F¨²tbol y pol¨ªtica
Los chilenos recibieron la noticia de la exclusi¨®n del Mundial 2030 como un balde de agua fr¨ªa y Boric tiene poco margen para seguir asumiendo malas noticias
Un llamado telef¨®nico condens¨® la dimensi¨®n pol¨ªtica de todo el proceso. El presidente de Chile, Gabriel Boric, llam¨® a su colega argentino, Alberto Fern¨¢ndez, para preguntarle por qu¨¦ su pa¨ªs no hab¨ªa sido elegido como sede del campeonato Mundial de f¨²tbol de 2030. Fern¨¢ndez contest¨® con una formalidad: no era un tema de su competencia. Pero el reclamo suger¨ªa que se hab¨ªa dejado de honrar alg¨²n compromiso. Una vez m¨¢s se pon¨ªa de manifiesto el cruce entre f¨²tbol y poder.
El mi¨¦rcoles pasado la FIFA anunci¨® que la copa de 2030, que se jugar¨¢ en Espa?a, Portugal y Marruecos, celebrar¨¢ partidos honor¨ªficos tambi¨¦n en Uruguay, Argentina y Paraguay. La excusa es que se conmemora el centenario de la realizaci¨®n del primer mundial, en Montevideo.
Los chilenos recibieron la noticia de la exclusi¨®n como un balde de agua fr¨ªa. Ven¨ªan prepar¨¢ndose para tener un protagonismo del que disfrutaron por ¨²ltima vez en 1962. La expectativa ten¨ªa derivaciones administrativas que ahora son motivo de discusi¨®n: el presupuesto nacional ven¨ªa asignando recursos al campeonato desde 2020. La ¨²ltima partida, de 950.000 d¨®lares, fue para inscribir a Chile como una de las localidades del campeonato.
Boric tiene poco margen para seguir asumiendo malas noticias. La econom¨ªa muestra n¨²meros mediocres. Estallan esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que en Chile son estridentes, aunque, comparados con los de algunos vecinos, parecen pecados veniales. Y el proceso de reforma constitucional tiene un curso absurdo: comenz¨® como una exigencia de la izquierda pero, despu¨¦s de la elecci¨®n de 50 consejeros constitucionales de mayo pasado, en la redacci¨®n del nuevo texto qued¨® a cargo de la derecha. Quiere decir que el Gobierno del izquierdista Boric deber¨¢ aceptar una Constituci¨®n desagradable para reemplazar a la actual, m¨¢s desagradable todav¨ªa, por ser la que el pa¨ªs hered¨® de la dictadura de Augusto Pinochet. La semana pasada la Comisi¨®n Experta para redactar la nueva carta magna recibi¨® el texto aprobado por el comit¨¦ de 50 consejeros elegidos en mayo. En diciembre habr¨¢ otra consulta. Los partidos pol¨ªticos tradicionales comenzaron a ensayar en conjunto alguna jugada para evitar que la nueva constituci¨®n vuelva a ser rechazada por la ciudadan¨ªa.
Para Boric anunciar que Chile ser¨ªa una de las sedes del mundial hubiera sido un b¨¢lsamo. Pero los pa¨ªses elegidos ten¨ªan argumentos para merecer la designaci¨®n. Uruguay, m¨¢s que ninguno. En 2030 se celebrar¨¢n los 100 a?os del primer Mundial de f¨²tbol, jugado en Montevideo. Los uruguayos hab¨ªan ganado dos competencias que eran la prefiguraci¨®n de una copa internacional organizada por la FIFA: los Juegos Ol¨ªmpicos de 1924 y 1928. Argentina tambi¨¦n aleg¨® alg¨²n derecho: haber ganado la copa de 2023. Los chilenos pretend¨ªan ocupar el lugar de Paraguay. Pero este pa¨ªs es la sede de la Conmebol, presidida por Alejandro Dom¨ªnguez, una figura ligada al f¨²tbol por poderosos lazos familiares. M¨¢s all¨¢ de la influencia, siempre discreta, que tiene en las instituciones de este deporte el controvertido expresidente Horacio Cartes, padrino pol¨ªtico de Dom¨ªnguez.
Incorporar a Chile hubiera sido dif¨ªcil, a pesar de que el pa¨ªs hab¨ªa sido invitado a postularse. Hay que tener en cuenta que habr¨¢ otras tres sedes. Dos europeas, Espa?a y Portugal, y una africana, Marruecos, que fue seleccionado tambi¨¦n como un gesto amigable hacia el mundo ¨¢rabe. Hay que entender que estos movimientos tienen tambi¨¦n un significado geopol¨ªtico. Los mundiales comenzaron a jugarse desde hace algunos a?os en pa¨ªses emergentes: Sud¨¢frica, Rusia, Qatar. En una simplificaci¨®n deformante, se podr¨ªa decir que pasaron del G-7 a los Brics.
La novedad ser¨¢ 2026, cuando se juegue en Norteam¨¦rica. El Mundial del viejo NAFTA. Es la revancha de Barack Obama y de Bill Clinton, humillados en 2010, cuando Estados Unidos perdi¨® la pulseada con Rusia y con Qatar. La respuesta fue el estallido de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que casi termina con la FIFA.
Los mundiales que est¨¢n por venir tienen otra peculiaridad. Ya no se realizan en una sola sede. Se adopta la f¨®rmula de la copa de 2002, que se jug¨® en Jap¨®n y Corea. La receta ahora es mucho m¨¢s desafiante. Para los seleccionados ser¨¢ muy compleja la log¨ªstica. Sobre todo, en el de 2030. Por ejemplo, cabe que un equipo deba jugar un partido en Europa y, a los cinco d¨ªas, mudarse a otro continente. ?C¨®mo har¨¢n los simpatizantes para seguir ese derrotero? Todav¨ªa es un misterio. Tambi¨¦n es un problema para la cobertura period¨ªstica de todo el campeonato.
El nuevo sistema impone otros inconvenientes. Como los pa¨ªses que son sedes est¨¢n clasificados de antemano, habr¨¢ muchos menos equipos en las etapas clasificatorias. Al mismo tiempo, en 2026 la competencia se ampl¨ªa por primera vez a 48 equipos. Una estratagema de Gianni Infantino para consolidar su poder.
Estas dificultades derivan de un problema pol¨ªtico: ya no hay tolerancia para que un pa¨ªs gaste un dineral en organizar la fiesta. Es mentira que el negocio que se genera con los partidos compensa el d¨¦ficit que se origina para las cuentas del Estado. Ahora hay que compartir los gastos. Un homenaje a la restricci¨®n presupuestaria. Porque antes que simpatizantes, los seguidores del f¨²tbol, son contribuyentes
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