La efimeridad de los archivos ¡®online¡¯: ?est¨¢n a salvo nuestras fotos?
La otra cara de la moneda de una huella digital aparentemente imborrable son las fotos, correos electr¨®nicos o publicaciones que, de pronto, desaparecen de la red
El 1 de septiembre de 2017, Tuenti, la red social espa?ola lanzada en 2006 y que durante un tiempo fue la plataforma por excelencia de los adolescentes, cerr¨® definitivamente. Con ella, desparecieron los m¨¢s de 6000 millones de fotos que los usuarios hab¨ªan subido. La red hab¨ªa avisado y puesto a disposici¨®n de sus usuarios una herramienta para descargarse sus ¨¢lbumes, pero hubo muchas personas que por olvido, dejadez o por no haberse enterado perdieron esas im¨¢genes.
Cualquiera que lleve algo m¨¢s de una d¨¦cada de experiencia en internet podr¨¢ contar an¨¦cdotas de datos que una vez crey¨® eternos desapareciendo en el ¨¦ter de la red. Correos electr¨®nicos evaporados al dejar de usar un servicio de email (aunque no se cierre la cuenta); mensajes y publicaciones en foros que dejan de existir; blogs eliminados cuando cierra la plataforma que los alojaba; fotograf¨ªas que se borran cuando la empresa impone un nuevo l¨ªmite; fallos en migraciones que hacen que se pierdan 50 millones de canciones.
El ¨²ltimo ejemplo es de MySpace, que en 2019 anunci¨® que ups, algo hab¨ªa salido mal y hab¨ªa sido imposible recuperar esas canciones perdidas, subidas al servicio entre 2009 y 2015. Unos d¨ªas despu¨¦s, sin embargo, la organizaci¨®n para la preservaci¨®n de la web Internet Archive public¨® un cat¨¢logo con casi 500.000 de esos archivos de audio. Es decir, los usuarios hab¨ªan perdido el acceso y MySpace no hab¨ªa hecho copias de seguridad, pero muchos de los datos estaban alojados en otros lugares. En este caso, un grupo acad¨¦mico se hab¨ªa descargado unos a?os antes toda esa m¨²sica y se la hab¨ªa enviado a Internet Archive. Pero si quien ha perdido sus fotos o emails no sabe que est¨¢n en otros servidores o no tiene acceso a ellos, sentir¨¢ que, efectivamente, han desaparecido. Lo que, por otra parte, no es nada raro.
¡°Todo nuestro contenido online desaparecer¨¢ por completo tarde o temprano¡±, se?ala Daniel Gayo Avello, profesor titular del ?rea de Lenguajes y Sistemas Inform¨¢ticos de la Universidad de Oviedo. Cu¨¢nto tarde en desaparecer, explica, depender¨¢ de cu¨¢n activamente trabajemos para preservarlo. ¡°Si todas mis fotograf¨ªas, v¨ªdeos, mensajes y correos est¨¢n en alguna plataforma su permanencia depende, obviamente, de los t¨¦rminos de uso y de la propia supervivencia de la plataforma. Por ejemplo, dependiendo de los t¨¦rminos de uso es posible que mi contenido desaparezca despu¨¦s de un tiempo sin acceder a mi cuenta (es decir, no confiar¨ªa en que mis correos de Hotmail a¨²n sigan ah¨ª). Por otro lado, si la empresa due?a de la plataforma lo decide, esos contenidos pueden desaparecer de un d¨ªa para otro¡±, elabora.
Creer que esa historia personal que hemos ido subiendo o publicando en distintos rincones de internet estar¨¢ siempre ah¨ª es una actitud algo ingenua. Gayo Avello compara la web con un bosque. ¡°Puede llevar siglos en un lugar y, aunque algunos de sus ¨¢rboles pueden ser centenarios, la mayor parte no lo son. Los ¨¢rboles crecen, cambian, mueren, y el bosque en ocasiones tambi¨¦n crece, pero en otras mengua, bien por eventos fortuitos o bien por acciones intencionadas. Lo mismo pasa con la Web, unos sitios web llegan y otros desaparecen¡±, explica.
