Las telenovelas brasile?as se abren paso en el ¡®streaming¡¯ para sobrevivir
El hist¨®rico imperio de Globo empieza a contar con competidores fuera de la televisi¨®n en abierto, aunque el principal desaf¨ªo para todos es captar la atenci¨®n de la generaci¨®n TikTok
La ¨²ltima vez que Brasil se paraliz¨® para ver una telenovela fue hace bastante tiempo, en 2012. La entonces presidenta, Dilma Rousseff, incluso tuvo que cancelar un mitin para no competir con la millonaria audiencia del ¨²ltimo cap¨ªtulo de Avenida Brasil. Las calles se vaciaron y las autoridades llegaron a temer un apag¨®n por tener a todo el pa¨ªs enganchado a la televisi¨®n. M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, el panorama es radicalmente diferente: la cadena Globo, todopoderosa productora de telenovelas desde hace 60 a?os, acumula frustraciones con sus ¨²ltimos lanzamientos y echa mano de remakes que apelan a la memoria afectiva del telespectador, de los tiempos en que la familia a¨²n se reun¨ªa en el sof¨¢ de casa despu¨¦s de cenar. Para Mauro Alencar, doctor en teledramaturgia por la Universidad de S?o Paulo (USP) y autor del libro La Hollywood brasile?a, no hay que darle muchas vueltas, es el fin de una era: ¡°Es una batalla perdida, el p¨²blico masivo que hab¨ªa antes se acab¨®. Los ejecutivos har¨ªan bien en invertir m¨¢s en streaming, que es hacia d¨®nde va el mundo¡±, comenta por tel¨¦fono.
Las telenovelas han sido el producto cultural m¨¢s rentable de Brasil, exportadas a medio mundo. M¨¦xico y la factor¨ªa Televisa con sus melodramas histri¨®nicos aportaban cantidad. Para especialistas como Mauro, Brasil elev¨® el g¨¦nero a otro nivel, con una factura t¨¦cnica m¨¢s profesional y una constelaci¨®n de estrellas. Los principales artistas de Brasil han pasado y pasan por las telenovelas. Los mejores cantantes compon¨ªan la melod¨ªa de cabecera. Muchos de los actores firmaron contratos vitalicios con Globo, como hac¨ªan antiguamente los estudios de Hollywood. Hoy, muchos de esos int¨¦rpretes globales, como se les conoce en Brasil, ya vuelan por libre. Muchos est¨¢n grabando telenovelas en Netflix, Max o Disney+.
Y es que la crisis de las telenovelas no es necesariamente la crisis de un g¨¦nero, sino un cambio en la forma de consumirlo. Para quienes est¨¢n detr¨¢s de las c¨¢maras, la era de las plataformas es una mezcla de desaf¨ªos y oportunidades. La directora Mar¨ªa de M¨¦dicis trabaj¨® durante 30 a?os dirigiendo telenovelas en Globo y el 27 de enero estrena Beleza Fatal en Max: un culebr¨®n sobre los trasfondos del mundo de la cirug¨ªa est¨¦tica repleto de lujo, traici¨®n, venganza, amores imposibles y mucho b¨®tox.
Es, de alguna manera, una vuelta a los or¨ªgenes del g¨¦nero despu¨¦s de una ¨¦poca en que las telenovelas quisieron mimetizarse con las series: ¡°Ese mundo aport¨® mucho a nuestro trabajo, pero en algunos momentos nos desviamos un poco del origen de lo que es la telenovela, que es el melodrama, el follet¨ªn. A veces es como si nos diera verg¨¹enza el g¨¦nero telenovela, como si fuera menor, menos art¨ªstico, menos sofisticado, cuando en realidad es el gran g¨¦nero de Brasil¡±, defiende la directora.
