El aumento en el transporte p¨²blico golpea a los argentinos: ¡°Trabajo para pagar el boleto¡±
La subida del 200% en los precios del bus y del tren en Buenos Aires y su periferia impacta en los viajeros. El Gobierno anuncia la eliminaci¨®n de los subsidios a los pasajes en las provincias
La fila para cargar la tarjeta de transporte en la estaci¨®n de Constituci¨®n, en el sur de la ciudad de Buenos Aires, se extiende tanto que los pasajeros esperan hasta 20 minutos para poder pagar. La zona funciona como un centro de transbordos para los pasajeros que entran a la capital argentina desde la periferia a primera hora de la ma?ana y se van por la tarde. All¨ª confluyen trenes, autobuses y el metro. Normalmente, hay mucha gente. Pero este mi¨¦rcoles la fila es inusual, seg¨²n cuentan los pasajeros. Desde que esta semana el Gobierno de Javier Milei impuso nuevas tarifas para el transporte p¨²blico, varios se han quedado sin saldo en sus tarjetas m¨¢s r¨¢pido de lo habitual. Las tarifas llevaban congeladas meses pese al aumento de la inflaci¨®n y la subida repentina ha impactado en las golpeadas econom¨ªas de los usuarios.
Iris, de 55 a?os, espera en hilera y sostiene su bolso aferrado al pecho. Antes de salir de su casa, a las cinco y media de la ma?ana, se pein¨® el pelo negro en una cola y se puso su ambo de enfermera: la camisa con flores celestes y el pantal¨®n blanco. Cuando ahora se acerca a la taquilla, pide a la vendedora que cargue su tarjeta de transporte con los billetes que lleva en la mano: ¡°2.000 pesos, por favor¡±. Es alrededor de 1,8 d¨®lares en la cotizaci¨®n del d¨®lar blue, que los argentinos compran en el mercado paralelo. ¡°Hasta la semana pasada cargaba 1.000 pesos y me arreglaba toda la semana. Ahora tengo que cargar cada dos d¨ªas¡±, explica la mujer, que prefiere no dar su apellido.
La Secretar¨ªa de Transporte de Argentina inform¨® que a partir del martes el boleto m¨¢s barato de autob¨²s en la capital y su periferia pas¨® de 76,9 a 270 pesos (de 0,07 a 0,2 d¨®lares) y el de tren, que var¨ªa seg¨²n la l¨ªnea, pas¨® de alrededor de 48 a 130 pesos (de 0,04 a 0,1 d¨®lares) ¨Dexiste una tarifa social para los usuarios que la necesitan¡ª. La suba fue de un 250% en el primer caso y del 170% en el segundo. El pasaje de metro, que fija el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que aument¨® antes, pas¨® de 100 a 125. A partir de abril, las tarifas se incrementar¨¢n a¨²n m¨¢s para quienes no hayan registrado con sus datos la tarjeta SUBE, el pl¨¢stico para abonar los boletos.
La decisi¨®n del Gobierno de aumentar las tarifas para esta regi¨®n, donde en enero hubo m¨¢s de 10,2 millones de traslados diarios, fue acordada con las empresas de transporte, que hace tiempo se quejan de que no llegan a cubrir los costos por el aumento de la inflaci¨®n y con representantes sindicales. ¡°Sabemos el impacto social que tiene [el aumento de la tarifa], pero si los fondos no vienen a trav¨¦s de subsidios o a trav¨¦s de la tarifa, aparece una tercera opci¨®n, que es la peor de todas: la reducci¨®n de frecuencia o la par¨¢lisis de los servicios¡±, avis¨® Luciano Fusaro, vicepresidente de la Asociaci¨®n Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), en una entrevista televisiva.
Los precios tuvieron una primera subida en diciembre y una segunda en febrero, que ha golpeado a¨²n m¨¢s a los viajeros. Detr¨¢s de Iris llegan m¨¢s usuarios a recargar sus tarjetas vac¨ªas. Miriam Morel, de 51 a?os, se las arregla este mi¨¦rcoles para llegar a tramitar un certificado de discapacidad para su hijo y volver a su casa. Viaj¨® con ¨¦l 45 minutos de pie en autob¨²s desde la periferia sur de Buenos Aires, donde viven, y el trayecto de la estaci¨®n a la oficina lo har¨¢n caminando para ahorrarse otro transporte. Con lo que carga ahora, podr¨¢n regresar tras finalizar el tr¨¢mite. ¡°1.500 pesos¡±, pide.
Florencia Aquino, que tiene 30 a?os y trabaja en gastronom¨ªa, carga 2.500 pesos. No tiene forma de ahorrar porque las distancias de su recorrido son demasiados largas. Acepta el aumento, pero critica que no haya una mejora en el servicio, que dice que es ¡°nefasto¡± en la periferia: solo un bus la acerca a la estaci¨®n, suele ir ¡°repleto¡± y tarda hasta 40 minutos en aparecer por la parada. Detr¨¢s llega Alberto Flores, plomero de 73 a?os. Est¨¢ por abordar el cuarto transporte de la ma?ana ¡ªdespu¨¦s del primero, la tarifa se reduce en los siguientes trayectos¡ª, que lo llevar¨¢ a trabajar; a su pareja, que es empleada dom¨¦stica, le pasa igual. Los dos salen de su casa a las cinco y veinte de la ma?ana y se reencuentran aqu¨ª a las siete de la tarde. ¡°El poder adquisitivo que perdi¨® la gente es enorme¡±, cuenta, ¡°esta es la vida que hacemos¡±.
