Los 1.000 Quijotes de Xalambr¨ª, el uruguayo que dedic¨® su vida a Cervantes
Una exposici¨®n en torno al D¨ªa Nacional del Libro muestra parte de la colecci¨®n de Arturo Xalambr¨ª, un coleccionista que lleg¨® a reunir un millar de ediciones del ¡®Quijote¡¯ en 30 idiomas
Si don Alonso Quijano perdi¨® la cordura enfrascado en sus lecturas, tambi¨¦n hubo quienes casi la extraviaron por su ingenioso alter ego, el hidalgo de la Mancha. Uno de ellos parece haber sido Arturo Xalambr¨ª, bibli¨®filo uruguayo que reuni¨® en su casa de Montevideo 1.000 ediciones originales de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en 30 idiomas, de todos los tiempos y en diversos formatos. Su colecci¨®n atesora una edici¨®n de 1611, publicada en vida de Miguel de Cervantes, tambi¨¦n la que imprimi¨® la Real Academia Espa?ola, en 1780. Junto a estos figura el primer Quijote publicado en Uruguay, en 1880, que fue a su vez el primero de la regi¨®n, as¨ª como una edici¨®n en japon¨¦s tan llamativa como una impresa en fin¨ªsimas hojas de corcho o la ilustrada por Salvador Dal¨ª. La suya, afirman los expertos, es la colecci¨®n cervantina m¨¢s completa de Sudam¨¦rica.
A pasos del m¨ªtico Estadio Centenario, el Centro de Documentaci¨®n y Estudios de Iberoam¨¦rica (CEDEI-Universidad de Montevideo) custodia estos y otros miles de libros que forman parte de la colecci¨®n y archivo de Xalambr¨ª, uruguayo hijo de inmigrantes espa?oles que vivi¨® en Montevideo entre 1888 y 1975. Su biblioteca lleg¨® a tener unos 12.000 vol¨²menes, de los cuales 3.000 est¨¢n dedicados a la vida, pensamiento y obra del fundador de la novela moderna. El legado de Xalambr¨ª motiv¨® que Montevideo fuera nombrada en 2015 ¡°ciudad cervantina¡±, junto a Alcal¨¢ de Henares en Espa?a, Guanajuato en M¨¦xico y Azul en Argentina. Adem¨¢s, la secci¨®n cervantina de su colecci¨®n fue incorporada en 2017 al programa Memoria del Mundo de la Unesco.
Una muestra de los Quijotes de Xalambr¨ª fue exhibida esta semana en Durazno, ciudad ubicada en el centro de Uruguay, en una exposici¨®n preparada para celebrar el D¨ªa Nacional del Libro, el 26 de mayo. All¨ª estuvo Daniela Vairo, bibliotec¨®loga a cargo de su catalogaci¨®n, que explica a EL PAIS la singularidad de cada uno de estos libros, desde los m¨¢s antiguos del siglo XVII a los m¨¢s llamativos del siglo XX, como el ilustrado por Salvador Dal¨ª e impreso en Buenos Aires en 1956. El uruguayo dedic¨® su vida a buscarlos y a encontrarlos, estableciendo correspondencia y amistad con cervantistas de Espa?a, Am¨¦rica del Sur y del Norte. ¡°Todav¨ªa queda mucho material por descubrir¡±, dice Vairo, que comenz¨® a ordenar la colecci¨®n en 2011 y sigue admirando el impecable estado de conservaci¨®n de los libros. La bibliotec¨®loga destaca tambi¨¦n la meticulosidad con que Xalambr¨ª prepar¨® las fichas que permiten entender la historia de los Quijotes que llegaron a sus manos.
Uno de los m¨¢s preciados es el ejemplar del a?o 1611 con la primera parte del Quijote (1605) publicada en Bruselas, en vida de Cervantes, cuando a¨²n no hab¨ªa visto la luz la segunda parte de la novela (1615). Esta edici¨®n fue un obsequio del cervantista catal¨¢n Juan Sed¨®, en 1947, con quien Xalambr¨ª mantuvo tres d¨¦cadas de correspondencia. Asimismo, entre el millar de Quijotes figuran la primera edici¨®n en lengua original publicada en Inglaterra en 1738 y la de la Real Academia Espa?ola de 1780, descrita como ¡°superior en belleza¡± a todas las que se hab¨ªan hecho en Espa?a y en el extranjero. Y otra pieza ¨²nica, de 1781, es la versi¨®n del Quijote traducida al ingl¨¦s por John Bowle, humanista y cervantista del siglo XVIII, reconocido comentador de la novela de Cervantes.
