Noboa reabre el debate sobre bases militares en Ecuador ante el fracaso de su estrategia de seguridad
El presidente ecuatoriano convoc¨® en abril una consulta popular para buscar el apoyo ciudadano a sus soluciones a la inseguridad. Ahora, en un ambiente electoral, propone una nueva consulta sobre la instalaci¨®n de bases militares en Ecuador
Durante diez a?os, un grupo de soldados estadounidenses se instal¨® en la ciudad costera de Manta para llevar a cabo misiones militares por mar y aire, coordinadas bajo el Plan Colombia. Era 1999. En aquel momento, Ecuador estaba lejos de convertirse en un hub del narcotr¨¢fico, como lo es en la actualidad, pero exist¨ªa temor de que los tent¨¢culos del narcotr¨¢fico, ya establecidos en Colombia, se extendieran por la regi¨®n. En 2009, tras aquellas operaciones militares y con la llegada al poder de Rafael Correa, se puso fin a la posibilidad de que cualquier otra base militar se instalara en territorio ecuatoriano... Hasta ahora. Daniel Noboa, con chaqueta de cuero y vaqueros, ha reabierto el debate sobre las bases militares en Ecuador en su lucha contra el crimen organizado. La propuesta de reformar la Constituci¨®n ha pasado el primer filtro de la Corte Constitucional, que ha aprobado que el art¨ªculo en cuesti¨®n no restringe derechos y garant¨ªas constitucionales, sino que se refiere exclusivamente a la situaci¨®n de seguridad en el pa¨ªs.
A finales de siglo el pa¨ªs libraba sus propias batallas: manten¨ªa negociaciones de paz con Per¨², que apenas unos a?os antes hab¨ªa sorprendido con un ataque militar en la frontera norte, reclamando territorio. La pobreza se hab¨ªa agudizado con la destrucci¨®n que dej¨® el fen¨®meno de El Ni?o. Adem¨¢s, la econom¨ªa depend¨ªa del petr¨®leo que hab¨ªa llegado a los precios m¨¢s bajos por barril y contaba con un d¨¦bil sistema energ¨¦tico, que provocaba apagones constantes. La situaci¨®n empeor¨® cuando gran parte del sistema financiero se desplom¨® por el mal manejo de los fondos, para lo que el Gobierno declar¨® un feriado bancario y evitar que la gente saque su dinero, congelando los ahorros de los depositantes como soluci¨®n.
Jamil Mahuad gobernaba en ese tiempo (1998-2000). Fue el mismo mandatario que firm¨® la conversi¨®n de la moneda ecuatoriana, el sucre, al d¨®lar, en un valor inalcanzable para muchos. Tan inalcanzable que miles de personas decidieron migrar en medio de una econom¨ªa colapsada, mientras que otros, sobre todo ancianos que vieron liquidados sus ahorros y el dinero de sus jubilaciones, tomaron decisiones tr¨¢gicas, como quitarse la vida. En ese contexto, en el que los ciudadanos se preocupaban por sobrevivir d¨ªa a d¨ªa, el Gobierno de Mahuad firm¨® con Estados Unidos la creaci¨®n de una base militar en la peque?a ciudad de Manta, que se destaca en el mapa como un punto que sobresale en el Pac¨ªfico Sur.
La iniciativa presidencial propuesta ahora por el actual presidente, Daniel Noboa, ha abierto el debate sobre la efectividad de una base militar extranjera en el combate al crimen organizado, o si se trata de una cortina de humo en tiempos preelectorales que podr¨ªa beneficiar al mandatario ecuatoriano frente a sus adversarios pol¨ªticos.
Para el analista en seguridad Luis Carlos C¨®rdova, una base militar extranjera no es necesaria en la actualidad. ¡°No garantiza ninguna mejora en la pol¨ªtica ni en la estrategia de seguridad, y tampoco est¨¢ en la agenda de Estados Unidos, que es la potencia con mayor influencia en la regi¨®n para instalar este tipo de bases en el pa¨ªs¡±, explica el investigador. La Administraci¨®n de Biden tambi¨¦n ha confirmado esto. ¡°Profundizamos nuestra cooperaci¨®n con Ecuador a trav¨¦s de entrenamiento, equipos, infraestructura y operaciones conjuntas para enfrentar desaf¨ªos de seguridad compartidos¡±, declar¨® la misi¨®n diplom¨¢tica estadounidense en el pa¨ªs. Esto se refiere a los tres acuerdos firmados durante el Gobierno de Guillermo Lasso. ¡°Estos acuerdos permiten la presencia de personal civil y militar, con autorizaci¨®n de los ecuatorianos. No se necesita una reforma. Ya est¨¢n funcionando con peque?os cuarteles. Existen regulaciones y pueden operar¡±, a?ade C¨®rdova, quien concluye que el prop¨®sito del presidente es electoral, buscando tener una discusi¨®n en la Asamblea, donde el proyecto ya est¨¢ en manos de los legisladores y se espera su primer debate en los pr¨®ximos d¨ªas. Si se aprueba la propuesta del Ejecutivo, los ecuatorianos tendr¨ªan que votar nuevamente para aprobar la reforma.
