Presidenciales en Venezuela: menos incertidumbre, m¨¢s tensi¨®n
En caso de que la postulaci¨®n de Machado se haga imposible, lo ideal ser¨ªa que los partidos agrupados en la Plataforma Unitaria miren a los distintos candidatos que participaron en las primarias y que se alinearon cerca de ella
De las 27 propuestas que tuvo, el madurismo escogi¨® que las elecciones presidenciales en Venezuela sean el 28 de julio, fecha del nacimiento del l¨ªder fundacional del movimiento pol¨ªtico, Hugo Ch¨¢vez, fallecido en 2013. Tener una fecha reduce en algo la incertidumbre y vuelve m¨¢s relevante lo que vaya a ocurrir con la candidata opositora Mar¨ªa Corina Machado, quien est¨¢ inhabilitada para este proceso. No obstante, uno de los mayores desaf¨ªos es el camino de la oposici¨®n venezolana para convertir en realidad lo que reflejan las encuestas: una gran necesidad de cambio expresada por todos los sectores, que hace recordar el clima que llev¨® a Ch¨¢vez a la presidencia en 1998.
Desde que Machado fue escogida como candidata de la Plataforma Unitaria, varios factores han hecho recaer en ella la responsabilidad de lo que podr¨ªa acontecer en Venezuela. Dirigentes de distintos signos ped¨ªan a la mujer, que supera por m¨¢s de 30 puntos porcentuales al candidato del oficialismo, Nicol¨¢s Maduro, que se pronunciara por una candidatura sustituta. Era un falso dilema, o una inversi¨®n de prioridades. Ese tiempo tambi¨¦n habr¨ªa sido ¨²til usarlo en ofrecer opciones para ganar la elecci¨®n y proponer una estrategia que pueda concretar el acceso al poder.
Es una ruta que deber¨ªa incluir a distintos factores de la sociedad venezolana, entre ellos la c¨²pula madurista, los sectores de sociedad civil, la Fuerza Armada y por supuesto a la comunidad internacional- la cual no deber¨ªa circunscribirse solo a los representantes de los gobiernos, sino tambi¨¦n a sus grupos de sociedad civil.
El cronograma esbozado por el Consejo Nacional Electoral establece que las inscripciones de las candidaturas deben realizarse entre el 21 y 25 de marzo. Esto acorta el plazo para lograr una candidatura que genere uni¨®n entre los votantes opositores y que, por supuesto, tenga la capacidad de hacer cre¨ªble y viable una transici¨®n. Una de las narrativas que ha imperado es que en caso de perder la elecci¨®n, el Gobierno de Maduro no estar¨ªa dispuesto a entregar el poder.
Como recogen distintos estudios de opini¨®n, el favor de las mayor¨ªas no los acompa?a. Una reciente encuesta de la firma Datincorp indag¨® las emociones que despiertan las principales candidaturas y encontr¨® que el mandatario venezolano no solo tiene una valoraci¨®n negativa de gesti¨®n, sino que ¨²nicamente despierta emociones negativas como rabia y tristeza. En contraste, el 40% dice que Machado les despierta alegr¨ªa. Ese sentimiento galopa hacia la esperanza.
No hay que ser un genio de la comunicaci¨®n pol¨ªtica para saber que un perfil con tanto rechazo como el de Maduro no levantar¨ªa vuelo en ninguna democracia. El pol¨ªtico tampoco es garant¨ªa de gobernabilidad en un tercer mandato. Sin embargo, eso poco le importa a la actual c¨²pula gubernamental, que ciertamente se ha visto en circunstancias complicadas y ha logrado sortearlas.
Machado, adem¨¢s de encabezar por largo los sondeos de opini¨®n y con el clima pol¨ªtico y social del pa¨ªs, tendr¨ªa la primera opci¨®n de ganar una elecci¨®n si tuviera la posibilidad de inscribir su candidatura. Pero no es as¨ª. Tampoco ser¨ªa sencillo para nadie de la oposici¨®n gobernar en Venezuela.
