El renacimiento de la poes¨ªa popular que alfabetiz¨® a millones en Brasil
Las historias en versos rimados que triunfaron a principios del XX se modernizan gracias a internet y a la llegada de las mujeres conquistando a nuevos p¨²blicos
Pocas noticias causaron tanta conmoci¨®n en el Brasil del siglo XX como el suicidio del presidente Get¨²lio Vargas. Presionado para que dimitiera, una madrugada de agosto de 1954 el pol¨ªtico m¨¢s relevante en d¨¦cadas subi¨® a su dormitorio en la residencia presidencial, se puso el pijama y, con un rev¨®lver, se peg¨® un tiro en el coraz¨®n. La impactante noticia tard¨® en llegar hasta rincones aislados y m¨ªseros como el interior de Pernambuco o de Para¨ªba. Los peri¨®dicos no alcanzaban aquellas tierras ¨¢ridas del nordeste ...
Pocas noticias causaron tanta conmoci¨®n en el Brasil del siglo XX como el suicidio del presidente Get¨²lio Vargas. Presionado para que dimitiera, una madrugada de agosto de 1954 el pol¨ªtico m¨¢s relevante en d¨¦cadas subi¨® a su dormitorio en la residencia presidencial, se puso el pijama y, con un rev¨®lver, se peg¨® un tiro en el coraz¨®n. La impactante noticia tard¨® en llegar hasta rincones aislados y m¨ªseros como el interior de Pernambuco o de Para¨ªba. Los peri¨®dicos no alcanzaban aquellas tierras ¨¢ridas del nordeste de Brasil. Y la radio era todav¨ªa un lujo de familias adineradas. La noticia lleg¨® de la mano de la llamada literatura de cordel, poes¨ªa popular tradicional publicada en folletos que los feriantes colgaban de una cuerda (de ah¨ª su nombre). Durante d¨¦cadas desde finales del XIX, estas historias en verso consiguieron informar, entretener e incluso alfabetizar a millones de brasile?os. Tras una ¨¦poca de decadencia, el cordel se reinventa y renace con fuerza gracias a internet, a la incorporaci¨®n de autoras y a nuevas tem¨¢ticas.
A su muerte, Get¨²lio Vargas, conocido como el padre de los pobres porque garantiz¨® derechos laborales a los brasile?os, fue despedido por una multitud en las calles de R¨ªo. Su suicidio inspir¨® unos 60 t¨ªtulos de cordel y se convirti¨® en uno de los ¨¦xitos m¨¢s recordados del g¨¦nero, con unas ventas que incluso ahora cortar¨ªan la respiraci¨®n: dos millones de ejemplares. El cordel es uno de los pilares de la cultura aut¨®ctona del Nordeste. Poemas en verso con un lenguaje sencillo, trabajadas rimas y perfecci¨®n m¨¦trica. Esto ¨²ltimo ¡ªrima y m¨¦trica¡ª distingue estos relatos en sextillas de la poes¨ªa.
Los folletos de cordel, que se imprimen en papel prensa, tama?o octavilla y xilograf¨ªas en portada, llegaban a las ciudades m¨¢s rec¨®nditas los d¨ªas de feria. Los ambulantes se esmeraban con sus t¨¦cnicas de venta. ¡°El autor o el vendedor declamaba los versos en la plaza. Cuando era una novela, le¨ªa hasta cierto punto y cuando se pon¨ªa emocionante¡ Soltaba: ¡®?Enhorabuena! Si quieres saber el final, ?tendr¨¢s que comprarlo!¡±, relata Jorge Renato de Menezes, de 55 a?os, llamado Jorge Fil¨®, el apodo por el que se conoce a las varias generaciones de cordelistas de su familia. Impulsor de la reinvenci¨®n del cordel, mam¨® desde ni?o este arte a menudo minusvalorado, cuenta en una entrevista en Recife (Pernambuco), donde se imprimi¨® el primer cordel. Conversa en una antigua c¨¢rcel, cuyas altas galer¨ªas y celdas son ahora un mercado de artesan¨ªa.
Fil¨® adapt¨® a la poes¨ªa popular el cuento Iglesia del Diablo, de Joaquim Maria Machado de Assis. Autor prol¨ªfico, cuenta que solo del cordel no se puede vivir. Pero gracias a su cuenta en Instagram ha encontrado nuevos p¨²blicos, el 90% de los encargos que recibe llega por ah¨ª. El m¨¢s peculiar se lo hizo un joven pernambucano que se preparaba para una entrevista de trabajo en la metr¨®poli de S?o Paulo. Lejos de ocultar su origen nordestino, decidi¨® exaltarlo, presentarse ante su reclutador con un cordel que narraba su trayectoria, sus m¨¦ritos y proyectaba su pasi¨®n por la cultura de su tierra. Qui¨¦n sabe si logr¨® el empleo, pero dif¨ªcil que aquel jefe lo haya olvidado.
El clan de los Fil¨® procede de S?o Jos¨¦ do Egito, a 300 kil¨®metros tierra adentro, epicentro de la poes¨ªa popular junto a la vecina Teixeira. All¨ª les gusta pensar que si la poes¨ªa brillara, aquella regi¨®n se ver¨ªa desde el espacio.
