La Inteligencia Artificial ensancha la sombra de la campa?a sucia
Falta poco para que los flirteos de la IA con el humor troquen en ataques pol¨ªticos
Estamos a un paso de cruzar la l¨ªnea. Y la pregunta es qui¨¦n dar¨¢ el siguiente paso. ?Ocurrir¨¢ este a?o, durante la carrera por la presidencia en la Argentina? ?Ser¨¢ el a?o pr¨®ximo, cuando Joe Biden pugne por retener la Casa Blanca? ?O abrir¨¢ la puerta un r¨¦gimen autocr¨¢tico de Am¨¦rica Latina para perseguir a un enemigo interno? ?Y qui¨¦n ser¨¢ la v¨ªctima inaugural de la primera campa?a sucia desarrollada con inteligencia artificial?
Estamos, de verdad, muy cerca. Lo que parec¨ªa imposible hace dos a?os ahora no s¨®lo es posible, sino probable, coinciden los expertos a los que consult¨¦ en Estados Unidos, Alemania, Argentina y Uruguay. Y ninguno de ellos, aclaro, sabe de o¨ªdas, por pura teor¨ªa. Todos experimentan con las herramientas de inteligencia artificial. Uno de ellos, incluso, cre¨® im¨¢genes del dictador norcoreano Kim Jong Un paseando por Tokyo ¨Cenfundado en un jogging rojo shocking-, Par¨ªs ¨Carriba de una motoneta-, Nueva York ¨Cen una tienda de Apple- y Londres ¨Ccon un impermeable-, entre otras ciudades.
Pero, ?qu¨¦ pasar¨¢ cuando los flirteos de la IA con el humor o la iron¨ªa troquen en ataque? ?Podremos detectar que es falso un audio del presidente de nuestro pa¨ªs pidiendo sobornos? ?O el de un megaempresario cont¨¢ndole a un amigo que infl¨® los n¨²meros de su compa?¨ªa que cotiza en Wall Street? Aclaro: ya existen programas que pueden imitar cualquier voz con s¨®lo cargar unos minutos, o incluso segundos, de audios de la persona a imitar. ?Suena a mucho? Prob¨¦ una de esas herramientas ¨CResemble- y resulta inquietante. Todav¨ªa no es perfecta, pero le falta poco para lograrlo.
Ese poco que falta, sea para que un video o audio o imagen nos enga?e, puede ocurrir en cualquier momento. Los expertos, cuatro hombres y una mujer consultados por separado, destacaron la aceleraci¨®n exponencial que registraron estos desarrollos durante los ¨²ltimos meses. Hay herramientas que salieron al mercado, en su versi¨®n Beta, hace un a?o o menos y por estos d¨ªas ya van por su versi¨®n 5.1 o m¨¢s. Resulta escalofriante.
Estas tecnolog¨ªas, vale aclarar, no son buenas ni malas en s¨ª. Son como una pistola. En manos de un polic¨ªa, pueden proteger del crimen a ciudadanos indefensos; en manos de un sicario, terminar con muchas vidas. Lo mismo ocurre con estos avances tecnol¨®gicos. Pueden ayudarnos a analizar bases inmensas de datos en minutos y encontrar patrones que nosotros jam¨¢s hubi¨¦ramos detectado. Tambi¨¦n pueden ayudarnos a segmentar los mensajes que queremos enviar para que cada uno de los destinatarios reciba la faceta de nuestra visi¨®n que m¨¢s lo persuada. Pero tambi¨¦n pueden exacerbar lo peor de nosotros mismos.
Recordemos cu¨¢les son las operaciones de inteligencia m¨¢s efectivas. Son aquellas que combinan datos verdaderos con mentiras que confirman nuestros prejuicios o creencias. Podr¨ªa ser, por ejemplo, la imagen de la argentina Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ingresando a una b¨®veda oculta en la Patagonia donde yacen bolsos repletos de billetes de 500 euros. U otra del expresidente Mauricio Macri mientras disfruta de escuchas telef¨®nicas ilegales. O del salvadore?o Nayib Bukele estrechando la mano de un l¨ªder de las maras. O¡ se entiende la idea, ?no?
Demos ahora el siguiente paso. ?Cu¨¢ndo y c¨®mo ser¨ªa el ataque con IA m¨¢s efectivo durante una campa?a presidencial muy cerrada y que depender¨¢, por tanto, del voto indeciso? El ataque tendr¨ªa que ser lo suficientemente cerca del d¨ªa en que acudamos a las urnas, pero con margen suficiente para que much¨ªsimos votantes caigan en el enga?o. ?48 horas antes de la elecci¨®n, digamos? Y tendr¨ªa que ser a trav¨¦s de plataformas digitales como WhatsApp y Telegram para que los mismos usuarios lo viralicen sin que las autoridades o los periodistas lleguen a alertar a la comunidad.
En semejante contexto ¨Cque abarca otros muchos campos de nuestra vida cotidiana, p¨²blica y privada-, quienes m¨¢s saben han comenzado a levantar sus voces para alertar los riesgos que afrontamos. Desde Elon Musk a Yuval Noah Harari y desde el cofundador de Apple, Steve Wozniak, al l¨ªder cient¨ªfico de IBM, Grady Booch, plantearon que deber¨ªamos parar un poco la pelota, como m¨ªnimo, para evaluar mejor el panorama y los riesgos.
No es un planteo menor. No lo es cuando, para variar, la legislaci¨®n corre de atr¨¢s. El Senado de M¨¦xico cre¨® una Alianza Nacional de Inteligencia Artificial. En Brasil presentaron un proyecto para regularla. En Colombia, hay un Marco ?tico desde 2020. Y Argentina acaba de difundir la disposici¨®n 2/2023 con las Recomendaciones para una Inteligencia Artificial Fiable para promover ¡°un ecosistema de IA ¨¦tico y centrado en las personas¡±. Pero todo eso ¨Cy otros varios ejemplos similares en el hemisferio- es insuficiente.
?Por qu¨¦ es insuficiente? Porque cuando invocamos la ¨¦tica, siempre hay alguien que pasar¨¢ de largo. O muchos. Sea por dinero, porque tiene los mismos par¨¢metros ¨¦ticos que una ameba o, m¨¢s sencillo, porque se mueven en otra dimensi¨®n. Ya lo dijo Michael Caine en la saga Batman de Christopher Nolan: ¡°Algunas personas no buscan algo l¨®gico como el dinero. No pueden ser comprados, no se los puede convencer ni negociar con ellos. Algunos hombres solo quieren ver al mundo arder¡±. Y en el panorama que se abre ante nosotros, la inteligencia artificial puede ser el combustible a la espera de un f¨®sforo.
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