Nicol¨¢s Maduro, 11 a?os despu¨¦s: poco popular, pero c¨®modo en el poder
El presidente venezolano, cuyo liderazgo sembr¨® muchas dudas despu¨¦s de que le designara Ch¨¢vez como sucesor, tiene v¨ªa libre para mantenerse otros seis a?os por una estructura controlada por el chavismo
El cuadro parece pintado en un taller de t¨¦cnicas de ¨®leo para jubilados, pero lo importante aqu¨ª no es su valor art¨ªstico, sino su significado. En ¨¦l aparece un Nicol¨¢s Maduro bigotudo y con una camisa azul que sujeta con las dos manos el tim¨®n de un barco en el que puede leerse: ¡°Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela¡±. Detr¨¢s, un Jesucristo de grandes proporciones con un coraz¨®n expuesto sobre una t¨²nica violeta posa su mano izquierda en el hombro de Maduro y agarra un extremo del volante con la derecha. La imagen recuerda vagamente a la escena de Kate Winslet y Leonardo Di Caprio en la proa del Titanic. El sentido de la pintura no deja mucho espacio para la interpretaci¨®n: Maduro dirige el pa¨ªs con ayuda divina.
El presidente ha compartido el retrato con orgullo en sus redes sociales. A sus 61 a?os, el sucesor que Hugo Ch¨¢vez design¨® a dedo cuando la vida se le escapaba entre las manos se encuentra m¨¢s asentado en el poder que nunca. En su fuero interno podr¨¢ creer que hay algo celestial y milagroso en ello, pero la verdad es mucho m¨¢s terrenal: el que fuera conductor de bus del sistema de transportes de Caracas se ha valido de la estructura vertical chavista, la destrucci¨®n de la institucionalidad, el apoyo militar y los servicios de inteligencia para atornillarse en el butac¨®n presidencial. Ah¨ª lleva 11 a?os y lo m¨¢s seguro es que sean otros seis m¨¢s despu¨¦s de las elecciones que se celebran este 28 de julio sin la participaci¨®n de su principal rival, Mar¨ªa Corina Machado, a la que el entramado jur¨ªdico chavista ha inhabilitado para asfaltarle a ¨¦l el camino. Maduro en p¨²blico se muestra confiado en la movilizaci¨®n de la base chavista, la que seg¨²n su relato revolucionario lleva 20 a?os ganando elecciones en Venezuela. Sin embargo, como le sobra astucia e intuici¨®n, no se ciega y se lanza a un cara a cara con Machado en el que llevar¨ªa todas las de perder. Ella le aventaja en las encuestas.
Miren este cuadro que me regalaron... Lo tengo desde 2022 aqu¨ª en la casa... Siempre con Cristo redentor... Unamos nuestras oraciones por Venezuela... pic.twitter.com/N82TyOUk7D
— Nicol¨¢s Maduro (@NicolasMaduro) March 3, 2024
Maduro, en persona, intimida con sus 190 cent¨ªmetros de altura y su campechan¨ªa, por contradictorio que parezca esto. Le toca en el hombro a sus interlocutores, les bromea, tiene ocurrencias de las que se r¨ªen por compromiso. Se muestra cari?oso en p¨²blico con su esposa, Cilia Flores, a quien llama compa?era y camarada. Dice despreciar a la prensa, sobre todo la internacional, pero se entera de todo lo que se publica sobre ¨¦l. Tambi¨¦n en redes, de las que su hijo, Nicol¨¢s Maduro Guerra, le da buena cuenta. En privado, seg¨²n los que lo han tratado, puede ser desp¨®tico. M¨¢s de un embajador se ha llevado sus reprimendas sin que estos puedan apenas articular palabra. A antiguos presidentes que tratan a veces de mediar entre el chavismo y la comunidad internacional los tiene horas y d¨ªas esperando para recibirlos. Su obsesi¨®n es que lo asesinen, as¨ª que ha denunciado m¨¢s de 20 complots en su contra. El fiscal general, Tarek William Saab, le ha dado a esto rango oficial deteniendo a opositores y activistas de los derechos humanos bajo la vaga acusaci¨®n de terrorismo.
