El peronismo se reinventa, una vez m¨¢s
Sergio Massa, al frente de una econom¨ªa que roza la hiperinflaci¨®n, gana contra todo pron¨®stico la primera vuelta de las presidenciales en Argentina. Las causas hay que buscarlas en la plasticidad ideol¨®gica del movimiento que representa
¡°Y bueno, peronistas son todos¡±, sol¨ªa repetir con sarcasmo Juan Domingo Per¨®n. Recordaba, luego, que el peronismo no era un partido sino un movimiento. Y que, como movimiento, ten¨ªa una inusitada capacidad de adaptaci¨®n. El propio Per¨®n dio muestras de ello. El que lleg¨® al poder en 1946 y reparti¨® entre el nuevo proletariado los excedentes de la posguerra, se acerc¨® m¨¢s tarde a Estados Unidos y pidi¨® ajustarse el cintur¨®n ante la crisis de 1952. En el exilio espa?ol agit¨® el extremismo armado de las ¡°juventudes maravillosas¡± de la izquierda peronista, las mismas que en 1973, durante su tercer Gobierno, reprimi¨® desde la extrema derecha. Sus herederos asumieron esa plasticidad ideol¨®gica como un valor, condici¨®n necesaria para alcanzar, ejercer y mantenerse el poder. El resultado de la ¨²ltima elecci¨®n, celebrada el domingo pasado, mostr¨® una vez m¨¢s la efectividad de ese ADN mutante. Sergio Massa, ministro de una Econom¨ªa que tiene 140% de inflaci¨®n y m¨¢s de 40% de pobres, gan¨® la primera vuelta con el 36% de los votos, a casi siete puntos de ventaja de su principal rival, el ultraderechista Javier Milei. Si no hay un cataclismo, sus chances de ganar la presidencia el 19 de noviembre son altas.
Per¨®n, un militar de carrera y ministro en un Gobierno de facto, estructur¨® lo que llam¨® la doctrina peronista alrededor de tres principios b¨¢sicos: justicia social, independencia econ¨®mica y soberan¨ªa pol¨ªtica. Escribi¨® tambi¨¦n lo que llam¨® ¡°las 20 verdades¡± del peronismo, entre las que destacan al menos dos: ¡°Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista¡± y ¡°Primero la Patria, despu¨¦s el movimiento y luego los hombres¡±. Bajo estas premisas generales, el movimiento supo adaptarse a los tiempos y elegir para cada momento hist¨®rico al hombre que mejor lo representaba. ¡°La adaptaci¨®n del peronismo no debe ser interpretada como un mero oportunismo¡±, dice Felipe Pigna, historiador y autor de la biograf¨ªa Evita, realidad y mito (2013, Planeta). ¡°Lee mejor que el resto de los partidos la realidad, porque tiene m¨¢s capilaridad con la gente que el resto. Est¨¢ en la calle, los barrios, los gremios. Hay una voluntad de actuar que tiene que ver m¨¢s con la voluntad general que con los focus group¡±, explica. Cuando parece terminado, el peronismo siempre vuelve, con la vocaci¨®n de poder intacta.
En los noventa, a?os del Consenso de Washington, el peronismo fue ultraliberal con Carlos Menem; en los 2000, se subi¨® a la ola progresista regional de la mano de N¨¦stor y Cristina Kirchner; en 2019, cuando la fortaleza del antikirchnerismo auguraba una gran derrota, la jefa del movimiento cedi¨® su lugar Alberto Fern¨¢ndez, un moderado, y gan¨®. Fern¨¢ndez demostr¨® ser m¨¢s moderado de lo esperado y el peronismo languideci¨®. La estrategia de supervivencia pareci¨® agotada este a?o, producto de la crisis econ¨®mica y el surgimiento de Javier Milei, un candidato que ley¨® el descr¨¦dito de la pol¨ªtica y se lanz¨® contra ¡°la casta¡± mu?ido de una motosierra. Emergi¨® entonces desde las bambalinas Sergio Massa, hijo de la fragua liberal del menemismo, luego kirchnerista de izquierda y m¨¢s tarde furioso opositor. Massa esper¨® con paciencia su momento desde su banca en el Congreso y regres¨® como la ¨²nica opci¨®n del peronismo ante la inminencia del precipicio.
La ¡°plasticidad¡± es la esencia del peronismo. Por eso los historiadores pol¨ªticos hablan de distintas etapas bien diferenciadas. Un primer peronismo es el de la g¨¦nesis, aquel que hizo la bandera de la justicia social y emprendi¨® el mayor proceso de redistribuci¨®n de la riqueza de la historia argentina. Fue tan profundo el impacto, que a¨²n los peronistas de a pie recuerdan aquella ¨¦poca fundacional como la dorada. El golpe de Estado de 1955, que necesit¨® de un bombardeo previo sobre la Plaza de Mayo para ser exitoso, inici¨® la etapa del exilio de Per¨®n y los sucesivos experimentos c¨ªvico-militares para borrar al peronismo del mapa pol¨ªtico argentino. Los militares evitaron durante a?os que el general regresase a la Casa Rosada, pero no pudieron sacarlo de la cabeza de la gente.
En 1973, Per¨®n volvi¨® al pa¨ªs tras 18 a?os de exilio e inici¨® el tercer peronismo. Camila Perochena, historiadora de la Universidad Di Tella, explica que ¡°el que regresa es el Per¨®n de la Guerra Fr¨ªa, que tiene que lidiar con nuevos actores dentro de su movimiento: la izquierda armada peronista y la juventud peronista. Ah¨ª tendr¨¢ un discurso distinto al de su presidencia y el exilio, donde agitaba a esa juventud¡±. El a?o ¡®73, por lo tanto, es de reacomodamiento. ¡°Al d¨ªa siguiente de su arribo dice ¡®no hay nuevas etiquetas que representen a este movimiento, el peronismo son las 20 verdades?. Arranca entonces un proceso de purga contra la izquierda peronista y se empieza a hablar de infiltrados comunistas con un lenguaje que anticipa el de la dictadura¡± iniciada en 1976.