Esta nueva telenovela, escrita por Raphael Montes y protagonizada por las actrices globales Camila Queiroz (Sof¨ªa, la jovencita que busca venganza) y Camila Pitanga (Lola, la mala mal¨ªsima) es la apuesta del a?o para Max en Brasil, y tuvo un preestreno por todo lo alto, alfombra roja incluida, en el Teatro Municipal de S?o Paulo. Las plataformas de streaming empiezan a apostar fuerte por el g¨¦nero, a pesar de que, como reconoce la directora, aunque el nivel de calidad ya es comparable al de las superproducciones de Globo, a¨²n falta para replicar su engrasada maquinaria: ¡°En el streaming a¨²n estamos inventando una manera de hacer las cosas¡±, resume.
Los culebrones de la televisi¨®n en abierto se ruedan casi al mismo tiempo que se emiten, lo que permite calibrar la reacci¨®n de la audiencia. Tradicionalmente, si una funcionaba, pod¨ªa estirarse casi hasta el infinito; si un personaje secundario se convert¨ªa en el favorito del p¨²blico, los guionistas se afanaban en darle m¨¢s protagonismo. La extensi¨®n (a veces hasta 200 episodios) ayudaba tambi¨¦n a diluir el coste. Toda esa flexibilidad se acab¨® con la era de las plataformas, en que todos los cap¨ªtulos est¨¢n disponibles a la vez y pueden consumirse de una tacada.
Actores y equipo t¨¦cnico agradecen que todo est¨¦ m¨¢s acotado. Otra gran diferencia es su alcance. Las telenovelas brasile?as siempre recorrieron el mundo (Esclava Isaura, por ejemplo, se vendi¨® a 104 pa¨ªses ya en los a?os setenta), pero ahora el efecto es inmediato. Beleza Fatal se emitir¨¢ al mismo tiempo en Brasil, el resto de Latinoam¨¦rica, EEUU y Portugal.
Netflix desembarc¨® en Brasil en 2011, aunque la apuesta por las telenovelas brasile?as es m¨¢s reciente. De hecho, fue el propio grupo Globo el que primero llev¨® el g¨¦nero al streaming a partir de 2015, con la telenovela Verdades secretas. Su trama de alto voltaje sobre la prostituci¨®n en el mundo de la moda conquist¨® a un p¨²blico m¨¢s joven y a la cr¨ªtica, llev¨¢ndose el premio Emmy internacional a mejor telenovela.
Desde entonces, el g¨¦nero ha ido ganando terreno en las plataformas de pago, aunque a veces a¨²n persiste el prejuicio en torno al concepto telenovela. El a?o pasado, Netflix vendi¨® como una serie Peda?o de mim (traducida fuera de Brasil como Desperate lies) aunque el drama de la actriz Juliana Paes, embarazada de gemelos de dos hombres diferentes, ten¨ªa toda la cara de una telenovela brasile?a tradicional. En la semana de su estreno fue la serie en un idioma distinto al ingl¨¦s m¨¢s vista del mundo.
Los creadores de telenovelas no lo tienen f¨¢cil. Adem¨¢s de competir con un p¨²blico cada vez m¨¢s disperso, pegado a los celulares y sin capacidad de concentraci¨®n (se acabaron las largas escenas de anta?o, ahora hay que ir directo al cl¨ªmax), la globalizaci¨®n del consumo audiovisual tambi¨¦n trajo m¨¢s competencia. Si en los ochenta Brasil vivi¨® una invasi¨®n de culebrones mexicanos, ahora hay un boom de producciones turcas y asi¨¢ticas (los llamados doramas).
Las audiencias en la televisi¨®n generalista menguan, pero De M¨¦dicis cree que los dos formatos coexistir¨¢n durante mucho tiempo. Gran parte de la poblaci¨®n brasile?a tiene dif¨ªcil acceso a Internet o no puede permitirse pagar una suscripci¨®n mensual. La televisi¨®n con la telenovela como ruidito de fondo siempre tendr¨¢ su sitio, aunque eso s¨ª, se acab¨® el monopolio.
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