Hay cifras sobre todo esto: un informe reciente de Pew Research indica que el 25% de las p¨¢ginas webs que existieron en alg¨²n momento entre 2013 y 2023 ya no existen. Si nos fijamos en las m¨¢s antiguas, las de 2013, el porcentaje de desaparici¨®n aumenta hasta el 38%. Gayo Avello, que en 2022 dio una charla sobre este tema en el TechFest de la Universidad de Oviedo, pone como ejemplo la web Million Dollar Page, una reliquia de hace casi veinte a?os que buscaba ¡°una forma de monetizaci¨®n que a d¨ªa de hoy parece bastante infantil: vender por 1$ cada uno de los p¨ªxeles de un banner de 1000x1000 p¨ªxeles. Cada anunciante pod¨ªa comprar la porci¨®n que estimase y tener un enlace a su sitio. En 2014, menos de diez a?os despu¨¦s de su lanzamiento, m¨¢s del 20% de los sitios apuntados ya no exist¨ªan¡±, explica.
Volviendo a nuestros archivos personales alojados en distintos servicios, ?deber¨ªamos empezar a temer su desaparici¨®n? ?corren peligro las im¨¢genes que tenemos, por ejemplo, en Google Fotos? Lorena Gonz¨¢lez Manzano, especialista en ciberseguridad y miembro del grupo de trabajo Computer Security Las (COSEC) en la Universidad Carlos III, explica que ¡°no hay nada 100% seguro y siempre pueden atacarlo¡±. Sin embargo, ¡°si el proveedor de servicios es de confianza o una gran empresa (por ejemplo, Google), asumimos una seguridad razonable¡±.
Un ciberataque podr¨ªa acabar con datos borrados, pero lo habitual es que las empresas que los alojan tengan ¡°sistemas para evitar que, tanto ante un ciberataque como ante la ca¨ªda de un servicio, los datos de los usuarios se pierdan¡±. Adem¨¢s, contin¨²a la experta, el objetivo de los atacantes no suele ser borrar los datos, sino simplemente acceder a ellos. ¡°No obstante, podr¨ªan ocurrir ataques tipo ransomware que lo que hacen es acceder al servicio donde se alojan nuestros datos, los cifran y solicitan dinero, bien a nosotros o a la empresa, para poder recuperarlos o para no desvelarlos o dejarlos p¨²blicos¡±, se?ala.
Estudiar la historia con datos que desaparecen
La desaparici¨®n de p¨¢ginas webs y de publicaciones personales supone tambi¨¦n la p¨¦rdida de fuentes de documentaci¨®n muy valiosas a la hora de escribir la historia de estas d¨¦cadas. Con el objetivo de preservar al menos parte de la riqueza de la web, organizaciones como Archive Team llevan a?os archivando contenido web para que no se pierda: blogs de Blogger (si est¨¢n asociados a cuentas de Google inactivas, posiblemente desaparezcan), mensajes p¨²blicos y de relevancia en Telegram, v¨ªdeos de YouTube¡
¡°El principal problema de trabajar en entornos digitales es la efimeridad de los datos¡±, coincide Elisa Garc¨ªa Mingo, doctora en Antropolog¨ªa Social y profesora en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Nos damos cuenta porque los vemos desaparecer en nuestras investigaciones: una cuenta que sigues una p¨¢gina web¡¡±, se?ala.
Tambi¨¦n est¨¢ en riesgo una gran parte del conocimiento cient¨ªfico. Seg¨²n un estudio publicado a principios de este a?o que investig¨® c¨®mo est¨¢n archivadas las copias digitales de art¨ªculos acad¨¦micos (en muchas ocasiones ya no existe copia f¨ªsica), una tercera parte de las editoriales no parec¨ªa tener en marcha ning¨²n tipo de actividad archiv¨ªstica destinada a preservarlos. (Y bien, bien, con copias en al menos tres archivos, lo hac¨ªa menos del 1% de las editoriales de revistas acad¨¦micas).
