Resistencia versus represi¨®n: la estrategia opositora para derrotar a Maduro
Como ense?¨® Von Clausewitz, vencer en la guerra exige un juicio capaz de descifrar la verdad entre el enga?o y el ruido. Y la verdad es que si no se lucha ahora, es probable que se reedite el escenario de 2013. La oposici¨®n debe contrarrestar la normalizaci¨®n
Las cuatro puntas
A un mes del fraude perpetrado por el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro contra los venezolanos ha llegado el momento de hacer una pausa reflexiva. ?Qu¨¦ ha ganado la oposici¨®n en su lucha por recuperar la democracia? ?Tiene a¨²n alguna probabilidad de ¨¦xito la mediaci¨®n iniciada por Brasil, Colombia y M¨¦xico? ?Puede la oposici¨®n romper el blindaje militar chavista? ?D¨®nde queda hoy ¡°hasta el final¡±, el famoso grito de campa?a de Mar¨ªa Corina Machado, adoptado como lema personal por legiones de ciudadanos? Y, sobre todo, ?hay una estrategia para llegar all¨ª?
La oposici¨®n ha ganado lo que nunca antes: logr¨® derrotar a Maduro de manera aplastante y tiene las pruebas. Pero eso no ha sido suficiente para garantizar el reconocimiento de Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia como presidente electo y echar andar la transici¨®n hasta su toma de posesi¨®n como Jefe del Estado en enero de 2025. Las gestiones de los presidentes Luiz In¨¢cio Lula da Silva, Gustavo Petro y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, en particular las propuestas de realizar nuevos comicios y crear un cogobierno entre el chavismo y la oposici¨®n no tuvieron tracci¨®n en ninguno de los dos bandos y se encuentran en un punto muerto.
Convers¨¦ sobre este tema con una persona del entorno de Machado. Su visi¨®n sobre c¨®mo puede la oposici¨®n seguir avanzando est¨¢ en reconocer que se trata de una situaci¨®n de guerra. Hay un frente amplio, en el sentido militar, donde se han ido conquistando posiciones. Las ganancias m¨¢s claras han sido la creaci¨®n de un liderazgo nacional alrededor de Mar¨ªa Corina, la victoria de Gonz¨¢lez Urrutia, el operativo para obtener las actas y demostrar el fraude, la convergencia pol¨ªtica con otras agrupaciones opositoras y, algo no menor, la alineaci¨®n internacional a favor de la democracia que, por primera vez incluye a gobiernos de izquierda y derecha a nivel regional.
¡°El cobro est¨¢ en marcha para convertir a Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia en presidente constitucional luego de haber sido electo¡±, me dijo. Y para lograrlo propone seguir una estrategia de confluencia con cuatro puntas: una direcci¨®n pol¨ªtica con objetivos claros, apoyo internacional ampliado, fragmentaci¨®n del chavismo y lo que llam¨® formas imaginativas de organizaci¨®n popular. Esta ¨²ltima punta es quiz¨¢s la m¨¢s cr¨ªtica y habr¨ªa que traducirla como ¡°mantener a la oposici¨®n movilizada en un ambiente altamente represivo¡±.
Un balance
El Gobierno chavista ha intentado imponer una nueva normalidad a trav¨¦s del miedo. Para ello, despleg¨® en todo el pa¨ªs, con particular sa?a en los barrios pobres, una campa?a de represi¨®n sin precedentes en la historia venezolana. El saldo del terrorismo de Estado alcanza cerca de 1700 detenciones, entre ellas 107 adolescentes y 155 militares, sin contar los 24 muertos, seg¨²n cifras del Foro Penal Venezolano y la organizaci¨®n de derechos humanos Provea. Recientemente, el Tribunal Supremo de Justicia, manejado a control remoto desde el Palacio de Miraflores, trat¨® de poner fin a la disputa por el resultado electoral mediante una sentencia de la Sala Electoral que confirma los del Consejo Nacional Electoral. El peritaje chapucero sobre el que se bas¨® la decisi¨®n no mostr¨® ni una sola prueba. En realidad, la l¨¢pida con la que Maduro intent¨® sellar el pugilato electoral y volver a la normalidad est¨¢ llena de agujeros (y vac¨ªos legales) que solo subrayan lo improbable de su triunfo.
