El problem¨¢tico traslado del Archivo general de Per¨², una joya hist¨®rica en peligro
Una orden de desalojo y la presencia de ratones y lagartijas obligan a mudar a 16 kil¨®metros la documentaci¨®n, pero la nueva localizaci¨®n sufre de humedad por la cercan¨ªa del mar
Alguien acaba de jalar la palanca de uno de los tantos inodoros del Palacio de Justicia. Aunque desagradable, el chorro evacuado es un sonido familiar para quienes trabajan en el Archivo General de la Naci¨®n, un espacio de 2.500 metros cuadrados donde se conserva la memoria documental del Per¨², ubicado desde hace ochenta a?os en el s¨®tano de Palacio, en el Centro de Lima. M¨¢s all¨¢ de sus conocimientos, los archivadores deben cumplir algunos requisitos esenciales: no temerle a los ratones ni a las lagartijas, intrusos eventuales que deber¨¢n espantar; aceptar con hidalgu¨ªa que contraer¨¢n rinitis o sinusitis; y no hacerle ascos a los olores nauseabundos que se filtran cada tanto.
Hace mucho se determin¨® que este lugar de rajaduras, techos descascarados y tubos expuestos de desag¨¹e no es apto, pero al no haber otro, se dispuso que el personal tenga el derecho de salir a un tragaluz a respirar cinco minutos de aire puro por cada hora y a tener una pausa de treinta minutos a media ma?ana. Es momento del almuerzo, y los archivadores comienzan a quitarse sus guantes de l¨¢tex y sus mascarillas de algod¨®n. Doce personas est¨¢n contra el tiempo, esforz¨¢ndose en inventariar los 1.600 metros de documentaci¨®n que faltan para completar los 16 kil¨®metros del archivo de la etapa republicana que, seg¨²n lo planificado, se mudar¨¢n en agosto a un almac¨¦n del Callao, enclavado en una zona industrial de la urbanizaci¨®n Bocanegra.
Una noticia que desde hace meses ha alarmado a sectores del mundo acad¨¦mico que aseguran que se est¨¢ poniendo en riesgo el patrimonio cultural al haber elegido un local cerca de la humedad del mar, que colinda con una f¨¢brica de lej¨ªa y que adem¨¢s resulta lejano. Se cuestiona tambi¨¦n que el traslado sea temporal y que el costo sea alto: 3.160.220 d¨®lares por 36 meses de alquiler, es decir, un promedio de 81.000 mensuales. Por todo ello, las cabezas del Archivo General de la Naci¨®n est¨¢n en la mira del ojo p¨²blico. En especial, su jefe institucional, Ricardo Moreau Heredia y la directora del Archivo Hist¨®rico, Ruth Borja Santa Cruz.
¡°Somos posesionarios precarios y tenemos una orden de desalojo en curso, pero eso la gente no lo entiende¡±, dice Borja ¡ªcabello blanco con rezagos morados, lentes de marco grueso, poncho con llamas bordadas¡ª, una historiadora que comenz¨® su carrera en este mismo s¨®tano, desempolvando y organizando oficios en el 87 y que luego tuvo un papel clave en la descripci¨®n del acervo documental de la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n (CVR), que escudri?¨® en la violencia ocurrida entre los a?os 80 y 2000. Un medio de comunicaci¨®n puso en duda su integridad al se?alar que la pareja de Borja es el hermano de una camarada terrorista. Borja se defiende con datos f¨¢cticos: se divorci¨® de su exesposo en el 2009, y nunca conoci¨® a su cu?ada porque desapareci¨® en los a?os ochenta.
Voces que incluso discrepan con el traslado han salido a defender su reputaci¨®n. Pero Borja desea que, m¨¢s all¨¢ de los ataques personales, la ciudadan¨ªa entienda que este local no es propio, que siempre le perteneci¨® al Poder Judicial y que existe una orden en sentencia de ejecuci¨®n para que desalojen el espacio cuanto antes. ¡°Los investigadores dicen que nos declaremos en rebeld¨ªa, que nos apoyar¨¢n para no movernos. Pero somos funcionarios p¨²blicos y como tales somos sujetos de fiscalizaci¨®n y denuncia si no cumplimos un mandato judicial¡±, explica.
La directora del Archivo Hist¨®rico remarca que el inconveniente de permanecer en el s¨®tano es que al no ser los due?os no pueden refaccionar la infraestructura ni colocar deshumedecedores de gran escala. Por lo tanto, cada vez que hay alguna gotera lo ¨²nico que pueden hacer es colocar baldes de pl¨¢stico y secar la documentaci¨®n. Existe un expediente t¨¦cnico para que la construcci¨®n de la nueva sede sea en un local, en el distrito de Pueblo Libre, pero a¨²n no se ha avanzado en nada.