La creatividad y el ingenio de las variadas ediciones que atesora el acervo Xalambr¨ª reflejan la universalidad de la obra de Cervantes. El formato de los libros son parte de las aventuras que cuentan: arriesgados como el Quijote publicado ¨ªntegramente en fin¨ªsimas hojas de corcho; solemnes como los encuadernados en cuero o madera; raros como el que fue mecanografiado por la espa?ola Montserrat Alberich, dedicado al cervantista uruguayo en 1939. Y entre las joyas de la biblioteca no pod¨ªa faltar la primera edici¨®n del Quijote publicada en Uruguay, que fue tambi¨¦n la primera de Sudam¨¦rica. El hallazgo de Xalambr¨ª demostr¨® que la novela de Cervantes hab¨ªa sido impresa en su totalidad, en 1880, por el diario local La colonia espa?ola, antes que la edici¨®n de La Plata (Argentina) en 1904, considerada hasta entonces la primera publicada en el continente.
¡°A partir de lo que manifiesta en sus cartas creo que ten¨ªa especial cari?o a la edici¨®n montevideana de 1880, la primera completa de Sudam¨¦rica; este descubrimiento suyo y su puesta en valor le permiti¨® iniciar una relaci¨®n y amistad epistolar con los m¨¢s destacados cervantistas y coleccionistas de Occidente¡±, dice Elena Ruibal, investigadora del CEDEI. En esas cartas puede comprobarse la generosidad de Xalambr¨ª con sus colegas, comenta Ruibal: ¡°Los pon¨ªa en contacto unos con otros, hac¨ªa conocer sus actividades mediante publicaciones en diarios y revistas¡±.
La investigadora cuenta que Xalambr¨ª encarg¨® la traducci¨®n de los cap¨ªtulos correspondientes a los consejos de don Quijote a Sancho gobernador (42 y 43 de la segunda parte) al guaran¨ª, al quechua y al neolatino, adem¨¢s de tenerlos en la edici¨®n mecanografiada. Esos pasajes, en los que el escudero es aconsejado a conducirse con prudencia, humildad y sabidur¨ªa, ocupan lugares destacados en la biblioteca del CEDEI, como lo quiso su due?o. Tambi¨¦n pueden verse contundentes tomos en braille, cerca de una preciosa edici¨®n en ¨¢rabe y de la versi¨®n ilustrada en hebreo, impresa en Jerusal¨¦n. Junto a un ejemplar con dibujos de Walt Disney, sobresale un original Quijote convertido en Samur¨¢i secundado por Sancho Panza con rasgos orientales. Se trata de una serie japonesa de 59 dibujos pintados a mano por Serizawa Jugaku, publicados en Kioto en 1936 y donada por el coleccionista estadounidense Carl Keller.
Lo de Xalambr¨ª fue un ¡°apostolado del buen libro¡±, a?ade Ruibal, tal como ¨¦l mismo describ¨ªa su tarea de bibli¨®filo, siempre muy ligada a su admiraci¨®n por San Francisco de As¨ªs, a su vida familiar ¨Dse cas¨®, tuvo dos hijas, enviud¨®, se volvi¨® a casar¨D y a su trabajo en la instituci¨®n m¨¦dica C¨ªrculo Cat¨®lico. ¡°Los buenos libros son escalones del cielo. Quien los da sube y hace subir por ellos¡±, sol¨ªa repetir el uruguayo.
La colecci¨®n de libros se completa con piezas de arte, como una escultura del Quijote encargada por Xalambr¨ª al celebrado artista Pablo Serrano. Infinidad de revistas, cartas, tarjetas, pinturas, objetos, tambi¨¦n dan cuenta de su devoci¨®n por el caballero de la triste figura. Esa pasi¨®n lo acompa?¨® hasta su muerte en 1975 e invita a experimentar la dicha de leer o releer a este cl¨¢sico que, como dec¨ªa el poeta Pedro Salinas, tiene un valor esencial: ¡°Si el Quijote vale algo, no es por lo que en ¨¦l veamos los profesores, o los cervantistas, o los eruditos, o los acad¨¦micos, no. El Quijote vale, ¨²nicamente, por su capacidad de infundir vida; de suscitar raudales nuevos de vida en cada uno de sus lectores¡±.
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