Sin embargo, la comunidad de pa¨ªses democr¨¢ticos ratific¨®, casi por unanimidad, que hasta tanto el gobierno no acceda a una auditor¨ªa imparcial de la elecci¨®n no reconocer¨¢ a Maduro. Muchos pa¨ªses fundamentan su posici¨®n en que el 83% de las actas en poder de la oposici¨®n muestran que Gonz¨¢lez Urrutia gan¨® por m¨¢s del doble de los votos obtenidos por su rival, y algunos de ellos ya reconocen al l¨ªder opositor como el presidente electo de los venezolanos. En suma, la legitimidad del dictador chavista es solo una ficci¨®n leguleya que no resiste el menor escrutinio y que depende enteramente de la capacidad del aparato institucional y represivo para sembrar terror y desesperanza en quienes aspiran a la libertad y la democracia.
Las respuestas opositoras a tal panorama han sido cautas pero firmes. Visto desde afuera, sus acciones han sido exitosas: han logrado dejar al chavismo definitivamente al desnudo como sistema de poder autoritario. Pero dentro se sigue luchando para que se le reconozca como leg¨ªtimo ganador de los comicios. Gonz¨¢lez Urrutia es acosado por la Fiscal¨ªa y ha sido conminado por los servicios de inteligencia a abandonar el pa¨ªs ¡°por las buenas¡±. Mar¨ªa Corina Machado, principal l¨ªder venezolana, se ha visto obligada ¡°a resguardarse¡±, lo que equivale a estar a un paso de la clandestinidad.
Como consecuencia de lo anterior, la oposici¨®n vive una situaci¨®n muy singular. Es un hecho que Machado y Gonz¨¢lez Urrutia han extendido los linderos de la lucha por la democracia dentro y fuera del pa¨ªs como nunca. Para millones de venezolanos, la libertad pareciera estar cerca, incluso al alcance de la mano, pero no en la mano a¨²n. Hoy se puede ver el fin de la noche chavista. Pero mientras ha conseguido reconocimiento y apoyo internacional contundente, adentro se han visto llevados a una trinchera.
Una guerra asim¨¦trica
El Gobierno ya mostr¨® sus cartas: defender¨¢ el fraude sin escr¨²pulos y con violencia. Se trata de una guerra asim¨¦trica: el Gobierno tiene las armas; la oposici¨®n, la gente. Ambos bandos juegan al desgaste, pero en un terreno muy desigual en el que el gobierno tiene una amplia ventaja. Entonces, ?d¨®nde queda ese elusivo ¡°hasta el final¡± hoy y c¨®mo llegar a ¨¦l?
En abril de 2013, tras la muerte de Hugo Ch¨¢vez, el opositor Henrique Capriles Radonski se enfrent¨® a Maduro en unas elecciones rel¨¢mpago. El Gobierno hab¨ªa usado todo su arsenal de artima?as para ganar y el resultado anunciado por el CNE arroj¨® una diferencia de 1.5% a favor de Maduro. La diferencia estaba dentro del margen de error, pero, ?hab¨ªa el chavismo cometido un fraude? La duda era razonable. ?Qu¨¦ hacer? La decisi¨®n de Capriles y el comando opositor fue desmovilizar a la poblaci¨®n mientras intentaba probar el fraude para as¨ª evitar un ba?o de sangre, una decisi¨®n debatible pero razonable. Sin embargo, a diferencia de aquella ocasi¨®n, la oposici¨®n hoy tiene las pruebas de su victoria.
Cuando la oposici¨®n se ha visto en episodios ¨¢lgidos ante el dilema de movilizarse o no para enfrentar al Gobierno, la terrible pregunta que siempre ha surgido es: ?qui¨¦n pone los muertos? Sostener una resistencia civil activa es una propuesta idealista y de alto riesgo. Podr¨ªa ser muy costosa en v¨ªctimas si Maduro profundiza la represi¨®n como todo lo indica. La forma de organizaci¨®n popular de la que me habl¨® esta persona estar¨ªa pensada para resistir la presi¨®n del r¨¦gimen sin tener que plantearse esa pregunta. De modo que para llevarla adelante hay que tener mucha imaginaci¨®n. Un ejemplo es el de los comanditos, las agrupaciones de defensa del voto que hicieron posible la obtenci¨®n de las actas de votaci¨®n el 28 de julio. Pero resultar¨¢ dif¨ªcil reestructurarlos para combatir al gobierno en el nuevo escenario. Y, en ¨²ltima instancia, nada garantiza que se logre sacar Maduro sin una protesta multitudinaria sostenida.
