Los cuadros que enfrentaron a Franco y Per¨®n, falsas ¡®Giocondas¡¯ y museos robados en Navidad: la otra cara de la historia del arte
La escritora cubano-argentina Claribel Terr¨¦ narra casos de robos y falsificaciones de arte de todo el continente en el libro ¡®Traidores del arte¡¯, para el que ya planea una segunda parte
Una ma?ana de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile se dieron cuenta de que la valiosa escultura de Auguste Rodin El Torso de Adele hab¨ªa desaparecido del pedestal en el que se exhib¨ªa. Veinticuatro horas despu¨¦s, con el pa¨ªs conmocionado por el robo y la sospecha de que hab¨ªa detr¨¢s una banda de ladrones internacionales, el estudiante de arte Luis Emilio Onfray Fabres devolvi¨® la pieza. ¡°No soy un ladr¨®n, soy un artista¡±, dijo al confesar que se la hab¨ªa llevado como parte de un proyecto art¨ªstico ef¨ªmero. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, la escritora y periodista especializada en arte Claribel Terr¨¦ contacta al autor del conocido robo y con esa entrevista abre su libro Traidores del arte (?peraprima). Por sus p¨¢ginas desfilan artistas, peritos, coleccionistas, herederos, novelistas y ladrones de guante blanco para hablar de robos y falsificaciones ocurridas por toda Am¨¦rica Latina.
Muchas de las historias narradas por Terr¨¦ llegaron a sus o¨ªdos a trav¨¦s de los diarios. ¡°Traidores del arte viene de un archivo que hered¨¦ de mi abuelo que coleccionaba art¨ªculos sobre robos de arte¡±, cuenta la autora, nacida en Cuba pero nacionalizada argentina. ¡°Hered¨¦ la man¨ªa de recortar art¨ªculos cuando los ve¨ªa en los peri¨®dicos y los fui guardando¡±, dice durante la entrevista con EL PA?S. Con alma detectivesca, reconstruy¨® los casos primero en forma de podcast, luego como columnas publicadas en Clar¨ªn y por ¨²ltimo en formato de libro. Pero tambi¨¦n este se le ha quedado peque?o. ¡°Ya estoy trabajando en la segunda parte¡±, anticipa.
En esa nueva entrega aparecer¨¢ el conflicto diplom¨¢tico que estall¨® entre la Argentina de Juan Domingo Per¨®n y la Espa?a gobernada por el dictador Francisco Franco en 1952 por la colecci¨®n del industrial catal¨¢n Francesc Camb¨®. ¡°Camb¨® muere aqu¨ª y hab¨ªa que repatriar los cuadros que trajo de Espa?a, pero Per¨®n dice que no salen porque eran patrimonio argentino. Franco insiste y esos cuadros terminaron saliendo en barco, escondidos en un contenedor de un marqu¨¦s como parte de sus pertenencias¡±, adelanta la escritora.
Consciente de la fascinaci¨®n del p¨²blico por los ladrones de arte y del misterio que rodea a las obras que nunca han reaparecido, Terr¨¦ revive algunos de los robos m¨¢s famosos del continente y lo que se sabe de ellos a?os despu¨¦s. Dos ocurrieron durante las fiestas navide?as. Uno, en la madrugada del 25 de diciembre en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. El otro, justo cinco a?os despu¨¦s, en el Museo de Antropolog¨ªa de M¨¦xico.
De Buenos Aires desaparecieron 16 pinturas y piezas de cer¨¢mica china, porcelana y jade de la Sala 19 del museo valoradas en unos 20 millones de d¨®lares. ¡°En el escenario del robo fue encontrada una botella de whisky barato, semivac¨ªa. En la botella se observaba una huella digital. ?A qui¨¦n pertenec¨ªa? ?Qui¨¦n era el ladr¨®n o ladrones que tuvieron tiempo a beber mientras comet¨ªan el mayor robo de la historia argentina? La huella no fue peritada y, diez a?os despu¨¦s, en 1990, fue tirada a la basura¡±, escribe Terr¨¦. M¨¢s de cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, no s¨®lo se desconoce qui¨¦nes fueron los autores sino que s¨®lo se han recuperado tres de los cuadros robados: la acuarela Recodo del camino, de Paul C¨¦zanne; el ¨®leo Retrato de Mujer, de Pierre-Auguste Renoir; y el dibujo El llamado, de Paul Gauguin.
Muchas falsificaciones tampoco terminan por resolverse y los hechos reales ¡°se confunden con los inventados¡±, asegura Terr¨¦. Uno de ellos tiene que ver con el c¨¦lebre robo de la Gioconda, tambi¨¦n conocida como Mona Lisa, en 1911. La versi¨®n oficial es que fue robada por el italiano Vincenzo Peruggia, un pintor italiano que dijo que quer¨ªa devolver la obra maestra de Leonardo da Vinci a su pa¨ªs natal. Cuando intent¨® venderla, fue detenido y la obra regres¨® al Louvre de Par¨ªs. Pero hay otra historia, publicada en 1932 en el Saturday Evening Post, en la que se asegura que el cerebro de la operaci¨®n fue el marqu¨¦s argentino Eduardo de Valfierno. El robo perpetrado por Peruggia habr¨ªa sido una mera distracci¨®n: el plan era aprovechar su desaparici¨®n para hacer copias falsas y venderlas a compradores incautos. ¡°La historia es falsa¡±, asegura la autora del libro, pero tan atractiva que fue novelada por dos argentinos: Diego Guelar y Mart¨ªn Caparr¨®s. Este ¨²ltimo logr¨® con ella el Premio Planeta en Argentina.
¡°?Goya pint¨® a Sim¨®n Bol¨ªvar?¡±, se pregunta Terr¨¦ en otro de los cap¨ªtulos, al hacerse eco de un retrato del libertador atribuido al espa?ol Francisco de Goya que apareci¨® en el mercado del arte en 1987. El experto canadiense Rolph Z. Medgessy lo dio por aut¨¦ntico basando su peritaje en las microfirmas de Goya, pero otros especialistas lo niegan. ¡°Si esto fuera cierto, cambiar¨ªa la historia de Espa?a, porque estamos hablando de un pintor oficial de la corona espa?ola retratando al l¨ªder de la independencia nacido en Caracas¡±, le responde el artista Iv¨¢n Candeo, quien quiso desmontar esa hip¨®tesis con una exposici¨®n titulada ¡°Hay un Goya en mi sopa¡±. La pelea a¨²n contin¨²a.
¡°Cuando empec¨¦ con los podcasts, mucha gente se acerc¨® a contarme m¨¢s historias¡±, revela esta locuaz escritora, que ahora no puede dejar de investigar en busca de nuevas pistas. Es f¨¢cil de entender: como muchos de los casos que narra siguen abiertos, sumergirse en ellos despierta la curiosidad del lector, m¨¢s que saciarla.
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