Sobre los peligros de mudarse a una zona industrial, Ruth Borja insiste en que la decisi¨®n se tom¨® en conjunto y que se eligi¨® la mejor opci¨®n entre veinticuatro alternativas. ¡°Habr¨¢ una distancia de 35 metros entre la documentaci¨®n y la bodega de la f¨¢brica de lej¨ªa. Hemos procurado que haya un trecho amplio. Adem¨¢s la lej¨ªa no es inflamable¡±, indica. Respecto a la humedad, se?ala: ¡°La humedad es alt¨ªsima en todo Lima, es un problema de toda la ciudad, pero hay un informe que indica que en la zona del Callao hay menos humedad que en Cercado de Lima¡±. Dicho informe que se me compartir¨¢ despu¨¦s la rebate: el Callao, la provincia constitucional que mira al mar, figura con siete puntos porcentuales m¨¢s de humedad.
En cuanto al gasto, Borja centra su argumento en que los otros locales carec¨ªan de ambientes administrativos y mobiliarios. ¡°Terminaban siendo m¨¢s caros, porque deb¨ªamos implementar estanter¨ªa, ¨¢rea de usuarios y descarga. En cambio, este cuenta con espacio de atenci¨®n al p¨²blico, tres pisos administrativos, sistemas contra incendios muy modernos, una altura de diez metros de almacenamiento y tiene un ¨¢rea de 5.800 metros cuadrados que nos permitir¨¢ resguardar el archivo en ¨®ptimas condiciones¡±.
Cecilia Soto Molina, jefa de la Unidad de Procesos en Archivo Hist¨®rico y Gesti¨®n Cultural, cuenta que han tomado todas las previsiones posibles para el eventual traslado: contratar¨¢n a 45 trabajadores externos que se sumar¨¢n a los diez archiveros, quienes trabajar¨¢n juntos en la mudanza. ¡°La documentaci¨®n va a ir lacrada, no se apilar¨¢n m¨¢s de tres cajas en el cami¨®n para hacer menos viajes, en todo momento habr¨¢ personal del archivo presente, y no se trasladar¨¢ nada que no sea inventariado¡±, dice.
Un informe de Epicentro TV revel¨® que la Secretar¨ªa General del Ministerio de Cultura visit¨® dicho local y no solo concluy¨® que su ubicaci¨®n presenta riesgos potenciales como ¡°incendios, contaminaci¨®n qu¨ªmica, inundaciones y hurto¡±, sino que ni en las bases ni en los t¨¦rminos de referencia para contratar la bodega se pidieron condiciones especiales de seguridad t¨¦cnica de preservaci¨®n de documentos en soporte de papel. En dicho oficio recomiendan con urgencia la inspecci¨®n de expertos internacionales. Recomendaci¨®n que las jefaturas del Archivo General de la Naci¨®n han acatado. En la quincena de julio, tres miembros de la Asociaci¨®n Latinoamericana de Archivos visitar¨¢n el cuestionado local y emitir¨¢n un informe. ?De ser lapidario frustrar¨¢ la mudanza, aun cuando ya se firm¨® un contrato con el consorcio Transel y se pag¨® un adelanto?
¡°Nosotros consideramos que hemos decidido bien, pero nos ajustaremos al informe. S¨ª se podr¨ªa frenar (el traslado), y aceptaremos lo que digan los expertos. Ning¨²n local que se alquile va a cumplir con todas las condiciones porque no son locales hechos para archivos sino para almacenes, y por eso vamos a acondicionarlos. Est¨¢ claro tambi¨¦n que a nivel judicial no hay vuelta atr¨¢s. Tendremos que salir¡±, dice Ruth Borja, la directora del Archivo Hist¨®rico.
Sobre una mesa han desplegado unas cuantas reliquias: un libro de cuentas del siglo XVII, una carta de 1821 de pu?o y letra del libertador Jos¨¦ de San Mart¨ªn, la cronolog¨ªa de c¨®mo se modificaron las estrofas del himno nacional, el testamento del antrop¨®logo Julio C¨¦sar Tello, y unas hojas de coca enterradas junto a momias. El valor es incalculable. Un paso en falso ser¨ªa fatal para documentos que representan el ADN del pa¨ªs. Suficiente da?o con habitar un calabozo desde el siglo pasado: que la raz¨®n los ilumine.
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