La democracia de Am¨¦rica Latina, en la voz de cinco mujeres con poder
En el D¨ªa de la Democracia, mujeres de la regi¨®n que han alcanzado altos cargos en la pol¨ªtica y la justicia responden sobre la salud del sistema y los desaf¨ªos a los que se enfrentan
Este viernes se conmemora el D¨ªa de la Democracia y cinco mujeres que han conquistado roles de poder en la pol¨ªtica y la justicia en Argentina, Brasil, Colombia y M¨¦xico responden a Lideresas de Latinoam¨¦rica sobre c¨®mo protegerla y los desaf¨ªos que enfrentan como mujeres. Las preguntas fueron las mismas para todas, alrededor de la crisis de la democracia y de cu¨¢l es la que se puede construir.
?C¨®mo definir¨ªa el estado de la democracia en su pa¨ªs y cu¨¢l es el principal desaf¨ªo que enfrentan las mujeres?
Norma Pi?a, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico. La democracia y la igualdad se viven d¨ªa a d¨ªa. Es en este sentido donde se presentan desaf¨ªos particulares para las mujeres. Cuando pensamos en el patriarcado, podemos encontrar una similitud con los ataques a la democracia que sufre nuestra regi¨®n: ambos han sabido adaptarse a los cambios sociales para preservar el poder en manos de unos cuantos. Desgraciadamente, la perpetuaci¨®n de la desigualdad se ha podido instalar sin mayores cuestionamientos en nuestra cotidianidad.
Un Estado donde las mujeres siguen viviendo con miedo, enfrentando cada d¨ªa violencias que ponen en riesgo o acaban con sus vidas; donde siguen recayendo sobre ellas roles y estereotipos que invisibilizan el papel fundamental de su participaci¨®n en la vida diaria, como ocurre con los cuidados, sin los cuales no existir¨ªa la sociedad y que realizan primordialmente las mujeres. Un Estado en el que el piso no es parejo para las mujeres, pues cada paso y conquista hacia la igualdad nos cuesta desproporcionada o innecesariamente. Un Estado as¨ª no puede presentarse o creerse democr¨¢tico.
En este sentido, la Suprema Corte de Justicia en M¨¦xico ha resuelto que, para garantizar un acceso efectivo de las mujeres, las ni?as y las adolescentes a la justicia, debe siempre juzgarse desde una perspectiva de g¨¦nero, es decir, partiendo de reconocer los impactos diferenciados en cada caso que puede estar viviendo una mujer, por el hecho de serlo. La justicia sin perspectiva de g¨¦nero no puede llamarse justicia. La democracia, cuando persisten la desigualdad y la violencia por razones de g¨¦nero, no puede llamarse democracia. La violencia contra las mujeres y la desigualdad por razones de g¨¦nero son ant¨®nimos de un Estado democr¨¢tico y de Derecho. As¨ª sin m¨¢s.
Carolina Giraldo, congresista de Colombia y presidenta para la Comisi¨®n de la Equidad de la Mujer. Debemos construir una democracia m¨¢s igualitaria. M¨¢s mujeres significa m¨¢s democracia, porque hacemos ¨¦nfasis en una agenda de oportunidades, salud p¨²blica, cuidado ambiental, no discriminaci¨®n. Si bien el n¨²mero de mujeres en pol¨ªtica y personas diversas ha aumentado, a¨²n vemos una brecha importante en los cargos de decisi¨®n, tradicionalmente liderados por hombres. Una democracia con mayor equidad permitir¨ªa una transformaci¨®n social y un cambio en materia de pol¨ªticas p¨²blicas.
Es muy importante que, una vez que llegamos a estos espacios, la participaci¨®n sea sustantiva y no una simulaci¨®n en la que se pretendan seguir anulando nuestras voces. Esto implica hacer frente a una de las ra¨ªces m¨¢s fuertes y falsas del sistema patriarcal: que los hombres ¡ªy solo cierto tipo de hombres¡ª son los ¨²nicos que pueden tomar decisiones y ocupar el espacio p¨²blico.
