Recibe la eutanasia la primera mujer que luch¨® por ese derecho en Per¨²

Ana Estrada Ugarte, la primera peruana en conquistar su derecho a una muerte digna, ya descansa en paz. Este domingo, tras una compleja batalla en los tribunales y el ojo p¨²blico, accedi¨® a la eutanasia a los 47 a?os. A los doce, Estrada fue diagnosticada con poliomiositis, una enfermedad autoinmune, cr¨®nica y degenerativa que le quit¨® movilidad hasta postrarla en cama. Sin embargo, ello no le impidi¨® continuar con su vida: estudi¨® psicolog¨ªa, escribi¨® poes¨ªa y parte de sus memorias en un blog, inspir¨® un fotolibro, pero sobre todo se convirti¨® en el rostro de una causa justa.

¡°Ana parti¨® agradecida con todas las personas que hicieron eco de su voz, que la acompa?aron en su lucha y que, de manera incondicional, apoyaron su decisi¨®n con amor y empat¨ªa (...) El caso de Ana permiti¨® que la justicia peruana reconociera por primera vez en su historia que todos tenemos derecho a morir con dignidad¡±, dice el comunicado difundido por su abogada Josefina Mir¨® Quesada.

En febrero de 2021, el Estado peruano emiti¨® la sentencia hist¨®rica a favor de Estrada que fue ratificada por la Corte Suprema en julio de 2022. Pero fue reci¨¦n en enero de 2024 que el Seguro Social de Salud culmin¨® el protocolo de muerte asistida, el cual inclu¨ªa que la paciente pudiese escoger al profesional de su confianza que aplicase la eutanasia. ¡°Nunca me sent¨ª tan due?a de mi vida y mi cuerpo como hoy¡±, dijo por aquellos d¨ªas.

En un texto publicado en el portal Salud con Lupa que lleva por t¨ªtulo La vida empieza aqu¨ª: mi derecho a decidir, Ana Estrada narr¨® los crudos comentarios que recibi¨® en redes sociales por no llevar a cabo la eutanasia de inmediato despu¨¦s de haberla logrado e hizo hincapi¨¦ en el sentido de su batalla. ¡°La legalizaci¨®n de la eutanasia (en mi caso) no es sin¨®nimo de poner fin a mi vida, sino m¨¢s bien de tener la seguridad (y la calma por adelantado) de que no sufrir¨¦ a tal punto que no pueda ni decidir por m¨ª misma. Porque resulta que mi enfermedad no es terminal, no es una condici¨®n con fecha de caducidad, sino que yo podr¨ªa vivir as¨ª durante a?os, confinada en mi propio cuerpo y amordazada por un dolor cada vez m¨¢s intolerable, m¨¢s salvaje. M¨¢s inhumano (...) Yo no lucho por morir. Lucho por preservar lo m¨¢s esencial en cualquier ser humano¡±, escribi¨®.

En 2016, Ana Estrada sufri¨® un episodio cr¨ªtico de su enfermedad que la condujo a la sala de cuidados intensivos de un hospital y a estar conectada a un respirador. Fue en ese doloroso momento que comenz¨® a dar pelea por sus derechos en un pa¨ªs como el Per¨² donde la eutanasia a¨²n no se ha legalizado. Su partida ha despertado la solidaridad y la empat¨ªa de un grueso de ciudadanos. La escritora Victoria Guerrero Peirano, Premio Nacional de Literatura 2020 en la categor¨ªa de no ficci¨®n, ha dicho: ¡°Se fue una mujer valiente y digna. Tener una muerte digna es una revoluci¨®n en el Per¨² donde la muerte es generalmente una estad¨ªstica fr¨ªa o un asesinato sin justicia¡±.

Gianna Camacho, periodista y activista por los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ+, tambi¨¦n expres¨® su sentir. ¡°Con l¨¢grimas, pero al mismo tiempo con una sonrisa, ya que Ana Estrada logr¨® algo, por lo que tanto luch¨®. Nos dimos soporte por aqu¨ª ante una sociedad que no entiende que no todo es blanco y negro. Hiciste tanto en vida, que ahora, desde otro plano, seguir¨¢s con nosotros. Descansa Ana¡±.

En el 2019, la Defensor¨ªa del Pueblo asumi¨® el caso de Ana Estrada y libr¨® la batalla en los tribunales. La abogada Josefina Mir¨® Quesada, quien la acompa?¨® desde aquel entonces hasta su ¨²ltimo suspiro, ha dejado unas tiernas palabras acerca de la complicidad entre ambas. ¡°Ana es libre. Tuvo el control de su vida hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Muri¨® con dignidad, en sus propios t¨¦rminos. Y tuve el privilegio de acompa?arla en el camino. Un camino hermoso, rodeado de amor. Ya trascendiste para siempre. Estar¨¢s en el coraz¨®n y mentes de much¨ªsimos. Eres libre para volar los campos, las monta?as y el mar¡±. La discusi¨®n sobre el acceso a una muerte digna contin¨²a avanzando en Latinoam¨¦rica.

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