La primera mujer presidenta
Imaginar a una Kamala Harris recurriendo al optimismo y al humor no s¨®lo puede ser su carta de triunfo. Puede ser un crucial insumo positivo -y constructivo- para la convivencia en la sociedad democr¨¢tica de Estados Unidos
Despeg¨® -y con fuerza- la campa?a electoral presidencial en los Estados Unidos. Cuyos resultados -como es obvio- nos conciernen a todos. Aunque, por cierto, lo que piensen quienes no votamos el 5 de noviembre cuenta poco -o, m¨¢s bien, nada- en el curso de las cosas.
Pero s¨ª pueden/deben ser materia de an¨¢lisis y reflexi¨®n algunos aspectos importantes de este proceso electoral. Tan importante. Por sus obvias repercusiones en Am¨¦rica Latina. Y, por cierto, en el mundo entero.
Cierto que faltan a¨²n tres largos meses para la votaci¨®n de noviembre. Pero de por medio hay varios temas que no son ¡°asuntos menores¡±. Fuera de los que conciernen a la geopol¨ªtica global, porque podr¨ªa ser elegida la primera mujer presidenta en la historia del prominente pa¨ªs del norte. Que esa posibilidad haya puesto en primera l¨ªnea a un personaje relevante y singular como Kamala Harris, quien no tiene nada de ¡°sajona blanca¡±, es muy interesante.
Cierto que lo de ¡°primera presidenta mujer¡±, de por s¨ª es -y ser¨¢- un paso adelante. Pero podr¨ªa tener lecturas diferentes -m¨¢s all¨¢ de la novedad-, cuando pasamos a experiencias concretas. Inevitable para quien hoy escribe esta nota, desde el Per¨² -como es mi caso-, inmerso en este rinc¨®n del mundo, ahora agobiado y en crisis profunda de descomposici¨®n. Situaci¨®n actual la del Per¨² en la que es gravitante la desastrosa presidenta (tambi¨¦n la primera en la historia), Dina Boluarte. Infeliz coincidencia e infeliz gesti¨®n presidencial: hoy le toca padecer al Per¨². Lo que no deriva, por cierto, del g¨¦nero de la jefa de Estado peruana, sino del maloliente pacto corrupto vigente: entre su gobierno y el Congreso, controlado en buena medida por el fujimorismo, la derecha extrema y la corrupci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de ¡°tomar nota¡±
Es curioso que ante la posibilidad extraordinaria de una ¡°presidenta¡± en EE.UU. y la visi¨®n de muchas personas, contrasta su contrario: el hecho puro y duro de que en algunas personas, m¨¢s que entusiasmo, genera, m¨¢s bien, rechazo o, al menos, un gentil arqueo de cejas. Un austero ¡°tomar nota¡±, pues, de un algo novedoso y poco m¨¢s. Esa visi¨®n no es justa.
Ante todo porque, primero, s¨ª es un hecho hist¨®rica y pol¨ªticamente relevante que haya una posibilidad real de que una mujer sea elegida presidenta de los EE.UU. Segundo, porque m¨¢s all¨¢ de la generalidad, hay varios datos/hechos que resaltan, espec¨ªficamente, las calidades de Kamala Harris y que llaman al an¨¢lisis y la reflexi¨®n.
Salta, pues, a primer plano, como no pod¨ªa ser de otro modo, el peso propio de Kamala Harris como candidata.
Una candidata sustantiva
En la campa?a que reci¨¦n ha empezado ya se est¨¢n poniendo sobre el tapete varios aspectos relevantes de la agenda pol¨ªtica de EEUU. L¨®gico y muy bueno. Y, en ello, la naciente campa?a ya va nutri¨¦ndose de lo que aporta la protag¨®nica candidatura de Kamala Harris. Sus reflexiones, repercusiones y posibilidades, ocupan un espacio fundamental.
El peso propio de esta candidata, as¨ª, se pone a la vista.
Sin ¡®caballito de batalla¡¯
Trump ha quedado desprovisto de su obsesivo y aburrido ¡°monotema¡±: la edad y condiciones de Biden. Y ha dado paso, felizmente, a una campa?a ahora nutrida -y vitalizada- por una din¨¢mica Kamala Harris. Que no pasa desapercibida, ni puede pasarlo. Bueno eso para EE UU. y el mundo.
En esta fase inicial, pues, pese a que mucho est¨¢ a¨²n por verse, ya vienen destacando cuatro aspectos en este novedoso e imprevisto proceso electoral.
El primero: Trump se qued¨® sin Biden. Caballito de batalla que hab¨ªa pasado a ser su monotema para anular al candidato presidente. Ya fuera Biden de la campa?a electoral, sus condiciones f¨ªsicas y de salud ya no ser¨¢n tema en la campa?a. Queda Trump sin su monotema para anular al candidato presidente. Tendr¨¢ Trump que concentrarse ahora en los resultados de la administraci¨®n de Biden. Poni¨¦ndose, as¨ª, en un terreno en el que hay hechos contrastables y saludables (en la econom¨ªa, por ejemplo). Y cesar las agresivas y floridas especulaciones sobre el estado f¨ªsico o emocional de quien fue su contendor.