Para las mujeres persiste el desaf¨ªo de las violencias basadas en g¨¦nero. Las cifras de feminicidios y violencia sexual son alarmantes. Otro desaf¨ªo para las mujeres y personas LGBTIQ+, particularmente para quienes participan en pol¨ªtica, es dejar de ser consideradas una cuota de g¨¦nero y exigir el desarrollo de estrategias que promuevan la participaci¨®n pol¨ªtica y la incursi¨®n en la vida p¨²blica de las mujeres y personas LGBTIQ+. En Colombia existe una ¡°cuota de g¨¦nero¡± en corporaciones p¨²blicas del 30%. El pa¨ªs ha avanzado hacia la paridad en espacios como las juntas directivas, pero a¨²n no se alcanza la paridad en la construcci¨®n de listas de corporaciones p¨²blicas.
Patricia Mercado, senadora de M¨¦xico por el Movimiento Ciudadano y excandidata a la Presidencia de su pa¨ªs en 2006. El mayor pendiente que enfrentan las democracias de Latinoam¨¦rica es la profunda desigualdad. Este desencanto de millones de personas es aprovechado por ciertos liderazgos para atacar y desmontar las instituciones democr¨¢ticas. Por eso tendr¨ªamos que poner la prioridad de construir Estados de bienestar que garanticen la igualdad de oportunidades prometida.
La democracia no termina de consolidarse en M¨¦xico. Los gobiernos divididos han sido una experiencia positiva para generar acuerdos en la diferencia. Por ejemplo, las reformas pol¨ªtico-electorales se adoptaron por consensos generales en los ¨²ltimos 27 a?os, al menos. En estos momentos, hay una pausa en este proceso de consolidaci¨®n democr¨¢tica, pues abundan las acciones contra la divisi¨®n de poderes, contra los ¨®rganos aut¨®nomos y contra la separaci¨®n entre la funci¨®n p¨²blica y la vida partidista.
Erika Hilton, legisladora transexual brasile?a. Es una de las dos primeras en la historia de su pa¨ªs. Brasil ha atravesado una crisis democr¨¢tica importante y desafiante en los ¨²ltimos cuatro a?os, con numerosos intentos de romper con el Estado democr¨¢tico de derecho, en particular el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023.
Ahora hemos logrado, con la elecci¨®n del presidente Lula, detener el proceso de deterioro democr¨¢tico que estaba en marcha con Jair Bolsonaro, pero cambiar este rumbo despu¨¦s de tantos ataques y propaganda ideol¨®gica antidemocr¨¢tica es un largo camino por recorrer.
Para las mayor¨ªas sociales minoritarias, como mujeres, LGBTQI+, negros, ind¨ªgenas, la batalla es a¨²n m¨¢s ardua, ya que la democracia nunca lleg¨® plenamente para estas poblaciones, v¨ªctimas de la violencia, los prejuicios y la ausencia de pol¨ªticas p¨²blicas. Creo que nuestros desaf¨ªos son precisamente romper este ciclo hist¨®rico de marginaci¨®n obligatoria, falta de derechos b¨¢sicos y lograr la realizaci¨®n de nuestra ciudadan¨ªa. Incrementar nuestra representaci¨®n pol¨ªtica es fundamental, pero la organizaci¨®n de base ser¨¢ la clave para dar la lucha en la opini¨®n p¨²blica en defensa de nuestros derechos.
Silvia Lospennato, diputada nacional de Argentina por el interbloque Juntos por el Cambio. En la Argentina estamos cumpliendo 40 a?os de democracia en los pr¨®ximos meses, un largo periodo de estabilidad pol¨ªtica y respeto irrestricto de los derechos humanos. Una estabilidad pol¨ªtica que no fue acompa?ada del mismo nivel de estabilidad econ¨®mica porque en estos 40 a?os hemos atravesado grandes crisis econ¨®micas con sus consecuencias sociales que han deteriorado la calidad de vida de millones de argentinos. Sin embargo, aun en los momentos m¨¢s cr¨ªticos, las instituciones democr¨¢ticas fueron centrales para procesar las crisis en el marco de la Constituci¨®n Nacional.