Ciertamente el chavismo se ha fragmentado. Su poder se encuentra concentrado en una m¨ªnima junta c¨ªvico militar y sus sat¨¦lites privados. Est¨¢ aislado, sin dinero y ha respondido a la crisis con una mentalidad de b¨²nker. Nacional e internacionalmente, su situaci¨®n es precaria, pero aun as¨ª la ¨²nica fragmentaci¨®n que implicar¨ªa un peligro para la permanencia de Maduro es la de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el pivote que lo sostiene.
Ver a trav¨¦s de la niebla
Hasta el 28-J, el Gobierno jugaba en dos tableros: uno pol¨ªtico y otro de fuerza. Su astucia consist¨ªa en utilizarlos con ambig¨¹edad estrat¨¦gica. La oposici¨®n, en cambio, se limitaba al tablero pol¨ªtico, salvo por aventuras puntuales ¨Ctodas fracasadas¨C. El fraude cambi¨® el juego: el gobierno cancel¨® la v¨ªa pol¨ªtica y mut¨® de una dictadura electoral a una tiran¨ªa totalitaria. A pesar de contar con la autoridad moral de los votos, la oposici¨®n no ha reconocido esta mutaci¨®n ni est¨¢ lista para enfrentar al gobierno en el tablero de fuerza. Para mantener el camino del cambio y llegar hasta el final, debe aceptar esta nueva realidad y replantear su estrategia.
De modo que los mayores esfuerzos de la actual oposici¨®n deber¨ªan estar dirigidos a los militares, ya sea para que le den la espalda a la camarilla gobernante o para que desistan de reprimir la disidencia.
El Gobierno ha trabajado en¨¦rgicamente para profundizar la represi¨®n y apagar la protesta aprobando un marco jur¨ªdico contra la resistencia c¨ªvica, que incluye el control de las organizaciones civiles y contempla una ley antifascista.
Carl von Clausewitz fue el primero en definir la guerra como el reino de la incertidumbre, un campo donde las acciones de los adversarios se ven envueltas en una niebla que hace dif¨ªcil discernir lo que realmente sucede. En una guerra asim¨¦trica, como la que libran el gobierno venezolano y la oposici¨®n, despejar esa niebla evitando el voluntarismo y la visi¨®n de t¨²nel se vuelve tan esencial como conocer al adversario en profundidad.
Como ya se sabe, Maduro no tiene ninguna disposici¨®n a negociar y dejar el poder. Tambi¨¦n se sabe que apostar¨¢ a desmovilizar a los venezolanos a como d¨¦ lugar.
Por supuesto, hay mucha niebla entre el Gobierno y la oposici¨®n. La oposici¨®n no puede saber cu¨¢n profundas son las tensiones entre la c¨²pula gobernante y los militares (y si, en efecto, puede fracturar a la Fuerza Armada); el Gobierno no sabe cu¨¢l es el l¨ªmite de los venezolanos en su lucha por la libertad. Los mecanismos de control social del chavismo, como la venta de alimentos subsidiados, se desgastar¨¢n progresivamente en los pr¨®ximos meses en medio de una bestial crisis econ¨®mica, y podr¨ªan generar un conflicto social altamente costoso.
Pero, por regla, la asimetr¨ªa beneficia al Gobierno. Por eso, la oposici¨®n debe desarrollar una estrategia para ganar en el tablero de la fuerza.
La presi¨®n internacional debe incrementarse y enfocarse principalmente en los militares insisti¨¦ndoles en que Maduro no ser¨¢ eterno y que, si no hacen valer la soberan¨ªa de los venezolanos, al cabo del chavismo les espera la justicia. Las elecciones prueban que la antigua base social del chavismo dijo no m¨¢s y que est¨¢ dispuesta a jug¨¢rselas por un futuro democr¨¢tico. La oposici¨®n deber¨ªa aprovechar este hecho para reconstruir una amplia resistencia fundada en un pacto social policlasista, que el chavismo destruy¨® pero que fue la gran creaci¨®n de la democracia representativa. No por nostalgia de una edad dorada, sino porque fue lo que permiti¨® una masiva inclusi¨®n social que durante dos d¨¦cadas hizo crecer al pa¨ªs en todo sentido.
Como ense?¨® Von Clausewitz, vencer en la guerra exige un juicio capaz de descifrar la verdad entre la confusi¨®n, el enga?o y el ruido. Y la verdad es que si no se lucha ahora, es probable que se reedite el escenario de 2013. La oposici¨®n debe contrarrestar la normalizaci¨®n, elevando su costo, manteniendo la movilizaci¨®n y acentuando los conflictos del chavismo desde abajo hacia arriba. He ah¨ª una ruta para llegar hasta el final.
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