Solo el pacto salvara? a Venezuela
No basta con que las elecciones del 28 de julio se celebren sin trampas ni obstrucciones: el pacto sera?, adema?s, el u?nico camino para salvar al pai?s, gane quien gane
La solucio?n a la crisis democra?tica y socioecono?mica de Venezuela es vital para los venezolanos, pero es tambie?n importanti?sima para el mundo y fundamental para Ame?rica Latina. Gran parte de la fractura poli?tica de la regio?n se explica desde Caracas y el mayor problema migratorio del Sur de Ame?rica Latina lo ha producido la salida de ma?s de cinco millones de venezolanos en los u?ltimos diez an?os. Pero no solo. La influencia geopoli?tica del caso venezolano es tan enorme que todas las potencias del mundo han estado y esta?n involucradas en su solucio?n. Sus derivadas energe?ticas no hace falta citarlas, si recordamos, simplemente, que es la primera reserva mundial de petro?leo y la octava de gas.
Pero no basta con que las elecciones del 28 de julio se celebren finalmente sin trampas ni obstrucciones a la democracia. El pacto sera?, adema?s, el u?nico camino para salvar al pai?s. Gane quien gane.
No esta? escrito que el chavismo sera? derrotado. Su implantacio?n territorial, el ventajismo de su control sobre todos los poderes del Estado y el populismo social de sus poli?ticas le mantienen en la carrera, a pesar de todo. Pero si gana Maduro, no podra? desoi?r a la mitad del pai?s que ha votado en su contra, ni podra? contar con una asamblea legislativa que el an?o 2025 se renovara? y dara? lugar, seguro, a un abanico partidario plural, con el que debera? contar en cualquier caso. Tendra? que pactar, en definitiva, porque necesita que la comunidad internacional valide las elecciones y levante las sanciones a su economi?a.
Si gana la candidatura de Gonzalez Urrutia, la transmisio?n de poderes, desde principios de agosto de este an?o hasta el 10 de enero de 2025, en que tome posesio?n, sera? un proceso delicado y peligroso en el que tiene que producirse un desmontaje institucional del chavismo, lleno de renuncias y cesiones. Sera? necesario un pacto generoso de perdo?n colectivo para que esa transmisio?n se produzca lealmente.
Durante los meses previos a la toma de posesio?n del nuevo presidente, los partidos que apoyan la candidatura de Gonza?lez Urrutia debieran dar muestras de una amplia voluntad de consenso y de reconstruir el futuro de Venezuela sobre la base de que nadie sobra. La manera en que se materialice este punto y aparte en la tra?gica historia del pai?s, les corresponde a todos, pero el chavismo no debe temer que se le apliquen responsabilidades del pasado ni que se les condene a las mismas condiciones que ellos aplicaron a la oposicio?n cuando ejercieron el poder.
Soy consciente de la controversia social que esta medida suscita entre quienes quieren aplicar justicia al pasado. Pero no siempre es compatible la paz con la justicia, ni la conciliacio?n social con la exigencia de responsabilidades pasadas en procesos de esta naturaleza. Salvando las distancias histo?ricas y poli?ticas, el e?xito de la Transicio?n poli?tica espan?ola desde la dictadura a la democracia, a finales de los setenta del siglo pasado, se baso? precisamente en la voluntad expresa de la oposicio?n democra?tica espan?ola de perdonar el pasado y construir el futuro junto a los herederos del re?gimen franquista. A la vista de todos esta? el e?xito de aquella generosa actitud, que hoy recomendamos a los ganadores de la contienda electoral del 28-J. Un pacto de perdo?n mutuo sobre el pasado sera? necesario, para afrontar la recuperacio?n democra?tica de Venezuela en los te?rminos de ¡°convivencia nacional¡± que, inteligente y generosamente, proclama el candidato Gonza?lez Urrutia en su campan?a electoral.
Si las elecciones del 28 de julio son democra?ticas y los resultados reflejan la voluntad popular, la comunidad internacional deberi?a articular, en cualquier caso, un conjunto de medidas que estimulen y favorezcan esta transicio?n pactada.
En primer lugar, la comunidad internacional tiene que cubrir el vaci?o de reconocimiento institucional que sufren las instituciones de Venezuela en este momento. Ni la Presidencia de la Repu?blica ni la Asamblea Nacional esta?n actualmente reconocidas por la mayori?a de los pai?ses e instancias internacionales. Especialmente la OEA, la UE y los Estados Unidos deberemos aceptar los resultados y otorgar reconocimiento al elegido. Con la ma?xima celeridad, hay que eliminar las sanciones a Venezuela y en particular ayudar a recuperar la produccio?n y exportacio?n petrolera en coordinacio?n con las compan?i?as capaces de reconstruir el ingenio petrolero del pai?s. En el plano de las sanciones, seri?a tambie?n una buena sen?al, por parte de los Estados Unidos, la eliminacio?n de las o?rdenes de busca y captura con recompensa, contra Maduro y otros agentes del Gobierno. Por u?ltimo y no por eso menos importante, Venezuela necesita un plan de estabilizacio?n macroecono?mica en el que participen los organismos financieros internacionales que permitan al pai?s recuperar actividad econo?mica, atender los servicios pu?blicos y atraer la vuelta al pai?s del exilio de los u?ltimos an?os.
Entre los acuerdos que deben contemplarse, deberi?a incluirse tambie?n la necesidad de pactar los pro?ximos procesos electorales, tanto para las elecciones a la Asamblea Nacional como para las elecciones locales de gobernadores y alcaldes, que no pueden coincidir con las anteriores. Cobran especial importancia, en este plano, las elecciones legislativas a la Asamblea Nacional. Es urgente restaurar la legitimidad democra?tica a esta Ca?mara y sobre todo es imprescindible la clarificacio?n poli?tica sobre quie?n es quie?n en el abigarrado panorama partidario del pai?s. Una Asamblea Nacional elegida con la ma?xima proximidad a la toma de posesio?n del nuevo presidente seri?a un paso ideal para esta transicio?n pactada.
Una u?ltima reflexio?n sobre el proceso. La cultura del pacto debe de impregnar al conjunto del pai?s. Es una actitud colectiva que se manifiesta en una corriente social ineludible para todos. Especialmente para todos aquellos que actualmente ejercen responsabilidades institucionales en poderes del Estado: Poder Judicial, Fiscali?a, administracio?n electoral, funcio?n pu?blica en general, polici?a, Fuerzas Armadas... Todos ellos tienen que favorecer la transmisio?n de poderes y la transicio?n pactada que estamos proponiendo.
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