Tambi¨¦n en estos a?os hubo enormes avances en materia de reconocimiento de derechos para las mujeres y las diversidades, que son fruto de ese pacto democr¨¢tico. Muchos de esos derechos se garantizaron a trav¨¦s de leyes que tuvieron no solo un amplio consenso al momento de su sanci¨®n, sino que fueron tambi¨¦n acompa?ados de pol¨ªticas p¨²blicas para asegurar el acceso a esos derechos. En la actualidad, la crisis econ¨®mica y social por la que atraviesa la Argentina aument¨® los niveles de insatisfacci¨®n con la democracia. Eso es lo que reflejan las encuestas, sobre todo entre los j¨®venes, y por supuesto que nos genera preocupaci¨®n. Sin embargo, soy optimista respecto a la resiliencia de nuestro pacto democr¨¢tico para persistir en la defensa de todos los derechos conquistados en estos a?os.
?Qu¨¦ hace falta para mejorar la representaci¨®n y la participaci¨®n de las mujeres y personas LGBTIQ+ en espacios de poder?
Norma Pi?a. Una de las conquistas m¨¢s representativas del movimiento de las mujeres y personas LGBTIQ+ es la de ocupar posiciones de poder. El camino ha sido largo, pero los resultados generales han sido buenos. En M¨¦xico se ha ido construyendo la paridad desde 1997 y no fue sino hasta 2019 que, a nivel constitucional, conseguimos la llamada ¡°paridad en todo¡±. Por su parte, hasta las elecciones de 2021, los partidos pol¨ªticos tuvieron que garantizar candidaturas de personas LGBTIQ+, entre otros grupos hist¨®ricamente discriminados, como personas ind¨ªgenas, afrodescendientes y con discapacidad.
Sin embargo, la realidad social todav¨ªa no logra nivelarse con lo que marcan las leyes. Si bien cada vez existen m¨¢s mujeres y personas LGBTIQ+ en posiciones de poder, el avance ha sido lento y requiere de mucha voluntad pol¨ªtica, ciudadana y consciencia para que se vuelva una realidad. Podemos ver paridad en el Congreso e incluso espacios importantes ocupados por mujeres, como la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n y la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores ¡ªMinisterios del Interior y Exterior, respectivamente¡ª, pero la transversalidad en todos los espacios sigue percibi¨¦ndose lejana.
Veamos el caso de la propia Suprema Corte de M¨¦xico. En casi 200 a?os de su existencia, solo 14 mujeres hemos sido ministras, y no fue hasta 2023 cuando este M¨¢ximo Tribunal tuvo a su primera presidenta mujer. Esto, por supuesto, no fue repentino. Yo fui jueza y luego magistrada. Y en el 2015, casi 20 a?os despu¨¦s de iniciar mi carrera judicial, result¨¦ electa como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n, en una terna que se decidi¨® deb¨ªa estar integrada exclusivamente por mujeres. Hoy contamos con la mayor presencia de mujeres en la Corte en toda su historia: 4 de sus 11 integrantes. Pero nos falta mucho camino para lograr la paridad.
Carolina Giraldo. En el caso de las personas diversas, las elecciones legislativas de marzo de 2022 marcaron un hito crucial para la historia de la participaci¨®n pol¨ªtica de las personas LGBTI+ en Colombia. Actualmente, en el Congreso de la Rep¨²blica somos siete los congresistas abiertamente diversos. Este es un hecho hist¨®rico en un pa¨ªs donde la discriminaci¨®n a¨²n es evidente y cobra vidas, y en una instituci¨®n en la que tradicionalmente se han evitado los debates sobre los derechos de la poblaci¨®n LGBTI+.