En el Legislativo, el debate se centra en qu¨¦ pa¨ªses podr¨ªan establecer una base militar y cu¨¢les ser¨ªan las condiciones, dado que algunos congresistas se preguntan si el pr¨®ximo Gobierno podr¨ªa abrir la puerta a que China o Rusia instalen bases en el pa¨ªs y c¨®mo eso podr¨ªa afectar las relaciones con otras naciones. Adem¨¢s, surge la cuesti¨®n de la ubicaci¨®n de estas bases, ya que las nuevas rutas de la droga no solo se encuentran en el Pac¨ªfico, como antes, sino que tambi¨¦n han penetrado en la zona oriental hacia la cuenca del Amazonas, para abastecer de coca¨ªna a Brasil. Estas especificaciones no se encuentran en el texto enviado por el presidente. La propuesta de Noboa solo modifica el art¨ªculo 5 de la Constituci¨®n, dej¨¢ndolo ¨²nicamente con la frase ¡°Ecuador es territorio de paz¡±, y eliminando el resto que indica que no se permitir¨¢ el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con prop¨®sitos militares. Asimismo, se proh¨ªbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras.
Adem¨¢s, se cuestiona la existencia de argumentos s¨®lidos que justifiquen la necesidad de una base militar extranjera en la lucha contra el crimen organizado en el contexto actual. La experiencia ecuatoriana muestra que el impacto de la base militar estadounidense en Manta no fue significativo. Cuando se instal¨®, la violencia no disminuy¨®. La tasa de homicidios, que en 1999 era de 13,55 por cada 100.000 habitantes, aument¨® a 17,74 cuando la base dej¨® de operar. Por otro lado, la cantidad de sustancias il¨ªcitas incautadas s¨ª aument¨®: se decomisaron en promedio 35 toneladas de droga cada a?o durante esa d¨¦cada, aunque esto no reflejaba una proporci¨®n significativa respecto a la droga que Colombia export¨® en el mismo per¨ªodo. Los costos humanos son los menos visibles. Organizaciones de derechos humanos documentaron 21 casos de abordaje, destrucci¨®n y hundimiento de embarcaciones que, en algunos casos, transportaban migrantes que usaban la ruta mar¨ªtima por Centroam¨¦rica para llegar a Estados Unidos. ¡°La base a¨¦rea de Manta fue utilizada como un punto de control de los guardacostas norteamericanos y para la triangulaci¨®n de datos, interceptando embarcaciones en altamar que, al no estar claramente identificadas como portadoras de droga o migrantes, fueron hundidas¡±, recuerda C¨®rdova.
Para el experto en seguridad, hay un aspecto que no se menciona en el relato del Gobierno sobre el regreso al tema de las bases militares: el fracaso en la guerra interna que el presidente declar¨® en enero contra 22 organizaciones del crimen organizado. Noboa ya solicit¨® el apoyo ciudadano en la lucha por la seguridad a trav¨¦s de una consulta popular, donde se aprob¨®, por ejemplo, que las Fuerzas Armadas asuman el control de la seguridad, una de las soluciones que el Gobierno ofreci¨® ante los niveles sin precedentes de violencia que enfrenta el pa¨ªs. Adem¨¢s, se increment¨® el impuesto al valor agregado del 12% al 15% para financiar la ¡°guerra¡±. Aunque los ecuatorianos respaldaron sus propuestas, a¨²n no han visto resultados. ¡°El Gobierno no ha comprendido el profundo arraigo social que estos grupos tienen en las zonas m¨¢s afectadas por la violencia. Los brit¨¢nicos lo entendieron con la guerra en Afganist¨¢n¡±, explica C¨®rdova. ¡°La conclusi¨®n que llegaron es que, para enfrentarlos, es necesario disputar la legitimidad de las instituciones p¨²blicas en los lugares donde la violencia predomina¡±, contin¨²a el analista, quien resalta el contexto de desconfianza hacia el Estado que viven los ecuatorianos, donde se han registrado episodios de violencia en los que la misma poblaci¨®n intenta hacer justicia por mano propia. Un ejemplo de esto ocurri¨® en una peque?a ciudad de la Sierra, Cayambe, donde una turba quem¨® vivo a un hombre acusado de haber secuestrado y asesinado a un transportista local.
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