Cuando Hugo Ch¨¢vez falleci¨®, en 2013, y asumi¨® funciones Maduro como presidente encargado, muchos pensaron seriamente que al movimiento bolivariano le quedaba poco tiempo m¨¢s al mando en el pa¨ªs. No le ve¨ªan con el carisma ni la autoridad suficiente para reemplazar a uno de los dirigentes latinoamericanos que verdaderamente va a dejar huella en la historia. A su lado, Maduro parec¨ªa un personaje menor. Era un sustituto titubeante, que claramente no estaba listo para aquella encomienda, con menos atributos que su predecesor y maestro, y al tiempo ten¨ªa ahora que enfrentar a un movimiento opositor crecido, camino a arrebatarle al chavismo su dorada circunstancia como mayor¨ªa nacional.
Once a?os y casi tres elecciones presidenciales despu¨¦s, surcando una tormenta econ¨®mica y social de autor¨ªa propia, empe?ado en imponer el modelo socialista a todo evento, todav¨ªa sancionado por parte de la comunidad internacional, Maduro ha visto c¨®mo el chavismo iba perdiendo masa social, pero, como hombre fuerte en una estructura hecha a medida, disfruta de un c¨®modo control del poder. El PSUV, el partido oficialista, lo ha escogido como candidato para las elecciones de este 2024, sin que esto haya sido ninguna sorpresa. Hace un a?o se hablaba de corrientes chavistas cr¨ªticas con su gesti¨®n, pero cuestionar su poder puede salir caro. O salirse del guion. Cualquiera puede ser purgado, nadie es intocable. Hace exactamente un a?o acab¨® con uno de sus hombres de confianza, Tareck El Aissami, vicepresidente del ¨¢rea econ¨®mica y ministro de Energ¨ªa y Petr¨®leo, lo que supone eso para un pa¨ªs petrolero. En PDVSA, la empresa estatal, se descubri¨® un agujero que algunas fuentes cifran en 3.000 millones de d¨®lares, un caso gigantesco de corrupci¨®n. Un a?o despu¨¦s de aquello, sin que se sepa la situaci¨®n judicial que enfrente por la opacidad de la Fiscal¨ªa, no se sabe nada de El Aissami. Pareciera que se lo ha tragado la tierra.
¡°Maduro comienza muy mal. No se ve¨ªa a s¨ª mismo en aquella responsabilidad. El resultado electoral de 2013 frente a Capriles, en el cual casi pierde las elecciones, lo retrataba. A pesar de eso, fue evidente el arraigo chavista en el Estado, en los poderes p¨²blicos y en el sector militar¡±, afirma Luis Salamanca, polit¨®logo y doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
La llegada de Maduro agrav¨® la corrupci¨®n en el Estado venezolano, que gracias al control cambiario adquiri¨® un car¨¢cter sist¨¦mico. En lugar de ensayar una apertura econ¨®mica, como muchos le propusieron, el sucesor de Ch¨¢vez, dogmatizado y esc¨¦ptico de la econom¨ªa capitalista, decidi¨® radicalizar, y endureci¨® la pol¨ªtica de nacionalizaciones y fiscalizaciones al comercio y la industria. Las medidas produjeron una grave escasez de bienes y servicios y la crecida de los precios. En 2014 carbur¨® un enorme malestar social y la c¨®lera popular se fue a las calles.
En una naci¨®n derrumb¨¢ndose ante postulados econ¨®micos inviables, Maduro dio ante sus adversarios y seguidores demostraciones continuas de car¨¢cter y mando. ¡°La fortaleza de Maduro es consecuencia de una estructura de poder concebida por Ch¨¢vez. Comienza en el presidente y desciende en una l¨ªnea jer¨¢rquica que imita en su letra las f¨®rmulas democr¨¢ticas, pero que transforma las estructuras del Estado de derecho constitucional. Maduro es el jefe de un Estado-poder¡±, afirma Salamanca. Ejerciendo la represi¨®n ¨Dy actuando, en privado, de manera desp¨®tica entre sus colaboradores cuando ha sido necesario¨D, Nicol¨¢s Maduro, sin auctoritas ante el resto del pa¨ªs, se hizo muy r¨¢pidamente, y sin rivales, el nuevo mandam¨¢s del chavismo.
