Serrat inicia su despedida de Argentina: ¡°Dejo el escenario, pero no dejo lo que la vida me ofrezca¡±
El cantautor catal¨¢n dar¨¢ siete ¨²ltimos conciertos en un pa¨ªs del que se siente parte
Joan Manuel Serrat est¨¢ otra vez en Argentina, el pa¨ªs que lo acogi¨® como propio all¨¢ por finales de la d¨¦cada del sesenta. No ser¨¢ la ¨²ltima vez que aterrice en Buenos Aires, prometi¨®, pero la pr¨®xima ser¨¢ solo para visitar amigos o descubrir alg¨²n nuevo rinc¨®n en esa ciudad que no le pide pasaporte. ¡°Mi coraz¨®n est¨¢ tranquilo. Vengo a despedirme de los escenarios, pero no de la gente, ni del pa¨ªs, ni del cari?o que nos ha unido. Desde el momento que llego a [el aeropuerto de] Ezeiza tengo contacto con los ¨²ltimos 60 a?os de mi vida¡±, dice Serrat en una rueda de prensa en un teatro a metros del Obelisco porte?o. El s¨¢bado 5 de noviembre cantar¨¢ en Rosario, la ciudad de su querido Roberto Fontanarrosa, a 300 km de la capital argentinas. Ser¨¢ el primero de los siete recitales del cap¨ªtulo argentino de El vicio de cantar, la ¨²ltima gira de su carrera.
Sentado tras una mesa de caf¨¦ sobre el escenario, Serrat deambul¨® por ¡°las entretelas del alma¡±. Hubo clima de final anunciado, tiempo para hacer balances y pocas definiciones sobre el futuro, que avizora dedicado a la familia, muchas lecturas y algunas nuevas canciones. El catal¨¢n dice que ya no tiene fuerzas para el rigor de una gira o para empezar ¡°algo grande¡±. Por eso ha decidido ¡°dejar este buen sabor de boca¡± que tiene por su oficio con una despedida acorde a lo sembrado. El cap¨ªtulo americano, que se llevar¨¢ la mitad del rito, arranc¨® a finales de abril en el Beacon Theatre de Nueva York. Luego hubo escalas en Puerto Rico, Rep¨²blica Dominicana, M¨¦xico, Colombia y Costa Rica. Todo el mes de noviembre ser¨¢ para Argentina, Chile, Per¨² y Uruguay, antes de recalar definitivamente en Espa?a.
Serrat nunca ocult¨® su cercan¨ªa con Argentina, donde es recibido como aquel familiar que se ausenta pero siempre vuelve. ¡°Aqu¨ª viv¨ª mis primeros programas de televisi¨®n y ahora estos ¨²ltimos conciertos¡±, recuerda. Lleg¨® por primera vez justo antes del inicio de los setenta, estuvo prohibido por la dictadura y volvi¨® en 1983, junto con la democracia. Desde entonces, el pa¨ªs sudamericano tuvo un lugar privilegiado en su agenda. ¡°Esperemos que vuelva para comer un asado o ir a la cancha¡±, le deseo una periodista. A Serrat no le gust¨® el t¨®pico. ¡°Eso es pura ret¨®rica. Pareciera que solamente el asado, la cancha y el tango fueran factores de unidad con esta tierra, pero hay muchos otros y todos fant¨¢sticos¡±, dijo. ¡°Vendr¨¦ a recorrer lugares que he visto modificarse¡±, agreg¨®, ¡°algunos con alegria y otros con profunda tristeza. Y los lugares valen si han sido compartidos con amigos¡±.
No es f¨¢cil saber que cada concierto es un paso m¨¢s hacia el ¨²ltimo. Por eso Serrat prefiere no pensar en ello porque, dijo, se ¡°desarmar¨ªa¡±: ¡°No he contado los que he hecho, los que llevo ejecutados y los que me quedan por hacer. Es una actitud absolutamente defensiva. Esta gira est¨¢ llena de trampas, de emociones, de alejamiento de algo que me hizo muy feliz¡±. Por eso canta en cada concierto ¡°como si fuese el ¨²ltimo¡±. ¡°Estoy meneando directamente mi alma, en lo m¨¢s profundo de mis emociones¡±, se sincera, y enseguida repite que la despedida es solo de los escenarios: ¡°No dejo de escribir, de componer, de amar, ni dejo todo lo que la vida me ofrezca¡±
Serrat contesta mirando a los ojos, en una sala atiborrada de preguntas. Sonrie cuando la consulta le gusta, se sobresalta cuando le sorprende y es amable cuando le irrita. Incluso se anim¨® a jugar con la posibilidad de recibir el Nobel, como ya lo hicera otro cantautor, Bob Dylan. ¡°?Si me gustar¨ªa ganar ese premio?. No, pero se lo dar¨ªa a tres artistas. Chico [Buarque] porque me parece conmovedor; Silvio [Rodr¨ªguez] por la inteligencia de sus canciones; y a Joaqu¨ªn Sabina porque s¨¦ que a ¨¦l le gustar¨ªa¡±, respondi¨® entre carcajadas.
?Con qu¨¦ se va a encontrar el p¨²blico en este Vicio de cantar? Uno podr¨ªa esperar grandes sopresas, acordes con la despedida de una vida sobre el escenario, pero Serrat despej¨® enseguida las dudas. Advirti¨® que los elefantes, las bailarinas ex¨®ticas y los trapecistas los dej¨® en la aduana. ¡°Entonces tendremos que salir con lo de siempre¡±, aclara, ¡°con m¨²sicos, instrumentos, canciones. Y un equipo con ganas de ser feliz sobre el escenario¡±. En s¨ªntesis, con mucho Joan Manuel Serrat.
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