Los sue?os rotos de tres generaciones por la inflaci¨®n en Argentina
Los precios suben el 88% interanual en octubre, la mayor cifra en tres d¨¦cadas
Los argentinos est¨¢n acostumbrados a vivir con una inflaci¨®n de dos cifras, pero saben que pagan por ello un precio muy alto: sentir que se empobrecen cada vez m¨¢s y vivir sin planes a largo plazo. En octubre, los precios aumentaron un 6,3%, con respecto al mes anterior; acumulan as¨ª un 88% interanual y 76.6% desde enero. La moneda local, en tanto, se ha devaluado m¨¢s de un 30%. Es un escenario donde es dif¨ªcil arriesgarse a firmar un contrato de alquiler que quiz¨¢s en unos meses no se puede pagar o a realizar una inversi¨®n para un negocio en medio de tanta incertidumbre. La mayor¨ªa de los trabajadores argentinos se ven obligados a vivir al d¨ªa, a menudo con varios empleos distintos, mientras sus sue?os se encogen.
Tres generaciones dialogan con EL PA?S sobre las dificultades que enfrentan en un a?o donde la econom¨ªa del pa¨ªs crece (6,4% interanual en agosto, el ¨²ltimo dato oficial) y el desempleo baja (6,9%) pero pocos se benefician de esas mejoras.
Carla L¨®pez, 21 a?os: ¡°M¨¢s que vivir, sobrevivimos¡±
Carla L¨®pez quiere irse de casa de sus padres, pero no puede. No le daban los n¨²meros a principios de a?o, con los 55.000 pesos (equivalente a 400 d¨®lares al cambio oficial) que recib¨ªa como trabajadora de un centro de vacunaci¨®n de covid-19, pero a¨²n menos ahora, desempleada desde que el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires le inform¨® en agosto que lo cerraba.
¡°Busqu¨¦, pero no encuentro nada y lo que aparece es por menos plata. Estoy estudiando abogac¨ªa y est¨¢ la posibilidad de laburar como asistente, pero son laburos no remunerados o muy mal pagos¡±, cuenta esta joven en el parque Lezama de Buenos Aires, donde toma mate con excompa?eras del centro de vacunaci¨®n que est¨¢n en una situaci¨®n parecida a la suya. S¨®lo una de ellas pudo independizarse hace dos a?os, pero cuando la relaci¨®n con su pareja termin¨® tuvo que volver al hogar familiar.
¡°Yo no pienso en el futuro porque me angustio. Creo que m¨¢s que vivir, sobrevivimos¡±, dice L¨®pez. Asegura que no recuerda haber visto a sus padres tan preocupados por el dinero como en los ¨²ltimos a?os. ¡°Cada vez les alcanza para menos¡±, lamenta y pone como ejemplo las vacaciones. Cuando era ni?a, se iban un mes a la costa; luego, tuvieron que recortar a 15 d¨ªas. Este a?o sus padres est¨¢n dudando si ir una semana o no ir. ¡°Est¨¢ car¨ªsimo. Por una semana piden el doble o m¨¢s de lo que era mi sueldo de un mes¡±, lamenta.
Enrique M¨¢iquez, 42 a?os, jardinero: ¡°Necesito dos empleos, con uno no me alcanza¡±
Enrique M¨¢iquez trabajaba en una tienda de m¨²sica de la que le despidieron por la ca¨ªda de ventas hace seis a?os. ¡°A partir de ah¨ª me tuve que acomodar, pero estoy cada vez peor¡±, afirma. Con la indemnizaci¨®n que recibi¨® y unos ahorros que ten¨ªa compr¨® una licencia de taxi y compagina ese trabajo con el de jardinero municipal. ¡°Pens¨¦ en invertir en un kiosko pero no la vi clara porque [el expresidente Mauricio] Macri subi¨® todas las tarifas y los costos eran muy altos¡±.
¡°Salgo de casa a las cuatro de la madrugada y regreso a las siete, ocho de la tarde. Necesito dos empleos porque con uno no me alcanza, pero para ganar lo mismo cada a?o necesito trabajar m¨¢s horas¡±, explica M¨¢iquez, padre de tres hijos y residente en Ezeiza, a 30 kil¨®metros de Buenos Aires.
Este trabajador sostiene que los peores momentos de su infancia los vivi¨® durante la hiperinflaci¨®n de 1989, cuando el sueldo de su padre se esfumaba nada m¨¢s cobrarlo y a menudo ¨¦l y sus cuatro hermanos se iban a la cama sin cenar. Como adulto, cree que esta ¡°es la peor crisis¡±, m¨¢s que la de 2001. ¡°Esa crisis fue de terror, pero gracias a Dios despu¨¦s la econom¨ªa se levant¨® r¨¢pido. Ahora es una agon¨ªa lenta, que te roba los sue?os, te saca la esperanza... Si labur¨¢s en la calle lo que ves es cada d¨ªa m¨¢s y m¨¢s pobreza y unos pol¨ªticos que s¨®lo piensan en llenarse el bolsillo, todos por igual, no importa si son peronistas o radicales¡±.
Hayd¨¦ Vargas, 63 a?os: ¡°So?aba con comprarme una casa, qu¨¦ ilusa¡±
Hayd¨¦ Vargas naci¨® en Per¨², pero reside en Argentina desde 1992. La situaci¨®n econ¨®mica durante sus primeros a?os en el pa¨ªs tuvo una variable excepcional: la inflaci¨®n no era un problema. El presidente Carlos Menem hab¨ªa puesto en marcha el sistema de convertibilidad, por el cual un peso ten¨ªa el mismo valor que un d¨®lar. Ese cambio artificial estabiliz¨® los precios durante una d¨¦cada, hasta que todo salt¨® por los aires con la crisis del corralito de 2001.
¡°Fue la mejor ¨¦poca, con diez pesos pod¨ªas llenar el changuito, ahora con mil no haces nada¡±, lamenta Vargas. A los pocos d¨ªas de llegar a Buenos Aires encontr¨® trabajo como interna en una casa y recuerda que ahorraba gran parte de su sueldo y lo mandaba a su pa¨ªs natal, donde hab¨ªa quedado su hija, al cuidado de su mam¨¢. ¡°So?aba con comprarme una casa all¨ª, qu¨¦ ilusa, luego empeor¨® todo muy r¨¢pido¡±, cuenta.
Cuando muri¨® la mujer a la que cuidaba encontr¨® otro empleo, pero la paga era mucho m¨¢s baja y al cabo de unos meses estall¨® la crisis de 2001. Decidi¨® regresar a Per¨², pero tres a?os despu¨¦s volvi¨® y se trajo a su hija. ¡°Me regresar¨ªa, pero ella se quiere quedar ac¨¢ aunque es dif¨ªcil porque no nos alcanza. Antes pod¨ªamos ir a comer fuera, ahora est¨¢ car¨ªsimo, es uno de los gustos que no nos podemos dar. Y salir de noche me da m¨¢s miedo que antes, porque veo m¨¢s delincuencia¡±, agrega.
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