Por otro lado, hablar de efimeridad digital no significa que no exista el problema contrario, aquello que queremos que desaparezca y no desaparece, lo que ha llevado a todas las reivindicaciones sobre el derecho al olvido. Garc¨ªa Mingo, que estudia las pr¨¢cticas de violencia sexual digital entre j¨®venes, se?ala que s¨ª hay algo parad¨®jico en todo esto. ¡°A veces tratamos los datos como si fueran a ser permanentes y en realidad son ef¨ªmeros. Pero, por otro lado, la gente que tiene pr¨¢cticas sociales digitales como si no se fuera a archivar, como si fuera a ser vol¨¢til, luego tiene mucho m¨¢s rastro digital¡±, asegura. ¡°La traza digital es mucho m¨¢s permanente de c¨®mo lo experimentan, por ejemplo, los adolescentes. Adem¨¢s, incluso al guardar o publicar siendo consciente de su permanencia, creas un archivo sobre el que no tienes control. Es como tener un archivo, pero no tener control del edificio en el que se aloja, ni siquiera atienes acceso al personal que est¨¢ manej¨¢ndolo¡±.
C¨®mo preservar lo que s¨ª queremos guardar
En esto de la archiv¨ªstica digital hay casi tantos estilos como personas. Elisa Garc¨ªa Mingo explica que es un poco como lo que se hac¨ªa en la pr¨¢ctica anal¨®gica. ¡°Hab¨ªa quien al revelar las fotos las seleccionaba, organizaba y hac¨ªa un ¨¢lbum muy trabajado, y quien simplemente las met¨ªa en una caja de galletas¡±, indica. En el mundo digital ocurre lo mismo. ¡°Hay gente que va haciendo un archivo sin conciencia de archivo, y hay personas que tienen un nivel de archiv¨ªstica digital muy elevado. Son los dos polos: desde un rastro gigante que vas dejando en una especie de caos consciente hasta las pr¨¢cticas m¨¢s elaboradas, toda la gente que todos los a?os hace un ¨¢lbum o un calendario o videorresumen¡±, explica.
Si lo que queremos es asegurarnos de que nunca nos encontraremos con la sorpresa desagradable de que hemos perdido fotos, correos o documentos que s¨ª quer¨ªamos, el nivel de archiv¨ªstica debe elevarse algo m¨¢s. ¡°La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos acu?¨® un acr¨®nimo, IDOM, en ocasiones IDEOM, que significa ¡®identificar, decidir, exportar, organizar y hacer copias (make copies)¡¯¡±, indica Daniel Gayo Avello. Aunque la idea es sencilla, requiere ¡°esfuerzo y constancia¡±.
El experto desgrana los pasos:
- ¡°Debemos identificar todos los contenidos digitales que tenemos y d¨®nde (por ejemplo, fotograf¨ªas, v¨ªdeos, audio, mensajes, sitios web, otro tipo de archivos digitales, etc.)¡±.
- Decidir ¡°qu¨¦ contenidos son los m¨¢s importante (por ejemplo, ?de verdad necesitamos las 200 fotos que hicimos en ese viaje? ?Necesito una copia de todos mis correos electr¨®nicos?)¡±.
- Dependiendo del contenido, quiz¨¢ necesitemos exportarlo: ¡°los correos electr¨®nicos, los mensajes de WhatsApp, nuestro archivo de tuits¡¡±.
- Organizar el material, lo que implica ¡°dar nombres significativos a los archivos y organizarlos en estructuras de directorios¡±. Esta parte es clave para luego encontrar lo que buscamos (Gayo Avello admite que ¨¦l se la salta, pero que luego le lleva much¨ªsimo tiempo localizar lo que quiere).
- Hacer copias. ¡°Aqu¨ª puede aplicarse la regla del 3-2-1: al menos tres copias de los datos, usando al menos dos sistemas de almacenamiento diferentes y con al menos una copia en otra localizaci¨®n f¨ªsica¡±.
Todo esto, adem¨¢s, debe ser actualizado y mantenido para no encontrarse con un archivo organizad¨ªsimo de documentos en formatos obsoletos que ya no tenemos donde leer.
Desde el punto de vista de la ciberseguridad, Lorena Gonz¨¢lez Manzano recomienda, si almacenamos en servicios externos datos muy sensibles, ¡°cifrarlos de alguna manera¡±. Por otra parte, si no queremos confiar en ning¨²n servicio, ¡°podemos comprarnos un disco duro para almacenar los datos nosotros mismos o, mejor a¨²n, un NAS, que es un disco duro de gran capacidad que recupera los datos aunque algunos de ellos lleguen a da?arse, por ejemplo, por una p¨¦rdida de corriente/luz¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Tecnolog¨ªa en Facebook y X o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.