El papa Francisco revela que el kirchnerismo intent¨® meterlo preso: ¡°Quer¨ªan cortarme la cabeza¡±
¡°Pusieron en duda todo mi actuar durante la dictadura¡±, afirma el Pont¨ªfice en una conversaci¨®n con jesuitas en Hungr¨ªa
El papa Francisco revel¨® que, siendo a¨²n arzobispo de Buenos Aires, el Gobierno de Cristina Kirchner dio ¡°indicaciones¡± a tres jueces para que lo condenaran por su accionar durante la dictadura (1976-1983). El Pont¨ªfice cont¨® a 32 jesuitas a los que visit¨® en Hungr¨ªa los detalles de una larga declaraci¨®n judicial a la que fue sometido por el secuestro en 1976 de los sacerdotes Orlando Yorio y Ferenc Jalics, acusados por los militares de tener v¨ªnculos con la guerrilla. ¡°Algunos en el Gobierno quer¨ªan cortarme la cabeza, y sacaron a relucir no tanto este asunto de Jalics [de origen h¨²ngaro], sino que pusieron en duda todo mi modo de actuar durante la dictadura¡±, dijo el Pont¨ªfice. El di¨¢logo con los sacerdotes se produjo el 29 de abril pasado y fue recogido por La Civilt¨¢ Cattolica, una revista de los jesuitas italianos que pasa por el filtro del Vaticano.
El entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio declar¨® el 8 de noviembre de 2010 en el marco de la causa ESMA, que a¨²n investiga el accionar militar en el que fue el mayor centro ilegal de detenci¨®n y torturas. En aquellos a?os, el periodista Horacio Verbitsky, exmontonero y vinculado al kirchnerismo, acusaba a Bergoglio de haber ¡°entregado¡±, desde su cargo como superior provincial de los jesuitas, a Jalics y Yorio a sus captores. Bergoglio dijo ante los jueces que lo interrogaron que hab¨ªa intercedido por los sacerdotes ante el dictador Jorge Rafael Videla y su segundo en la junta militar, el almirante Eduardo Massera.
¡°Me dieron la posibilidad de elegir el lugar en el cual realizar el interrogatorio. Eleg¨ª hacerlo en el Episcopio. Dur¨® 4 horas y 10 minutos. Uno de los jueces insist¨ªa mucho en mi modo de comportarme. Yo siempre respond¨ª con la verdad. Pero, para m¨ª, la ¨²nica pregunta seria y bien fundada, fue la del abogado que pertenec¨ªa al Partido Comunista. Y gracias a esa pregunta las cosas se aclararon. Al final, se comprob¨® mi inocencia. Pero en ese juicio no se habl¨® casi nada de J¨¢lics, sino de otros casos de personas que hab¨ªan pedido ayuda¡±, dijo el Papa, citado por La Civilt¨¢ Cattolica. ¡°Cuando Jalics y Yorio fueron apresados por los militares, la situaci¨®n que se viv¨ªa en Argentina era confusa y no estaba para nada claro qu¨¦ se deb¨ªa hacer. Yo hice lo que sent¨ªa que ten¨ªa que hacer para defenderlos. Fue una situaci¨®n muy dolorosa¡±, agreg¨®.
Cuando Bergoglio fue elegido Papa en 2013, eran muchos los que en Argentina consideraban que no hab¨ªa hecho lo suficiente por los detenidos desaparecidos. Algunos lo acusaban incluso de complicidad. El papel del entonces arzobispo durante los a?os setenta forma parte de un amplio estudio que la Iglesia cat¨®lica realiz¨® sobre cientos de miles de archivos que se encontraban en el Episcopado en Buenos Aires y en el Vaticano. El resultado de ese trabajo se public¨® este a?o en dos tomos (hay un tercero en redacci¨®n) bajo el t¨ªtulo La verdad los har¨¢ libres. En una entrevista con EL PA?S, el relator de la investigaci¨®n, el presb¨ªtero Carlos Mar¨ªa Galli, dijo que la Iglesia debi¨® ¡°hacer m¨¢s para evitar tanta matanza¡±, pero neg¨® que hubiese habido complicidad. Sobre el papel de Bergoglio, dijo que los ataques contra su persona eran ¡°un poco armados porque eran funcionales al Gobierno de turno¡±, en este caso el de Cristina Kirchner. ¡°Cuando lo consideraron opositor, empezaron a atacarlo. Uno de los elementos fue releer la historia de los dos jesuitas detenidos en 1976 (Jalics y Yorio] y decir que Bergoglio los hab¨ªa dejado libres para hacerlos vulnerables. Bergoglio ayud¨® a salvar al menos a 30 personas¡±, dijo Carlos Mar¨ªa Galli.
Bergoglio cont¨® a los jesuitas h¨²ngaros que a?os m¨¢s tarde, cuando ya era Papa, los jueces le revelaron que hab¨ªan sido presionados por el Gobierno para condenarlo. ¡°He vuelto a ver aqu¨ª, en Roma, como Papa, a dos de los jueces. Uno de ellos junto a un grupo de argentinos. No lo hab¨ªa reconocido, pero ten¨ªa la impresi¨®n de haberlo visto. Lo miraba y lo miraba, y me dec¨ªa: ¡®a este lo conozco¡¯. Me dio un abrazo y se march¨®. Lo volv¨ª a ver una vez m¨¢s, y se present¨®. Le dije: ¡®Merezco ser castigado cien veces, pero no por ese motivo¡¯. Le dije que estuviera en paz con esta historia. S¨ª, merezco ser juzgado por mis pecados, pero sobre este punto quiero ser claro. Vino tambi¨¦n otro de los tres jueces, y me dijo claramente que hab¨ªan recibido indicaciones del Gobierno para condenarme¡±, relat¨® Francisco.
Los padres Ferenc Jalics y Orlando Yorio trabajaban en un barrio popular en la ciudad de Buenos Aires y pronto fueron objetivo de los militares. ¡°En el barrio en que trabajaban hab¨ªa una c¨¦lula guerrillera. Pero los dos jesuitas no ten¨ªan nada que ver con ellos: eran pastores, no pol¨ªticos. Pero fueron hechos prisioneros, siendo inocentes. No encontraron nada con que acusarlos, pero tuvieron que cumplir nueve meses de c¨¢rcel, sufriendo amenazas y torturas. Luego fueron liberados, pero estas cosas dejan heridas profundas¡±, cont¨® Francisco. ¡°Jalics vino a verme inmediatamente, y charlamos. Yo le aconsej¨¦ ir a ver a su madre a Estados Unidos. La situaci¨®n era realmente demasiado incierta y confusa. Despu¨¦s surgi¨® la leyenda de que hab¨ªa sido yo el que los hab¨ªa entregado para que fueran encarcelados¡±. Para terminar su charla con los jesuitas h¨²ngaros en la Nunciatura de Budapest los mand¨® a leer La verdad los har¨¢ libres: ¡°All¨ª podr¨¢n encontrar la verdad sobre este caso¡±.
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