Tambi¨¦n parece claro que si bien los costos de salida del Gobierno de Maduro parecen altos, su permanencia para todos los venezolanos y los pa¨ªses de la regi¨®n es m¨¢s alto a¨²n. Venezuela sigue viviendo una emergencia humanitaria compleja en un contexto autoritario y de profunda desigualdad. Una encuesta dada a conocer por Bloomberg News hall¨® que 65% de venezolanos migrantes en los Estados Unidos regresar¨ªa al pa¨ªs si hay un cambio pol¨ªtico. No bastar¨ªa una mejora econ¨®mica, seg¨²n el reporte.
Para integrantes de la alianza Ideas por la democracia, el anuncio del cronograma electoral por parte del CNE finalmente ¡°marc¨® la cancha en la cual se va a dar la esperada jornada de juegos de poder en Venezuela¡±. ¡°Esto despeja un primer velo de incertidumbre en el contexto electoral y evidencia que, desde el oficialismo, se seguir¨¢n utilizando todos los recursos para imponer un proceso que lo lleve a mantenerse en el poder. Su principal debilidad se centra en que no cuenta con una base electoral que pueda hacerle ganar un proceso electoral, con garant¨ªas democr¨¢ticas, por lo que su mayor apuesta estar¨¢ centrada en una din¨¢mica de coerci¨®n social y represi¨®n¡±, comenta Deborah Van Berkel.
Por su parte, Beatriz Borges considera que en el contexto autoritario que se enfrenta en Venezuela, ¡°la definici¨®n de una fecha para las elecciones presidenciales sin respetar plenamente los acuerdos de Barbados refleja las expectativas que tenemos de un gobierno cuyo objetivo principal es mantenerse en el poder¡±. ¡°No obstante, la certeza de esta fecha tambi¨¦n emerge como una oportunidad. Una lecci¨®n crucial aprendida a lo largo de los a?os en nuestra lucha democr¨¢tica es que los ataques a la institucionalidad y al sufragio como herramienta de cambio no deben desalentarnos de continuar con nuestra lucha ciudadana y democr¨¢tica. Ahora, m¨¢s que nunca, debemos comprometernos con la organizaci¨®n y participaci¨®n, sin cesar en exigir nuestras garant¨ªas y derechos hasta el ¨²ltimo instante para denunciar estas arbitrariedades¡±, contin¨²a.
Para hacerse con unas elecciones, Maduro echa mano a su ya conocida caja de herramientas: recurrir a acciones fraudulentas, aumentar la represi¨®n ( ya tienen en prisi¨®n a cuatro miembros del equipo de campa?a de Machado) y jugar con todas las brechas de la oposici¨®n. En esta ocasi¨®n tambi¨¦n va a esgrimir lo que considera su bala de plata: la conexi¨®n que a¨²n puede haber entre Ch¨¢vez y sus seguidores que se declaran contrarios a Maduro, pero que a¨²n comparten el amor por el mandatario fallecido.
No obstante, esta apuesta es arriesgada. Si bien el votante chavista es considerado disciplinado, Maduro pas¨® los ¨²ltimos ocho a?os tratando de dejar su propia marca y borrar a Ch¨¢vez del imaginario colectivo. De hecho, elimin¨® el color rojo de sus comunicaciones p¨²blicas y hasta ¡°los ojos de Ch¨¢vez¡±, una iconograf¨ªa que parec¨ªa vigilar a todos desde distintas vallas.
Por eso, de la cartas a la que m¨¢s ha apelado es al uso del terror y a vender la idea de que no es desalojable del poder por la v¨ªa del voto. De manera que el elector opositor se inhiba de participar, algunas individualidades jueguen a tener peque?as cuotas y sembrar el conformismo en cualquier m¨ªnima concesi¨®n que hagan. Es lo com¨²n: le fracturan las piernas al pa¨ªs, luego le dan muletas y por eso hay que agradecerles.