Retos para Harris
El segundo asunto: los principales retos que tiene Kamala Harris. Principalmente situar la campa?a en torno a ejes distintos a aquellos -monotem¨¢ticos- en los que Trump quer¨ªa hacerlo (centralmente, la salud de Biden). Lamentablemente es cierto es que la campa?a de Biden estuvo condenada al fracaso porque su condici¨®n de salud le dio insumos a Trump para mantener el foco de atenci¨®n sobre Biden. Quien, a pesar de sus numerosas apariciones, no pudo disipar la imagen de ¡°anciano¡± tambaleante y aturdido. Incapaz, por ello, de desempe?ar un segundo mandato completo.
Gran desaf¨ªo para Kamala Harris ser¨ªa lograr, dentro de este contexto retador, tres cosas fundamentales.
Por un lado, conseguir que cuestionamientos personales -antes contra Biden- se orienten ahora -y sin necesidad de sesgo- hacia Trump. Convertir, as¨ª, las elecciones en lo que Trump merece: una suerte de refer¨¦ndum sobre Trump, su equ¨ªvoca conducta personal y la sucesi¨®n de graves atropellos a la legalidad y a la Constituci¨®n que, con raz¨®n, se le atribuyen. No fue pecado venial, por ejemplo, la irrupci¨®n violenta al Congreso que propici¨® en enero del 2021, violando la seguridad y ocupando partes del edificio durante varias horas.
Un Trump que, adem¨¢s, viene de ser condenado por la justicia. Por graves hechos, que son delito. Y que con su conducta, de p¨²blico conocimiento, genera leg¨ªtimas y serias dudas sobre si Trump se someter¨ªa a la legalidad y a los controles de poder en caso fuese elegido. Despu¨¦s de su liderazgo ¡°golpista¡± con el violento asalto al Capitolio que el propici¨®, hay razones de sobra para sospechar que no.
Por otro lado, que pasen a primer plano las condiciones y cualidades de Kamala Harris. En positivo, pues. Ella no es una ¡°desconocida¡±, pero eso no basta para ganar. Para lograrlo debe convencer al electorado de que est¨¢ a la altura del cargo de presidenta. Y hacer frente a los duros ataques que ya le viene haciendo Trump. Como, por ejemplo, ser la ¡°responsable¡± del aumento de la inmigraci¨®n ilegal, Algo absurdo pues Harris no era la responsable de seguridad de las fronteras ni integr¨® las instituciones del ejecutivo a cargo del tema migratorio.
Se ve que Trump le tiene ahora un ¡°rosario¡± de herramientas condenatorias a Harris como ex fiscal general de California. Y, adem¨¢s de la inmigraci¨®n, le est¨¢ achacando ya temas en el Estado como falta de viviendas, las drogas y la delincuencia en ciudades como San Francisco. Aunque sin desempe?ar funciones en el ¨¢rea de migraciones, el hecho es, sin embargo, que como vicepresidenta de Biden le llueven -y seguir¨¢n lloviendo- ataques por el aumento de la inmigraci¨®n y de la delincuencia.
Ventajas de Harris: las tiene y no son pocas. ¡°Hered¨®¡± una campa?a preparada y su dinero. Otro: por el simple ¡°dato¡± de tener s¨®lo 59 a?os, ha dejado fuera la cuesti¨®n de la edad. Es ahora, m¨¢s bien, Trump el candidato de m¨¢s edad de la historia. Adem¨¢s, la identidad de Kamala Harris como primera mujer negra y de origen surasi¨¢tico que se presenta a la presidencia, es como una encarnaci¨®n del sue?o americano.
Desprovista Kamala Harris de tener que recibir ataques inmisericordes de Trump por la edad, la candidata Dem¨®crata puede enfocarse en promocionar los logros de la gesti¨®n de Biden. Entre otros, la legislaci¨®n m¨¢s importante de la historia de Estados Unidos sobre cambio clim¨¢tico. Y puede seguir defendiendo firmemente los derechos reproductivos de las mujeres enfrentando la reaccionaria ofensiva republicana que los pinta como los impopulares abortos sin restricciones (¨²ltimas fases del embarazo).
Finalmente: por haber sido Kamala Harris no s¨®lo fiscal sino fiscal general del Estado, deber¨ªa contar con herramientas s¨®lidas y sofisticadas frente al historial de Trump, delincuente convicto. Y, con base en la comparaci¨®n que de all¨ª fluye: el dato de que se puede confiar en ella para defender la legalidad y los valores estadounidenses. Incluyendo la lucha contra la violencia y la delincuencia, contrarrestando el lugar com¨²n de que los dem¨®cratas son blandos en ambos aspectos.
Harris puede ofrecer -y ofrece- esperanza a los Estados Unidos. En un proceso electoral tenso y en el que ya hubo un homicidio frustrado contra un candidato, Trump, en el imaginario popular se pueden venir a la mente situaciones apocal¨ªpticas y de confrontaci¨®n.
Trump -y no Harris- parecer¨ªa ser, para muchos, la encarnaci¨®n de conductas polarizantes y confrontacionales alimentadas por el miedo y el odio. Imaginar a una Kamala Harris recurriendo, m¨¢s bien, al optimismo y al humor no s¨®lo puede ser su carta de triunfo. Puede ser un crucial insumo positivo -y constructivo- para la convivencia en la sociedad democr¨¢tica de los Estados Unidos.
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