La inflaci¨®n de Argentina avanza hacia el 100% interanual en 2022
El IPC sube 6,3% mensual en octubre y corta la racha descendente iniciada en julio
El mundo tiene un grave problema con la inflaci¨®n, pero Argentina mucho m¨¢s. Los precios subieron un 6,3% en octubre con respeto a septiembre; acumulan un 88% interanual y un 76,6% desde enero. Las previsiones para diciembre se acercan peligrosamente al 100% por primera vez en 30 a?os, seg¨²n los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Censos (Indec) difundidos este martes, pese a los esfuerzos del Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez por evitarlas. Un dato preocupa especialmente: el resultado de octubre supone el fin de la curva descendente que la inflaci¨®n hab¨ªa iniciado en julio, cuando alcanz¨® el 7,4%.
Las subidas se han ensa?ado especialmente con los costos en vivienda, electricidad, agua y gas, resultado de la reducci¨®n de los subsidios a la energ¨ªa y la consiguiente subida de las tarifas de los servicios p¨²blicos que pagan los hogares. Los alimentos, el sector que m¨¢s preocupa al Gobierno por su incidencia entre los m¨¢s pobres, se mantuvieron apenas por debajo del promedio del mes, un 6,2%. Por fuera del promedio, el impacto fue especialmente duro en verduras y frutas, con una subida del 9%.
El presidente, Alberto Fern¨¢ndez, anunci¨® en marzo pasado que iniciaba una ¡°guerra contra la inflaci¨®n¡±. No le ha ido bien en el frente de batalla. El IPC de febrero hab¨ªa subido 4,7% y el del mes siguiente escal¨® hasta el 6,7%. La derrota le cost¨® el cargo al ministro de Econom¨ªa de entonces, Mart¨ªn Guzm¨¢n, art¨ªfice del acuerdo que Argentina firmase a inicios de este a?o con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para postergar pagos por 44.000 millones de d¨®lares. En agosto, y en medio de una agria disputa entre Fern¨¢ndez y su vice, Cristina Kirchner, por el rumbo de la econom¨ªa, asumi¨® como ministro Sergio Massa, tercera pata de la coalici¨®n peronista en el Gobierno. Massa lleg¨® con poderes de superministro -esto es, la venia del kirchnerismo- para hacer un duro ajuste fiscal, detener la emisi¨®n monetaria, sumar reservas al Banco Central y, sobre todo, bajar la inflaci¨®n, como le exige el FMI.
Massa se ha convertido en un malabarista. Mientras trata de contener el gasto, destina fondos extraordinarios a la ayuda social y negocia con el sector exportador para que liquiden ante el Banco Central los d¨®lares que reciben por sus ventas al exterior. El problema de fondo es la falta de reservas internacionales, cercanas a cero, una sequ¨ªa que limita las herramientas oficiales para contener la depreciaci¨®n del peso. Ha sido, hasta ahora, como verter agua en una canasta de mimbre a la que se llena de parches contra las fugas. Los esfuerzos est¨¢n puestos en contener una devaluaci¨®n brusca que dispare a¨²n m¨¢s el IPC y los ¨ªndices de pobreza, hoy por encima del 35%. Las armas elegidas por Massa han sido variadas. Algunas ortodoxas, como tasas de inter¨¦s positivas; otras extraordinarias.
Esta semana, entr¨® en vigor un nuevo listado de precios m¨¢ximos para m¨¢s de 1.800 productos. La intenci¨®n es mantenerlos a raya al menos durante cuatro meses, y luego se ver¨¢. Gabriel Rubinstein, viceministro de Econom¨ªa, fue en el pasado un cr¨ªtico de los precios controlados, pero ahora que est¨¢ en la trinchera ha decidido respaldarlos. En una charla ante ejecutivos de finanzas, dijo que se trata de salvar el consumo. ¡°El 100% de inflaci¨®n que estamos teniendo ahora es una suerte de overshooting, una inercia. Estamos en un c¨ªrculo vicioso. Cuando es as¨ª, tiene incentivos hacer pol¨ªtica de consumo¡±, dijo.
La otra cara de la escalada de los precios es la depreciaci¨®n de la moneda. Rubinstein descart¨® una devaluaci¨®n violenta, por el impacto social que tendr¨ªa. ¡°Estamos a brazo partido todos los d¨ªas para llegar a cumplir las metas del presupuesto y con el Fondo. Nadie quiere financiar al Estado y no se puede hacer sin acuerdo de precios y salarios¡±, dijo. Sin embargo, hay una devaluaci¨®n de hecho que apenas puede disimularse. Argentina tiene hoy m¨¢s de diez tipos de cambio diferentes, donde el oficial est¨¢ fijado a raz¨®n de 168 pesos por cada d¨®lar. Ese cambio se usa para comprar divisas para saldar importaciones o fijar precios de commodities como los combustibles en el mercado interno. Para el resto de los mortales hay una larga lista de cotizaciones que duplican a la fijada por el Gobierno: soja, tarjeta, Qatar, ahorro, MEP, cripto o mayorista. Los productores presionan a la Casa Rosada para tener su propio tipo de cambio para liquidar divisas, atentos a la desesperaci¨®n oficial por sumar reservas al Banco Central.
El escenario para la guerra contra la inflaci¨®n no es, adem¨¢s, el mejor. En octubre de 2023 Argentina elige nuevo presidente y no es buen momento para hacer ajustes fiscales o recortar la ayuda social, imprescindible para millones de familias que no llegan con sus ingresos a fin de mes. Las tensiones pol¨ªticas complican cualquier soluci¨®n.
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