Todo ello bajo la mirada de la comunidad internacional que prefiere unas elecciones en Venezuela sin integridad electoral a que no haya comicios; se repita el escenario de 2018 o se avance hacia un escenario Nicaragua, como argumentan algunos que hacen lobby a favor del Gobierno de Maduro. Frente a este panorama general, tal vez valga la pena para los dem¨®cratas enfocarse en lo que se tiene: un apoyo al cambio que supera el 80%; un despertar de la esperanza; una oportunidad para avanzar por la ruta electoral y hacer mejoras sustanciales en lo que no se tiene: una estrategia consensuada.
Los desaf¨ªos pueden lucir abrumadores, pero eran los esperables. Tal vez el m¨¢s inmediato es la definici¨®n de la candidatura opositora, afirma Felix Seijas, de la firma encuestadora Delphos. Esa inc¨®gnita a¨²n no puede ser despejada porque hay continuas negociaciones tras bastidores. Sin embargo, es previsible que Machado sea impedida de participar.
En caso de que se haga imposible su postulaci¨®n, lo ideal es que los partidos agrupados en la Plataforma Unitaria vean hacia los distintos candidatos y candidatas que participaron en las primarias internas.y que se han alineado, cerca de Machado.
Cualquiera que sea la opci¨®n debe contar con el respaldo de ella. Pero la candidatura opositora es apenas uno de los retos. Cualquiera que recoja el testigo corre el riesgo de la inhabilitaci¨®n. Cada fase de este ciclo electoral es como un videojuego donde cada nivel se hace m¨¢s complicado. Sin embargo, soy de quienes creen que la ventana de oportunidad para un cambio pac¨ªfico en Venezuela sigue abierta.
En este sentido, parece que las dirigencias opositoras y las del madurismo a¨²n tienen mucho qu¨¦ acordar. Uno de los puntos que deben conversar es c¨®mo ser¨ªa esa transici¨®n del poder. Es in¨²til que el madurismo no se lo plantee como escenario. Aunque su apuesta sea abatir a Machado y con ello a la oposici¨®n, para acallar el reclamo de cambio tendr¨¢ que recurrir a otras t¨¢cticas. El chavismo sabe que Maduro no es Ch¨¢vez y que su desempe?o ha borrado el legado que les dej¨® el mandatario.
De quedarse en el poder por la v¨ªa del fraude, Maudro repetir¨ªa un c¨ªrculo vicioso del cual ha querido salir: gobernar sin reconocimiento global. Adem¨¢s, es posible que su relaci¨®n con Estados Unidos cambie nuevamente. Por su parte, a la oposici¨®n venezolana, al menos la que tiene opciones de mover votantes, le corresponde seguir trabajando en la estructura electoral y comprender el mensaje que les envi¨® el electorado en las primarias del 22 de octubre.
Le vendr¨ªa bien a dirigentes de distintas tendencias revisar sus sesgos mis¨®ginos. En eso, varios de los que quieren ser sustitutos de Machado coinciden con la c¨²pula madurista.
Otro factor fundamental son las organizaciones de la sociedad civil que velan por los distintos derechos, entre ellos el acceso al voto de los venezolanos en el extranjero. En Colombia, Espa?a, Brasil y M¨¦xico, donde hay embajadas y consulados venezolanos activos nada deber¨ªa impedir la actualizaci¨®n del Registro Electoral.
A los representantes de distintos pa¨ªses tal vez les toque seguir propiciando el di¨¢logo en distintos niveles. Ser¨ªa prudente que algunos que han comprado la tesis de que el madurismo es inamovible, revisen lo que implica la permanencia en el poder de un Gobierno al que no le tiembla el pulso para perseguir y torturar a quienes percibe cr¨ªticos y opositores. Venezuela y los venezolanos merecemos recuperar la democracia. Eso no solo ser¨¢ de beneficio interno, sino que contribuir¨¢ a la estabilidad de la regi¨®n. Si el costo de salida de Maduro es alto, m¨¢s caro pagamos todos su permanencia.
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