Necesitamos que el sistema educativo responda a las demandas de paridad de g¨¦nero. Si bien las cuotas de g¨¦nero han sido una estrategia que ha tenido como objetivo aumentar la representaci¨®n de las mujeres en pol¨ªtica, por s¨ª sola no es suficiente. Los Estados deben sumar espacios de discusi¨®n y reconocimiento de la diversidad para eliminar pr¨¢cticas que generen discriminaci¨®n y que impiden a mujeres y personas diversas acceder a cargos de incidencia.
Los partidos pol¨ªticos y el Estado deben fomentar muchas m¨¢s escuelas de participaci¨®n y formaci¨®n pol¨ªtica para las mujeres, as¨ª como garantizar que las campa?as pol¨ªticas sean financiadas con una perspectiva de equidad de g¨¦nero.
Patricia Mercado. A pesar de que hemos logrado instituir la paridad, que apunta hacia la participaci¨®n igualitaria entre mujeres y hombres, a¨²n persiste la discriminaci¨®n. Las reglas de promoci¨®n y ascenso en el interior de los partidos son claras. Las mujeres que entran a la pol¨ªtica frecuentemente no tienen las redes de contactos y alianzas que s¨ª tienen los hombres, y adem¨¢s enfrentan situaciones de violencia por razones de g¨¦nero que impiden su desarrollo pol¨ªtico.
Es necesario establecer que el Estado sea responsable de los cuidados de las personas dependientes. Mientras, no lograremos niveles igualitarios y equitativos de inserci¨®n laboral y participaci¨®n pol¨ªtica. Para las personas LGBTIQ+, ha habido avances en los lineamientos del instituto electoral para acciones afirmativas en candidaturas. Esto debe continuar y ponerse en rango de ley.
Erika Hilton. Varios factores, pero un buen comienzo es que los partidos pol¨ªticos inviertan realmente en estas candidaturas con apoyo financiero, legal, pol¨ªtico, visibilidad, y no solo utilicen a mujeres, personas negras, ind¨ªgenas y LGBTQI+ como tokens, en una fachada representativa y diversa, cuando el poder pol¨ªtico sigue concentrado en manos de hombres blancos ricos, herederos de d¨¦cadas de dominio pol¨ªtico en todo el mundo.
Silvia Lospennato. Nosotros tenemos garantizados los derechos formales y, en el caso de las mujeres, una ley de paridad que asegura una participaci¨®n igualitaria en los cargos p¨²blicos electivos y en el interior de los partidos pol¨ªticos. Tambi¨¦n tenemos cuotas del financiamiento de los partidos pol¨ªticos que deben ser aplicadas a las mujeres. Sin embargo, el aumento en la participaci¨®n de las mujeres en los cargos parlamentarios no tiene el mismo correlato en los cargos ejecutivos donde gobernadoras e intendentas siguen siendo casi una excepcionalidad.
Lo mismo sucede con otros espacios de poder, como el acceso a los directorios de las empresas p¨²blicas o a los altos cargos en el poder judicial. De hecho, en la Argentina tenemos una Corte Suprema de Justicia sin ninguna mujer. Esto demuestra que los sistemas de cuotas siguen siendo una herramienta necesaria al menos en el corto plazo para garantizar la participaci¨®n de las mujeres en los espacios de decisi¨®n. Pero el poder no solo se ejerce desde el ¨¢mbito p¨²blico; tambi¨¦n hay que seguir luchando para romper los techos de cristal en el mercado laboral, acompa?ando con pol¨ªticas p¨²blicas y tambi¨¦n de un cambio cultural en el sector privado para seguir las trayectorias de las mujeres. En la Argentina necesitamos un sistema integral de cuidados que permitan conciliar la vida familiar con la laboral y modificar el sistema de licencias para fomentar la corresponsabilidad en el cuidado, entre muchas otras acciones que son indispensables para una igualdad de derechos no solo formal sino realmente sustantiva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.