Con astucia para negociar y aptitud para trabajar con los organismos de inteligencia, Maduro dio continuidad a los encargos de Ch¨¢vez, e invirti¨® mucho dinero en ampliar el pie de fuerza de la Polic¨ªa Bolivariana, la Guardia Nacional, adem¨¢s de organismos paramilitares leales a la causa, profundizando el car¨¢cter artillado de la revoluci¨®n. ¡°Con Maduro conoce su continuidad la tendencia destructiva del aparato productivo iniciada por Ch¨¢vez, especialmente el derrumbe de Petr¨®leos de Venezuela¡±, afirma Diego Bautista Urbaneja, abogado y escritor, miembro de la Academia Nacional de la Historia.
¡°Los precios del petr¨®leo caen, los programas sociales quiebran por la corrupci¨®n. Sin respaldo popular, y sin la misma cantidad de dinero, tiene que endurecer el aparato de poder revolucionario, un entramado de partido, Estado, Gobierno, fuerzas armadas, milicias, voluntarios y militantes. Comienza a ejercerse el poder de forma implacable y sin ning¨²n tipo de barreras ¨¦ticas, jur¨ªdicas o ideol¨®gicas,¡± afirma Urbaneja. La consolidaci¨®n del poder¨ªo madurista es una realidad gracias a la gesti¨®n dos de sus alfiles fundamentales: el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino L¨®pez, un militar con arraigo en los cuarteles, que lleva a?os desarrollando el pensamiento militar revolucionario en la instituci¨®n; y Jorge Rodr¨ªguez, actual presidente de la Asamblea Nacional, su operador pol¨ªtico por excelencia. A esto habr¨ªa que agregar el trabajo de Diosdado Cabello, el segundo hombre m¨¢s poderoso del r¨¦gimen, una autoridad en el partido y la seguridad del Estado, quien, al contrario de lo que se piensa, no es enemigo de la institucionalidad madurista, sino uno de sus garantes como vocero radical y defensor de la ¨²ltima l¨ªnea.
¡°El uso irrestricto del aparato de poder, esa es la causa, en eso no hay mayor misterio¡±, afirma Urbaneja. ¡°Las fuerzas democr¨¢ticas tienen un complejo de inferioridad con el chavismo, le atribuyen virtudes pol¨ªticas sobrenaturales. Hay una disposici¨®n de poder perpetuo dentro del Estado, un cuerpo pol¨ªtico que para seguir existiendo, si tiene que espiar, esp¨ªa; si tiene que disparar, dispara; si tiene que acusar, acusa; si tiene que encarcelar, encarcela; si tiene que negociar, negocia. Puede ser el Tribunal Supremo de Justicia, la Guardia Nacional, el PSUV, el Sebin [servicio de inteligencia interior], las bolsas Clap [de comida], o los colectivos¡±, a?ade. A estos efectos, ha sido decisivo el apoyo internacional de algunos aliados como Rusia, Cuba, China e Ir¨¢n, que han contribuido a fortalecer un infalible e inusualmente eficaz aparato de inteligencia.
En el ¨²ltimo a?o, Maduro hab¨ªa insinuado a trav¨¦s de sus negociadores en la mesa de di¨¢logo con la oposici¨®n, establecida en M¨¦xico, que ten¨ªa la voluntad de recorrer un camino democr¨¢tico e iniciar una transici¨®n en el pa¨ªs. Eso se vislumbraba en los acuerdos de Barbados, donde se intu¨ªa que el chavismo estaba preparado para celebrar elecciones libres y justas. La Casa Blanca trat¨® de animar a Venezuela levant¨¢ndole las sanciones al petr¨®leo y el oro, un respiro para su maltrecha econom¨ªa.
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