torrendell, el nuevo secretario de Educaci¨®n. El Papa se comunic¨® con Milei a los pocos d¨ªas de su triunfo electoral. Y la semana pasada, desde M¨¦xico, relativiz¨® las contradicciones diciendo que es habitual que los pol¨ªticos digan una cosa cuando deben conquistar el voto de la gente, y otra cuando gobiernan.
En el terreno internacional sucede algo parecido. El l¨ªder de la derecha argentina prometi¨® negarse a tener contacto alguno con gobiernos comunistas que niegan la libertad de las personas. Pero la necesidad tiene cara de hereje. Milei recibi¨® un Banco Central con reservas netas negativas por 10.000 millones de d¨®lares. Una parte de las reservas que posee est¨¢n cifradas en yuanes, porque corresponden a un pr¨¦stamo de China, con cuyo Gobierno el presidente no pensaba relacionarse. Acicateado por la realidad, Milei escribi¨® una carta a Xi Jinping solicitando que le permita hacer uso de esos yuanes.
Este homenaje al pragmatismo, este elogio de la traici¨®n, no deber¨ªa ser condenado sino aplaudido. Revela que Milei tiene noci¨®n del l¨ªmite pol¨ªtico y que est¨¢ dispuesto a negociar con ese l¨ªmite. No es para menos. La historia lo coloc¨® en una encrucijada muy exigente. Con una inflaci¨®n mensual del 12,8%, sin reservas en el Banco Central, con la pobreza superando el 40% de la poblaci¨®n, debe hacer un ajuste fiscal dur¨ªsimo para reducir la emisi¨®n monetaria y frenar la inercia que conduce hacia la hiperinflaci¨®n. Pero ese objetivo debe alcanzarlo casi sin recursos institucionales. El partido de Milei cuenta con 8 senadores sobre 72, y con 37 diputados sobre 257. Milei est¨¢ condenado a renunciar a cualquier rigidez. Debe negociar con los gobernadores peronistas, que tienen gran influencia sobre el Congreso. Con los sindicalistas, cuyo humor es decisivo en un contexto de deterioro del salario por la inflaci¨®n descontrolada. Con los movimientos sociales que organizan a los pobres, informales y desocupados.
Carente de instrumental pol¨ªtico e institucional para llevar adelante la normalizaci¨®n a la que est¨¢ obligado por una herencia econ¨®mica desastrosa, Milei cuenta con pocos m¨¢s recursos que la fuerza de su carisma para seducir a una amplia franja de argentinos. Confiado en s¨ª mismo, como si los atributos del poder le hubieran sido dados por un mandato divino, camina a paso firme hacia el centro de un experimento misterioso. El de hacer que ese atractivo carism¨¢tico no decaiga a pesar de haber inaugurado su Gobierno con un eslogan que es tambi¨¦n una advertencia: no hay plata.
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