Las tarifas m¨¢s bajas del pa¨ªs y la regi¨®n
Las tarifas en Buenos Aires y su periferia eran hasta el martes las m¨¢s bajas de Sudam¨¦rica, seg¨²n una comparaci¨®n hecha por el economista Rafael Skiadaressis. Mientras que en la capital argentina se pagaba 0,07 d¨®lares por un boleto de autob¨²s, en Montevideo se abona 1,15 d¨®lares, en Lima 0,92 y en San Pablo 0,89. Esta regi¨®n, adem¨¢s, tiene los boletos m¨¢s baratos dentro del pa¨ªs. El precio que pagan los usuarios para viajar en la ciudad de C¨®rdoba, por ejemplo, es 340 pesos; en Bariloche es 320 y en Mar del Plata es 297, seg¨²n un relevo de la Asociaci¨®n Argentina de Empresarios del Transporte Automotor.
Esto ha sido as¨ª porque los boletos del transporte p¨²blico en todo el pa¨ªs est¨¢n fuertemente subsidiados y tambi¨¦n porque la capital y su alrededor cuentan con un r¨¦gimen especial de compensaci¨®n. Los subsidios al transporte p¨²blico en Argentina se instauraron tras la crisis de 2001, cuando las empresas quedaron al borde de la quiebra y los usuarios, sin dinero para pagar los viajes. El nuevo modelo se mantuvo a¨²n despu¨¦s de la debacle, hasta hoy. Con el aumento de las tarifas en Buenos Aires y su zona metropolitana, el Gobierno empez¨® a reducir los aportes que el Estado hace a las empresas que operan en esta ¨¢rea. El Ministerio de Econom¨ªa, adem¨¢s, avis¨® esta semana eliminar¨¢ el Fondo Compensador del Interior que era transferido a las provincias. Esta ¨²ltima decisi¨®n se lee en Argentina una revancha de Milei contra los gobernadores por el fracaso en el Congreso de la votaci¨®n de su ley ¨®mnibus.
Cuando Milei lleg¨® a la Casa Rosada, el Estado financiaba un 90% del costo real del boleto. El Gobierno pag¨® en diciembre 47,1 millones de d¨®lares en subsidios, seg¨²n el Ministerio de Infraestructura. El nuevo Ejecutivo, que asumi¨® el poder ese mes, asegur¨® que pretend¨ªa eliminarlos gradualmente en tres a?os como parte del programa econ¨®mico que dise?¨® el ministro de Hacienda, Luis Caputo. Seg¨²n el titular de la cartera econ¨®mica, los subsidios al transporte y a la energ¨ªa suponen un 2% del PIB y su ¡°correcci¨®n¡± acerca al Gobierno a su meta de reducci¨®n del d¨¦ficit. ¡°Probablemente lleve varios a?os terminar con ellos [los subsidios]¡±, avis¨® el portavoz presidencial, Manuel Adorni, esta semana.
La nueva Administraci¨®n apunta, adem¨¢s, a hacer un ¡°cambio de enfoque¡± en el modelo para que los aportes del Estado se dirijan hacia la demanda y no hacia la oferta, como ocurre ahora. Hoy, el Gobierno financia directamente a las compa?¨ªas, un modelo que ha sido cuestionado por algunos expertos. Un informe de Cippec publicado en 2012 y firmado por Lucio Castro y Paula Szenkman apunta contra la ¡°creciente inequidad distributiva¡± y la ¡°ineficiencia¡± del modelo y sugiere ¡°la necesidad de explorar alternativas¡± para ¡°dirigir el beneficio a los segmentos de la poblaci¨®n que m¨¢s lo necesitan¡±.
Entre los expertos, existe un consenso sobre la revisi¨®n que necesita el sistema de subsidios en Argentina. El polit¨®logo Alejandro Rascovan, por ejemplo, cree que deber¨ªa crearse un ente que ¡°nucl¨¦e la pr¨¢ctica del transporte¡±, como existe en Par¨ªs o en Nueva York. Pero Rascovan propone ampliar el debate m¨¢s all¨¢ del enfoque econ¨®mico que le da el Gobierno. ¡°Todos los transportes p¨²blicos del planeta son deficitarios ¡ªpuede haber excepciones como Tokio, que es una megal¨®polis con un gran poder adquisitivo¡ª¡±, se?ala el polit¨®logo y agrega: ¡°El tema es qu¨¦ rol social cumple¡±. ¡°El problema no es que haya muchos subsidios, el problema es qui¨¦n lo distribuye, c¨®mo y a qui¨¦n. El sistema necesita una revisi¨®n, pero es injusto y una mala decisi¨®n pol¨ªtica que el debate sea sobre la tarifa. Eso hizo que hoy, con ola de calor, haya filas de cientos de personas para recargar la SUBE y que el sistema estuviera ca¨ªdo¡±, advierte.
Este mi¨¦rcoles, est¨¢n previstas m¨¢ximas de 37 grados en Buenos Aires. Despu¨¦s de pagar, Iris va a la fila del autob¨²s para empezar su d¨ªa de trabajo y recorrer, al menos, tres domicilios. Tiene que seguir viajando hasta la capital porque la empresa para la que trabaja le asign¨® ese puesto. Desde el municipio donde vive, se toma el tren y despu¨¦s un autob¨²s, que paga con tarifa reducida porque despu¨¦s del primer viaje, los siguientes se cobran menos. Pero ahora valora ¡°dejar el trabajo y buscar otra cosa¡±. ¡°Trabajo para pagar el boleto¡±, lamenta la mujer, que cobra 1.500 pesos la hora. ¡°Vivo con mi marido, trabajamos los dos y ni as¨ª alcanza. Tenemos nuestra casa, pero hay que vestirse, calzarse, uno lamentablemente se enferma y los remedios est¨¢n car¨ªsimos... Sab¨ªamos que iba a haber un tarifazo, pero no as¨ª¡±, dice.
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