El regreso a la democracia en 1983 fue una etapa oscura para un partido que daba por hecho que la transici¨®n quedar¨ªa en sus manos. Pero aquellas elecciones las gan¨® Ra¨²l Alfons¨ªn, de la Uni¨®n C¨ªvica Radical, el partido centenario que siempre hab¨ªa sido el contrapeso de Per¨®n. Se inicia entonces una profunda renovaci¨®n interna que termina con el triunfo de Carlos Menem en 1989. El peronismo vivi¨® su cuarta transformaci¨®n, la m¨¢s profunda y, para muchos, tambi¨¦n la m¨¢s traum¨¢tica. ¡°El menemismo es cuando el peronismo m¨¢s se aleja de sus fuentes ideol¨®gicas, que son el Estado como benefactor y empresario¡±, dice Felipe Pigna. ¡°Menem asume y gira hacia el neoliberalismo¡±, explica Perochena, pero no solo eso. ¡°Impulsa adem¨¢s una reconciliaci¨®n con el pasado peronista, se abraza con el almirante Isaac Rojas, el que hab¨ªa derrocado a Per¨®n. Lee que la cosa iba por ah¨ª, indulta a los militares, todo con un discurso de unidad nacional, reconciliaci¨®n y paz social¡±.
El matrimonio Kirchner vino a corregir lo que para muchos fueron desv¨ªos imperdonables. Pigna explica que la quinta etapa del peronismo ¡°incorpora por izquierda elementos nuevos, como las palabras democracia o derechos humanos, que no estaban en el lenguaje de Per¨®n. No hay que olvidar que la f¨®rmula presidencial Luder-Bittel de 1983, por ejemplo, no cuestionaba la autoamnist¨ªa de los militares¡± de la dictadura. El peronismo kirchnerista entr¨® en crisis tras m¨¢s de una d¨¦cada en el poder. Devastado por la crisis econ¨®mica, producto, en gran medida, de la pelea entre Cristina Kirchner y su delf¨ªn, Alberto Fern¨¢ndez, sus posibilidades electorales eran m¨ªnimas. Pero, una vez m¨¢s, supo interpretar el clima de ¨¦poca.
Ante el dogmatismo de una corriente refractaria a las cr¨ªticas, puso como candidato a un hombre que exhibe una biograf¨ªa pl¨¢stica. Las ideas y vueltas de Massa, consideradas por el kirchnerismo duro de ¡°traici¨®n¡±, se convirtieron en un valor. El antrop¨®logo Alejandro Grimson, autor de ?Qu¨¦ es el peronismo? (2019, Siglo XXI), dice que Massa logr¨® imponer la idea de que no fue el protagonista de los problemas del Gobierno de Fern¨¢ndez. ¡°No estuvo en la primera l¨ªnea¡±, dice, y ¡°convenci¨® a la sociedad de que puede hacer algo distinto. La gente no vota la inflaci¨®n actual, sino que cree que Massa puede ayudar a resolverla; vota por una promesa de futuro¡±.
Massa ¡°representa el momento pol¨ªtico actual, con un discurso moderado y m¨¢s pragmatismo. Pero si pretende construir poder tendr¨¢ que tocar una matriz muy r¨ªgida, heredada del kirchnerismo¡±, advierte Perochena. Antes deber¨¢ vencer a Javier Milei en la segunda vuelta del 19 de noviembre. Tiene a su favor una diferencia de casi dos millones de votos sobre el candidato ultra. El derrumbe de la derecha tradicional tras la derrota en la primera vuelta es tambi¨¦n un dato alentador para Massa. El expresidente Mauricio Macri (2015-2019), padre pol¨ªtico de la Patricia Bullrich, vencida en la primera vuelta y fuera de la carrera final, decidi¨® al d¨ªa siguiente de las elecciones apoyar sin matices a Milei. La estrategia, inconsulta, dinamit¨® la alianza opositora Juntos por el Cambio, en la que se integran partidos moderados de ra¨ªz socialdem¨®crata, como los radicales herederos de Ra¨²l Alfons¨ªn. Para esos partidos, los llamados de Milei a dinamitarlo todo fueron una l¨ªnea roja.
El descalabro opositor dio a alas a la candidatura de Massa y al peronismo, que hace solo dos meses se sent¨ªa derrotado sin remedio. Si Massa llega a la Casa Rosada, ¡°habr¨¢ ahora un cambio de pol¨ªticas necesario, pero tiene que darse con apoyo¡±, advierte Grimson. Pigna anticipa un peronismo con ¡°cierto liberalismo y acuerdo con sectores del mercado. Ser¨¢, en el fondo, el triunfo de esa idea de que cierta pol¨ªtica promercado deber¨ªa convivir con buenas pol¨ªticas sociales¡±. Para Perochena, la transici¨®n en marcha ¡°tiene l¨ªmites difusos¡±. ¡°Decir qu¨¦ identidad tiene Massa es dif¨ªcil, porque fue cambiando junto con el propio peronismo. No podr¨¢ ser redistribucionista, porque ya no queda nada para repartir. Y tendr¨¢ que ajustar con una serie de medidas ortodoxas que deber¨¢ justificar ante su electorado¡±, dice. Est¨¢ por verse si Massa es, finalmente, el padre del sexto peronismo.
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