La literatura de cordel, heredera de los trovadores medievales, lleg¨® a Brasil con los colonizadores portugueses y la imprenta. En la primera mitad del XX, los brasile?os que viv¨ªan en peque?as ciudades nordestinas aisladas o en fincas apartadas esperaban expectantes los d¨ªas de feria para que el enviado a comprar suministros o vender ganado regresara con el preciado folleto. El que sab¨ªa leer lo declamaba, siempre de manera did¨¢ctica. La tem¨¢tica era tan variopinta que pod¨ªa llegar con un relato equivalente a la telenovela de la tarde, al noticiero nocturno o con recomendaciones para combatir la tuberculosis. Poca m¨¢s cultura arribaba a aquel universo limitado.
La editora y ensayista Maria Alice Amorim qued¨® tan hechizada por la poes¨ªa popular que se convirti¨® en una estudiosa del cordel y cre¨® un rico archivo de folletos, explica en un caf¨¦ de la capital pernambucana. ¡°Fue una literatura minusvalorada porque circulaba m¨¢s entre los pobres que entre las ¨¦lites. Es muy democr¨¢tica. Muchos ni?os aprendieron con ella a leer y escribir¡±, explica Amorim. Para esta especialista, ¡°se equivocan quienes creen que es solo rima y m¨¦trica. Para nada, requiere un discurso po¨¦tico, armon¨ªa, equilibrio, met¨¢foras y otras figuras del lenguaje¡±. A ella la tem¨¢tica le parece lo menos importante.
Amorim celebra con emoci¨®n que el g¨¦nero se reinvente y renueve mientras preserva elementos tradiciones. En vez de ¡°languidecer como una reliquia, objeto de an¨¢lisis de investigadores, es una cultura viva que circula por teatros, escuelas y plazas¡±, recalca. Las historias suelen estar sazonadas con iron¨ªa, cr¨ªtica social, pedagog¨ªa o lecciones morales. Desde las aventuras de los bandoleros del canga?o hace un siglo largo, a los atentados contra las Torres Gemelas, desde la reivindicaci¨®n de un pedazo de tierra para poder prosperar, a traiciones y amor¨ªos o la suegra (convertida casi en subg¨¦nero). En su mayor apogeo, un autor como Leandro Gomes de Barros lleg¨® a publicar 240 obras, y a vender 10.000 ejemplares de un t¨ªtulo. Cuando la radio y la televisi¨®n se abrieron paso en aquellos hogares humildes, comenz¨® su declive.
A los cordelistas urbanos les gustaba la noche, los bares. Un ambiente bohemio del que las mujeres quedaban excluidas. Por eso hasta hace poco fue un arte monopolizado por hombres en el que alguna mujer, como Maria das Neves Batista Pimentel, solo logr¨® publicar oculta tras el nombre de su marido, Altino Alagoano. Fil¨® recuerda el caso de Severina Branca, una cordelista octogenaria que se ganaba la vida como prostituta. Por esa raz¨®n, logr¨® ser aceptada entre los poetas.
Mari Bigio, de 36 a?os, encarna el desembarco femenino que ha revolucionado la literatura de cordel. Se enamor¨® de este arte en la adolescencia, gracias a una profesora de literatura. Flechazo a primera vista. Empez¨® a frecuentar el circuito de los mercados, donde ser mujer y negra romp¨ªa moldes. Pronto empez¨® a innovar. ¡°Para declamar, llevaba trajes, elementos esc¨¦nicos. Yo quer¨ªa ser profesional del arte¡±, recuerda en un caf¨¦. Lo logr¨®.
Como era mujer, le propusieron un taller de cordel con ni?os que a¨²n no sab¨ªan leer y all¨ª se hizo la magia. Encontr¨® su vocaci¨®n. ¡°Me dije: ¡®Quiero trabajar formando p¨²blico para la literatura de cordel¡¯. La rima, la m¨¦trica, la cadencia, el ritmo ?tienen un potencial pedag¨®gico incre¨ªble!¡±. Combina la poes¨ªa en sextillas con adivinanzas, con supersticiones locales, con ilustraciones. Saca a las hero¨ªnas nordestinas u otras grandes mujeres de su papel de eternas secundarias para colocarlas como protagonistas, como en las haza?as de Maria Bonita y Lampi?o, los bandidos m¨¢s famosos de la ¨¦poca. Decapitados, sus cabezas fueron expuestas y fotografiadas por las autoridades en 1938.
Durante la pandemia, Bigio descubri¨® que su aparente soledad entre los cordelistas era una falsa sensaci¨®n. Otra autora ech¨® a rodar en redes sociales una denuncia del machismo en el mundo del cordel y empezaron a surgir voces de poetas que descubrieron que no estaban solas. Alumbraron una potente red femenina de cordelistas con ganas de cambios. ¡°Vemos machismo no solo en los comportamientos, sino en los temas, la suegra en tono jocoso, la mujer prostituta, el hombre traicionado¡±, dice Bigio, que forma d¨²o con su hermana Milla, que tiene un canal de YouTube, ha publicado 17 libros y un centenar largo de folletos sin dejar de innovar ni un minuto.